Es verdad que me dio una paliza, me partió la boca, me dio por el culo y me puso a mamar su verga, pero desde esa noche, es mi amante.
Un busca pleitos al salir de un bar se pone a pelear con un tipo, pero aparte de que le da una paliza, le rompe la cara, le come el culo y lo pone a mamar..
Es verdad que me dio una paliza, me partió la boca, me dio por el culo y me puso a mamar su verga, pero desde esa noche, entre nosotros dos, se ha formado una sabrosa, y bien profunda amistad.
Me encontraba en un club, acompañado de mi novia, a la que lo único que le faltaba era terminar de quitarse la ropa, ya que, sin mucho esfuerzo, ella iba mostrando bajó su excesivamente corta minifalda, sus nalgas, así como su depilado coño.
Ya que los pantis que cargaba apenas, y eran menos que un hilo, cuando no era que voluptuosamente dejaba ver prácticamente sus tetas, bajo la transparente blusa que cargaba puesta, ya que esa noche, la muy puta, ni sostén estaba usando.
Debido a eso, a todos miraba desafiante, y si algún tipo se le quedaba viendo a mi novia, airadamente, como buscando pleito, le preguntaba que se le había perdido.
Fue cuando cometí un tremendo error, ya que, en cierto momento, un tipo tenía sus ojos perdidos entre las nalgas de ella.
Yo le pregunté que se le había perdido, y él pareció no escucharme, o simplemente no me puso atención.
Así que, bien molesto, me levanté de mi silla, dirigiéndome a él, con la intención de darle un golpe.
Yo había comenzado a levantar mi puño en dirección a su cara, pero antes de que me diera cuenta, me sonó un buen derechazo, justo en la oreja, lo que me hizo caer al piso prácticamente sin sentido.
Él pagó su cuenta, y le dijo al encargado del bar, antes de marcharse que, si yo quería pelear, me esperaba fuera.
Casi de inmediato, mi novia y yo salimos del club, él se encontraba fuera esperándome, yo discutía con mi novia, y le ordené que se fuera para su casa, diciéndole que yo tenía algo que hacer.
Tras ella marcharse, me acerqué al tipo ese, con ganas de seguir la pelea en ese mismo lugar, pero antes de que le fuera a decirle algo, me dijo. “Sígueme donde nadie se meta, o llamen a la policía.”
Quizás otra persona lo hubiera pensado un poco, pero yo estaba tan, y tan molesto por lo que sucedió dentro del club, que de inmediato lo seguí a pie, detrás del club, a un terreno baldío.
No bien los dos llegamos a ese sitio, sin decirnos nada en lo absoluto, nos pusimos en guardia.
Yo pensé que, al ver, que yo era más grande, y corpulento que él, se iba acobardar, pero me equivoqué.
A los pocos segundos de haber comenzado a pelear, él se dio cuenta que yo no sabía boxear, ya que después de que me dio el primer golpe, nada más me dediqué a cubrirme el rostro, mientras que él, continuó dándome, una lluvia de golpes.
Al poco rato, ya me tenía tirado en el piso, mientras que yo me cubría la cara, llorando y pidiéndole que no me siguiera pegando.
Fue cuando, a medida que seguía pegándome me dijo. “Desnúdate, y ponte en cuatro.”
La verdad es que me sorprendí al escucharlo decirme eso, pero como mi mayor interés era que dejase de pegarme, sin dejar de llorar, y sin pensarlo le obedecí de inmediato, quitándome toda mi ropa, y quedando completamente desnudo ante él.
Una vez que me quedé completamente desnudo, de manera amenazante me ordenó que me pusiera en cuatro patas.
Yo por el solo temor a que me siguiera golpeando tan duro, de inmediato le hice caso, y me puse en cuatro, él se colocó tras de mí, mientras que yo estaba con mis nalgas al aire en medio de la noche.
Hasta ese instante, ni idea tenía de lo que estaba por pasarme, mientras que él de manera bien decidida, se bajó los pantalones, e interiores.
Agarró su parada, y caliente verga, y sin decirme nada, la dirigió al centro de mis nalgas, yo que no dejaba de llorar, y de quejarse por el miedo a que me volviera a golpear.
Cuando sentí ese tremendo dolor que le producía su verga atravesando mi culo, de golpe me quedé callado.
Pero no sé qué me sucedió a mí, pero de inmediato volví a gritar y llorar, pero por el gran dolor que estaba sintiendo, cuando su parada verga comenzó a atravesar mi culo.
A medida, que más me quejaba, y llorando le pedía que me lo sacara, que no me hiciera eso, pero él más duro me seguía clavando toda su verga entre mis nalgas.
Yo me había quedado paralizado, y él dándome una ardiente nalgada, ordenándome que moviera mi culo.
Mientras que él me sujetaba por mis caderas, a medida que me fue enterrando, y sacando toda su dura verga, de entre mis nalgas, me pasó una cosa bien rara.
Ya que a pesar del dolor que sentía, comencé también a sentir un raro placer, a medida que él seguía una, y otra vez sacando, y metiendo toda su dura verga dentro de mi culo.
De momento dejé de llorar, me quedé callado, y comencé a mover mis caderas, restregando mi culo contra su cuerpo, buscando sentir más y más dentro de mí, todo aquel gran pedazo de carne, gimiendo profundamente.
A medida que él seguía clavándome por el culo, comenzó a decirme. “Ya sabía yo que esto te iba a gustar mucho.”
La verdad es que en ese momento no le pude negar que tenía razón, en mi vida me había pasado algo como eso, nunca ningún tipo me había ni tan siquiera tocado las nalgas.
Pero en ese momento yo seguía gustosamente restregando mis nalgas contra su cuerpo, sintiendo como su verga entraba y salía de mi culo.
Al momento de venirse, ha sacado su verga de mi culo, me agarró por el pelo, y sin soltarme, me ordenó que se la siguiera mamando.
Cosa que, a pesar de todo, sumisamente hice, abrí mi boca, e introduciéndome aquel pedazo de carne dentro de mi boca, me dediqué a mamar su verga intensamente, hasta hacerlo venirse, y tragarme gran parte de su leche.
La verdad es que esa noche, aparte de que me porté como un cobarde, descubrí un placer que hasta esos momentos era completamente desconocido para mí.
Apenas acabó dentro de mi boca, sin la más mínima vergüenza, me dijo. “Vístete, y sígueme que quiero seguir dándote por el culo”
Sumisamente le obedecí, me vestí y a pesar de lo adolorido que sentía todo mi cuerpo, y en especial el hueco de mi culo, no me atreví a salir corriendo.
Por un rato caminamos por las calles cercanas al Club, hasta que llegamos a una vieja casona, después de que abrió la puerta me ordenó entrar.
Apenas ambos estuvimos dentro de esa casa me ordenó que me desnudase, y me indicó donde se encontraba el baño, para que me aseara.
Al terminar de asearme, y secarme, al salir del baño, él me esperaba sentado en un sofá, tan desnudo como lo estaba yo, jugueteando con su verga entre sus dedos.
Al verme me dijo. “Maricón, vuelve a mamar mi verga, que luego quiero volver a darte por ese culo”
Como si yo no tuviera voluntad propia, me arrodillé frente a él, y de inmediato me dediqué a mamar su mustia verga, la que en cosa de segundos se le volvió a poner bien dura, a medida que yo seguía mama que mama.
De golpe me ordenó que dejase de mamar, y que me acostase boca arriba en un sofá, bruscamente me tomó por los tobillos, separó mis piernas, y ante mis propios ojos, vi asombrado como aquella tremenda verga, se iba desapareciendo divinamente dentro de mi culo.
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