El pequeño bailarín y los amigos de su padre
Un niño que es apoyado por sus padre en sus gustos, descubre los placeres sexuales gracias a los amigos de su padre .
Cuando mi padre tenía sus 18 años se junto con mi madre, lo cual después de años tuvieron a su primer hijo, me pusieron el nombre de Freddy, mi padre estaba orgulloso de mí ya que era un hombrecito pero poco a poco las cosas iban a cambiar mediante crecía.
En mi niñez me di cuenta que me gustaban los hombres ya que veía por la TV los comerciales de boxer y me prendía, también cuando veía las telenovelas con mamá, lo cual a los 7 años me armé de valor y le dije a mis padres que era Gay, mi madre sintió solo me abrazó pero a mi padre le tomo mucho tiempo asimilarlo hasta que al fin me acepto después de 2 años. yo contaba ya con 9 cuando le dije a mamá si podía escribirme a un grupo de ballet con mis amigas, la cual acepto puesto que no me interesaba nada y una actividad me vendría bien, esto causó mucho bullicio en el colegio haciendo que me avergüence pero papá siempre me dijo que no debo de hacer caso a los demás y hacer lo que me gusta, sus palabras siempre me llenaban de seguridad.
Una tarde que regresaba a casa después del ballet, noté que había una camioneta en casa lo cual cuando ingresé a esta me topé con la sorpresa de que papá estaba tomando y comiendo botanas junto a dos amigos suyos viendo un partidos de futbol, esa noche no estaba mamá así que supuse que por eso papá aprovechó la ocasión. Cuando me acerqué a saludar a papá me presentó a sus amigos, ambos ya rozando los 40 como mi padre, el primero era Rogelio un tipo de 1,70, moreno con un cuerpo algo marcado por el trabajo de albañil, tenía una barba como candado que lo hacía ver guapo; el segundo se llamaba Daniel, un tipo de 1,68, con el cuerpo un poco más llenito y con mucho pelo, tenía un aura muy amigable. Papá me dijo que eran sus amigos del trabajo que era albañil, y pues cuando vi a estos hombres quedé encantado, vernos hizo que mi verguita se pusiera dura así que me fui rápido a mi cuarto y tomaba un baño.
Cada que había partido siempre estaban los amigos de papá y el, tomando y comiendo botanas, lo cual mamá no cuenta se daba ya que le tocaba trabajar de noche, por mi parte se me hizo más fácil verlos a los señores y cada vez que llegaba a casa después de la práctica de ballet con el mallon puesto, ya que se pegaba al cuerpo, sentía las miradas en mí cuando subía las escaleras, pero no le di mucha importancia.
Una noche que papá compartía con sus amigos, tenía que practicar unos pasos para una presentación así que salí al patio pasando por la sala captando la mirada de los tres hombres sin darme cuenta, habré estado como media hora ensayando cuando siento que detrás de mí alguien está parado, mi sorpresa fue que era Daniel,
¿Estás ensayando? Me dijo Daniel, “Si, dentro de poco tendremos una obra y debo practicar unos pasos de estiramiento” le respondí, “eres muy atlético” me dijo, “gracias, me gusta mucho esto la verdad” le respondí, Daniel se me acercó un poco viendo cómo me costaba un poco abrir la piernas y me dijo, “quieres que te ayude” poniendo sus manos en mi cintura, “gracias” le respondí y seguí estirándome, poco a poco comenzaba a sentir las manos de Daniel que subían y bajaban de mi cintura, un ligero toqueteo, hasta que en uno debía estirarme hacia adelante para tocar mis pies, lo cual, al momento de hacerlo mis nalgas llegaron a ropas el bulto de Daniel, “Disculpe, señor” le dije, lo cual Daniel me respondí “No te preocupes, niño, eso se siento bien, te hubieras quedado más tiempo”, en ese momento comencé a unir mis pensamientos, quizás estaba coqueteándome o lo estaba imaginando, no sabía bien hasta que Daniel me dijo “Te ves lindo con esas mallas, parece como si no tuvieras nada”, mi cara se puso roja y cuando alce la mirada noté una sonrisa pícara en el rostro de Daniel, quizás la cervezas le había dado ese valor para decirlo.
No sabía qué hacer frente a mí estaba un amigo de mi padre insinuándome y estaba paralizado pero pronto Daniel se acercó a mi oreja y me dijo “vamos nene, sé que te gustará, con solo ver los afeminado que eres, seguro que estás buscando un macho”, volví en mí cuando me dio un beso en la oreja y solo dije “Señor Daniel, papá nos puede ver” entonces él vio unos arbustos y dijo “si quieres podemos ir detrás de esos arbustos y te ayudo con tu estiramiento”, sabía lo que él quería y la verdad yo también, hace tiempo soñaba con tener algo con un hombre y esta era mi oportunidad, así que le dije “está bien”.
Cuando estuvimos detrás de los arbustos el señor Daniel tocaba más mi cuerpo, me decía que me relaje, que sería algo rápido, me dijo “Haz estado con algún hombre” lo cual respondí “No, nunca” y me dijo “bueno, debemos entrenarte” y se puso de pie solo tenía un short deportivo así que se le notaba un gran bulto, se lo sobaba y decía si le gustaba, obviamente le dije que si, en eso me pidió que me acercara y con mis manos lo tocara, era la primera vez que tocaba un bulto, más de adulto, y se sentía muy bien, luego le bajé el short y salió su verga rebotando, me quedé sorprendido era una verga mediana de unos 14 cm un poco gruesa pero con un grande en forma de hongo. Daniel me pidió chuparla como si fuera una paleta lo cual hice, comencé a lamerle los huevos, subía por el tronco y por último la cabeza, Daniel me decía que lo hacía bien y que siguiera, esta vez me dijo que me lo metiera en la boca, y eso hice, en mi pequeña boca ingresaba a penas su glande, pero eso no impidió que se la chupará bien, estuvimos así como por quince minutos hasta que Daniel me dijo que me daría una recompensa, supuse que sería y eso me emocionaba, Daniel sacó mi boca de su verga y comenzó a masturbarse, pasó un minutos cuando se vino a chorros sobre mi rostro, estaba agotado y al parecer se le pasó un rato la borrachera, cuando vio abajo no podía creer, estaba con el short en el piso con el hijo de 9 años de su amigo cubierto de semen, el hombre en vez de tener algún remordimiento solo dijo “espero te haya gustado, nene, esto no será la última” lo cual solo respondí con una sonrisa, luego de eso se levantó el short y se encaminó hacia la sala, por mi parte me subí al baño para darme una lavada rápida sin que papá se de cuenta y me encerré en mi habitación pensando en todo lo que había ocurrido, mientras en la sala escuchaba los gritos de mi padre y sus amigos viendo el partido. Continuará….
Muy rico relato, pero como que los numeros no cuadran. Como es que te tuvieron a los 20 y a tus 9 tu papa ya esta rozando los 40?
Gracias por la observación, me olvidé darle una última revisada, es mi primer relato y tendré más cuidado 🙂
No cierran los tiempos. Empiezas diciendo que tu padre te tuvo a los 18 y que cuando tu tenías 9 el ya tenía 40? Hombre, mira que el cerebro no viene de adorno.