El primo de mi esposa, se dio cuenta de mi gusto por las vergas, y el condenado se aprovechó de eso, para cogerse a mi mujer y a mí.
Un jooven llega a la casa de su prima y se da cuenta de que el marido de ella le gustan las verga, y aprovechando que ella sale de viaje se coge al marido de su prima, con el acuerdo de que posteriormente el primo se acostará con su esposa..
Después de varios años de casados, mi esposa recibió una llamada de una de sus tías, solicitándole un pequeño favor.
A principios del semestre, llegó a casa, un primo de mi mujer, con la idea de que se quedase con nosotros, mientras terminaba sus estudios en la Escuela Técnica.
Lo único que recordaba del chico, es que era un adolescente bien delgadito, pero de eso hacía casi más de diez años que no lo había vuelto a ver.
Por lo que cuando llegué a casa, menudo susto que me llevé, al abrir la puerta, que me encuentro a mi mujer muy sonreída en brazos de un tipo, alto, moreno, musculoso, y que, en esos instantes, en nada lo relacione, ni se parecía al recuerdo que yo tenía de su primo.
De inmediato mi mujer me presentó a su primo, que justo terminaba de llegar, y yo que me quedé de una sola pieza.
Después de eso cualquier temor de una posible infidelidad de mi esposa se borró, pero en cambio, a los pocos días que entré al baño a darme una ducha que lo encuentro orinando, y aunque de manera discreta, me hice el desentendido, observé claramente su herramienta.
Por primera vez, no estando borracho me provocó sentir esa cosa dentro de mis nalgas, pero desde luego me contuve, pero a partir de ese instante no podía retirar de mi mente la visión de su miembro.
En consecuencia, nuestra relación se fue estrechando más y más, al punto que lo invitaba a cuanta actividad podía, sin que mi mujer se molestase conmigo por salir con su primo.
Pero al mismo tiempo yo vivía un infierno, deseando al primo de mi mujer, hasta que ella por razones de su trabajo, debió salir de viaje, por casi tres semanas, quedándome yo solo con su primo en casa.
Ya en mi mente había planificado de una y mil formas diferentes como poder acostarme con el primo de ella, pero al final de ese primer día, todo se me hizo sal y agua, no por él precisamente, sino por el miedo a que se descubriese mi tan particular gusto.
Ya mi cabeza estaba a punto de reventar pensando en cómo llevármelo a la cama, cuando decidí finalmente que simplemente lo invitaría a beber, emborracharme al punto de propiciar que él se aprovechase de la situación y me comiera el culo.
Ya nos habíamos dado un par de cervezas cuando yo le propuse que nos pusiéramos a ver un video porno, pero de momento que me dice. “No perdamos el tiempo, yo sé que es lo que tú quieres, y te lo puedo proporcionar a cambio de un pequeño favor.”
Al tiempo que decía esas palabras se agarró sin vergüenza alguna, su miembro por encima de la tela del pantalón. “Pero tú ignoras que es lo que yo deseo. Así que hacemos un trato, yo te doy lo que tú quieres, a cambio de que me permitas tomar lo que yo quiero.”
Hasta ese momento la verdad es que poco me importaba que era lo que él quería, lo que yo deseaba intensamente era que me clavase su verga, por lo que cuando me dijo. “Antes de que continuemos hablando, quítate toda la ropa.” y sin pensarlo dos veces así lo hice.
Una vez me quedé completamente desnudo ante el primo de mi mujer, este sentado en el sofá me hizo señas de que diera vuelta y desde luego que le mostrase mis nalgas, y así lo hice.
Después mientras se agarraba nuevamente su paquete por encima del pantalón, me dijo. “Arrodíllate, y ven gateando hasta aquí.”
Sumisamente le obedecí, al tiempo que él extraía su miembro del pantalón y mostrándomelo a pocos centímetros de mí boca me hizo señas con sus labios para que me pusiera a mamar.
Lo que sin pérdida de tiempo me dediqué hacer, y a medida que mi boca comenzó a cubrir todo su colorado glande, lo escuché decirme. “Te voy a comer el culo, como tú quieres, pero a cambio yo deseo acostarme con mi prima.”
A pesar de encontrarme mamando su verga, no dejé de sorprenderme al escucharlo decir eso, pero era tanto mi deseo de que me lo clavase, que tácitamente acepté al continuar mamado su verga, y a los pocos segundos dejar que me clavase su verga.
Durante el resto de las tres semanas, el primo de mi mujer, hizo conmigo lo que le vino en gana, al punto que, al día siguiente de nuestro primer encuentro, me hizo depilar todo mi cuerpo, además que me sugirió que me vistiera con la ropa de mi esposa.
Cuando me tenía en cuatro patas, a medida que me penetraba me iba diciendo lo que pensaba hacer con mi mujer, mientras que yo movía mis caderas disfrutando de lo que él me estaba haciendo.
Cuando no, me mantenía mamando su verga por largo rato, sin quitarme la ropa de mujer, mantenía su verga dentro de mi cuerpo, hasta que a él le daba su real gana de acabar, por lo general sacaba su verga de mi culo y de inmediato me la ponía en la boca para que yo me tragase todo su semen.
Yo había disfrutado de esas tres semanas como no tienen una idea, pero el día antes de que mi mujer llegase, comencé a preocuparme por lo que él fuera a decirle, sobre mí.
El primo de mi esposa se dio cuenta de que algo me preocupaba, y justo cuando me tenía bien clavo me preguntó que me sucedía, fue cuando le confesé mis temores, sobre lo que él le fuera a decir a ella sobre mí.
Él esa noche después de hacerme tragar todo su semen, me dijo. “No te preocupes, que yo sé de sobra que hacer y qué decirle a mi prima para que se acueste conmigo.”
Dio a casualidad que justo el mismo día que regreso ella, me notificaron de una nueva convención a la que debía asistir, por lo que apenas nos vimos cuando ella llegó.
Durante la semana que pasé en la convención, disfruté mucho, ya que todas las noches alguien me daba por el culo y me ponían a mamar vestido de mujer, pero estaba bien preocupado por lo que podía estar sucediendo en casa.
Así que llamé a mi mujer, y aunque me atendió ella la noté algo rara, su manera de hablar era como si justo en esos momentos ella estuviera disfrutando de una gran verga.
Pero me hice el que no me daba cuenta de lo que escuchaba, debido a eso en parte, llegué un día antes a casa, justo me encontré al primo de mi mujer que iba saliendo, y con una traviesa sonrisa, me dijo. “Acabo de dejar a tu mujer en la cama bien contenta y satisfecha.”
Algo nervioso, subí a nuestra habitación y la encontré acostada, boca abajo, completamente desnuda con sus piernas bien abiertas, y su coño aun chorreando leche.
Cuando me le acerqué y coloqué mis manos sobres sus nalgas, sin darse cuenta de que era yo, y no su primo de inmediato dijo. “Primo, por lo visto tú no te cansas de metérmelo.”
El escuchar sus palabras y sentir un loco deseo, de ponerme a mamar su coño, fueron la misma cosa.
Así que de inmediato dirigí mi boca a su húmedo y lechoso coño, y que me dedico a mamárselo como un loco.
Mi mujer extremadamente satisfecha por la labor que le estaba haciendo, sin aun darse cuenta de que era yo quien le mamaba el coño, continuó alabando a su primo pensando ella que era él quien mantenía la cara entre las nalgas de ella y con su boca le chupaba una y otra vez el coño a ella.
De momento comencé a sentir que alguien me bajó los pantalones, y sin demora alguna que me ensarta su tremenda verga, desde luego era el primo de mi mujer.
En esos momentos fue el mismo quien al tiempo que yo le mamaba el coño a mi mujer, la llamó por su nombre, y al ella voltear su rostro se dio cuenta de todo lo sucedido.
Yo le mamaba su coño a ella, mientras que su primo me tenía bien clavado a mí por el culo.
Hoy en día mi mujer está al tanto de mi gusto, y lo ha aceptado, como yo he aceptado que le encante acostarse con otros hombres.
Los que ocasionalmente compartimos, de la misma manera en que aun compartimos a su primo.
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