El nuevo patrón me bañó y hasta el culo me comió.
El dueño de la finca al ver que el peón no se había bañado bien le ordenó que lo volviera hacer, y el mismo dueño lo ayudó a enjabonarse, sobre todo entre las nalgas, por lo que posteriormente se lo ha clavado por el culo y lo puso a mamar su verga..
Cuando fallecieron los dueños de la finca, su hijo se hizo cargo de todo que, según mi mamá, que trabajó en la casa de los patrones en el pueblo, el tipo ese, era medio loco.
Tanto que no podía ver que se acumulase un poquito de polvo, que de inmediato mandaba a limpiar toda la habitación, la sala o la cocina, y además normalmente se bañaba dos o hasta cuatro veces al día.
Bueno, yo no les presté mucha atención a los chismes de mi mamá, ya que cuando él llegó a la finca, la verdad es que no me pareció tan raro, como ella me decía.
Eso si se la pasaba todo el día limpia que limpia, con una escoba en la mano y un trapo en la otra, mientras que yo me encargaba de mantener los establos, los chiqueros, y los corrales para los animales, limpios además de alimentar a todos los animales y bestias de la finca.
Yo por lo general apenas lo veía en las mañanas, la saludaba desde lejos, y me dedicaba a mi labor, pero recientemente recién y había terminado de estar en los chiqueros, separando a los cerdos, cuando patrón me llamó.
Apenas llegué comenzó a decirme que debía separar todos los lechoncitos, ya que los había vendido, pero de momento se quedó en silencio, y poniendo cara de que algo le olía mal me dijo. “Usted apesta, hágame el favor y vaya a darse un baño.”
Yo la verdad, no pensé que apestase mal, pero como no soy de los que se pone a discutir por tonterías, y para darle gusto al patrón, salí de la casa, y me dirigí a los establos para bañarme.
Mientras que él de inmediato agarró y aparte de barrer, se puso a limpiar el piso por donde yo había pasado con agua y jabón.
Ya en los establos, me quité toda la ropa, quedando completamente desnudo, y con la manguera comencé a echarme bastante agua, cuando de momento como que sentí que, desde la casa, el nuevo patrón me estaba viendo por una de las ventanas que dan a los establos.
Pero como a mí eso la verdad no me importó para nada, seguí echándome agua, hasta que entendí que ya estaba limpio, y que no apestaba, por lo que de inmediato me volví a poner la ropa, y regresé a la casa del patrón.
Pero justo antes de que subiera, él apareció en la puerta, y nada más de verme, dijo. “Ya veo que se bañó, pero se ha vuelto a poner esa apestosa ropa sucia, hágame el favor y pase por dé tras de la casa.”
Yo como de costumbre, hice lo que me ordenaba, y al pararme frente a la puerta trasera que da al patio, me dijo. “Quítese esa ropa sucia, y vuélvase a bañar, pero ahora usé el jabón que le puse en la puerta. Que yo mientras tanto le voy buscando algo de ropa de mi difunto padre, que me parece que era más o menos de su mismo tamaño.”
Yo siguiendo sus instrucciones me volví a quitar la ropa, y comencé a bañarme nuevamente y con jabón, cuando él apareció en la puerta, la verdad es que al verlo me sentí avergonzado, y llevé mis manos de inmediato al frente tapando mi verga.
El patrón se me acercó, puso la ropa limpia sobre una silla y me dijo, como si me regañase. “A ver que no es la primera vez que veo a un hombre desnudo, y además por lo visto no te sabes enjabonar.”
Sin más ni más me arrancó el jabón de las manos, y con un pedazo de trapo, comenzó a tallarme por la espalda, los brazos, las piernas, y hasta por sobre mis nalgas.
Mientras que yo sin saber que hacer me quedé sin moverme. A medida que el patrón seguía pasando ese trapo enjabonado, me seguía diciendo, como si estuviera molesto conmigo. “De ahora en adelante cuando termine de trabajar, viene y se da un baño aquí, como es debido, y separe las piernas, mientras le paso el jabón.”
Yo desde luego que seguí obedeciéndolo, cuando de momento sentí una de sus manos, agarrándome las nalgas, y enjabonándolas, pero antes de que pudiera decir algo, separó mis nalgas y también me la enjabonó profundamente por completo.
Ya en ese momento no pude evitar que se me escapase un profundo gemido de placer, al sentir sus dedos pasando sobre el hueco de mi culo una y otra vez.
El patrón sin dejar de manosear mis nalgas, y después de echarle bastante agua con la manguera, se agachó de tras de mí, y sin dejar de hablarme, diciéndome. “Vez ahora si da gusto, hasta probar tus nalgas.”
Yo en medio de todo estaba entre asustado, y sumamente excitado, sin saber que hacer, cuando sin más ni más, después de que con la manguera me quitó todo el jabón, sentí como su lengua comenzó a lamer mis nalgas, incluso el hueco de mi culo.
De momento, al tiempo que se fue poniendo de pie, sacó su verga, y de inmediato comencé a sentir que me fue abriendo mis nalgas, y comenzó a empujarme toda su verga por mi culo.
La tarde ya había comenzado a caer, y él recostándose sobre mí, me fue dirigiendo a la hamaca, y separando mis piernas, no me tuvo que decir más nada, él se me fue encima, y me enterró toda su verga dentro de mi culo.
Sin vergüenza alguna al mismo tiempo que me continuaba enterrando toda su verga, yo movía mis nalgas y gemía profundamente de placer.
Posteriormente también me dediqué a mamar su gran verga e incluso sus bolas, a medida que él restregaba su cuerpo contra el mío, y no dejaba de decirme, lo sabroso que era para él mi apretado culito.
Jamás en mi vida había ni tan siquiera soñado despierto con algo semejante y mucho menos con que el nuevo patrón del patrón, me comiera el culo.
Por lo que a medida que yo seguía meneando mis caderas, él continuaba enterrándome toda su verga una y otra vez, yo seguía chillando de placer, como una cerda en celo.
Por un buen rato los dos nos quedamos tendidos sobre aquella inmensa hamaca, y de momento a él le dio por ponerse a besarme, y a los pocos minutos, con una habilidad que no pensé que yo tuviera, me puso nuevamente a mamar su verga, la que en cosa de poco tiempo se le volvió a poner bien dura.
Yo ya me estaba preparando para volver a sentir su verga dentro de mi culo, cuando me dijo, que le gustaría, que yo siguiera mamando su verga hasta hacer que se viniera dentro de mi boca, a lo que yo sin pensarlo, de inmediato le dije que sí.
Bueno prácticamente desde esa tarde, el patrón me pone a mamar su verga o me come el culo cuando se le antoja.
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