El precio de la lujuria. Parte 4.
Pedro se acomoda en su cautiverio. .
Con las respiraciones agitadas y cansado como estaban no pudieron evitar quedarse dormidos.
En esos pensamientos estaba Pedro cuando se sobresaltó por el ruido del cierre de la puerta. Eran Mike y Allen, este último armado.
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Mike.- bueno, es hora de que empieces a hacer algo ya. Levanta y síguenos, te darás una ducha, llevas aquí desde antes de ayer. No te preocupes que no has dormido tanto por el golpe, no fue para tanto.
Pedro.- ¿Pero qué queréis de mí? ¿Por qué estoy encerrado? ¿Dónde está Ignacio? Quiero hablar con él y explicarle.
Mike.- todo a su tiempo. No estás en posición de exigir nada. Recuerda que te has follado a su hijo. Además yo no estoy aquí para darte explicaciones. Ahora síguenos y obedece, si lo haces así no tendrás ningún problema.
Salieron a un pasillo largo. A diferencia de la habitación el pasillo es blanco inmaculado y con mucha iluminación. A ambos lados había habitaciones, todas cerradas por una puerta azul con un número. 104, 106, 108, así las puertas de la derecha y en números impares los de la izquierda. Al fondo había una puerta doble de color celeste. Tras ella otro pasillo más pequeño con dos habitaciones en cada lado. Las de la derecha en la puerta tienen un cartel con un dibujo de una ducha y un wc.
Abrieron la primera puerta que encontraron. Un baño todo alicatado de blanco. Era enorme. A la derecha tres excusados con retretes y a la izquierda un gran espejo con tres lavabos. Al fondo a la derecha un enorme jacuzzi lleno de agua pero no estaba funcionando. A la izquierda tres duchas sin separadores. Enfrente una enorme ducha donde salía el agua desde el techo simulando una lluvia.
En un costado estaba Cris, el joven delgado que le llevó la comida. Lo recibió con una amplia sonrisa y una mirada morbosa. En el brazo llevaba un par de toallas grandes. Vestido solo con su tanga blanco y unas chanclas. A su lado había una mesita con ropa y unas chanclas.
Mike.- venga desnúdate y entra en la ducha central. Cris te ayudará.
Pedro.- No necesito ayuda, gracias. Ya no estoy tan aturdido.
Mike.- No me gusta repetir las cosas dos veces. Por tu bien ahora mismo limítate a obedecer lo que se te diga. Obedece.
Pedro.- pero vosotros?
Mike.- tú no te preocupes por nosotros. Por favor, limítate a obedecer.
Ese «por favor» le dió una tranquilidad inmensa. Le sonó a que no quería hacerle ningún daño. Mientras se desnudaba se dijo a sí mismo «vale, pase lo que pase limítate a hacer lo que se te dice, si quieren hacerte algún daño será menos dañino si te resistes»
Una vez desnudo y con sus manos tapando sus partes se le acercó Cris que agarrándole del brazo lo llevó hacia la ducha.
Cris.- Vamos cariño acompáñame, déjate llevar, todo saldrá bien.
Dentro de la ducha y cayéndole una capa tibia y fina de agua encima se deleitó con mojarse. Vió como Cris vuelto de espalda se agachó para quitarse el tanga enseñándole su flaco culo. Se levantó y se dirigió hacia él con esa sonrisa de comehombres. Un hormigueo le vino desde abajo y al mirar tenía la verga como una estaca. Se sorprendió porque se preguntaba qué con lo asustado que estaba por la situación cómo podía tener ese empalme.
En una pared de la ducha había un depósito expendedor con gel. Cris lo pulsó tres veces recogiendo una buena cantidad. Pidiéndole que se agachase un poco, por ser el más bajo, puso sus manos llenas de jabón en su cabeza y comenzó a lavarlo. Con la espuma que se originó fué enjabonándole la cara, el cuello y el pecho. Al estar tan cerca su erecta polla rozaba el vientre del jovenzuelo. Le pidió que se volviera y le enjabonó los brazos y las manos. Cogiendo más espuma de su cabeza fue pasando las manos por su espalda. Lo hacía muy sensual. Le masajeó bien los glúteos y pasó una mano por su raja del culo. Ahí se recreó más, pues pasando su mano el dedo corazón se adelantó un poco y sintió como hacía círculos en su esfínter. Le volvió a pedir que se volviera, cogió más jabón de su cabello y se arrodilló para enjabonarle las piernas y los pies.
Fué subiendo lentamente las manos acariciando sus piernas hasta llegar a su nabo, lo agarró con ambas manos y comenzó a pajearlo muy lentamente. Una de las manos soltó la barra de carne y masajeó los huevos enjabonandolos también. Lo miró a los ojos y sonriendo le pidió que pulsara el botón naranja de la pared de la ducha. Comenzó a caer más intensamente el agua quitándole todo el jabón del cuerpo. El joven seguía agarrado a su polla. Cuando vió que no quedaba nada de jabón se acercó muy lentamente mirándole a los ojos y abriendo la boca se metió la cabeza dándole un suave y largo chupetón.
Cris.- Uuummm, por fin la tengo. Que rica polla y que cabezota más grande y esponjosa.
Se la volvió a meter en la boca comenzando a chuparla lentamente. Soltando una de sus manos la fue metiendo hasta topar sus labios con su otra mano. Pedro echó para atrás su cabeza y comenzó a gemir. Ahí se acordó de los otros dos. Abrió los ojos y los miró. Para su sorpresa estaban desnudos sentados en un banquito y con sus pollas en la mano.
Los vió masturbarse mirando la escena. Unas pollas negras grandiosas, Mike con sus 22 cm con una cabezota brillante y Allen con sus 20 cm fina en la punta como de 3 cm engordando conforme llegaba a la base que se ponía a más de 4 cm.
No sabía en qué pensar. Estaba alucinado con lo que estaba ocurriendo. Estaba recluido en un lugar misterioso que en vez de ser castigado le regalaron un chaval de poco más de 18 años que le chupaba la polla. Además los que lo tenían secuestrado estaban pajeándose viendo la escena. Aunque preocupado aún por su situación decidió dejarse llevar creyendo que era lo mejor para su integridad, temía que si no participaba le acarrearía dolorosas consecuencias.
Así que agarró de la cabeza a Cris y quitándole la mano que aún sujetaba su polla empezó a empujarla dentro de su boca. Lo hacía suavemente pero cada vez intentaba meterle más carne. Cuando tocaba su garganta la sacaba y volvía a meterla. Cris se agarró a sus glúteos y empezó a empujar con su cabeza para que entrara en su totalidad hasta que Pedro aferrándose al cabello le traspasó la garganta dejándole la cara pegada a su pubis. El chico empezó a manotear y se le saltaron las lágrimas. Le pilló de sorpresa y lo estaba ahogando. Cuando se la sacó tosió y soltó varias arcadas. Pedro miró hacia los espectadores y los vió riéndose a carcajadas. Se dijo a sí mismo que si lo que querían era espectáculo se los iba a dar.
Dirigiendo de nuevo la polla hacia la boca abierta comenzó de nuevo a follarla. Cris chupaba como podía, movía la lengua para dar más placer. Cogió bien la respiración como buen mamador que es y así estuvieron un buen rato. Pedro gemía de gusto. El muchacho sabía lo que hacía porque le soltó los pelos y lo dejó hacer. Agarrado a los glúteos mamaba como los dioses, porque además la estaba disfrutando. Desde que llevaron allí a Pedro solo escuchaba la buena polla que tenía y lo bien que follaba.
Pedro, a pesar de la situación se encendió como nunca, le parecía que jamás se le había puesto así de dura. Acariciando el rostro de Cris y poniendo la mano en su barbilla lo jaló un poco indicando que se levantara. Una vez de pies lo abrazó por la cintura acercándolo a él para besarle. Cris le echó los brazos al cuello aceptando el morreo. Las lenguas se entrelazaron, se mordían los labios, pasaron a los cuellos gimiendo al unísono.
Pedro lo giró pegándose a su espalda para comerle el cuello mientras le acariciaba el pecho. Pellizcaba sus pequeños pezones duros como piedras. Una mano fué a su verga. Se sorprendió que no calzaba mal el niñato. Una polla de unos 18 cm pero bien gorda en la base.
Poniendo una mano en su espalda le empujó hacia la pared donde posó los brazos. Le fué besando toda la espalda hasta llegar a su culo. Arrodillándose le separó los cachetes y metió la nariz. Aspiró su aroma y sacando la lengua le dió tres lametones provocandole un gemido. Con la punta de la lengua hacia circunferencias alrededor del esfínter. Comenzó a intentar meter la punta que con mucha saliva, iba entrando de a poco.
Metía y sacaba como follandolo con la lengua. La saliva le salía a raudales esparciéndola bien por todo el ano. Dirigió su mano derecha hacia el culo con el dedo corazón apuntando como una flecha. Entró entero de a una, se imaginó que lo tenía bien entrenado con las pollas negras de sus secuestradores. Eso le dió mucho coraje y envidia, así que se levantó malhumorado y agarrando su verga la acercó a la entrada hasta topar con la arrugada circunferencia haciendo un poco de presión para meter con un poco de esfuerzo la notable cabeza. El gemido mezclado con grito de dolor le sonó como el de una niña. Se la sacó y bajando la cabeza le echó un buen escupitajo a la punta. La volvió a acercar y de nuevo entró con bastante más facilidad. Se quedó quieto hasta que notó que el chaval dejó de resoplar. La sensación era como si lo tuviera abotonado como a las perros. Agarrado a las caderas hizo más presión notando como se abría el culo e introducía un buen trozo.
La vista que tenía le encantaba, un cuerpecito tan delgado y esas caderas tan estrechas con un culo chiquito, y en medio su barra de carne metida hasta la mitad. La sacó un poco y volvió a hacer presión metiendo algo más que la mitad. Suavemente metía y sacaba deleitándose con la presión que sentía en la polla. Poco a poco fué entrando más hasta que consiguió pegar su pubis a la suave piel del muchacho. Ahí se detuvo de nuevo para que Cris se acostumbrara a ella. Acercándose al oído le susurró, «estas listo? Démosle a estos dos un gran espectáculo»
Se aferró a las caderas y fué bombeando lentamente subiendo el ritmo conforme notaba que el culo se abría. Poco a poco y a paso firme las entradas eran cada vez más intensas y duras.
Los gemidos de Cris iban acompañados con los «sigue así» y los «me gusta, siii» que con su tono tan femenino enloquecía cada vez más a Pedro.
Ya se lo follaba sin compasión, el choque de los cuerpos era ensordecedor. Pedro aferrado a las caderas bombeaba a un ritmo frenético y con una fuerza bestial.
Tan intensa y larga fué la follada que ambos notaron las piernas cansadas. Sobre todo Cris que con la brutalidad de la cogida a duras penas se podía mantener en pié emitiendo ahora pequeños gemidos casi inaudibles. Pedro creyó que era momento de acabar con todo esto y paró en seco. Jalandolo del cabello y sacándole la polla lo volteó y lo puso de rodillas ante él. Masturbando su pene dirigiendo la punta hacia el rostro del desfallecido Cris, pronto comenzó a correrse en su cara. Al tener la boca abierta un par de trallazos entraron en ella y aprovechó para tragarse ese manjar y saborearlo cuando dió por finalizada la corrida.
Con las respiraciones a full y ya ambos de pie se abrazaron y comieron sus bocas. Al rato se separaron un poco y cogiendo un poco de jabón se volvieron a lavar para quitarse el sudor de sus cuerpos.
Cuando miró hacia los secuestradores los vió como acababan de vestirse. En el suelo había papeles tirados fruto de la limpieza de las corridas por las pajas.
Una vez que salieron y se secaron, Cris le ofreció la ropa que había en la mesita. Un pantalón y una camisa de lino blancas y unas zapatillas.
Salió del baño tras los captores que lo acompañaron de nuevo al pasillo de las habitaciones. Se detuvieron en la 108. Mike le abrió la puerta le invitó a pasar.
Era una habitación bastante amplia. En la pared de enfrente una cama grande de 1,50. A la derecha un gran sofá que le pareció cómodo, al lado pegada a la pared una mesa con tres sillas. En la izquierda un escritorio bastante amplio con un ordenador, impresora, varios cuadernos y una gran variedad de utensilios de escritura. Al lado una gran estantería con muchas carpetas y archivadores.
Mike.- bueno, pues esto son tus aposentos. Como hemos visto que vas a colaborar te traemos aquí para que estés lo más cómodo posible. Tienes total libertad para andar por el pasillo y para utilizar los baños. Por ahora las comidas las harás aquí. Cris será tu asistente. Ya has visto que está a tu entera disposición. En el escritorio tienes un timbre por si necesitas algo. Es tu mesa de trabajo, lo que harás ahí ya te lo explicarán mañana por la tarde. ¿Alguna pregunta?
Pedro.- No, he decidido como bien has dicho en colaborar. Aunque espero ansioso más explicaciones. Gracias por tu trato. Solo puedo decirte que estoy a vuestra entera disposición.
Mike.- Me alegra que sea así. Mañana por la mañana volveré para ver como estas. Ahora descansa y no te preocupes por nada, mañana nos vemos.
Dicho esto los dos salieron de la habitación. Pedro se dirigió al escritorio. No había nada salvo el ordenador y la impresora. Miró en la estantería, las carpetas estaban vacías y los paquetes de folios sin abrir. Se fué en busca de la cama y quitándose las zapatillas se tumbó. Le pareció comodísima. El cansancio hizo mella y se quedó dormido.
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