El pueblo del pecado (P01 C02)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Zekyasha.
Aún era de madrugada y el frió se empezaba a sentir.
Yo no tenía nada de ropa, así que me cubrí con unos sacos de verduras que había cerca.
No veía a Mauricio a mi lado.
Mi cuerpo me dolía tanto que me costaba ponerme de pie.
Igual no podía salir.
Me cubría del frió hasta que quede dormido nuevamente.
-Levantate dormilon- decia Mauricio
-Ya casi voy a abrir el puesto- agregó
Yo seguía desnudo, pero sentía algo extraño en mi.
Y al recorrer mi cuerpo note que traía puesto algo en el cuello.
-¿Y mi ropa? ¿Que tengo en el cuello? – le dije
-Quedamos que esta semana harías lo que yo quiera, y no te traje ropa, pero si algo que se te verá muy bien- dijo Mauricio
Poniéndome frente a un espejo note que lo que tenía alrededor de mi cuello era un collar, similar al de un perro.
Intentaba desabrocharlo pero me resultaba imposible.
Algo había hecho Mauricio para que no pudiera quitarlo de ahí.
-Ven conmigo- añadió
Caminamos hasta la parte delantera, el local, que aún seguía cerrado.
Jaló de abajo de uno de los exhibidores de frutas una cadena, uno de los extremos estaba atado con un candado al exhibidor, y el otro extremo lo ató a mi collar con otro candado.
-¿Que haces?- le dije
-Hoy es tu segundo día del trato.
Hoy solo debes comportarte como una buena mascota y no causar problemas- dijo Mauricio
-¿Que dices? No hagas esto- decía mientras Mauricio se dirigía a la cortina de entrada.
La cortina ya no tenía candados ni seguros, y antes que pudiera decir algo más, Mauricio subió la cortina del local.
Ya había gente caminando en los pasillos, así que lo único que pude hacer fue tirarme al piso para que nadie me viera.
Al terminar de subir la cortina Mauricio volvió atrás del exhibidor donde yo estaba y se agachó para decirme.
-Bien hecho, pero si te quedas ahí podrían verte-
-Abajo del exhibidor hay lugar para que puedas estar, no hagas movimientos bruscos o podrían descubrirte- agregó mientras sonreía
Estaba perplejo ante la situación, enojado, pero no tenía forma de salir de aquello, así que solo me metí bajo aquellos anaqueles y me acosté en el piso.
Podía ver los pies de las personas pasar.
Algunos detenerse en el puesto y preguntar sobre los productos o comprar.
Mauricio los atendía muy normal, como si nadie más estuviera allí con el.
Conforme avanzaba el tiempo la cantidad de gente y del bullicio iban en aumento.
Mi corazón latía a mil temiendo que alguien me descubriera, pero nadie parecía darse cuenta.
Fue entonces cuando una manzana cayó al piso y un niño como de 5 años al agacharse a recogerla me vio.
Su mirada quedo fijamente sobre mi.
-Mamá, el señor tiene un perrito- decía el niño
-Si amor, que bien- contestaba la señora
Solo volteo a ver a Mauricio quien se queda viendome y riéndose mientras yo estaba impotente.
No podía hacer ni decir nada.
Me llevo de almorzar, de tomar.
No tuve otra cosa más que acostarme y esperar que pasara el tiempo.
Siempre había trabajado duro, nunca había conocido un día de descanso, por qué si descansaba un día era el día que no comía.
Al final la situación no era tan mala, pues mi trabajo era descansar, amarrado como perro, pero descansar.
En un momento dado llegue a estar tan relajado que sin darme cuenta me dormí.
Al levantarme aún era media tarde.
Había dormido un par de horas, desnudo y encadenado, abajo de un exhibidor frente a un pasillo donde miles de personas caminaban.
Mauricio parecía no tener preocupación alguna, al parecer nadie me había descubierto en el tiempo que estuve dormido.
De repente Mauricio se bajó el cierre de su pantalón y se sacó su pene frente a mi.
-Chúpalo cachorro- me decía con voz baja mientras estaba sentado en una silla
Tomando mi cabeza con sus manos con un movimiento muy sutil a los ojos de la gente, me acercó a su pene, poniéndolo sobre mi cara.
-chúpalo y no muerdas- me ordenó
Viendome forzado empecé a lamerlo.
Podía oír el bullicio, los pasos y la gente caminar a mi lado mientras se la mamaba a Mauricio.
Inclusive cuando se levantó a atender a una clienta esto no impidió en que el con una mano me dijera que continuara con lo mío.
Nunca antes había chupado un pito, el sabor era salado pero no desagradable.
Seguí lamiendo y chupando hasta que el descargó su leche en mi boca.
Quise separarme al sentir los primeros chorros en mi lengua, pero el lo impidió.
El sabor del semen me hacía dar arcadas como queriendo vomitar.
-Trágalo- dijo Mauricio en una voz muy suave pero acertiva
Entonces en ese momento pese a mis ganas de vomitar bebí toda esa leche acabada de ordeñar.
-Limpialo bien- agregó
Entonces empecé a lamer todo su pene, para quitar hasta la última gota de semen restante.
El sabor lo sentía asqueroso pero me aguantaba.
Paso alrededor de una hora y Mauricio volvió a pedirme que se la mamara y así lo hice.
Esa tarde se la mamé 4 veces y cada vez me parecía menos asqueroso el sabor del semen.
Ya era muy tarde y no había comido nada.
Mauricio fue tras tienda y trajo la comida.
Para mi sorpresa la mía estaba en un plato para perro común y corriente.
-Es hora que recuperes energía "cachorro"- me decía con una mueca de risa esbozando se en su cara
-A partir de ahora esto se pondrá cada vez más interesante- añadió
—–Continuará—–
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!