En mi primera vez abusaron de mi – Parte II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por xxxmaturinxxx.
Los meses pasaron tenia en la mente aquella noche tan brutal en la que me abusaron sexualmente.
Mi percepción del sexo había cambiado y ahora solo buscaba pornografía donde el pasivo sufriera de la manera en la que yo había sufrido esa noche.
Después de esa experiencia tuve sexo con otros muchachos de mi edad, pero en esos encuentros no encontraba el nivel de placer que tuve cuando Héctor me violó.
Le escribí varias veces para vernos, pero el me ignoraba, me dejaba en visto los mensajes y hasta me borro de Skype.
Pasaron 4 largos meses y al fin tenia noticias de él con una llamada de un numero que no era el suyo.
H: Epale ¿Cómo te va?
Y: Muy bien y ¿a ti?
H: Fino, quería saber si podíamos cuadrar algo para esta noche, tengo la casa sola.
Y: Claro, ahorita estoy en la universidad, salgo a las 5 de la tarde.
H: Paso a buscarte a tu casa a las 9 de la noche.
Y: Dale, nos vemos.
Estando en clases yo solo contaba las horas para volver a verlo.
Estaba desesperado por terminar y que llegara la hora.
Finalmente a las 9 pm yo estaba listo esperando a Héctor en la esquina diagonal a mi casa, cuando subí tuve una erección instantánea de solo verlo y darle la mano.
Yendo camino a su casa estiro su mano un par de veces y me acarició el brazo mientras me hablaba de su vida y de las dificultades del país.
Al llegar a su casa pude darme cuenta de que tenia buen presupuesto (o al menos eso parecía), vivía en uno de los urbanismos más cotizados de la ciudad y su casa era grande y muy bien trabajada.
H: Bienvenido a mi casa.
Ya sabes, te pido discreción.
Y: Tranquilo, no te preocupes por eso.
H: Vamos al patio, te voy a enseñar algo.
Al entrar me encontré con la sorpresa de que estaban un par de hombres en la una mesa al final del patio, jugaban cartas y bebían cerveza, en ese momento me sentí un poco descolocado porque yo esperaba que el y yo estuviéramos solos.
Al acercarme a la mesa el me presento a Jesús "su compadre", un hombre de unos 43 años, de piel blanca pero de color tostado posiblemente por el sol, este era grande, más alto que Héctor y era robusto y algo gordete.
Tenia toda la pinta de ser un hombre medio bruto y mal hablado, aunque era agradable era un poco tajando y mal educado en algunos momentos.
Llevaba unos pantalones de jeans por las rodillas, unos tenis, una franela deportiva del Real Madrid y una gorra.
El otro al que conocí fue a Cristóbal, este era amigo del compadre Jesús.
Era un hombre moreno claro, de cuerpo normal y de una estatura aproximada de 1,80, llevaba un mono deportivo y una franela blanca.
Lo que más me llamo la atención de el fue su sonrisa, este era bastante simpático tanto físicamente como en actitud, era bastante agradable de ver.
Pasamos el rato conversando, al principio fue difícil para mi romper el hielo porque soy bastante tímido, pero luego de unas 3 cervezas ya me sentí más suelto.
Acercándose ya las 11 de la noche pude notar que el compadre Jesús me alentaba a que tomara más rápido las cervezas porque según él "se calentaban y luego eran asquerosas de tomar", ya para ese momento yo sabia perfectamente lo que ellos deseaban hacer y sentía en mi cuerpo esa sensación de miedo que sentí aquella primera vez antes de estar con Héctor.
De repente Jesús saca de su bolsillo una pipa, un yesquero y una pequeña bolsa.
J: Miren lo que tengo acá, algo para divertirnos más.
C: Estas loco, yo tengo años que no se lo que es eso.
H: ¡Chamo! Me hiciste recordar de cuando estábamos en la universidad.
Tengo años que no fumo.
J: Entonces ¿te anotas?
H: ¡Claro que si! Para algo tengo la casa sola hoy.
J: ¿Y tú Alexander? -Ese es mi nombre-
Y: No, gracias.
Nunca he probado drogas antes, me da algo de miedo que mis padres se den cuenta al llegar a casa.
J: No se darán cuenta, el efecto pasa en unas dos y horas, ni se notara.
Después de la insistencia de Héctor y Jesús decidí probar y la primera fumada fue terrible, me ahogue y sentí una sensación horrible en la garganta que hasta ganas de vomitar me provoco.
Al momento no sentí nada, pero a los pocos minutos sentí alucinaciones, veía sombras cerca de las plantas, las luces eran más fuertes y sin darme cuenta estaba riendo y diciendo cosas inconexas.
En ese momento entramos a la casa, Jesús y Cristóbal se sentaron en un sofá de la sala mientras Héctor me invito a su habitación.
Todo estaba oscuro y yo no podía ver nada, estaba un poco mareado y confundido por el efecto de la marihuanna.
Hector me besaba y me preguntaba cosas.
H: ¿Quieres que hagamos algo rico como la ultima vez?
Y: Si lo quiero.
H: ¿No vas a llorar?
Y: No lo sé, si me duele pueda que si.
H: Espérame un segundo, voy por los condones y el lubricante.
Pasaron unos cuantos minutos, yo escuchaba susurros tras la puerta.
De repente entro Jesús al cuarto y sin decir una palabra se abalanzó sobre mi, metiendo su rodilla directamente sobre mi estomago, dejándome sin aire y más débil de lo que me sentía por el efecto de la fumada.
Y: ¿Qué haces? ¡Déjame!
J: Mi compadre me contó que te gustaba que te demostraran lo que es un hombre, yo también te quiero enseñar lo que es un macho.
Jesús estaba tomado y fumado, por lo que me di cuenta inmediatamente que estaba pasándose con la agresividad, decidí ceder por miedo a que me golpeara.
Me agarro por la camisa y me tiró de la cama al suelo, se bajó los pantalones y metió su pene en mi boca, recuerdo que no olía a limpio, tenia olor a sudoración y a un poco de orina.
Su manera de metérmelo en la boca era menos brusca, el daba ligeras envestidas dentro de mi boca y me tapaba la nariz.
En otro momento metió su pene hasta el fondo y tapo mi nariz, sentí que me ahogaba y le golpee en la pierna para que lo sacara.
Yo estaba babeando, pensé que lo que se venia era vomito, pero era mucha baba lo que caía de mi boca, inmediatamente y sin dejarme descansar Jesús volvió a envestir su pene de unos 16 centímetros (muy grueso) hasta mi garganta mientras seguía tapando mi nariz.
En momentos me llegue a sentir sin aire, como que ya iba a desmayarme, en esos momentos el sacaba su pene y me dejaba respirar.
Siento que se abre la puerta y entra Cristóbal con la pipa preparada.
C: ¿Les molesta si les hago compañía?
J: Para nada, páseme la pipa que quiero inspirarme más
C: ¿Qué tal el chamito?
J: No es tan sumiso y puta como dijo el compadre, hay que ponerle carácter para que haga lo suyo.
Ambos siguieron fumando y me hicieron fumar a mi también.
Me sentía mal y quería irme, pero sabiendo que no iba a salir de ahí por un buen rato decidí poner de mi parte e intentar disfrutar.
Hector entro en la habitación y él y Cristobal observaban como Jesús embestía su pene en mi boca sin ningún cuidado.
Me subieron a la cama, me amarraron de los brazos y yo quede totalmente acostado boca abajo sobre la cama, me abrieron las piernas y Jesús empezaba a chuparme el culo, por el otro lado Cristóbal se sentaba en un sillón solamente a ver mientras desataba su pantalón y comenzaba a manosearse el paquete.
Héctor me lo metía por la boca.
Ahora que él estaba yo estaba disfrutando, al fin mi fantasía comenzaba a hacerse realidad otra vez.
Sin dilatar demasiado Jesús dejo de chuparme el culo y termino de sacarse sus pantalones para tener más libertad de movimiento, sin chistar lubrico su pene con su saliva y lo adentro de golpe en mi culo, este me empotraba con fuerza, sin esperar que mi esfínter se dilatara, haciéndome salir algunas lagrimas de dolor y varios quejidos.
En un momento me di cuenta de que me lo estaba metiendo sin condón, pero cuando intente voltear para reclamárselo Héctor giro mi cara, me dio una fuerte cachetada y mando a callarme, él me metía su polla a la fuerza en la boca y hasta el fondo de la garganta, mientras Jesús penetraba enfurecidamente mi culo y me daba grandes manotazos en las nalgas.
De tantas nalgadas ya no sentía dolor, sino un ardor que quemaba.
Héctor me besaba y me escupía la boca, me cacheteaba con fuerza y me miraba con ojos desenfrenados.
Después de unos minutos en esa faena en la que yo sufría y disfrutaba a la vez sentí como Jesús se venia dentro de mi, sin haber usado ningún condón era la primera vez que un hombre llegaba adentro de mi y por primera vez sentí el calor de la esperma espesa dentro de mi culo.
Luego de haber terminado Jesús salió de la habitación dejándome a solas con Héctor y Cristóbal, la presencia de este ultimo me intrigaba y me daba miedo, el se limitaba solo a ver y a masturbarse, para ese momento eso era un misterio.
Héctor me tomo por el cuello y comenzó a besarme, entre veces me ordenaba abrir la boca para escupirme y luego cachetearme, yo estaba disfrutándolo.
Me lanzó al piso y me puso en 4, metiendo de a golpe su pene de 19 centímetros, al ser esta mas grande y gruesa que la de Jesús, sentí dolor y me queje, a lo que Héctor le importo poco porque prosiguió a empotrarme salvajemente como nunca antes me lo había hecho.
Por el efecto de la hierba y el no descansar sentí que se me iban los tiempos y me desmaye, perdí totalmente el conocimiento.
Cuando desperté no estaba en el mismo cuarto, estaba la regadera del baño con las muñecas atadas con las sabana y los 3 hombres estaban preparándose, pajeándose para llegarme todos a la vez, yo estaba incomodo y me sentí usado y abusado, pero ya para ese momento no había nada que hacer.
Cristóbal llegaba primero y literalmente me obligo a tragarme su pene, llegando adentro de mi boca sin yo esperarlo.
Luego vino Jesús y como ya había llegado con anterioridad su cantidad de semen fue menor, por suerte este no me hizo tragar su semen, solamente me lo echo en la cara y dio unos pasos atrás.
Finalmente se acerco Héctor, quien de manera salvaje empezó a meterme su pene en mi boca sin ningún tipo de pausas; a la vez me tomo por el cuello y comenzó a asfixiarme, como tenia las manos atadas no podía hacer nada, hasta que finalmente se vino por completo directamente en mi garganta e instantáneamente tuve que tragarme todo el semen para poder respirar, era eso o tener que vomitar.
Los 3 hombres se acercaron y se metieron en la regadera, el espacio era reducido por lo que sus miembros flácidos estaban muy cerca de mi cara, podía olerlos y aun con miedo, sentí excitación.
Yo no entendía que más deseaban ellos de mi hasta que comenzaron a orinarme encima.
Héctor era el más autoritario y fue el que me pidió abrir la boca, haciendo que probara el orina de él y sus amigos, que era mucha después de haber tomado tanta cerveza.
Pude probarla pero no quise tragarla, por suerte pude engañarlos haciéndoles pensar que si.
Ellos lanzaban sus chorros de orina por toda mi cara, mi pecho y mi cabello.
Al terminar todos se salieron del cuarto, pero Héctor luego regreso con una toalla y mi ropa doblada.
Desato mis manos de la sabana y la tiro a un lado, me levanto y abrió la regadera, fue un momento tierno e incomprensible para mi, ¿Cómo alguien puede tratarme de esa manera luego de haberme engañado para que sus amigos abusaran de mi? Ya había pasado una vez y se lo permití porque me gustó, pero esto que acababa de pasarme generaba una sensación agridulce, haciéndome sentir usado y humillado.
Al salir del baño me di cuenta de que Jesús y Cristóbal se habían marchado, busque a Héctor y se encontraba en la cocina, me ofreció un vaso de agua y luego me llevó a mi casa.
Estuve esperando que me ofreciera quedarme a dormir con él, pero tal parecía que habían limites que él no permitía sobrepasar.
Comprendí que todo se trataba del morbo, de un personaje que solo afloraba cuando él estaba excitado, tal vez no podía controlarlo y viendo como yo aceptaba todo sin reclamarlo o denunciarlo, él sentía que podía usarme de esa manera para su disfrute.
¿Volveria a verlo? Tal vez, esa decisión no dependía de mi.
Al llegar a casa me encerré en mi cuarto a masturbarme pensando en esa reciente experiencia, dando como resultado una de las mejores pajas de mi vida.
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