El pequeño Uriel: órdenes 2.
Dos orificios y dos vergas. -Tranquilo bebé, si no es hoy? puedo venir otro día para que te termines de criar. Lo que me interesa ahora es abrir tu culito- le dice Diego al pequeño Uriel quien está de pie frente a él tratando de domar una verga gorda. Diego toma entre sus manos al niño y lo lleva.
-Tranquilo bebé, si no es hoy? puedo venir otro día para que te termines de criar. Lo que me interesa ahora es abrir tu culito- le dice Diego al pequeño Uriel quien está de pie frente a él tratando de domar una verga gorda.
Diego toma entre sus manos al niño y lo lleva a la pequeña cama, lo deja caer delicadamente y lo voltea para darle la espalda. Lo acomoda de tal forma que el nene queda con su culo al aire, pronosticando él lo que sigue. Diego se arrodilla frente al culo de Uriel y abre las nalgas delicadas del niño con ayuda de sus toscas manos -uuuuyuyuyuyyyy blanquito el culo… y limpio- mientras se relame los labios.
Diego se inclina un poco y comienza a juguetear con su lengua la entrada cerrada de Uriel. El niño en el acto afloja todo su cuerpecito, dejando caer sus brazos en la cama. Su rostro se enciende al sentir el placer de una lengua entre sus nalgas. Al nene le encanta eso, le hace sentir mariposas en el estómago. Andrés el chófer, por su parte, está de pie junto al nene con una mano masturba su miembro y con la otra acaricia la piel de uriel -te dije que es el niño más dócil que verías y espera a tenerlo bien ensartado, es un corderito- le dice a su compañero de juergas quien de rodillas tiene el rostro hundido entre las nalgas de urielito.
-pasa me el lubricante- le ordena Diego a Andrés -esta en la mochila, al frente- Andrés va y se tarda en encontrar el pequeño frasco de plástico. Se lo entrega a su amigo y reanuda la masturbación. Diego deja caer una cantidad considerable del lubricante en el culo de Uriel. El sentir el frío líquido Uriel se estremece y trata de ver todo lo que sucede torciendo su cuello hacia atrás. Lo que alcanza a ver a dos jóvenes adultos, uno de pie observando con sumo interés lo que su amigo hace. Él otro de rodillas, mueve sus manos mientras le da pequeños besos en sus nalgas y lengüetazos a su culo.
En un momento siente como algo empieza a abrirse paso dentro de él, despacio se va introduciendo sin tener el menor obstáculo. El dedo medio de Diego termina por completo dentro de Uriel. Ahí lo deja un minuto en lo que el niño se acostumbra. Pasa el tiempo y el soldado comienza a sacar y meter su dedo. -uyyyy que suave entrada, te gusta nene, te gusta bebé?- pregunta el soldado mientras le introduce su dedo y con su mano libre le da suaves nalgadas a Uriel. -si- responde el niño entrado en u estado de somnolencia, él está dejándose hacer y querer.
-ahi te va otro- indica el soldado y dejando caer otra cantidad de lubricante introduce suavemente dos dedos en el nene. Uriel siente como su ojete se abre albergando otro dedo más, siente como su culo se expande pero no hay dolor solo placer y una sensación de calor en su culo. Diego mete y saca sus dedos mientras Andrés escupe una cantidad considerable en su mano para continuar masturbándose. Después de unos minutos Diego se pone de pie -ahora si, veamos si el lubricante ya hizo efecto?-
Coloca sus manos sobre cada nalga del niño, con sus dedos pulgares abre y diligentemente empieza a apuntalar su verga contra la rosada cavidad de Uriel. De a poco, va cediendo y el glande color canela de Diego se va perdiendo en la cavidad. -auchhhh me duele, me duele, sácala por favor, me duele- chilla el niño retirándose hacia adelante y expulsando lo poco que había metido Diego. Uriel se acuesta sobre la cama y se agarra sus nalgas con ambas manos mientras se coloca en posición fetal. -me duele, ay me duele, mi colita me duele- llora mientras se mueve de un lado al otro.
Andrés y Diego no le dan mucha importancia. Siguen en lo suyo, acarician el cuerpecito de Uriel mientras se masturban.
Unos minutos más el calor en el culo de Uriel vuelve y el dolor desaparece, Diego toma más del lubricante y forcejeando un poco con Uriel, abre sus nalgas e introduce un dedo. Dejándolo ahí unos segundos más. Para más tranquilidad Andrés se deshace en mimos para con el niño y le besa amorosamente. Al ver que el nene ya no presenta dolor alguno Diego se pone de pie una vez más y vuelve a introducir su verga morena en la colita rosada. Sin impedimento alguno y de una sola estocada media verga militar termina dentro de Uriel. El niño no se inmuta, no hay dolor, solo una sensación de estar pleno.
De perfil sobre su lado derecho el nene empieza a ser penetrado de a poco por el joven Diego, que tiene sus manos aferradas a la pierna del niño. Su verga va abriéndose espacio dentro de Uriel mientras comienza a jadear abriendo su boca. Está acción no la desperdicia Andrés quien se acerca hasta el rostro del niño y golpea su rostro con su hinchada verga, Uriel adivinando su intención abre su boca y deja que la verga de Andrés se meta hasta topar con su garganta.
Ambos jóvenes ya hacen a la cabeza y atrás del nene. Ambos embisten al nene llenando sus cavidades. Ambos acarician su cuerpo mientras intentan llenar de placer el suyo propio. Uriel por su parte se deja hacer de todo sin chistar, sin poner objeción alguna pues es la forma en que ellos le dan amor, cariño y compañía. Prefiere pasar el tiempo así que solo en su habitación jugando con fríos juguetes.
El cuerpo de Diego ha alcanzado un calor irradiante que hace que Uriel sienta sus entrañas cocinar. Sus movimientos de cadera golpean las nalgas del niño con una fuerza y una velocidad creando un fuerte sonido -plas, plas, plas- mientras en su cuerpo mojado escurre sudor cargado de un fuerte aroma. Andrés revuelve con sus manos el cabello del pequeño Uriel mientras marca el ritmo y la profundidad a la que llega su verga. En ese punto el cuerpecito de Uriel está siendo macerado por dos deseos irrefrenables de poseerlo. De hacerlo suyo a su modo, en su hoyo.
El nene trata vanamente con su mano de detener el ímpetu de Diego, pero poco puede hacer contra un cuerpo tres veces más grande que él y con una fuerza formada en el ejército. El rostro del soldado está sudoroso, concentrado en rellenar la pequeña cavidad de su nuevo juguete. -te voy a preñar mi perrita, te voy…- y acompañados de espasmos violentos deja su semilla caliente en las profundidades de las entrañas de Uriel. Su pene revuelve las tripas del niño mientras sus espasmos van disminuyendo en fuerza y calidad. La cabeza del soldado gira sobre su cuello mientras palabras sucias alaban el culo de Uriel. Su respiración superficial va haciéndose profunda al sentir como el orgasmo que lo invadio va quedando atrás.
Andrés al ver cómo su compañero se deshace adelanta con su mano el orgasmo creciente en sus Webos. La boca húmeda y caliente del pequeño es el lugar perfecto para recibir tres inyecciones de caliente leche de macho. El cuerpo tensionado de Andrés se encuentra de puntas sobre sus pies mientras sus nalgas duras empujan el orgasmo hasta la garganta de Uriel.
Son apenas las 7 de la tarde y apenas es el primer orgasmo de ambos jóvenes…
Que rico… Está historia me tiene completamente enganchado 💧 necesito más