El viaje al bosque
Un joven va en busca de placeres a zonas salvajes.
Manejo con cuidado entre los arboles para llegar al final de tramo y al lugar de estacionamiento. Mis manos tiemblan mientras intento mantener mi mente lejos de la razón por la que hoy voy al bosque.
Llego al final del camino y estaciono el carro. Esta ruta es la mas alejada de la zona y me doy cuenta de que soy el único aquí, no hay mas en el punto y por la cantidad de basura y hojas secas, nadie ha estado por aquí en algo de tiempo.
Mis manos se despegan temblorosas del volante, tomo mi chamarra y suelto aire, sintiendo como mis pulmones se sienten pesados. Como puedo, salgo del auto con la chamarra en mano.
Me abrigo y cierro el auto. No creo que le pase nada pero no creo volver pronto tampoco.
A pesar de que el sol brillaba con fuerza, a esta profundidad del bosque el frio no es algo extraño. Miro al frente y empiezo a caminar, adentrándome aun mas en el bosque.
Pasan 10 o 20 minutos caminando en línea recta, nada especial ocurre todavía, los únicos ruidos a mi alrededor son el canto de los pájaros y el crujir de las hojas secas bajo mis pies.
Puedo sentir mi respiración agitándose y el sudor recorriendo mi piel bajo la ropa. Mi mente da vueltas y esta atenta a cada uno de los sonidos raros del lugar, al final estoy en el bosque y no estoy seguro de estar cerca de encontrar lo que vine a buscar. Mi cuerpo se estremece y se siente débil de la anticipación, pero aunque quisiera parar mis piernas no me obedecen y siguen adelante.
Pasa un rato mas y el sol esta ahora en su punto máximo. No se en verdad cuánto habré caminado, una hora? Dos horas? Empiezo a sentir el cansancio y pronto me apoyo en un árbol. Me sostengo con una mano del tronco del árbol y recargo mi espalda en el. Necesito sentarme, descansar las piernas, así que poco a poco me resbalo y caigo sentado al piso. Estoy cansado y empiezo a preguntarme si fue lo correcto haber venido. No esperaba tener éxito a la primera pero al menos esperaba una señal de estar en el camino correcto, pero tras tanto tiempo empiezo a desanimarme. Sin embargo mi cuerpo no se tranquiliza. La ansia de seguir adelante me pide que me ponga de pie y siga con mi búsqueda, el nudo en mi estómago mantiene viva mi expectativa y mi respiración se mantiene acelerada, casi jadeando, y aunque intento controlarla, me es imposible.
Cierro los ojos un segundo para intentar tranquilizarme, pero no pasan unos minutos para escuchar el fuerte crujir de las hojas detrás del árbol. Mis ojos se abren tan rápido como pueden e intento ponerme de pie.
Torpemente me agarro del árbol y mis débiles piernas se mueven para hacerme voltear y buscar el origen del ruido.
Cuando logro ver detrás del árbol, veo ante mi lo que estaba buscando al fin. A unos metros de distancia veo una bestia, de un pelaje tan negro y oscuro que la luz del sol apenas lograba iluminar. A pesar de no superar mi cintura en su estatura, sus ojos amarillos me miraban directamente, sin pestañar, atentos a cada uno de mis movimientos, nada podría intervenir la vía entre sus ojos y los míos en este momento, por que así como la bestia me miraba, yo también la estudiaba, intentando leer sus movimientos e intenciones.
No se por cuanto tiempo estuvimos inmóviles. La bestia no movía ni un solo musculo y yo intente contener la respiración por lo que parecía una eternidad. Claramente desconfiábamos el uno del otro, como criaturas de dos mundos diferentes que se encuentran y no saben que esperar de su encuentro. Pronto note que la bestia no mostraba señales de agresión, no se movía hacia mi, o enseñaba sus colmillos. No soy experto en animales pero no sentía hostilidad de este animal. Como ninguno de los dos hacia el primer movimiento, decidí tomar la iniciativa.
Mis movimientos se sentían pesados, ya que en todo este tiempo no había podido tranquilizar mi cuerpo de las ansias que me poseían en ese momento. De la manera mas lenta y calmada que pude, di un par de pasos hacia atrás, intentando no asustar a la bestia o provocar su enojo.
Cuando estuve a suficiente distancia, inicie mi cometido. Mis brazos se movieron para desprenderse de la chamarra que tenia puesta, y cuando esta cayo al piso, mis manos pronto se dirigieron a mi cinturón, desabrochando la hebilla que detenía mis pantalones y cuando estos cayeron al piso, dejándome en ropa interior frente a la bestia, esta levanto la cabeza, sus orejas se movían con anticipación y me pareció sentir interés de su parte.
Con pura adrenalina, el resto de mis ropas fueron separándose de mi, una a una cayendo al piso al lado mío, pronto me encontré desnudo, con una erección poderosa en mi verga y respirando fuertemente, ansioso de cumplir la razón de estar ese día en tan apartada zona del bosque.
La bestia no se movía de su lugar, sus ojos color ámbar me miraban fijamente, parecía estar indecisa, o al menos eso sentí por su falta de acercamiento así que entendí lo que debía hacer.
Lentamente fui agachándome, mis manos tacaron pronto el piso de hojas secas y se encontraron con la fría y húmeda tierra debajo de ellas. Asumiendo una posición en cuatro, agache la cabeza, esperando que mi cuerpo desnudo fuera invitación suficiente para la bestia y decidiera acercarse a mi.
Por unos instantes perdí de vista al animal. El latir de mi corazón iba a mil, y era tan fuerte que casi podía oírlo, por lo que no podía ver u oír donde estaba la criatura. Mis piernas temblaban, apoyadas las rodillas sobre la tierra sentía algunas piedras enterrándose en mi piel. Cruzo por mi mente la idea de levantarme y correr, pero mis piernas no obedecieron, mi cuerpo deseaba estar ahí, ofreciéndosele a aquel animal, esperando que aceptara la oferta.
Estuve a punto de levantar la mirada para saber si mi recién conocido había sido disuadido y habría escapado del lugar, pero antes de poder mover mi cabeza, logre ver de reojo las patas negras del animal a mi lado, avanzaban lentamente hacia mi. El animal empezó a restregar su pelaje contra mi piel. Era áspero y cálido, era muy notorio el calor del pelaje animal contra el frio del bosque y de la tierra.
Yo mantuve la cabeza gacha y el animal rondaba mi cuerpo restregándose. Sentía sus costados contra mi piel y mis nalgas, y pasaba sus patas sobre mi cabeza, de tal manera que su barriga acariciaba mi pelo. Yo no me atrevía a moverme, no quería asustarlo ahora que ha había logrado que estuviera cerca de mi, pero cuando se acercaba a mi cabeza, detectaba un olor húmedo intoxicante, deseaba poder ver lo que ocultaba su pelaje, alguna funda donde encontraría mi premio o un par de bolas que pudiera probar con mi lengua, pero tuve que mantenerme inmóvil, sabia que no era mi decisión lo que vendría esa tarde, así que me limite a sentir el calor del pelaje de la bestia contra ni cuerpo tembloroso y deseoso de su nuevo compañero canino.
Sentía como mi propia excitación aumentaba, mi verga destilaba pre de manera excesiva y no podía evitar mover mi culo imitando el movimiento de caderas de una cogida normal. Mi nuevo amigo también empezaba a mostrar señales de aprobación, su respiración aumento su ritmo, se movía inquietamente, su pelaje se sentía mas caliente y jadeaba soltando saliva, la cual ya había empezado a gotear de su hocico y cayendo sobre mi piel.
El baile de la bestia alrededor de mi cuerpo pronto termino, se despego de mi y lo perdí de vista. Levante la mirada para buscarlo y fui sorprendido por el frio tacto de su nariz con mi ano. La bestia empezaba a explorar con su olfato mi agujero y mi entrepierna. Sentía lo húmedo de su nariz rozar mis muslos, mis huevos y el contorno de mi hoyo. Intente acercárselo moviendo mis caderas hacia el, pero el animal volvió a tomar su distancia para familiarizarse con el olor de mi celo.
La exploración no duro mucho, y pronto el frio de su nariz fue remplazado por el húmedo calor de su lengua. El ataque de su lengua sobre mi ano fue tan sorpresivo que robo de mi el aliento. Quise gemir pero sabia que cualquier ruido brusco podría espantarlo así que mejor decidí morderme el labio y disfrutar de la experiencia.
La sensación de la lengua comiendo mi ano fue enérgica desde el inicio. La bestia era poderosa y todas sus acciones lo demostraban, ya que simplemente su lengua exploraba todos los rincones de mi culo, dando vueltas por mi ano, mis nalgas y entre mis muslos, rosándolos junto a mis huevos. Era demasiado para mi, nunca antes había alguien comido mi culo de la forma en que esta bestia lo estaba haciendo, y con cada segundo que su áspera lengua marcaba mi trasero, nuevas sorpresas y sensaciones llegaban a mi.
Cuando el animal se canso de lamer la curva de mis nalgas, se dirigió a su objetivo principal y sin pedir algún tipo de permiso, introdujo su lengua en las profundidades de mi hoyo. Intente aferrarme al piso de hojas bajo mis manos, pero la sensación de su rasposa lengua dentro de mi hoyo me provoco temblores por todo el cuerpo. Tanto era el placer de sentir esa lengua dentro, dando vueltas y lamiendo las paredes de mis entrañas que mi hoyito se fruncía por su propia cuenta, pidiéndole mas y mas profundo al animal. Este lenguaje que mi cuerpo le expresaba tenia mejores resultados, ya que en un momento sentí la nariz húmeda otra vez sobre mis nalgas y sentía su lengua en lugares a que no muchas personas se atreven a entrar con su lengua.
Mi deleite no duró mucho después de eso. Así como su lengua se abrió paso dentro de mi ano, así de rápido salió también. Con una gran velocidad el animal se subió en mi espalda, su peso me hizo tambalear y caer, de manera que mi cara estaba ahora contra la tierra, dejándome con el culo al aire, dispuesto a lo que el macho decidiera hacer ahora . No me había percatado pero del placer y los espasmos que esta bestia me estaba haciendo sentía, había apartado con las manos casi todas las hojas que estaban debajo de mi.
El animal apoyo sus patas delanteras alrededor de mi cintura, me sostuvo fácilmente y puede experimentar la fuerza de este animal ya que sus patas me mantuvieron en el lugar que me quería.
Yo sabía lo que venia ahora, esta es la razón por la que vine al bosque, por que me adentre tanto, esto es lo que buscaba. Pero necesitaba verlo, debía ver que es lo que me iba a pasar ahora. No había vuelta atrás, ya no podía correr, estaba a merced del animal, al fin, yo me busque esto. Intente mirar por debajo de mis piernas, intentando encontrar el premio. No logre ver mucho por que mis piernas y la altura del animal no me lo permitían, me tenía totalmente dominado, pero columpiándose podía ver la punta de su verga. Roja, algo ondulada, goteaba liquido blanco y brillaba con lo poco de sol que llegaba a tocarlo.
Ver esa punta roja me hizo empezar a salivar, mi mirada no se podía apartar de esa delicia aunque fuera poco el tiempo que podía verla. Mi mente se mezclaba entre pensamientos de deseos y miedo. “Podre aguantarla?” “ Cuanto medirá?” “Seré el mismo después de recibirla?”. Pero pronto todas esas dudas desaparecieron, ya que la bestia había empezado a buscar atravesar mi culo con su verga.
Como el animal que es, daba picotazos fuertes sin poder encontrar su objetivo, no se si fuera por que era un objetivo pequeño en comparación a su miembro o por que su excitación era igual a la mía, pero su miembro fue dibujando con pre varias líneas en mis nalgas con cada fallo, podía sentir su semen caliente resbalando por mi trasero, y eso solo hacia que deseara tenerla ya adentro.
Empezaba a impacientarme, así que empecé a mover el culo para intentar alinearlo con la verga de mi macho animal, pero no lográbamos coordinaros. Si el apuntaba a la izquierda , yo me novia a la derecha, si el bajaba yo subía, fue un proceso difícil ya que sus patas no me soltaban la cintura y empezaba a sentir como sus garras se aferraban a mi piel.
Mis rodillas empezaban a cansarse de soportar el peso del animal y no conseguíamos penetrar mi culo, empezaba a desanimarme hasta que sentí un ardor repentino. Por suerte o por destino, mi amante peludo había logrado alinearse con mi culo y meter rápidamente la punta de su espada en mi el. La fuerza con la que lo hizo nuevamente me robo el aliento, pero pude recuperarlo ya que la penetración no fue completa, solo entro rápidamente y salió. Pero el ya había logrado encontrar mi agujero, no iba a dejar que se le escapara su presa. Sentí como volvió a acomodarse en la entrada de mi ano y en esta ocasión me embistió con la fuerza que solo una bestia así podría conjurar.
La verga canina invadió mi ano con tanta rapidez que casi pude sentir mi ano abrirse a la fuerza. No pude hacer nada mas que arquear la espalda y soltar un grito ahogado al cielo.
Al fin estaba pasando, una bestia enorme estaba usándome, pero esto apenas comenzaba. Mirando al cielo, las copas de los arboles se combinaban con el animal, el cual jadeaba fuertemente y soltaba saliva de su hocico, la cual caía en mi cuello y mi cara. Eran tal mi placer que abrí la boca para probar algo de esa saliva. Sabia que no era posible esperar un beso o algo de la bestia, así que tomar lo que podía de su saliva era lo mas cercano que tendría.
La cogida que vino a continuación fue la mas fuerte e intensa que había tenido en toda mi vida. La verga del perro entraba y salía de mi culo con rapidez y fuerza, nunca bajando el ritmo, era increíble la resistencia del animal, pero dentro de mi estaba pasando algo diferente.
La verga nunca abandono mis entrañas, podía sentir claramente como resbalaba dentro de mi, la presión que sentían mis intestinos al ser bombeados por ese poderoso sable era indescriptible y cada uno de sus violentos ataques golpeaban mi próstata, haciéndome sentir una descarga intensa de placer que recorría todo mi cuerpo.
Aguante como pude, pero deseaba masturbarme mientras el animal me reacomodaba las entrañas con sus embestidas, pero no podía cambiar de posición. Era tal la fuerza del animal que me empujaba poco a poco sobre la tierra, lo único que evitaba que nos moviéramos eran mis brazos, que apoyados sobre la tierra servían como pilares para mantenerme en la posición adecuada para el macho, que ahora reposaba su abdomen y cabeza sobre ni espalda. Sentía el pelaje de la bestia sobre mi, meciéndose suavemente con cada embestida que me daba. Su hocico termino a la misma altura que mi rostro.
Podía oler su aliento y escuchar sus jadeos, lo que me indicaba que el placer estaba dominado a la bestia tanto como a mi. Es incomprensible como mi cuerpo podía darle tanto placer a este animal y como a cambio el también me proporcionaba su propia forma de placer, un placer salvaje y violento que inundaba mi ano.
Volteé mi cara se forma instintiva buscando ver al macho que estaba poseyéndome y me di cuenta de que yo también estaba jadeando al ritmo de el, parecía también un animal al ser montado de forma tan brutal. No pude evitar acercarme lentamente a su hocico y tenderle un beso, un beso torpe que buscaba unos labios que no estaban ahí, pero no me importo, bese donde pude besar y el animal entendió esto, ya que mientras asaltaba mi culo con su verga, se volteo para empezar a lamerme el rostro.
La misma lengua áspera que antes disfrutaba mi culo ahora estaba apropiándose de mi cara. Fue fácil comparar su lengua con la mía, que era superada tres veces en largo y dos veces en a ancho, una sola lamida de esa lengua era capaz de cubrir un cuarto de mi rostro y la cantidad de saliva que emanaba del hocico de la bestia era suficiente para empapar mis mejillas. Múltiples ocasiones su lengua se encontró con la mía, chocaban y se daban vueltas, pero el animal rápidamente buscaba otras partes se mi rostro para llenar de su saliva, lo único que me quedaba de esa lengua era un poderoso trago de saliva, que era dirigido por el animal desde su hocico, por la lengua y hasta mi boca, lo único que podía hacer era tragar ese delicioso regalo.
Estaba embriagado de placer al experimentar tantas sensaciones, la verga abriendo mi culo sin piedad, el pelaje cálido del animal reposando en mi espalda y la dulce caricia se una lengua húmeda por mi rostro, pero todo esto empezó a ser ignorado cuando una nueva sensación empezó a emocionar a mi culo.
La velocidad de penetración de la bestia incrementó, algo que no creí posible al experimentar la velocidad que había mantenido hasta ahora, pero también la profundidad de la penetración había cambiado. Mi culo era atacado con mas fuerza, y podía sentir como mis nalgas chocaban contra algo mas ancho que la verga del macho.
En mi mente se revolvieron muchas ideas. Eso era lo que tanto había esperado, la emoción creció aun mas dentro de mi, al punto de que la desesperación se apodero de mi. El macho estaba tratando se introducir su nudo en mi, pero a pesar de que el asalto a mi culo había sido extenso, no era suficientemente amplio para recibirlo. El animal también empezó a mostrarse frustrado, con cada embestida lanzaba pequeños gimoteos, mezclados entre placer y frustración por no completar su tarea.
Me sentía desesperado, lo deseaba, lo necesitaba pero no sabia que hacer, el animal me tenia totalmente sometido y sin posibilidades de moverme o acomodar mi culo de alguna manera. Pensé en separar mis nalgas con las manos para darle mas espacio o empujarlo hacia mi esperando que la fuerza adicional derrotaran la última resistencia de mi ano. Quería ayudarlo pero sabia que si movía las manos del piso podríamos caernos, lastimarnos y entorpecer este proceso.
Mi desesperación empezó a tomar poder sobre mi, y en combinación con el placer que inundaba mi ano empecé a jadear mas fuertemente. Era demasiado lo que sentía y empecé a perder el control. Los gemidos y gritos que tanto había contenido hasta ahora para no llamar la atención empezaban a brotar de mi a la par que sentía mi cerebro apagarse por el placer. Y entonces cualquier aguante que quedaba en mi se fracturó y empecé a gemir.
Primero pequeños gimoteos, pero cada verguiza aumentaba la intensidad de mi voz. Pronto un sollozo se convirtió en un gemido, el gemido pasó a ser suplica, y la suplica dio paso a los gritos. Era imposible contenerme, empezaba a gritar de placer con cada metida que el animal me daba. Mi voz exclamaba el éxtasis que estaba sintiendo y me aseguraba de que fuera fuerte mi exclamación. Si alguien estuviera cerca seguro podría haberme encontrado por el ruido que estaba haciendo, que era continuo y fácilmente confundible con una llamada de auxilio. Quizá lo era, pero no para que detuvieran al animal, si no para que hicieran algo para ayudarlo a entrar en mi. Ni siquiera ser descubierto podría haberme detenido en ese momento, ya había llegado muy lejos para detenerme y no recibir la verga completa de la bestia a la que me había ofrecido con tanta disposición.
Mis suplicas debieron tener efecto sobre la bestia, que ahora estaba penetrándome con aun mas fuerza que antes. Era tal su decisión por entrar por mi que ahora mas que penetra parecía embestir mi ano, empujando con fuerza contra mi agujero lleno de verga canina.
La bestia no se rendía, gruñía y jadeaba, y todo para lograr abotonarme.
Estaba a punto de dejarme caer, era demasiado para mi y mis brazos empezaban a cansarse, quien sabe cuanto tiempo estuve en esa posición. Pero el animal hizo un ultimo esfuerzo, tomo algo de distancia y con toda la fuerza que pudo reunir realizo un último ataque a mi ano. El ruido que hicieron sus piernas contra mis nalgas fue parecido a un aplauso poderoso, y con la velocidad que su verga entro en mi ano, su bulbo también derroto la ultima parte de mi cuerpo que se resistía a entregarse al animal.
Fue intenso para mi. Pensaba que ya me sentía lleno con la verga del macho abusando de mi culo, pero ahora sentía que no era nada comparado con lo que estaba por pasar.
La bola del animal entro sin permiso a mis entrañas, entro con energía y entro para quedarse. Sentí como empezaba a ensancharse y mis ano palpitaba con cada centímetro que crecía, como un débil intento de zafarse. Pero yo no quería eso, yo quiero esto, quería estar pegado al macho, entregarle todo el culo, y al fin estaba recibiendo mi recompensa.
Mis brazos empezaban a fallar y pronto se rindieron, haciéndome caer al piso. Mi rostro golpeó la fría tierra bajo de mi, pero no me importo, el placer superaba la incomodidad por mucho y necesitaba descansar. La bestia estaba ahora de pie con sus cuatro patas sobre mi. Una vez reclamada su conquista, soltó mi cadera y se paro sobre mi. Otra forma de mostrar su dominancia sobre mi. No podía mirarlo, su sombra me tapaba la cara y por eso sabia que estaba sobre de mi, su saliva seguía cayendo sobre mi rostro pero ya no tenia energía para atraparlas en mi boca.
Mi culo no se despegaba todavía del animal. Aunque mi rostro y mis brazos se habían rendido, mis piernas doloridas aun mantenían mi culo en el aire, a la perfecta altura de la verga del animal.
Mi ano sentía partirse en dos, pero disfrutaba la sensación de apertura en el, me sentía abierto como una puerta y albergaba lo que tanto había buscado de in macho. Un calor curioso brotaba de mi abdomen. Por dentro sentía la verga del animal pulsar, me imaginaba disparando su semen en mis entrañas, pintándolas e inundándolas de blanco, y eso sentía, como cada palpito de la verga recuperaba el calor que sentía dentro de mi
Perdí la noción del tiempo, pero sentía que el macho empezaba a impacientarse, intentado alejarse de su presa una vez lograda su misión.
De un salto, paso su cuerpo de sobre de mi, al lado mío, y sentía como mi ano se jalaba por la enorme verga aprisionada en el.
La bestia empezaba caminar para alejarse del lugar, pero aun estábamos pegados y no parecía que eso fuera a cambiar pronto.
La misma fuerza del animal me empezaba a arrastrar. No podía negarme y aunque le dijera y le suplicara detenerse, no parecía importarle y avanzaba lentamente. Note como me alejaba de mi ropa, poco a poco la fuerza que antes me abrió el culo estaba arrastrándome lejos, quien sabe a dónde me llevaría si lo hubiera dejado guiarme.
Caminaba hacia atrás aun en cuatro, intentando no lastimarme ni a el ni a mi, pero mi ropa cada vez se veía mas lejos, así que me aferre a las raíces de un árbol que sobresalían del piso. La fuerza que me detenía nos hizo experimentar un jalón que nos lastimo a ambos.
Yo gemí del tirón que sentía mi ano y el sollozo del jalón sobre su miembro. Se detuvo atrás de mi y escuché como gruño de molestia, me asusté un poco por lo que podría hacerme, al final seguía siendo una bestia salvaje, pero no había nada que pudiera hacer para defenderme, estaba a su merced. Sin embargo no paso nada, el animal se quedo quieto y yo me quede aferrado a las raíces.
La noción del tiempo aun me fallaba tras tan magistral cogida, pero empecé a sentir como mi cuerpo se enfriaba. En mi pierna sentí un frio húmedo, cuando voltee a verlo, note un enorme rastro de semen, seguramente el mío, y ahora que veía el rastro de cuando el animal me arrastro hasta ese árbol, podía ver manchas espesas de mi propio esperma por el piso.
No supe en que momento me vine, pero ahora empezaba a notar que el ambiente apestaba a sudor, tierra húmeda y sexo de todo lo que acabábamos de hacer.
Poco a poco sentí la presión en mi ano disminuir, e imagino que la bestia también por que empezó a jalar nuevamente de mi. Poco a poco, sentía su verga resbalar en mis entrañas, pero ahora en vez de entrar, buscaba escapar de su prisión.
Con un jalón, la bestia se separo de mi. Una descarga eléctrica recorrió desde mi culo hasta mi nuca provocado por el repentino salir de la verga canina de mi y de la fría briza entrando por mi ano abierto.
Volteé a ver al macho, y pude verlo ahora de nueva manera. Su pelaje era aun negro y no reflejaba el sol, sus ojos ámbar parecían brillar y me miraban ya no con desconfianza, pero no pude identificar que querían decirme esos ojos penetrantes que no se apartaban de los míos. Y debajo de el, una verga descomunal, roja, llena se venas marcadas, y con la punta aun goteando líquido seminal.
La bestia se dio media vuelta y echo a correr, adentrándose en el bosque. Quise llamarlo, pero de mi boca no salieron palabras, el cansancio estaba consumiendo toda mi energía y pronto caí dormido ahí sobre las hojas y la tierra.
Cuando desperté, habrían pasado unas cuantas horas, el sol aun seguía en el cielo pero no tardaría en ocultarse. A mi alrededor no había nada, los mismos arboles que fueron testigos del salvaje sexo que ahí tuvo lugar. Dirigí mi mano a mi ano, el cual sentí abierto de par en par, imagine que estaría expandido después de haber recibido a un monstruo y de el brotaba el ultimo recuerdo del macho al que me entregué, rebosaba de mi ano y me costaba mantenerlo dentro.
Me puse de pie apoyándome del árbol a mi lado. Las piernas me temblaban y se sentían débiles, pero camine poco a poco para recuperar mi ropa. Camine unos cuantos metros y llegue al lugar donde me había despojado de mi ropa, la cual estaba llena de hojas, tierra y algunos cabellos negros. Me vestí con mucho esfuerzo y decidí tomar camino a donde estaba mi carro.
Después de un rato de tambalear entre los arboles, llegue al lugar de descanso del ultimo tramo del bosque. Un solo auto estaba ahí estacionado esperándome. Me acerque y entre a el. Mi ano se sentía incómodo y húmedo, pero no me imposibilito manejar. Encendí el auto y me dispuse a retirarme, cono si nada hubiera pasado, pero el olor a macho aún emanaba de mi ropa, y sentía una erección creciendo en mis pantalones.
Wuaooooo que ricooooo, tú relato me hizo excitarme hasta el punto de masturbarme y recordar mis aventuras vívidas también. Es una exquisita he insuperable sensación de placer que uno siente ser brutalmente poseído por un verdadero macho que son los amantes perfectos que están dispuestos a darte momentos de mucho mucho placer inigualable sin importar tu edad tú condición de género y lo hacen incondicionalmente. Saludos y gracias por compartir tú relato.