En la familia de mi novia son todas Dominatrix. ( 2 )
Nuestro protagonista, obtiene su sesión de dominación e inicia su humillación camino al lugar por Micaela. Luego, aparece en escena la abuela Esther..
En la familia de mi novia son todas Dominatrix. ( 2 )
Nuestro protagonista, obtiene su sesión de dominación e inicia su humillación camino al lugar por Micaela. Luego, aparece en escena la abuela Esther.
Acto 3 – Asistiendo al lugar.
Por fin llegó el día tan esperado para poder realizar mi fantasía con la familia de mi novia. Habían pasado ya dos semanas desde que finalmente se pudo acordar la cita, a lo que mas que excitado estaba. Si bien estoy feliz por lo que voy a vivir dentro de poco y no creo que pueda volver a repetirse nunca mas, también me siento preocupado por el tema de que descubran quien soy. Si eso pasa, además de tener problemas con ellas, puedo echar a perder mi relación con mi novia Sofía por esta tonta fantasía mía.
Aún así, mis medidas preventivas fueron bien pensadas y ejecutadas a mi parecer. Las cuales voy a enumerar punto por punto lo que hice para evitar que me reconozcan. 1) Pagué la primera parte de la sesión con un deposito en un cajero automático de manera anónima. 2) Me afeité la barba, ya que nunca me conocieron sin barba, y la máscara que elegí me tapa perfectamente desde la nariz para arriba. También me alisé el pelo, que si bien la capucha iba a ocultarlo totalmente, quise prevenir por si la misma tuviera algunas zonas libres o abiertas y se escapara pelo por ahí. 3) Por mi físico no me preocupé mucho, ya que ellas nunca me vieron sin remera o pantalones muy cortos, por la suerte de que nunca fuimos a la playa o pileta de manera conjuntas. Además, ni mi novia ni a mi nos gusta sacarnos fotos con poca ropa. 4) Tuve que repasar el tono de mi voz cambiándolo a un poco mas grave, que si bien parece un poco falso, si alguien nuevo me escuchara pareciera mi voz habitual. Me entrené todo el tiempo que pude durante estos días para que se me haga lo mas naturalmente posible el hablar de esa manera, fue difícil pero no imposible.
Me enviaron días antes un eMail indicándome el lugar, día y hora especifica del lugar de encuentro y el tipo de auto con su respectiva patente al que debía subirme. Ya estando en el estacionamiento a la hora estipulada, encontré al auto mencionado, que era de color blanco y con vidrios polarizados. Miré a mi alrededor y al no ver a nadie, entré en el asiento de atrás rápidamente. Al cerrar la puerta del auto, volví a fijarme a los alrededores para ver si alguien me vio, pero como no vi nada raro me tranquilicé. El interior del coche era muy bonito y muy cuidado, se nota la calidad del servicio. Entre los asientos traseros y los delanteros, se encontraba una separación con una ventana polarizada, de esas que se bajan o suben eléctricamente como si fuese una limusina en las películas de Hollywood para dar privacidad entre los pasajeros y el conductor.
Sobre el asiento, había una bolsa negra con algo en su interior y un sobre negro con decoraciones en amarillo, similar a la estética de la tarjeta que había encontrado en la casa de mi suegra. Abrí la bolsa y solo encontré una capucha, que por alivio mío era de las mismas características que había pedido desde la web (por ahora obtengo lo que pido, no como me pasó varias veces en AliExpress que te viene a tu casa cualquier cosa). Inmediatamente me coloqué la capucha y cerré los dos cierres por detrás con cuidado. Por suerte, noté que me calzaba a la perfección y no se sentía incómoda para nada. No fue mala idea de que en la sección de solicitar cosas, puse algunas medidas en centímetros sobre el diámetro de mi cabeza como darles una referencia, cosa que lo acertaron perfectamente.
Una vez colocada la capucha abrí el sobre, el cual contenía una hoja con una nota escrita que decía: “¡Bienvenido sumiso a esta sesión especial hecha con mucha dedicación y dominación por parte de sus tres Amas!” (con una flecha indicando que todavía faltaba algo mas detrás de la tarjeta) “Colocá el resto de la plata en el sobre y esperá instrucciones”. La verdad, que hasta ahora iba todo bien, mi corazón latía a mil y estaba muy excitado, por lo que sonreía levemente porque la iba a pasarla de maravillas.
Pasaron los minutos y vi a una persona que caminaba hacia el auto a lo lejos, vestido con traje negro y ese sombrero característico de los chóferes de las películas. Su cara estaba totalmente cubierta por una máscara similar a la mía. Se dirigió a la puerta del piloto, abrió la puerta y entró. Hizo bajar la ventanilla eléctrica que antes les mencioné hasta la mitad y arrojó un celular hacia el asiento trasero. Tomé el celular y empezó a sonar con el nombre de “Ama Micaela”, a lo que no demoré en contestar.
- Micaela: Buen día basura de mierda —me dijo fríamente.
- Yo: Buenos días mi Ama —fue la primera vez que escucho a mi cuñada con ese tono con autoridad, y mi poronga se endureció aún mas al instante.
- Micaela: ¿Pusiste la plata en el sobre?… —a lo que contesté de manera afirmativa— Dáselo al chófer… —cosa que hice y que el chófer empezó a contar los billetes— Y esperemos que este el resto de la plata… ¿Entendiste imbécil?.
- Yo: Si mi Ama.
- Chófer: Falta plata señorita.
- Micaela: ¡¿Qué?!… ¡¿Te querés pasar de listo conmigo inútil?! —me gritó desesperada.
- Yo: No… No puede ser… —dije mirando hacia la ventanilla donde estaba el chófer— Traje el resto de lo que habíamos pactado.
- Chófer: Aquí sólo hay 2.400 Usd señorita Micaela.
- Yo: Ahí está, era ese el monto —tranquilizándome un poco porque no me había estafado.
- Micaela: Eso sí… ¿Pero no trajiste nada más?… ¿Ningún dinerito extra para mi?.
- Yo: Ehhh no… —dije entrecortado— No sabía…
- Micaela: Uffff… —me interrumpió— No tenés modales estúpido. Ahora sacate toda la ropa que tenés puesta. ¡Rápido! —me dijo apresurándome.
- Yo: Está bien mi Ama… —uy, si ya empezamos así pensé— ¿Podrías cerrar la ventana un minuto chófer? —dije para que no me viera desvestirme, ya que estaba con la cabeza mirando toda la escena el muy entrometido.
- Micaela: ¡Nada de eso! Sacate ahora mismo toda la ropa basura. Y además por hablar, te ordeno chófer que lo mires muy bien y no pierdas ningún detalle… —dijo Micaela mientras se escuchaba el sonido característico del vidrio bajar completamente para que me observe mejor— ¿Acaso no tendrás vergüenza de que te veamos desnudo no?… —Lo dijo con tono irónico, a lo que respondí con un “No” mientras ya me había sacado la remera y los dos zapatos— Bien que me mandaste muchas fotos tuyas desnudas semanas atrás.
- Yo: Tiene toda la razón mi Ama —contesté sin ya tener las dos medias y empezando a desabrocharme el pantalón.
- Micaela: Chófer… ¿Me podes decir cómo está la poronga del basura este?.
- Chófer: Recién se sacó el pantalón, ahora se está quitando el bóxer mi señorita… —y metiendo un poco su cabeza por la ventanilla y verificar bien lo que estaba mirando concluyó— Está bien parada señorita Micaela.
- Micaela: Y obvio que la va a tener dura, si es un mierda al que le excita que lo traten así… ¿O no?… —respondí que así era— ¿La tiene mas chica que la tuya… no? —dirigiéndose al conductor.
- Chófer: Si señorita Micaela, la mía es mas grande.
- Micaela: Me lo suponía por las fotos lamentablemente para nosotras. Ahora estúpido pone toda la ropa dentro de la bolsa y dásela al chófer.
- Yo: Si mi Ama… —acomodando la ropa dentro de la bolsa negra— Acá tenés… —alcanzándosela al chófer.
- Chófer: Sigue con la capucha puesta señorita —dijo eso mientras agarraba la bolsa.
- Micaela: Se la queda, órdenes de mi madre Amalia —dijo rápidamente antes de que yo pudiera siquiera quejarme, para luego cortar la llamada.
- Chófer: Bueno —dijo al aire y volviéndose a su asiento y subiendo la ventanilla eléctrica al segundo después.
Impresionante lo brava y mandona que es Micaela, nunca me imaginé que tuviera ese carácter. El conductor puso en marcha el auto y salimos del estacionamiento para el lugar donde tendría mis sesiones de dominación. Durante el trayecto, si bien con los vidrio polarizados nadie de afuera podía ver mi desnudez, me sentía como indefenso, eso sí, mi excitación nunca bajó. Ya me estoy dando cuenta de que mi poronga me va a traicionar muchas veces durante este día.
Llegamos al lugar, el cual su frente extenso y alto es de ladrillos a la vista con solo una puerta negra y un gran portón corredizo de chapa negra a la derecha, que a los pocos segundos de detenerse el auto en la entrada, empezó a abrirse lentamente hacia la izquierda. El auto ingresó al lugar y se detuvo, cerrándose posteriormente el portón del exterior, el cual el tiempo que tardaba en cerrarse pude contemplar un poco el interior de este terreno. Se veía una gran casa de una sola planta estilo colonial con sus ventanas con rejas negras con dorado y cortinas rojas el cual no se podía ver el interior. A la derecha de la casa había un garaje con otro portón, el cual se abrió luego de que el portón exterior cerró por completo. Una vez dentro de dicho garaje y con su portón cerrado, observo solo dos puertas. Una puerta de madera negra a la izquierda con un cartel que decía “Basuras por aquí” y otra puerta blanca con un sistema electrónico para abrir las puertas. El chófer apagó el auto y salió del mismo para irse por la puerta blanca. En ningún momento me dijo nada, así que me empezó a agarrar un poco de incertidumbre. Hasta ahora, no era lo que yo tenia en mente de como iba a empezar estas sesiones, pensé una bienvenida con las chicas al principio, el cual me escoltaban a una sala para dar inicio a la sesión.
Me quede un minuto dentro del auto por si salía alguien pero nada, por lo que no me quedó mas remedio que salir desnudo con la capucha puesta y entrar por la puerta negra. Al entrar por la puerta, me encontré con una sala pequeña con dos puertas, una roja y otra celeste. Además, dentro de la sala se encontraba un taburete en el centro con una carta roja encima. Al abrir la carta, ésta me indicaba que entrara por la puerta roja el cual había un baño y debía de asearme en un plazo no mayor a quince minutos, cosa que lo hice. Cuando termine de bañarme y volver a la sala pequeña, encontré sobre el taburete varias cosas. Primero un bóxer gris oscuro con botones en la parte anterior y un pequeño agujero por detrás que dejaba libre mi ano. Segundo, una correa de cuero para el cuello como si se tratase de un perro con sus respectivas muñequeras y tobilleras a juego. Además, otra carta pero de color celeste que decía: “Si entrás por la puerta celeste, te vas a convertir en nuestro sumiso. Vestite con lo que te dimos y te esperamos… Tus tres Amas”. Empece a colocarme el bóxer y los accesorios y me acerqué a la puerta celeste. Puse mi mano en el picaporte, respire hondo, y la abrí.
Al entrar por la puerta, noté un gran living con muy buena iluminación y ventanas con las cortinas rojas que había visto desde afuera anteriormente. Además de cuadros en las paredes, estaba amueblado con tres sofás de cuero rojos con decoraciones en negro y mesitas a los costados. Al fondo, un pasillo sin puerta oscuro el cual no se podía ver el final. Pasados unos 30 segundos, se escuchan unos pasos de tacones que provenían de aquel pasillo oscuro, el cual mi corazón empezó a latir mas fuerte porque aquí comenzaría verdaderamente mi aventura.
Acto 4 – Presentaciones con la primera Dominatrix.
De ese pasillo totalmente oscuro, ya se podía distinguir una figura a lo que se empezó a iluminarse conforme se acercaba mas a la entrada del living, y para mi sorpresa, no era otra que Esther, la abuela de mi novia. Me quedé tonto viéndola, ya que no me podía creer lo bien que le queda el traje de Dominatrix. Es de cuerpo entero de color negro brillante, el cual en algunas zonas estaban abiertas o descubiertas el cual dejaba ver parte de su piel. El traje tiene una cremallera delantera metálica, que va desde el cuello hasta bien abajo del pubis. Su cierre se encuentra semi-abierto, el cual deja a la vista un gran escote por su voluptuoso tamaño de sus pechos. Su pelo peinado hacia atrás con gel, junto con lo bien maquillada y producida que estaba, la hacía aparentar ser una mujer diez años menos, nada que ver cuando estábamos en la casa de mi novia Sofía. Su expresión era fría y con una mirada penetrante, que hacia que fuese una come-hombre. A poca distancia de llegar, incliné mi cuerpo hacia adelante levemente para darle los saludos correspondiente, pero me cortó con una bofetada diciendo:
- Esther: Al suelo perro… —dijo alzando la voz con autoridad. Yo me quede de piedra sin poder reaccionar— ¡¡Al suelo he dicho basura!! —volvió a decir para dar otra bofetada aún más fuerte.
- Yo: Si mi Ama —me puse en el suelo arrodillado y con la cabeza baja.
- Esther: Buen chico… —me dice— Vamos para el sillón de allá… —acompañando sus palabras con un gesto en su mano— Y ni se te ocurra ir caminando —me amenazó.
Mientras ella se dirigía hacia el sillón, yo la acompañaba por detrás caminando como perrito. Cuando llegamos y ella se sentó, pasaron unos largos segundos sin que hiciera ni dijera nada, a lo que se acerca una chica como si fuera una moza a donde estábamos, que era un empleada de ellas u otra esclava mas como yo. Lo único que pude observar fueron sus piernas sin ropa y sus pies totalmente descalzos. Desconocía si estaba totalmente desnuda mas allá de los muslos, ya que no quise alzar la mirada para mirarla. Esther agarró una copa con su mano derecha y empezó a beberla de manera tranquila y le hizo una seña para que se retirara la moza, cosa que ella entendió. Y mientras me acariciaba la cabeza como si fuera un perro, me dice:
- Esther: No te creas que por que yo sea la mas vieja de las tres, sea la mas tranquila pelotudo… —y acercándose a mi oído concluyó— Te voy a hacer mierda pendejo ¿Entendiste?.
- Yo: Si mi Ama Esther —contesté, y el miedo aumentó al mismo ritmo que mi excitación. Cada segundo que pasaba, pensaba que había sido un error el estar ahí, pero por dentro me prendía fuego y me sentía mas vivo que nunca.
- Esther: Con mi hija tené cuidado, ya que es la mas dura y la que mas se va a desahogar con vos si cometes errores… ¿Sabés?… —a lo cual contesté asintiendo la cabeza— No nos gusta las personas que se equivocan.
- Yo: Entendido mi Ama.
- Esther: Y con mi nieta… —dijo con un suspiro y pausa al final— A parte de ser una dulce y amorosamente perversa… es una muy buena planificadora y coordina muy lindas sesiones. Si nos haces caso la vas a pasar bien… —dijo tirando de mi oreja, a lo que respondí con un “Si” junto con un leve grito de dolor— Y si por el contrario no nos haces caso… La vas a pasar… —dando una pausa para que yo completara la frase mientras tiraba mas de mi oreja.
- Yo: Mal… La voy a pasar mal mi Ama.
- Esther: Muy bien inútil… —dijo dulcemente— ¡¡Rosita!!… ¡¡Vení para acá!!… —gritó mientras alzó su mano izquierda— Te voy a dar un ejemplo de lo que te dije recién —me dijo acercando su cara a la mía con cara de malicia.
- Rosita: Si mi señora… ¿Qué necesita? —vino apresuradamente.
- Esther: Mírala como está ella estúpido —agarrando y girando mi cabeza para que yo pudiera observar a Rosita.
Vi a la misma chica descalza de antes, salvo que ahora, si pude ver el resto del cuerpo, el cual es de contextura flaca. Sus tetas pequeñas con sus pezones ocultos con cintas negras en forma de cruz. Los brazos hacia adelante, como tratándose de taparse pero sin poder llegar a hacer mucho al respecto. La única prenda de vestir que tenía era una tanga amarilla muy diminuta. Su rostro no se podía ver, ya que utilizaba una capucha similar a la mía.
- Esther: Rosita cometió un error la sesión pasada… ¿Me podes decir cuál fue el error Rosita?.
- Rosita: No le contesté como corresponde en una oportunidad, y en otra no pude cumplir con la indicación de que me quedara quieta cuando me dominaba usted mi señora.
- Esther: ¿Viste?… —dirigiéndose a mi dando el último sorbo a la copa para vaciarla totalmente— Así de cabronas somos nosotras… ¿Lo vas comprendiendo?… —a lo que respondí con varios “Si” seguidos— Por esa simple tontería, es el porqué Rosita está acá, para hacer lo que se nos plazca por el día de hoy ¿No?… —dijo parándose en frente de Rosita y mirándola fijamente, el cual Rosita afirmó su cabeza sin decir nada y bajando aún mas su mirada— ¡Besá mi pie ahora mismo pelotuda! —le ordenó a Rosita adelantando su pie derecho.
- Rosita: Si mi señora —dijo mientras se agachó y se puso de rodillas para luego empezar a besarle el pie.
- Esther: Me imagino como estará la puta esta… —dijo mientras se agachaba sin moverse del lugar poniendo su mano izquierda sobre la espalda de Rosita de soporte, mientras que con su otra mano corrió con sus dedos la tanga a un costado para ingresarlos en la concha de Rosita. Después de unos cinco segundos hurgando, los sacó para luego erguirse— Mmmm… Están bien mojados mis dedos… —dijo mientras se los frotaba entre sí— Ahora limpialos cerda —acercándolos a la cara de Rosita.
- Rosita: Si mi señora —dijo mientras dejó de lamer los pies de Esther para limpiar los dos dedos impregnados con sus propios fluidos.
- Esther: Listo, ya podes desaparecer que estás molestando —dijo luego de que queden limpios los dedos.
- Rosita: Como usted diga señora Esther, me retiro entonces —contestó mientras se levantó del piso y se fue yendo hacia el pasillo oscuro caminando deprisa, el cual pude ver su cola, si bien no tenía grandes proporciones, estaba bien formada.
- Esther: A ver estúpido… levantate y colocá las manos detrás de la espalda y quedate mirando al frente.
Rápidamente me levanté y me puse en dicha postura, mientras ella agarró de una de las mesitas a los costados de los sillones unas esposas, y me las puso en las muñequeras que ya tenía puestas. Empezó a inspeccionar mi cuerpo, dando vueltas sobre mi como si viera una simple mercancía y fue palpando mis brazos, pecho, abdomen, espalda, muslos, cola y mi bulto. En que me estoy metiendo pensé, la abuela de mi novia tocándome estando esposado y semi desnudo sin que ella supiese quien soy, y también me asombró el trato hacia Rosita. En un momento, se puso detrás mio pegando su cuerpo a mi espalda para decirme:
- Esther: Pero no todo es tan malo como pensás muchachito, si hay con qué pasarla bien nos lo vamos a llevar bien… ¿No creés? —dijo mientras su mano derecha se quedó encima de mi bulto.
- Yo: Si usted así lo desea sí mi Ama.
- Esther: ¿Pero con ésta mierdita la voy a pasar bien?… —lo dijo apretando mi bulto para luego soltarlo bruscamente— Merezco mejores cosas yo… ¿O no?… —finalizando su frase poniéndose en frente mío, a lo que yo respondí afirmativamente con una disculpa— Me equivoqué en no pedirte una foto de tu poronga, y que además ni siquiera tengo que verla ahora para deducir que es un talle Small… —dijo desilusionada— Que bronca me da, siempre traigo a basuras como vos.
- Yo: Lo siento mi Ama.
- Esther: Mucho “lo siento” pero ya estás acá. Hoy quería poronga de la buena y no la voy a tener por tu culpa mierda —dijo dando un paso hacia atrás.
- Yo: Mil discul…
- Esther: ¡¡Así no!!… —lo dijo interrumpiéndome— Te vas a disculpar en el suelo y besándome los pies —dijo poniendo sus manos sobre sus caderas en forma de asa de jarrón.
- Yo: Mil disculpas mi Ama… —respondí tirándome al suelo como pude con los brazos esposados detrás de la espalda para luego besar sus pies— Perdón por no ser la clase de hombre que usted esperaba… —a lo que Esther me indicó que siguiera mientras metía su pie en mi boca— Lo siento por no tener la poronga mas dura y mas grande, lo siento por no tener la poronga mas larga, lo siento por no tener la poronga mas gorda —dije mientras besaba sus pies de manera desenfrenada. No se porqué decía eso, ya que con decir menos era suficiente, pero me dejé llevar.
- Esther: Muy bien, por lo menos ahora tenemos en claro la mierda que sos… —dijo dando un par de golpecitos en mi cabeza como si fue un perro al que le dicen “buen chico”— Ahora de rodillas de vuelta… ¡Ya!… —a lo que rápidamente hice— ¿Lo estás pasando bien nene hasta ahora?… —dijo mientras se sentaba en el sillón, a lo que obviamente contesté con un “Si”— Mirá como te estás excitando y como te calienta ser sometido por una persona mayor. Me agradan los estúpidos como vos que son bien degenerados… —terminó la frase colocando su pie derecho sobre mi bulto y presionándolo un poco— Bésame el pie perro… —dijo mientras levantó su pie izquierdo y me lo puso cerca de mi boca para que yo los besara.
Estando de rodillas sobre el suelo, Esther siguió jugando por un lado con su pie que recorría una parte de mi cara y lo hacía entrar en mi boca. Mientras que por el otro lado con su otro pie, presionaba mi poronga por encima del bóxer, y hasta me hacía algún que otro “pellizco” con sus dedos de los pies. Empezó a decirme que era un patético por pagar a alguien para que lo traten de esa manera, que era un bueno para nada y que ella se iba a encargar de hacer que caiga lo mas bajo posible. Luego de casi cinco minutos de humillación, que fueron de mi agrado porque mi excitación nunca disminuyó, Esther alejó sus pies sobre mi, se levanto y me ordenó que también me levantara y me dijo que la siguiera para comenzar el interrogatorio.
Siguiéndola a Esther con las manos esposadas en mi espalda, empecé a emocionarme por lo que iba a suceder. Ni siquiera he comenzado las sesiones que había coordinado para este día, y lo poco que sucedió hasta ahora fue súper intenso. Esther es mucho mas imponente y autoritaria como Dominatrix de lo que hubiese imaginado. Y Micaela, que si bien su muestra de autoridad fue por vía telefónica, no me imagino como lo será en persona. Y ni hablar de Amalia que todavía ni la vi.
No voy a mentir que tengo cierto temor de que me hagan vivir una situación que no pueda soportar, pero siempre tengo la opción de dar por terminada la sesión en cualquier momento. También tengo un poco de miedo por ser descubierto por la familia de mi novia, aunque por como estoy de excitado por ahora no es importante. Y debo reconocer que si bien intuía que este tema de la dominación me iba a gustar, no sabía que me iba a gustar mucho.
[Continuará…]
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