En la Friendzone de Mayra
Mayra me gustaba mucho, aunque no me hizo caso nunca, aún me excita pensar en lo humillado que me sentí por las cosas que hacía. Fue en parte responsable de que me volviera la puta que soy..
Conocí a Mayra en la calle. Me armé de valor y le pedí su teléfono, realmente me encantaba y esperaba poder andar con ella. Ella es muy bajita, quizás midiera 1.50m, tal vez menos, era realmente muy bonita, grandes y hermosos ojos, morena, pelo quebrado, no tenía mucho pecho, pero por lo que pude notar, creo que pudiera tener unas grandes nalgas.
La primera vez que salimos la llené de regalos, pero no intenté nada más. Creo que de inmediato supo que yo era un beta, así que nunca me tomó en serio. Cuando quedábamos de vernos me dejaba esperando, yo esperaba que llegara, así que la llegué a esperar hasta 4 horas. Pronto me di cuenta que me tenía guardado en su celular como «friendzone» pero creo que esperaba cambiar eso. Así que a pesar de la humillación que me hizo pasar, la seguía invitando a salir.
Las humillaciones se fueron incrementando. Al principio solo me dejaba esperando. Luego empezó a llegar más seguido, pero me trataba peor. Lo primero que recuerdo que hizo, fue pedirme que la llevara a comprar ropa, fuimos a una tienda de ropa y le compré un pantalón y una blusa. La siguiente vez fue un vestido, y la tercera fuimos a la zona de ropa interior, me pidió que le ayudara a elegir unas tangas, y la muy zorra incluso me preguntó ¿con cuál te gustaría verme? Le ayudé a elegir tres y por supuesto las pagué. Sobra decir que nunca la vi en tanga.
La siguiente vez fuimos al cine, ella llegó y me dijo que no iba a poder quedarse, estuve con ella hasta que llegó otro tipo y entró al cine con ella. Yo me quedé con los boletos que ya tenía comprados.
Después supe que había comenzado a andar con él, porque me pidió que la acompañara a comprar lencería, yo no quería ir, pero me convenció diciendo que podría verla con la lencería puesta, por supuesto no pasó, y también por supuesto yo pagué la lencería. Realmente no duró mucho en esa relación.
Otro día que estaba con ella, recibió una llamada y me pidió que la acompañara con un «amigo» a recoger algo, llegamos a una casa, nos recibió un tipo y me quedé en la sala esperando mientras ella subía con él. Estuve ahí una media hora y comencé a oír como se cogían a Mayra, sus gemidos, cómo pedía «más, más, más» y gritaba. Yo la tenía parada, quería irme, pero al mismo tiempo me excitaba oírla. Cuando bajó me dijo «¿sigues aquí?, ya vámonos» Por supuesto llegué a mi casa a masturbarme. No hablamos del asunto.
Otra vez que salimos, pasamos por una sex shop, «por curiosidad» dijo Mayra, llegamos a las tangas para hombre y me dijo que debería comprarme algunas para usarlas «con alguna chica» como si no supiera que sólo pensaba en ella. Me convenció de comprar dos, una color blanco, de una tela algo satinada, y una roja con encaje. Al siguiente día volvimos a salir y me insistió que usara la roja, a mi la verdad me excitó la situación y lo hice.
Fuimos a comprarle un regalo a una amiga suya. Ella me convenció de que «por casualidad», su amiga tenía la misma talla que yo, así que fuimos de tienda en tienda y me hacía probarme pantalones ajustados, faldas, shorts cacheteros, y salir a ver cómo me quedaban ante las miradas de las mujeres que compraban ropa. Parecía que me buscaba los modelos más pequeños y ajustados, fue muy humillante, sobre todo porque usaba frases como «este se te ve bien», «te queda mejor que aquel otro», «con este se te marca la tanga», o incluso cosas como «a ti te queda bien, pero mi amiga no es tan puta», «¿en serio te gusta ese? pareces prostituta», «pues si lo que quieres es que te metan una verga, ese es perfecto». Al final no compró nada.
Mi gran oportunidad fue cuando me aceptó un viaje a la playa, iba a ser dos noches y sólo encontramos un cuarto con una cama matrimonial, íbamos a dormir en la misma cama, era mi sueño hecho realidad. Todo fue muy normal, fuimos al mar, nadamos en la playa, todo muy bien, pero en la noche en un bar ella bebió mucho y quiso irse, llegó a dormir, no sin antes poner una barrera de almohadas entre nosotros.
Al día siguiente me dijo «¿saber qué me gustaría? que usaras la tanga blanca que compramos aquella vez» Así que me la puse, ella además me había pedido llevar al viaje ambas tangas. Pensé que por fin tendríamos sexo aquella noche, pero cuando se hizo tarde sugirió ir a un bar, teníamos un rato ahí y de pronto fue al baño, se tardó demasiado y cuando la busqué estaba hablando con dos tipos, me dijo que por qué no iba a intentar algo con alguna chica. Yo muy enojado, pues esperaba tener acción con ella le hice caso, me acerqué a dos chicas bastante atractivas y comenzamos a hablar.
Después de unas horas se acercó a mi, se paró junto a la mesa donde estaba con ellas, y me paró, yo quedé de espaldas a mis nuevas amigas y me abrazó Mayra, llevó las manos a mi cadera, las metió en mi pantalón y subió mi tanga para que la vieran desde la mesa, se echó a reír y luego se fue con sus amigos diciendo que sólo era una broma, pero por supuesto todo se puso incomodo con las chicas que recién había conocido.
Me quedé en el bar un rato, no la veía más, al rato recibí un mensaje suyo diciendo «ojalá te vaya bien con aquellas chicas, me voy a ir al hotel con los chicos que conocí, nos vemos en la mañana». Pero yo no tenía a donde ir, fui a la habitación y me abrió me dijo que no podía entrar, pero ante mi insistencia aceptó con la condición que estuviera en el baño. Eso hice. Escuché como los tipos preguntaban por mi y ella decía, «no se preocupen, de hecho, es gay, miren usa tangas» supongo que les estaba mostrando la otra tanga roja que ella me había pedido llevar.
Por segunda vez escuché no sólo cómo se la cogían, antes había estado en la planta baja y ella en el primer nivel, ahora sólo una puerta nos separaba, no sólo lo escuché, casi me lo podía imaginar, sobre todo porque los tipos le hablaban mucho y daban instrucciones. Después de que entré al baño, escuché, «quítate la ropa», «chúpalas, puta», luego a ella preguntando «¿quién me la va a meter primero?», de nuevo «más, más, más», a uno de ellos diciendo «cabalga esa verga, yo te la voy a meter por el culo» y entonces a Mayra volviéndose loca de placer. Luego uno de esos hijos de puta la hizo suplicar «dámela por el ano, la quiero por el ano, no me la saques, relléname la cola». Y por fin «de rodillas, perra, nos vamos a venir en tu cara». Después no escuché más que voces que no entendí bien, luego nada y por fin una puerta cerrándose. Salí del baño, serían las 4am, me había masturbado varias veces oyendo como se cogían, y trataban como puta a la chica que me gustaba. Mayra estaba dormida sola en la cama con semen seco en el cabello.
Al otro día regresamos, ella con una resaca muy fuerte y no hablamos casi nada.
Poco después peleamos porque ella decía que yo exigía cosas. Luego nos dejamos de hablar. Nunca recibí un beso de ella, ya no digamos algo más.
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