En la cárcel I: El León
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por eloalhabla.
Mi padre me manipuló para que me haga cargo de un crimen que él había cometido. Tenía ya 18 años y me había esperanzado con que al ser mi primer crimen, cuando los jueces juzguen serían piadosos conmigo y no pasaría más de dos meses en una cárcel -que mi padre aseguró- sería de bajo riesgo.
Por esos días el me reprochaba que no estaba haciendo nada con mi vida, que no iba a estudiar y demás cosas que dicen los padres con hijos como yo. Sentí que se lo debía después de haberme mantenido como un príncipe luego de la muerte de mi madre. Entonces acepté.
Pero mi padre había matado a una persona muy importante y eso influyó para que me condenaran a 6 años de cumplimiento inmediato en una cárcel de máxima seguridad. Mi padre me prometió que pagaría para que me cuiden y que apelaría la sentencia.
A partir de ese momento mi mente comenzó como a pensar en forma confusa, como si la noticia me hubiera puesto en otra realidad a la esperada.
Un lunes lluvioso llegué al penal con otros presos, con el único que entablé alguna conversación fue con Héctor, un muchacho humilde al que se le escapó un disparo e hirió de gravedad a un policía, él sabía que sería duro para él, los policías lo harían sufrir. Al igual que yo, Héctor tenía 18 años y era la primera vez que lo atrapaban, aunque hacía años que venía robando.
Al llegar, nos hicieron desnudar, un médico nos fue revisando uno a uno y comenzamos a hacer fila completamente desnudos para ducharnos. Yo estaba aterrado y asqueado por las condiciones del penal, nunca había estado en un lugar en tan putrefactas condiciones. Quizás pensando en eso, no noté que vigilándonos al lado de la puerta de las duchas, aparte de los policías había un hombre de unos 40 años, rubio, pelado, con una contextura inmensa y de unos dos metros de altura, todo su ser inspiraba miedo, mas por los comentarios que iba haciendo sobre los que entraban en las duchas. Al llegar mi turno, el se puso frente a mí, yo tuve que elevar la cabeza ya que era más pequeño que ese hombre que tenía un olor fuerte a sudoración. "¿cuanto pesa?", preguntó al guardia cárcel examinándome, "mide 1.60, pesa 58 kilos" , le respondió señalándome con una birome, el me sonrió de una forma perversa, que me obligó a bajar la cabeza y me dejó pasar a las duchas, en ese momento lo escucho decir "va a ser este".
Luego pasamos por los pasillos donde todos los presos nos gritaban todo tipo de cosas que me hacían desvanecer del miedo, a Héctor lo ubicaron en el primer piso y apenas traspasó la celda alcancé a ver a un hombre de unos cincuenta años se le acercaba.
La expresión del hombre enorme que estaba en la revisión la entendí al llegar a mi celda, ya que apenas traspasé la puerta y antes de verlo parado frente al mingitorio lo reconocí, esta vez tenía el torso desnudo, fácilmente tenía unos 120 kilos de músculos, su espalda era ancha y apenas se dio vuelta también pude ver que su torso estaba plagado de pelos, el me sonrió y comenzó a mear, instintivamente miré hacia otro lado, pero sin quererlo miré de reojo como meaba. Su pene dormido era inmenso, jamás pensé que existiría algo así, meaba tan fuerte que el ruido y el olor colmó la habitación. En un segundo mientras yo estaba parado sin saber que hacer: "mira tranquilo" dijo burlonamente, " ya te vas a acostumbrar", quise decir algo pero no podía abrir la boca.
Cuando terminó se puso el miembro en el calzoncillo y en dos pasos se acercó a mí, yo temblaba del miedo.
"A ver que tenemos acá" dijo inspeccionándome de arriba a abajo. Yo levante la vista para mirarlo y solo pude decir "me llamo Nico", el se sonrió, pero la forma en que sonreía era como quien mira a una presa y volví a bajar la mirada, "yo soy León", dijo "y si queres que no te pase nada grave vas a tener que hacerme caso en lo que te digo" su voz gruesa y ronca rebotaba en la habitación lo que hacía la situación intimidante escuchando de fondo gritos, música y suplicas desde los pasillos.
-Esta es la única opción que vas a tener acá- dijo acercándose un poco mas- o te desnudas solo y te portas como yo quiero, o te desnudo yo y vas a parar a enfermería- De repente se me heló la sangre y sin medirlo
– Yo, yo no soy maricón- dije sin pensarlo- me gustan las chicas
El me cruzó la cara de una cachetada, su mano era inmensamente pesada y esto me hizo golpear contra la pared. "Nadie te preguntó nada como para que hables", el se acercó a milímetros mí y me tomó de los pelos obligándome a que lo mire a la cara. "¿Que vas a hacer Nico?" indago con una mirada fría y penetrante, "¿te sacas la ropa y te portas bien conmigo o te la saco yo y te hago lo que quiero?".
Temblando al borde del llanto sin saber cómo debía reaccionar intenté gritar para que los guardias me rescaten pero una nueva cachetada me tiró al piso y león me tomo de los pelos haciéndome levantar y me arrancó la remera con un solo brazo, otra cachetada me tiró a la cama y ahí vi como el se sacaba los pantalones, intente convencerlo de que estaba en un error y que podíamos entendernos, que mi padre podía pagarle, pero de un movimiento salvaje me rompió el pantalón y me dio vuelta sin yo poder poner resistencia, me duplicaba en peso y destreza y quedé con el culo al aire cuando de otro tirón me arranco el pantalón.
En ese momento rompí en llanto, gritando desesperadamente, mientras él me decía que le calentaba mucho escucharme suplicar. Todo resultaba inútil, cuando me quise dar cuenta estaba totalmente desnudo. Me levantó brutalmente y apoyó mi pecho sobre la mesita que estaba al lado del mingitorio y pegándome en los talones, me abrió las piernas. En ese momento siento que una cuerda pasa por mi cuello y un tirón me demostraba que él tenía el poder absoluto.
Sentía el calor de su cuerpo desnudo, yo lloraba medio atragantado por la cuerda de mi cuello de donde me sujetaba. Cuando comenzó a frotarse contra mi cuerpo, le supliqué con un hilo de voz, podía sentir sus manos tocándome, luego restregaba su pene caliente por las nalgas, como disfrutando el momento previo y gozando con mis súplicas ahogadas.
No podía creer lo que me estaba pasando, estaba en la posición más humillante que un hombre podía estar, a merced de un animal que gozaba con mi sufrimiento, totalmente desnudo exhibiendo ante el mi culo, al que restregaba su pene caliente y baboso con absoluta impunidad, tratándome como fuera solamente un pedazo de carne.
Su cuerpo se pegó a mis nalgas, obligando a que mi cabeza se estrellara contra la pared.
– Si me hubieras obedecido, capaz que te ponía cremita en la concha- dijo perversamente- pero evidentemente sos muy viciosa, asi que te la voy a mandar con saliva- mientras lo decía sentí que se escupía la mano y me la pasaba por el ano.
– Por favor tiene que haber otra forma de arreglar esto, por Dios, te lo suplico- rogaba aterrado- dame una oportunidad, te lo pido por mi familia.
– No te preocupes por tu familia- nuevamente escupía un mano- ahora te va a doler, pero te va a terminar gustando, vas a ver lo puta que vas a ser para mí- mientras lo decía uno de sus dedos bordeó el anillo de mi ano- Vas a ser mi hembra.
Ese fue mi último acto de resistencia, pero apenas intenté incorporarme, me pegó una trompada en las costillas tan fuerte que me desplomé sobre la mesa nuevamente. Le suplique amargamente mientras sentía algo caliente que estaba apoyado en mi orificio. Volvió a patear mis piernas dejándome mas abierto y entregado por el golpe que me había dado, aunque no conforme con eso, volvió a golpearme.
Su miembro seguía haciendo presión sobre mi ano, y yo lo apretaba con mas fuerza, " relajate Nico", dijo con la respiración excitada, " mientras más cierres el culo mas te lo voy a romper", decía haciendo cada vez más fuerza. Dejó caer un poco mas de saliva sobre tu miembro, con una mano me ahorcó y con la otra tomo su verga y volvió a apoya su miembro en mi orificio, comenzando a empujar para poder meterse, al disminuir la presión sobre la cuerda que me ahorcaba con la misma mano hizo que todo mi pecho se apoye sobre la mesa y en ese momento de un fuerte empujón entró la cabeza de su miembro en mi cuerpo provocándome un dolor infinito, mientras escuchaba su primer gemido, haciéndome presión para mantenerme pegado a la mesa.
– Por favor- grite- me vas amatar
– Si puta, te voy a destrozar- un leve movimiento de su pene me hizo gritar aún mas- te vas a acordar de este momento toda tu vida.
En ese instante empujo todo su cuerpo sobre el mío clavándome de un golpe su carne dura hasta lo más profundo de mis entrañas, con una fuerza tan salvaje que entro un poco mas y comencé a sentir que me desmayaba, pero nuevamente golpeó mis costillas y esos dos dolores permitieron que relaje mi ano y allí sentí que me traspasaba más profundo.
Respiraba como un animal salvaje mientras seguía forzándome y yo seguía suplicándole. En shock. Atrapado entre su mano apoyada en mi espalda con todo su peso inmovilizándome, mientras la cuerda de la soja la mantenía justa y su otra mano que sostenía la cadera. El siguiente empujón fue el definitivo, y allí si me desmayé del dolor, mientras me desvanecía sentí un nuevo empujón, luego otro y cuando me tomó por los pelos, me hizo reaccionar nuevamente con otro grito, había conseguido metérmela casi toda, ya que sentía su cuerpo pegado al mío.
Gritaba inundado en lágrimas, impotente y atrapado buscando una salida que sabía no existía mientras ese monstruoso miembro me tenía clavado, partiéndome en dos.
– Tranquilo, ya te desvirgue el culo, ahora sos de mi propiedad, escucha como te animan los demás- dijo
Y tratando de evadirme caí en la realidad que mis gritos solo avisaron a las personas de las otras celdas que estaba siendo violado y festejaban y me insultaban hasta aplaudían a León por tamaña fechoría. Y con ese pensamiento comencé a sentir que león comenzaba a moverse.
Las embestidas que me pegaba en algunos momentos eran tan intensas que levantaban mi cuerpo tan arriba que mis piernas quedaban suspendidas en el aire, ese animal me habían metido su pija hasta en lo profundo, convirtiéndome en su marioneta, aturdido, acabado, muerto de dolor, podía sentir como su pija palpitaba mientras se deslizaba por el interior de mi cuerpo, lo sentía tan adentro que me daba la sensación de que algo me hurgaba en el interior de mi estomago.
El dolor no tenía fin y sobre todo su bestialidad, ya que me tomaba de los cabellos para levantar mi torso y me la ensartaba hasta lo profundo con mi cuerpo casi apoyado íntegramente sobre el de el. Luego apoyó sus dos manos sobre mi espalda para aplastarme y poder así serrucharme velozmente sintiendo como sus enormes huevos chocaban con mi cuerpo, provocándome micro desmayos, llorando desesperado, sin suplicar mas, ya que no podía emitir palabra alguna.
Estaba bajo su dominio absoluto y nada podía hacer, mientras más me cogía mi cuerpo se entregaba cada vez más, olvidando las resistencias que León había roto con brutalidad. Mientras me bombeaba manoseaban todo mi cuerpo, apoyaba su cuerpo peludo sobre mí, pudiendo sentir su respiración en mi nuca cuando se inclinaba sobre mi espalda, luego volvía a retroceder y al avanzar lo hacía con fuerza y firmeza provocándome más dolor del que ya de por si sentía.
Durante eternos minutos lo sentí pegado a mí, mientras hacía movimientos giratorios dentro mío que me ascendían en la escala del dolor, haciéndome sentir que todo mi interior estaba siendo destrozado por su enorme y duro miembro. Cuando por la fuerza animal de sus empujón me levantaba por el aire yo sentía que mi cuerpo no me pertenecía, clavado por su verga y poseído completamente sentía que yo era parte de el, que realmente le pertenecía, que estaba incorporado y que mi destino estaba siendo violado al igual que mi cuerpo, intenté negarlo pero era imposible sintiendo como me serruchaba como un salvaje, con mis manos libres pero impedidas de defenderme.
Ya había pasado demasiado tiempo cogiéndome, yo estaba afónico por los gritos de dolor y vencido con su mástil en mi culo, en ese momento el me tomó fuertemente de las caderas separándome de la mesa y apoyándome contra la pared sin sacármela, me había adherido a la pared ya que no llegaba a tocar el piso. Solo estaba sostenido por él y en ese momento sentí que el ritmo fue cambiando y acelerándose hasta que una explosión ocurrió dentro de mi ser, sentía como la cabeza de su pene comenzaba a latir y un líquido me llenaba mi interior.
– Ahí tenés la leche- dijo el, gimiendo de placer- ya vas a tragarla y vas a ver que te gusta- dijo mientras abrazándome me condujo hacia la cama y me tiro con el encima de la cama.
Todo mi cuerpo temblaba, sentía en mi nuca la respiración de mi violador, "ahora ya se parece más el agujero de la concha de una mujer que al agujero del culo de un pendejo", susurró en mi oído, ya no tenía fuerzas como para intentar alguna reacción, me quede ahí aplastado por su cuerpo, escuchando de lejos los bestiales comentarios de otros hombres de otras celdas, no podía incorporarme porque el dolor era tan intenso que cualquier movimiento lo empeoraba, el sacó su pene de mi culo de un solo movimiento y se quedó en la misma posición respirando profundo.
Aplastado por su cuerpo que comenzaba a relajarse. El respiraba profundo. En ese momento sentí que los chorros de transpiración que el me pegoteaba en el cuerpo, pasando por mi ano, me comenzaban a arder. Entonces me susurro: ahora te van a llevar a enfermería, no te preocupes que voy a ir a visitarte todos los días.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!