Esclavo de una menor
A sus cortos 12 años ya era bastante manipuladora, era dominante y sabía perfectamente cómo obtener lo que quería. Yo no pasaba desapercibido ante ella, y su mirada para mí siempre fue intimidante, no podía sostenerle la mirada por mucho tiempo..
La historia de cómo la conocí es lo de menos, a decir verdad, pero desde que la vi yo supe que iba a estar a sus pies por el resto de mi vida. A sus cortos 12 años ya era bastante manipuladora, era dominante y sabía perfectamente cómo obtener lo que quería. Yo no pasaba desapercibido ante ella, y su mirada para mí siempre fue intimidante, no podía sostenerle la mirada por mucho tiempo. Un día, cruzamos en la tienda del barrio: ella había llegado hace apenas unos segundos pero ya había pedido algunas cosas; ahí conocí su nombre por primera vez de boca del tendero. Inmediatamente entré y saludé, ella me miró con la misma intimidación de siempre y yo tuve que agachar la cabeza, había pedido unas papas de paquete, yogurt y algunos caramelos yo le dije al tendero que pagaba eso, ella sonrió y se fue. Al otro día encontré una nota debajo de mi puerta (deschabetada, con letra de niño, en papel sucio, se notaba que estaba hecha a la carrera) «salgo de estudiar a las 12, espereme afuera, en el árbol de mangos enfrente de la puerta» no se por qué, pero a eso de las 11 yo ya estaba en el lugar de encuentro. Tuve que esperar cerca de 1 hora y media. Cuando salió estaba en actitud dominante, con fuerza, parecía que sabía lo que hacía.
Ella: Mucho gusto, Salomé- y me extendió la mano
Yo: Un gusto, Camilo- y le apreté la mano, como cerrando un trato.
Ella: Un muy mal inicio, debes besarme la mano siempre, a partir de ahora-
Yo no podía creer que una niña supiera tantas cosas, que pareciera tan experta en el tema BDSM, era increíble la magnitud de la experticia
Le besé la mano, asegurándome que nadie me viera, no quería tener problemas.
S:Tenemos varias cosas que hacer, antes de conocer mi casa- ¿Había dicho «mi casa»? Yo estaba impactado- ¿Tiene dinero en efectivo?
Yo: si,por supuesto
S: bien, pásame las llaves de tu casa, vamos a sacar las copias de las mías. Detrás de mí.
Seguía como en shock, pero la verdad me gustaba muchísimo lo que estaba pasando. Caminamos, ella delante para guiar el camino. Llegamos a una ferretería cerca, sacó la copia y tomó un taxi. Se subió, me subí y con la mirada hizo un gesto para que diera mi dirección. Luego llegamos intentó abrir la puerta y tuvo éxito lo que ocasionó una sonrisa.
S: regla número uno, siempre vas a referirte a mí como Diosa, Reina o Señorita. Las órdenes que doy se deben cumplir completamente ¿entendido?
Yo: si, Señorita
S: Fuera de esta, mi nueva casa, tu saludo hacia mí, será un beso en la mano. Dentro de esta, tu saludo debe ser en mis pies, estando completamente de rodillas.
Yo: sí Señorita
S: debe hacerme de comer, y procurar en todo momento mi descanso.
Yo: de acuerdo Diosa.
Yo estaba embelesado, no podía creer que estuviera siguiendo servilmente las indicaciones de una ama muchísimo menor que yo, de una niña dominante que además sabía perfectamente del tema. No podía concentrarme bien, estaba perdido.
Me desnudé inmediatamente, mientras ella examinaba el apartamento que ahora era de su entera propiedad. Estuvo caminando despacio por todo el lugar, deteniéndose con cada cosa que veía, observando concentrada cada lugar y a veces hacía gestos de desaprobación o aprobación sin decir una sola palabra. Yo estaba de rodilla, con las manos atrás y mirada al suelo instintivamente como estaba acostumbrado a estar desde hacía mucho tiempo . Cuando creyó ya había hacho un mapa mental del apartamento decidió sentarse en la cama, me miró con desprecio y dijo:
S: y qué espera? se va a quedar ahí postrado o es que planea que su ama haga el esfuerzo de quitarse también los zapatos?
Me iba a levantar para caminar rápido hacia donde estaba, pero me frenó en seco frunciendo mucho el ceño
S: ¿y es que quién le dijo que los perros andaban en 2 patas? ¿cuándo ha visto un perro andando como un humano?
Achicopalado y rojo de la verguenza volví a mis rodillas, y me posicioné para caminar como lo haría cualquier mascota, mientras le quitaba cuidadosamente los zapatos para dejarlos ordenadamente al lado de la cama me dijo
S: Y ya que hablamos del tema, los perros tampoco comparten los muebles con sus amos, ni los platos, ni comen al mismo tiempo que su amo, sobretodo cuando sin callejeros. Pierde tu identidad de humano, ahora me perteneces y si quieres ser un ratón pues lo serás y punto, ¿está claro?
Yo: Si, Ama, está muy claro.
Ella se acostó en la cama, tomó el control del televisor, yo no sabía que hacer, aún no me acostumbraba a esta niña, no era tan fácil el primer día.
S: Luego pensaré tu nombre de mascota, uno me haga reír mucho, que te humille pero que refleje tu personalidad.
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