EN LA HABITACIÓN DE MI TÍA
El primer día cuando se fueron a ver los abuelos, Francisco y yo entramos a la habitación a jugar, bueno es lo que dijimos.
EN LA HABITACIÓN DE MI TIA
Me llamo Leonardo, pero todos me dicen Leo, mis abuelos se mudaron a vivir junto a mi papá y sus dos hermanos menores, un rancho donde se dedican, a la crianza de animales, junto a ellos se mudó mi tía, que es la mayor que todos.
Ella llevaba ya tres parejas, pues solo se juntaba con los hombres y de repente se marchaban, nunca supe porque se marchaban dejándola sola, ella tuvo un hijo de cada hombre, al juntarse con el cuarto hombre, un velador de la fábrica donde ella trabaja. Cuando mi tía trajo a su cuarto amante, mi padre se molestó mucho puesto que era un hombre más joven que ella, mi padre vivía enojado todo el tiempo o al menos eso parecía.
El nuevo novio de mi tía, tenía 27 años, él era un tipo, delgado, moreno y alto, más que mi padre, que a él lo considero alto, más o menos el tipo estaba de un metro ochenta y siete aproximadamente, tenía aspecto infantil, pues se comenzó a llevar bien con todo, puesto que pasaba todo el día en casa, salía a trabajar a las siete de la noche, regresaba por la mañana a las ocho am.
Dejando eso de lado, tengo dos primos con los que me junto más, en ese tiempo yo tenía 7 años, uno mayor que yo con 6 años que era Francisco, y otro era menor que yo un año, que era Gerardo, un día que no tuvimos clases, nos fuimos a casa, donde estaba el “esposo” de mi tía solo, siempre jugábamos en la habitación de mi tía, ese día estaba Raúl, el “esposo” nuevo de mi tía acostado, entonces como cada vez que jugábamos nos metíamos la habitación.
Francisco: vamos a jugar a los caballos, pero antes de jugar nos cambiábamos de ropa para no manchar o romper el uniforme, ya que nuestras madres se molestaban.
Gerardo: pongámonos ropa deportiva, shorts que hace un poco de calor.
Leo: está bien, pero juguemos en silencio, para no despertar a Raúl.
Francisco: está bien, pero Leo, tú serás la yegua, ¿de acuerdo?
Leo: está bien, me gusta ser la yegua, pero tú ¿Qué vas a ser, Francisco? ¿Gerardo que hará?
Francisco: yo seré el semental, Gerardo el ganadero.
Jugábamos a correr y brincar, Gerardo nos montaba, como si fuera el jinete y era el que nos lazaba con una cuerda, hacíamos corrales, etc. Así que cuando Gerardo nos encerraba, Francisco decía que como él era el macho tenía que montarme, y era rico sentir cuando me repagaba su pene en mis nalgas, y de vez en cuando nos bajábamos el short y él intentaba meterlo. Ese día yo quedé de frente a la entre pierna de Raúl, que estaba acostado de lado en la cama, veía como se agarraba la verga, supe que estaba despierto, pero cuando me quité por temor a que nos estuviera viendo, volteé a verlo, tenía los ojos cerrados, jugar a los caballos, era solo pretexto de Francisco, para poder hacer vagancias, (así le decíamos al intento de tener sexo).
Gerardo se enfadaba de jugar y se iba a ver la tv, (así cada tarde cuando, no era a jugar a los caballos, era a luchar, más siempre fue solo el pretexto para tratar de tener sexo sin éxito, jamás había podido penetrarme, igual nos bañábamos juntos para ahorrar agua y tiempo, en el cual aprovechábamos y en más de una ocasión se la mamé a Francisco en el baño, el pene lo tenía no más de 14 cm, recuerdo que la primera vez que lo hicimos, su pene estaba salado, aunque su pene ya se pelaba, cuando trataba de chuparlo, él me lo sacaba de la boca, decía que le gustaba pero que le dolía, por lo que no lo hacíamos muy seguido, con el tiempo las cosas fueron cambiando y aprendía a no ser brusco), ese día, al llegar mi mamá, quien era la primera en llegar a casa, se sorprendió y se asustó, al vernos a los tres primos y Raúl, solos en la casa, pues ya que no le tenían confianza, pero ya después de a ver visto que estábamos viendo la tv, se calmó un poco, así fue pasando los días y comenzaron a darle confianza a Raúl, después de eso mi abuelo se enfermó, mi papá y mi tía fueron a verlo al hospital.
Esos días no tuvimos clases durante una semana, así que dejaron a Raúl que nos vigilara por las mañanas, el primer día cuando se fueron a ver los abuelos, Francisco y yo entramos a la habitación a jugar, bueno es lo que dijimos, pero pues íbamos a coger, bueno tratar, al entrar a la habitación, me puse a gatas, recargué mi cabeza en la cama, Francisco bajo mi short y el suyo, comenzamos como cada vez que lo hacíamos, cuando Francisco estaba tratando de cogerme, sentí que me acariciaban la cabeza, volteé a ver, y era Raúl que con una mano acariciaba mi cabeza y con la otra su pene, Francisco y yo nos sorprendimos, tratamos de explicar, pero:
Raúl: está bien chicos, no pasa nada, yo guardaré su secreto, de hecho, será nuestro secreto, ¿Qué les parece si yo los veo jugar? ¿Pero díganme a que juegan? Así puedo participar en su juego.
Leo: a los caballos
Raúl: está bien, entonces necesitan un cuidador, ¿seré el cuidador, de acuerdo?
Francisco y Leo: si está bien.
Raúl: solo un detalle, los caballos no llevan ropa, quítense la ropa, mientras cierro la puerta.
Los dos nos quitamos la ropa, Raúl comenzó a acariciar mi lomo como si fuera un caballo de verdad.
Raúl: ¿tú eres la yegüita verdad?
Leo: sí, yo siempre soy la yegua.
Siguió acariciándome el lomo, cabeza y mis nalgas, comenzó a tocarme despacito, se llevó la mano a su boca y escupió en sus dedos y puso saliva en mi ano yo me quise sacar, pero dijo:
Raúl: te prepararé para que te monte el semental, ¿o no quieres?
Leo: si quiero ser montado.
Raúl: Ven francisco acércate, te prepararé para que montes a la yegua
Comenzó a agarrarle la verga a Francisco, mientras que a mí me ponía e introducía su dedo un poco. Cuando Francisco tuvo su verga bien parada,
Raúl: ven Francisco vamos a hacer la monta, yo te ayudaré.
Así que Francisco se puso en posición, Raúl agarrando su pene lo apunto en mi culo, cuando metió su cabeza me dolió, el ardor que tenía, hizo que me la sacara, aunque Raúl me detuvo, Francisco lo sacó, al sentir que me separé.
Raúl: vamos a intentarlo de nuevo, no se saque será despacito. Pondré más saliva en tu culito Leo.
Francisco continuó, me metió de nuevo la punta y sentí rico, pero dolía, un dolor como hormigueo y ardor, poco apoco la fue metiendo, de repente sin mucho movimiento, sentí como mi primo se venía dentro de mi culo, sentía los chorros dentro de mí, al sacarse salió un poco de leche de mi culo,
Raúl: está bien, Francisco buen semental, ahora le toca a la yegüita, mastúrbate
Raúl tenía su verga parada, se notaba bien por el short que llevaba, comencé a masturbarme, Raúl metía su dedo en mi culo despacio, tuve un orgasmo seco por mi edad, después vi que Raúl tenía su verga de fuera y se estaba masturbando, su verga era bien grande y gruesa de 18 cm, después de eso salimos. Al día siguiente mis primos se fueron al parque, mi hermano y yo nos quedamos en casa, mi hermano se puso a ver la tv, yo entré a la habitación de mi tía, ahí estaba dormido Raúl, me recosté aun lado de él.
Raúl: ¿qué haces aquí Leo?
Leo: ah no sé, solo entré.
Raúl: ¿quieres jugar?
Leo: sí
Raúl: esta vez jugaremos otro juego, serás un jinete y montarás un caballo salvaje
Se puso boca arriba y me montó en su verga, Raúl se movía atrás, adelante, arriba, abajo, simulando ser un caballo, yo sentía como su verga se ponía dura, sentía como se metía ente mis nalgas, a pesar de traer los dos, shorts deportivos.
Raúl: ¿sabes mamarla?
Leo: creo que no, he tenido poca experiencia, con Francisco.
Raúl: espera aquí, cerraré la puerta,
Me dio clases, se sacó su verga de 18 cm, que, para mí, era una verga enorme, a diferencia de la de Francisco
Raúl: abre la boca y con los labio y lengua, ve chupándome la verga, no la raspes con los dientes, métetela hasta donde puedas,
Yo me la metí hasta la mitad y sentía ganas de vomitar, así que solo menos de la mitad me la metía, fui salivando más cada vez, tiraba un poco de saliva y otro poco que tragaba, después de unos minutos, Raúl me dice:
Raúl: ponte en cuatro patas como una yegua,
Leo: tengo miedo, tu pene es grande y me va a doler mucho.
Raúl: **sonrió** hoy no te la voy a meter, haré otra cosa que te hará disfrutar.
Se agachó, mamó mi culo, chupando mi ano y metiendo la lengua, lamía mi ano de arriba abajo, y me masturbaba a la vez, de repente de la excitación tuve un orgasmo seco e hizo que me orinara en la cama, ya que yo todavía no podía eyacular, cuando se dio cuenta, me dio la vuelta y me puso a que se la mamara, de nuevo solo la punta, como no la aguantaba toda, Raúl se masturbaba después de unos minutos se vino en mi boca, salí de la habitación para ir al baño a escupir, Raúl se quedó dormido.
Dos días después de eso, Francisco quería metérmela de nuevo, con suerte nos quedamos solo los tres.
Francisco: vamos a la habitación de mi tía, quiero metértela de nuevo.
Leo: pero ahí está Raúl,
Francisco: ¿qué tiene que esté él ahí? no pasa nada, ya vez que no dice nada.
Entramos a la habitación, ahí estaba Raúl desnudo por completo, “dormido”, al cerrar la puerta el despertó.
Raúl: ¿quieren jugar?
Francisco y Leo: sií.
Raúl: bueno la regla es que los caballos no traen ropa.
Nos desnudamos por completo, los tres estábamos desnudos.
Raúl: hoy también seré un caballo, ¿sale?
Francisco y Leo: está bien.
Raúl comenzó a lamerme el culo y dejarlo todo lleno de saliva, se puso encima de mí, con su verga rosaba mi culo.
Raúl: Leo en lo que yo te monto, tú mámale la verga a Francisco.
Luego le dijo a Francisco que se pusiera de rodillas frente a él, y yo de espaldas, pero en cuatro patas, a un lado de Francisco, mientras le mamaba la verga a Francisco, Raúl me metía su dedo en el culo, después de un rato.
Raúl: Francisco métele la verga a Leo. Ve despacio, métela poco a poco, despacito.
Entró más que solo la punta, el dolor era rico, de pronto en un empujón entró toda, mi primo se quedó sin mover un instante, de pronto comenzó a sacarla poco, despacito y meterla de nuevo, poco a poco fue dándole más rápido, entraba y salía, la sacó por completo y la volvió a meter, sentía un placer enorme, de repente sentí como los chorros de leche llenaban mi recto, Francisco la sacó después de haberse venido, quedé recargado a gatas en la cama, luego sentí como se acercaba Raúl a mí.
Raúl: no te asustes no te va a doler.
Luego sentí como apuntaba sus 18 cm de verga en mi culo, luego entró su glande, no había dolor, sino una sensación rica llenando un vacío, sentía como entraba despacio y de a poquito, sentir su cuerpo grande abrazarme por detrás, empujó despacio, hasta que entró toda, me besó la nuca las orejas, se movía despacio, yo me retorcía de placer.
Raúl: que rico culito tienes.
Leo: besa mis orejas, eso me vuelve loco,
Raúl: me voy a mover, tu solo déjate llevar, para que no se salga la verga del culo.
Me levantó sin sacarla, me dio vuelta que quedamos de frente, mientras yo estaba de espaldas en la cama, el metía su verga despacio y besaba mis labios, seguía moviendo sus caderas, entrando y saliendo, sin dejar de besarme, el ritmo ni despacio ni rápido,
Raúl: quiero que te masturbes, mientras yo te sigo penetrando.
Al estarme masturbando, empecé a moverme, para sentir su verga dentro de mí, Raúl seguía metiéndola a un ritmo algo más rápido, de pronto comencé a sentir un orgasmo seco y comencé a orinarme en mi abdomen, Raúl seguía dentro de mi culo, duró un rato moviendo sus caderas, yo ya no sentía lo mismo que antes de tener el orgasmo seco, comencé a sentir algo de dolor e incomodidad, pero no duró mucho esa sensación, de pronto sentí como descargaba su leche dentro de mi culo. Ese día mi culo quedó lleno de leche, de Francisco y Raúl.
Francisco y yo continuamos aprendiendo de Raúl, hasta que Francisco se hizo de una novia, Raúl y yo solo tuvimos un par de encuentros, ya que casi no nos quedábamos solos, Raúl estuvo unos años con mi tía, después se fue de la casa.
Raúl estuvo cuatro años con mi tía, los encuentros entre los tres duraron tres años y medio, después Raúl y yo solo unas cuantas veces estuvimos juntos.
FIN
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