Estaba tan y tan agradecido con ese viejo campesino, que sin pensarlo mucho decidí vestirme de mujer y dejarlo que me diera por el culo.
Un agente viajero se perdió en una carretera, pero llega a la casa de un viejo campesino que le permite pasar la noche en su casa, el agente viajero se emborracha, y en agradecimiento se viste de mujer y se deja dar por el culo por el viejo.
Estaba tan y tan agradecido con el viejo campesino, que sin pensarlo mucho decidí vestirme de mujer y dejarlo que me diera por el culo.
En las pasadas navidades, en que llevaba algunos regalos para mis clientes, por haber estado bebiendo durante la última entrega que hice, la verdad es que, en lugar de irme a un hotel para pasar la noche, continué con la idea de llegar a la próxima ciudad, y sencillamente me perdí.
Ya que, en un descuido, agarré por una carretera que no debía, y tras haber estado conduciendo durante un buen rato, se me ocurrió detenerme en una pequeña y solitaria casa, para pedir orientación.
Ya había oscurecido, cuando salió un hombre mayor, con cara de muy pocos amigos, pero al explicarle que me había perdido, se sonrió, y me invitó a que pasara la noche en su casa.
La verdad es que en las condiciones en que yo me encontraba, lo más razonable fue que aceptase, yo pensaba quedarme durmiendo dentro del auto, pero él insistió en ofrecerme su casa para pasar la noche, colgó una hamaca, para que yo la usara, y por si fuera poco hasta me invitó a comer algo.
Al terminar de cenar los dos, sacó una botella de aguardiente, que según me dijo, él mismo lo había destilado, así que a medida que fuimos charlando de todo un poco, también fuimos bebiendo de ese fuerte aguardiente.
La verdad es que ese aguardiente estaba bueno, y fuerte, tanto que nada más bastaba acercarle un fósforo prendido, para que también se encendiera, pero después de un buen rato, cuando él me dijo que ya era hora de irse a dormir, como estábamos los dos solos en su casa, despreocupadamente comencé a quitarme casi toda mi ropa.
Quedando únicamente en interiores, fue cuando a mí se me ocurrió, mostrarle mi agradecimiento, por lo bien que me había tratado, por lo que tal y como me encontraba, salí de su casa, me dirigí a mi auto, y saqué una de las tantas botellas de ron añejo que llevaba para mis clientes, con el fin de regalársela.
La cosa es que cuando se la di, apenas la vio, de inmediato la abrió, y tras darse un buen trago a pico de botella, me la paso para que yo me diera otro, así que, en lugar de irnos a dormir, él buscó un par de vasos, y un par de taburetes, salimos al patio trasero de la casa donde seguimos bebiendo, en mi caso tal, y como me encontraba, ósea únicamente en interiores.
Si me di cuenta que cuando yo me ponía de pie, para servirme otro trago de ron, que se encontraba sobre una pequeña mesa, el dueño de la casa, se quedaba viendo mis nalgas, lo que al principio no le presté atención.
En cierto momento, él se puso de pie, y a pocos pasos se puso a orinar, de frente a mí, en varias ocasiones, desde que tengo uso de razón, me he fijado en el miembro de otros hombres, pero esa noche, no sé qué me sucedió, que me quedé viendo fijamente el miembro del viejo, con la boca abierta, y de inmediato comencé a pensar en un sin fin de cosas raras.
Lo que de seguro él se dio cuenta, por lo menos, de que me había quedado asombrado, y boquiabierto viendo su miembro mientras orinaba, por mi parte al poco rato, también me dieron ganas de orinar, pero en lugar de colocarme de frente a él, lo que hice fue, que me retiré un poco más lejos, y dándole la espalda, no sé por qué baje mis interiores, un poco más debajo de mis rodillas, mostrando mis paradas y redondas nalgas.
En todo momento mientras estuve orinando, sentía sus ojos clavados en mis nalgas, al regresar a su lado, seguimos bebiendo, y hablando de mujeres, hasta que el viejo dijo en broma, o por lo menos así lo pensé yo, que él llevaba tanto tiempo sin acostarse con una mujer, que era capaz de comerse un buen culo, aunque fuera el de un hombre.
Yo como ya les comenté, al principio pensé que, lo había dicho en broma, pero su manera de seguir viéndome mis nalgas, cada vez que me paraba a buscar la botella para servirme otro trago, me hizo pensar que el viejo, en realidad hablaba en serio.
Fue, cuando me di cuenta de que ya la botella de ron se había terminado, me puse de pie, y como pude me dirigí a mi auto, moviendo intencionalmente mis nalgas, a medida que caminaba, para buscar otra botella de ron.
Al abrir el baúl, además de agarrar otra botella de ron, me acordé de que entre los muchos obsequios que llevaba, había algunas prendas íntimas femeninas, que los llevaba de regalo, a las secretarias de mis clientes.
Así que en arrebato que sentí, agarré una de esas bolsas, y me las traje junto con el ron, cuando regresé, él se encontraba de pie, y le di la botella, diciendole que deseaba mostrarle algo, para que me diera su sincera opinión, sobre uno de los obsequios que pensaba regalar a las secretarias de mis clientes.
Así que, sin darle mayor explicación, entré a su casa, y tras quitarme rápidamente mis interiores, me solté el cabello, me puse un set de ropa íntima femenina, que consistía en unos pantis, un sostén, y una corta bata semitransparentes para dormir.
Y una vez así vestido, regresé donde él, el viejo se me quedó viendo, con la boca abierta, bastante asombrado, hasta que le pregunté con un tono de voz femenino, que le parecían esas prendas, para regalárselas a unas secretarias.
De inmediato, se dio otro trago de ron, mientras que yo me acerqué a él, diciéndole que tocase la tela, para que viera que era de buena calidad, y si en efecto tocó la tela, pero casi de inmediato también comenzó a agarrarme las nalgas.
De momento, me abrazó entre sus brazos, diciéndome. “Si tú quieres, podemos pasar a mi cuarto para poder ver mejor como te quedan.” Sin soltarme las nalgas, los dos nos dirigimos a su cama, y apenas llegamos, me dijo. “Acuéstate, que lo que me provoca es darte bien duro por ese culo.”
Sin pensarlo dos veces, le obedecí, me tendí sobre su cama, bajé un poco los pantis, y con mis manos separé mis nalgas, las que levanté ligeramente, casi de inmediato fui sintiendo la dura y caliente cabeza de su verga, seguramente mojada con su propia saliva, la que pasaba entre mis nalgas, y lentamente como comenzó a presionarla contra mi abierto culo.
Yo a medida que él me fue penetrando, comencé a sentir ese fuerte dolor, pero al mismo tiempo, en medio de mi borrachera, me dije a mi mismo mentalmente. “Bueno, que te pase esto, por maricón.”
Pero de la misma manera, al poco rato, cuando ya tenía toda su verga dentro de mí, y comenzó a meterla y sacarla, el placer que comencé a sentir fue algo extraordinario, algo que yo no pensé, que me fuera a gustar tanto, Casi de inmediato comencé a mover mis caderas, al tiempo que aquel viejo continuaba metiendo, y sacando su sabrosa verga de mí apretado culo.
Yo mismo no podía creer, que me estuviera dejando dar por el culo, por ese tipo, y que además yo lo disfrutara tanto, así mientras continuaba metiendo y sacando toda su verga de entre mis nalgas, yo no dejaba de moverlas, y de gemir intensamente, a medida que le pedía que me diera más, y más duro.
Él por su parte, además de estar clavándome por completo toda su rica verga, me abrazaba con fuerza contra su cuerpo, y me mordisqueaba el cuello, y las orejas, diciéndome que mi culo era el más rico, que se había comido en toda su vida.
Lo que a la vez hacía que yo moviera con más placer mis nalgas, y sintiera una, y otra vez como me penetraba divinamente, mientras me abrazaba con fuerza contra su cuerpo.
La verdad es que no sé cuánto tiempo estuvo dándome sabrosamente por el culo, lo que sí sé es que cuando se comenzó a venir, sacó su verga de entre mis nalgas, y hábilmente me la colocó dentro de mi boca.
Por lo que yo, de inmediato, sin que él me dijera nada, me dediqué a mamársela, por lo que me tragué gustoso, hasta su última gota de leche, aun con su verga dentro de mi boca, me costó trabajo el aceptar, que yo estuviera voluntariamente haciendo todo eso.
Por un momento pensé que el haber mezclado ese aguardiente, con el ron añejo, me había afectado de esa manera, al Juan sacar su verga de mi boca, me dijo. “Si quieres limpiarte, pasa al baño, y lo haces, en el pequeño baño, además de la ducha, el lavamanos, y el inodoro. Había una manguera con la que por un buen raro estuve lavando todo mi culo.
Aunque al salir, él me entregó una toalla, y tras secarme, voluntariamente me volví a poner los pantis, el sostén y la bata, y sin dejar de hablar como una mujer, lleno de curiosidad le pregunté, que si le había gustado.
El viejo se sonrió, y me respondió diciéndome. “Lo importante es que haya gustado a ti cariño.” Y tras decirme eso, me tomó entre sus brazos, y me plantó tremendo beso, introduciendo su lengua dentro de mi boca.
Yo simplemente me metí en su cama, y al sentir su abrazo me quedé totalmente dormido entre sus brazos, solo que, en la mañana, al despertarme sentí que nuevamente comenzaba a darme por el culo.
Pero yo, ya no estaba borracho, pero de igual manera comencé a mover mis nalgas, y ha gemir de placer, a medida que fui sintiendo, como su dura verga atravesaba mi esfínter.
Durante esa segunda vez, se vino completamente dentro de mi culo, no bien terminó de sacar toda su verga de mi culo, mientras orinaba y se lavaba su verga, me indicó me volviera a lavar en el pequeño baño.
Solo que apenas salí, lo encontré acariciando su verga, por lo que sin necesidad de que me dijera nada, me dediqué a mamársela, hasta volví hacer que se viniera dentro de mi boca.
El resto del día me la pasé durmiendo, a pierna suelta con mis nalgas al aire, cuando me desperté encontré algo de comer en la cocina, pero él no se encontraba por todo eso, por lo que de momento me dieron ganas de ponerme a barrer, y lavar el reguero que tenía en la cocina.
No bien había terminado de lavar los platos y limpiar la cocina, cuando sentí que él regresó. Yo me volví a poner los pantis, el sostén, y la pequeña bata, para recibirlo.
Cuando me llevé la sorpresa que apareció en compañía de varios tipos, a los que por órdenes de él comencé a servirles, algo de beber, en medio de todo me sentía raro, vestido de mujer, pero a la vez muy contento, con todas mis nalgas por fuera, mientras que los recién llegados no dejaban de mirar mi culo.
Bastó nada más que él me dijera que me pusiera en cuatro, para que, frente a todos, él comenzara a darme salvajemente por el culo, sin que yo me opusiera, de eso a que el resto de los presentes, me hicieran lo mismo, no pasó mucho rato, ya que a medida que unos me daban por el culo, a los otros comencé a mamarles sus vergas.
Yo creo que cuando terminaron con mi culo, me lo dejaron más abierto, que la entrada a un túnel de ferrocarril, cuando me desperté al siguiente día, me di una buena ducha, y sin decir nada, busqué toda mi ropa para vestirme, pero ya completamente vestido, y antes de despedirme, le di una buena mamada al miembro del.
Les diré que, desde esa fecha, procuro pasar por la casa del viejo cada vez que puedo, y tengo la oportunidad de así hacerlo….
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