El Panadero
La saga continúa .
Llegué directo al locker a cambiarme ropa. Me puse la camiseta llena de harina, los slip igual, el gorro y la falda. Esta me quedaba medio muslo y abierta al costado, igual que a él, sólo que no me había dado cuenta de lo sexy que me veía.
– Hola – le dije. El estaba trabajando, se movía rápido, la falda sexy a veces se le abría y se veía su bulto.
Rápidamente me puse a trabajar en lo mío. El pan es así, tiene sus tiempos y hay que seguir a su ritmo. El ir y venir es incesante hasta que amanece. No hablamos de nada, lo que fue bueno para mí. Finalmente todo terminado, me fui a los lockers, me desnude, tomé mi toalla y me fui a las duchas. Ahí estaba, esperándome y con una erección, yo tenía la mía. Me acerqué y se lo tomé, el a mi y comenzamos a masturbarnos, me dio vuelta, me apoyé contra la pared y sentí su verga abriendo mi ano hasta el fondo de mi recto. Curiosamente ya no me dolía tanto como el día anterior. Su mano me masturbaba al mismo ritmo de la penetración. Con los ojos cerrados y la mandíbula apretada deje que sus embestidas me dieran placer. Sólo se escuchaba el sonido típico del acto sexual. Y eso más me calentaba y más me gustaba, mi miembro comenzó a expulsar chorros de semen. Rápidamente le saqué la mano, no quería acabar todavía, pero fue inevitable, los chorros continuaron aunque cada vez con menos fuerza y mi miembro casi sin erección subía y bajaba con cada embestida goteando mis jugos.
Igual gocé su miembro entrando y saliendo sin ningún problema, hasta que comenzó a descargarse y a llenar mi intestino, lo me daba más placer. Se quedó un momento quieto con toda su virilidad adentro. Después de un par de minutos lo sacó y se duchó. Yo me quedé tratando de retener su esperma que comenzaba a salir por mi ano pero fue imposible. Cómo nunca me di cuenta que era homosexual? Me preguntaba. Me gusta que me penetre, lo deseo y lo gozo. Soy suyo cuando quiera y las veces que quiera. Terminé de duchar me sequé me vestí y me fui. En la calle miraba a la gente, a los hombres. Se me notará que soy gay? Tomé el bus y me senté, todavía me parecía sentir su verga en mi ano. Me acomodé y me quedé dormido. Algo, algún movimiento me despertó un par de cuadras antes de bajarme. Llegué a mi casa, dejé la bolsa con pan y diferentes dulces que me dan en la panadería y me acosté. Dormí profunda y relajadamente. Feliz.
Que bien dormistes, ya eres la hembrita de ese panadero, te da placer y te preña para que vayas contento a dormir, sí, te da vergüenza cuando vas por la calle, crees que todo el mundo sabe que te han roto el culito, que vas preñado, así es, pero tu vas muy contento y satisfecho, ya ansias por que llegue otro día y tu macho te vuelva a dar verga, lo necesitas.