El pequeño Uriel. Pollito.
El nene sigue deleitándose con adultos que está a su alcance..
El pequeño Uriel a sus cortos 6 años ya era un experto en el aspecto sexual. Ya nada le molestaba, sino al contrario todo le daba placer.
Estaba en posición de perrito sobre una colchoneta vieja. Atrás de él está el profesor Mon de EF, chupando y lamiendo su culito que para ese momento esta ya más que húmedo y dispuesto a más. De vez en cuando metía su dedo medio hasta la segunda falange y ahí lo dejaba un buen rato.
Frente a él se encuentra Ezequiel, el conserje del colegio, besando su pequeña boca e inmediatamente después invadiendo con su verga gruesa. Llenando por completo la cavidad bucal del niño. Uriel ni se inmuta, ese pequeño ya está más que acostumbrado a tomar grandes desafíos. Su boca rebosa llena de la carne del conserje. Sus ojitos se llenan de lágrimas y es tanto el esfuerzo para respirar que sus mocos salen de su nariz como fuente de plaza pública.
Ambos hombres se deleitan con el cuerpo diminuto de Uriel y el nene en su falta de cariño se deja querer.
–este es el mejor putito que hemos tenido Mon– le dice Ezequiel a su compañero sin sacar la verga de la boca del niño, –incluso mejor que aquellos cuates de hace años!?– pregunto Mon en un momento en que su boca se separa del culo del niño. –no’mbre, esos cuates eran unos chillones y mira a este putito, nos aguanta a los dos y otras vergas que se debe de estar comiendo– todo esto se lo dice directo a la cara del niño, que es sostenida por la gran mano del conserje y con su otra mano le da pequeñas cachetadas al rostro del angelito.
Uriel por su parte abre grande la boca y se mete los dedos gruesos del conserje que sin miramientos los introduce más allá de la garganta del niño. –mira, se traga todo, sin chistar, sin rodeos, este pequeño es un putito que hasta los pendejos padrecitos se comerian– sentenció Ezequiel con una carcajada.
Uriel ya está desnudo por completo, su ropa no fue un obstáculo para esos dos adultos que golpean con sus manos y vergas su cuerpecito caliente. Su rostro se veía encendido, rojo como manzana de feria popular. Sus blancas nalgas son masajeadas por manos callosas y boca hambrienta.
En un punto el profesor Mon levanta a Uriel como si fuese un muñeco de trapo, lo deposita sobre un mueble viejo y destartalado de gimnasia –cambiemos de hoyo ahora– se dirige a Ezequiel quien termina por quitarse su overol dejándose solo las botas de trabajo color amarillo. Los cuerpos de los dos adultos son muy parecidos y distintos. Uno joven, lleno de fuerzas, mientras el otro está maduro y lleno de experiencia. Ambos hombres agarraron a Uriel y lo ponen boca arriba. La cabeza del niño cae por completo y esto no lo desaprovecha el profesor Mon quien introduce su duro miembro hasta traspasar la garganta del Uriel. Por su parte Ezequiel mete dos de sus dedos gruesos en la cavidad anal –uyyyy lo dejaste listo para mi– saca sus dedos dejando un hueco abierto entre las nalgas de Uriel. Acomoda su glande lleno de sangre y empuja… –mmmjmm– se escucha salir de la boca ocupada de Uriel. Vuelve a empujar y la mitad de la verga de Ezequiel termina dentro del culo de Uriel. No se mueve, disfruta y espera.
El profesor Mon sostiene con sus manos el rostro de Uriel y ayudándole con los movimientos de su cadera mete una y otra vez su verga, haciendo que el niño se contorsione, tratando sin mucho resultado de empujar lejos de si las piernas musculosas del profesor. Ambos hombres tomaron un ritmo de vaivén, mientras uno entraba el otro salía. Así con la velocidad de dos pistones del motor de un auto. Ambos hombres disfrutan del cuerpo manejable de Uriel.
El tiempo pasaba, los jadeos, las posiciones cambiaron, el niño no decía nada solo se dejaba hacer. Disfruta. Los adultos le llenaban la boca de vergas y saliva. El culo es manejado al antojo de esos cabrones. Dedos, vergas y suspiros entraban y salían.
–cabrón, ya casi es hora de la salida– se asombro el profesor Mon al ver su reloj inteligente y ver el tiempo, más de 45 minutos entregados al placer. –maldita sea Mon, necesito más tiempo con este putito– contesto Ezequiel sacando su verga caliente del culo del niño.
–apúrate y tendrás que conformarte con esto. Ya es hora de entregar este culito a su chofer– –demonios– chisto Ezequiel dando una nalgada a Uriel. Ambos hombres se pusieron de pie y al punto Uriel se pone de rodillas frente a ellos. Comienzan a masturbarse, toman sus vergas y la golpean contra el rostro o la lengua del niño. –ufff me vengo… Me vengo… Me ve…– grito Ezequiel y de inmediato le entrega su carga lechosa directa a la boca de Uriel, la inunda con tal cantidad de líquido caliente. El hombre maduro respira con fuerza, como un toro de lidia dentro del ruedo.
Con movimiento más acelerado el profesor Mon se para sobre sus puntas y empuja su cadera hacia adelante, su orgasmo sale raudo y muy líquido. Mojando el rostro del pequeño, llenando lo de leche. Mas parecía una lluvia blanca la que caía en el rostro del pequeño Uriel. Ambos hombres respiraban fuertes como si hubiesen corrido todo un maratón. Voltean a ver al pequeño Uriel que seguía frente a ellos de rodillas, sonriendo con los ojos cerrados y escurriendo mucha leche por todo su rostro. –anda cabroncito, levántate que ya va ser hora de entregarte– Mon lo levanta del brazo y lo lleva hasta aún pequeño lavado dónde le lava el rostro y le quita los restos de leche.
Afuera ya ha pasado un rato, en la puerta del colegio espera el chófer, cruzado de brazos. Ve venir por todo el pasillo al niño corriendo, acompañado del profesor. –disculpe la tardanza, el niño me ayudó a acomodar el equipo deportivo y se nos fue el tiempo– le dice Mon al chófer, quien toma la mochila de Uriel y se lo lleva a la espalda. –no se preocupe– le dice el chófer cruzando su brazo sobre la cabeza de Uriel y al mover su cabellera detecta un mechón de cabello con cierta viscosidad y un aroma muy particular, el aroma que él mismo suele dejar sobre la piel de su pequeño amante.
gran realto comos igue
Como sigue?
Me encanta lo putito que es Uriel para lo pequeño que es…
😉
Que rico relato, me fascina como un niño tan pequeño puede disfrutar tanto de una buena verga.
👍
Como me gustaría a mi ser el pequeño Uriel para poder disfrutar de esas vergas como el pequeño lo hace… solo de pensarlo me pongo super caliente.
Me encanta esta historia, Como sigue?
Que delicia de relato.
Me encanta 😊