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Dominación Hombres, Gays

Experiencias con 6 añitos; Aprendiendo a masturbar a mi niñero.

El niñero del pequeño Lucas 06: La verga de Fernando se alzaba imponente, brillante y gruesa entre las manitos y rostro del pequeño, como un verdadero monstruo carnoso que enseguida fue devorado por el menor..

*****

Luego de un buen tiempo, continuo con el relato del pequeño Lucas, espero lo puedan disfrutar y ojala ver un poco de esas vergas en mi tele. Este capitulo está dedicado a Milky y Dnd Teg, gracias por las exquisitas fotos de sus vergas.

*****

Capítulo 6: Experiencias con 6 añitos; Aprendiendo a masturbar a mi niñero.

Viernes, día cinco.

10 minutos pasaron en los que Fernando, aturdido y enojado, reposó junto a la ventana viendo como el pequeño Lucas cabalgaba la verga de su tío con suma naturalidad. Manuel se encontraba, sentado en el sofá, con ambas piernas abiertas intentando resistir el placer que el pequeño culito le daba.

Sus brazos estaban apoyados en la nuca, viendo con lujuria como su pequeño sobrinito complacía su masculina herramienta como solo un niño podía hacerlo. Desde su lugar, Fernando escuchaba los chapoteos causados por la penetración. Su verga todavía yacía por fuera goteando líquido seminal, mientras su mente volaba oyendo los chapoteos y los jadeos que cada vez se hacían más fuertes y de repente escuchó a más personas entrar.

Era el amigo de Manuel, el que estaba la tarde que llevó a Lucas al parque, y no solo eso, los colegas entraron también junto con otros hombres detrás. Uno tras otro los tipos fueron entrando hasta que la sala se llenó y rápidamente se despojaron de sus ropas, quedando completamente desnudos.

Vergas erectas se alzaban en cada rincón una más grande que la anterior, tornando la habitación en una paleta de colores carnosos desde la piel más pálida has la más oscura, y en el fondo, la cara de terror del pequeño Lucas quien en ese momento lo veía fijamente lleno de preocupación.

– L: ¡Fer! ¡Ayúdame Fer!

– F: ¡Lucas! – gritó… y entonces despertó.

Su pecho subía y bajaba agitado y húmedo por el sudor. Eran las 2am, se había quedado dormido por el agotamiento, lo que derivó en el sueño con el pequeño. Respiró aliviado pensando que se lo había inventado, lo que a su vez le dio esperanzas con Manuel y que a lo mejor era un hombre sano.

Sábado, día seis.

El ruido de su celular lo alertaba por sexta vez en la tarde, siendo esta la más insistente, era Manuel.

– M: Por fin… se que acabas de renunciar, pero necesito un favor, es una emergencia.

– F: Tú lo has dicho, renuncié.

– M: Por favor, no tengo con quien dejar a Lucas y me llaman en el hospital, me pueden despedir.

– F: ¿No se lo puedes pedir a alguien más?

– M: Te pagare el extra.

– F: Ash… está bien ¿Hasta qué hora?

– M: Probablemente hasta la noche.

Contra todo pronóstico y a pesar de su convicción, Fernando se alisto y salió hacia la casa. Se sentía raro, débil, y una punzada en su cabeza le causaba algo de dolor, pero aun así llegó.

– M: Antes de irme ¿Puedo saber que paso?

– F: Te lo dije ayer, los niños no son lo mío.

– M: Pero Lucas ha estado muy contento contigo.

– F: No es nada personal, solo no quiero seguir.

– M: Está bien, gracias de todas formas, ya veré a quien contrato… Lucas está tomando la siesta… hay jugo en la nevera, nos vemos mas tarde.

Una vez Manuel abandonó el lugar, el niñero entró directo a la habitación del pequeño, comprobando que estaba plácidamente dormido, por lo que se devolvió y acomodó en la sala. Buscó en la nevera algo de comer y beber y sentó a ver tv en lo que Lucas despertaba. Mientras el tiempo pasaba el jugo de naranja y los panes se acababan, al igual que su energía que poco a poco se desvaneció.

Todo se puso oscuro, el ambiente de habitación cambió y a los segundos escuchó una voz desde detrás del sofá… era su novia. La chica se posó desnuda en frente de él, exhibiendo el cuerpo de puta que poseía. Enseguida posó su mano sobre su verga la cual ya se marcaba más que erecta en la pantaloneta de futbol que llevaba puesta.

La cálida mano comenzó a acariciarlo, envolviendo el grosor de su herramienta con los dedos, aunque algo no cuadraba, como si la mano y el tacto no concordaran. Aun así, los segundos pasaron y los toques se intensificaron, su verga yacía de fuera salida por un costado de la pantaloneta y envuelta entre los carnosos labios de su novia, se sentía exquisito, viscoso, tanto que se sentía real.

Fernando siguió disfrutando, ahogando gemidos internos por miedo a despertar al menor, su novia chupaba y succionaba su verga con suma destreza siendo la primera vez que se la chupaba de esa manera tan placentera y a ello se le sumaba lo húmedo y cálido que se sentía su boquita, casi no se sentía como ella… no se sentía… como ella…

“No… maldición… maldición no de nuevo” pensó el niñero para sus adentros entendiendo lo que en verdad estaba sucediendo. Poco a poco sus ojos se fueron abriendo, provocando que la figura de su novia desapareciera con los parpadeos y en su lugar un pequeño niño blanco de pelo negro se hiciera presente en su ausencia.

Fernando abrió los ojos, descubriendo impactado que era Lucas la silueta que tanto placer le estaba dando. El nene de seis años yacía entre las piernas del niñero descamisado y con la cabecita recostada en el muslo derecho, el mismo lado en donde su verga tambaleaba erecta sacada por un costado de la pantaloneta. Inmediatamente se quiso levantar, pero su cuerpo no reaccionó y, por el contrario, se quedó fijado como si estuviese atado.

Los labios del niño se aferraban a su glande como dos ventosas, succionando cada gota de líquido que salía de la punta de su verga, como si de un chupete o biberón se tratase y así continuó por varios minutos más, succionando su carnoso tallo hasta dejarlo hinchado, tanto que Fernando tuvo que morderse los labios para evitar espantarlo.

Entonces Lucas cambió de posición y se arrodilló justo entre sus piernas, por lo que Fernando cerró los ojos para no ser descubierto. Sintió sus manos sujetar su pene y empezar a sobarlo con descaro para luego sentir el brusco cambio hacia su cálida e infantil boca. A ese punto la saliva del niño se escurría por cada centímetro de su herramienta, empampándolo en un jugoso baño viscoso que resaltaba su virilidad.

Cuando Fernando abrió los ojos se estrelló con la perversa escena, su verga se imponente, brillante y gruesa entre las manitos y la cara del pequeño, como un verdadero monstruo carnoso de 19cm que le recordó a la verga de los p3d0f1los que descubrió en los videos. Era obsceno, vulgar, pero al mismo tiempo generaba tanto placer que esta vez no se pudo contener, no tuvo fuerzas ni tampoco valor y en cambio decidió dejarse abusar por el menor.

Se sentía increíble, demasiado bueno para ser real, tanto que incluso su miembro comenzó a punzar por la sensibilidad. La imagen de Lucas arrodillado entre sus piernas era exquisita y al parecer el niño sentía lo mismo ya qué no dejaba de ver su verga. Entre cada chupada tomaba unos segundos para admirar toda su virilidad mientras le sonreía. Un tipo de vinculo que demostraba que le gustaba lo que hacía. Un vínculo que sin saberlo sentenciaría su relación ilegal con el pequeño.

– F: Ay ¿Por qué no sale la medicina? – mencionó Lucas sacudiendo su verga – ¡Sal medicina! ¡Sal! Ay creo que esta jeringa está dañada.

Fernando quedó alucinado, preguntándose qué es lo que había experimentado Lucas para pensar que su verga expulsaba medicina. No lo comprendía.

– L: Mmm mejor voy a jugar a las espadas.

Lucas se puso de pie y de un movimiento bajó su ropita interior liberando su pequeña erección. Un lindo pipi de unos 6cm que enseguida junto con la larga y dura erección del mayor. Fernando sintió el pene del niño rozar con el suyo seguido de varios choques que simulaban espadazos algo inexpertos, hasta que en un momento Lucas sujetó su verga y dirigió la cabeza a su tierno penecito, chocando ambos glandes en la punta y provocando un toque eléctrico que le devolvió la movilidad de su cuerpo.

– F: Creí haberte dicho que no volvieras a hacer eso de nuevo… ahh.

– L: Ay ¡Fer! Respondió con pánico separando sus penes al instante – No te vayas a enojar Fer.

– F: Tranquilo, no me voy a enojar…

Fernando observó a Lucas con ternura y le invitó a sentarse a su lado. El pequeño solo vestía un lindo calzoncito en el que se notaba su pene paradito algo que al niñero le causo mucha curiosidad.

– F: Escucha pequeño, lo que haces esta mal, es algo que hacen los adultos, no los niños.

– L: Pero… pero a mí me… gusta Fer – respondió con esa tierna voz que tenía.

– F: ¿Enserio?

– L: Ujum, me… me gusta mucho… es como jugar al doctor, o a la familia.

– F: ¿Con quién jugaste por primera vez?

– L: No te… te puedo decir, es un…un secreto.

– F: ¿Fue con otro niño o un adulto más grande?

– L: Fer, los secretos no… no se dicen.

– F: Por cierto… ¿le dijiste a tu tío que te regañé ayer? ¿Sabe dijiste lo que hiciste ayer?

– L: No Fer, me dijiste que…que no dijera nada. No le dije que me lastimaste mi bracito.

– F: ¿Te lastime el bracito? – cuestionó reparando la extremidad del niño, descubriendo que tenía un moretón – Ay, lo siento Lucas… ¿te duele?

– L: Un poquito, pero no le dije nada a mi tío, Fer.

Fernando escuchaba cada palabra, atónito por la naturalidad con la que lo decía. Sus piernitas se balanceaban sentadito en el sofá mientras los dos conversaban, como si fuera una conversación de lo más normal… Parecía que no iba a soltar nada, lo que tal vez significaba que, si intentaba algo más Lucas no lo iba a decir ni una sola palabra.

– F: Lo siento pequeño… no quería hacerlo… ¿Qué puedo hacer para que me perdones?

– L: ¿Puedo seguir jugando con tu espada? – le preguntó mirándolo por primera vez a los ojos durante toda la conversación lo que aumentó el morbo en Fernando y empezó a quebrar la poca voluntad que le quedaba.

– F: ¿Sabes cómo se llama esto? – le preguntó agarrando su verga y moviéndola ante los ojos del menor quien enseguida se emocionó.

– L: Ti…tiene varios nombres Fer… pi…pi, jeringa y es…espada – respondió con nerviosismo – Pipi es cuando esta blandito, espada es cuando esta duro y jeringa cuando bota medicina.

– F: ¿Y te gusta mucho como sabe?

– L: Ujum, sabe saladito y rico, me gusta mucho.

– F: ¿Me prometes que no le vas a decir a nadie?

– L: ¡Sí Fer! Soy bueno guardando secretos.

– F: Esta bien pequeño entonces puedes seguir jugando con mi espada.

Y dicho aquello, Fernando se levando del sofá y de un tirón se deshizo de la pantaloneta y el calzón, exponiendo ante el pequeño su peluda riata semi erecta y aun brillante por la saliva del menor.

– L: Fer, es… es muy… muy grandota – expresó en voz alta admirando el carnoso miembro del joven.

– F: ¿Te gusta? – preguntó moviendo las caderas lo que provocó que su verga se sacudiera.

Lucas ni siquiera lo dudó, rítmicamente asintió con la cabeza y luego estiró sus manitas, sujetando la verga de Fernando entre sus deditos.

– F: Ahh – gimió ante el cálido y suave tacto del pequeño – Adelante, llévala a tu boquita como me hacías ahorita, Lucas…

El niño le regaló otra tierna sonrisa y enseguida volvió a engullir su pene con devoción, causándole otro gran gemido que resonó en la sala. Empezó en la punta, dándole rápidas lamidas en el glande, pero rápidamente fue engullendo más hasta que toda la cabeza desapareció en la boca del infante.

Los labios de Lucas exploraron cada parte de su verga, envolviendo su miembro entre lamidas cual cachorro con sed y en cuestión de segundos su verga agarró dureza, poniéndose a reventar, tan duro que cada palpitación le causaba dolor.

Fernando estaba en las nubes viendo como el niño devoraba casi la mitad de su verga, volviéndose evidente que no era el primer miembro masculino que el niño complacía. Pero no tenía fuerzas para pensar en eso, estaba siendo consumido por el placer de sentir esa pequeña boquita caliente.

– F: Ahh, pequeño, que rico ~ ahh, mastúrbame con tus manitos ~ mmm.

– L: ¿Qué te masturbe? ¿Qué es eso?

– F: ¿No sabes? Uhh, no importa, sigue lamiendo.

Sentía sus piernas temblar, todo le fallaba, pero al mismo tiempo le encantaba, sin embargo, optó por sentarse de nuevo en el sofá, abriendo las piernas para que Lucas tuviera pleno acceso a su hombría.

La dedicación del pequeño era deslumbrante, a pesar de que le lastimaba con los dientes y tenía que parar de chupársela a cada rato para tomar aire, verlo engullir todo el glande y casi 9cm de su pene como un becerrito hambriento provocaba en su cuerpo un placer inmenso. De ves en cuando las arcadas se hacían presente, en especial cuando Fernando se emocionaba y movía la pelvis, pero es que simplemente le era imposible de soportar.

Con el afán de ayudarlo, puso su mano sobre su cabecita alentándolo a meterse más. Sabía que no sería fácil pues sus 19cm, más delgado en la punta pero bien grueso en la base, era difícil de tragar incluso para mujeres adultas, pero aun así intentó varias veces, aunque solo consiguió que el niño se ahogara y causarle más arcadas, pero que por alguna razón hacia que su herramienta palpitara.

Enfrentándose al riesgo, tomó su celular y abrió la cámara, inmortalizando en su galería el inicio de la relación prohibida, y vaya que lo era ya que en la imagen se apreciaba a un niño de 6 años sometido entre los muslos de su niñero, mientras devoraba su verga como si su vida dependiera de ello.

– L: Sabe rico Fer – le respondía intercalando su voz con la mamada – Sabe rico tu medicina.

– F: ¿Te gusta? – preguntó con la respiración entre cortada por el brusco placer.

– L: Si, sabe rico – dijo agarrando el líquido pre seminal que Fernando expulsaba de su verga.

Esa acción terminó por dañar la poca cordura que tenía y entonces cambió la posición. Sentó a Lucas en el mueble y se puso de pie tomando el control. Agarró su verga del tronco y la dirigió a la boca del niño quien de inmediato abrió grande y la engulló de un bocado hasta donde su boquita le permitió.

El niñero gimió en alto y profundo, sintiendo la viscosidad y calor de la infantil cavidad envolver su verga. Lo sujetó del cabello y comenzó a moverse despacio, metiendo y sacando su miembro en su boquita mientras movía la cabeza del niño a la par que su cintura, taladrando su boquita.

Cuando Fernando bajó la mirada se sorprendió al darse cuenta que la mitad de su miembro estaba dentro de la boquita de Lucas, expandiendo sus labios casi a su límite y causando que su rostro se tornara rojo por el esfuerzo, por lo que tuvo que sacar su verga, permitiéndole así respirar.

– F: Perdón pequeño ~ ahh, no me di cuenta – le dijo viendo su verga escurrir por la saliva del niño.

– L: No… no importa – dijo limpiando su boca con la mano – ¿Ya va a salir tu medicina?

– F: Si, si uhh ~ ya viene toda tu medicina ~ ahh.

Esa petición le confirmó que Lucas estaba más que acostumbrado a deleitarse con el sabor del semen de macho, y decidido, guio su verga a su carita siendo este atrapado de inmediato por su boquita.

– F: Ohh ~ que rico se siente ~ mmm… traga, trágatela toda pequeño ~ ahh, ¡Que rico!

Los gemidos del niñero se intensificaban con cada movimiento de la lengüita del pequeño y de un minuto a otro la habitación se llenó de olor a sexo. En el salón solo se escuchaba el ruido de la saliva que Lucas expulsaba junto con las arcadas cuando el niñero empujaba su cabeza contra su verga.

– F: Ahh ¿Quieres la medicina, pequeño? uhh

– L: Si quiero, dame mi medicina Fer…

El calor, la viscosidad, la tierna carita del niño llena de saliva y fluidos masculinos fueron demasiado para Fernando. Se sintió parte de aquellos videos, como un verdadero hombre depravado, y no había manera de juzgarlo. El rostro del niño embutido a tope con la mitad de su gruesa verga, los labios hinchaditos y goteando fluidos sería imposible de aguantar para cualquiera.

– F: Mmm ~ Lucas, ya viene tu medicina ~ ahh.

Fernando sintió su cuerpo desvanecerse, tensó los pies, apretó los dientes, empuñó los ojos e hizo que su culo se contrajera con fuerza al tiempo que sentía la electricidad recorrer hasta la punta de su verga. Entonces sacó su herramienta y comenzó a masturbarse frenéticamente mientras sujetaba al niño por las mejillas manteniendo su cara estática para recibir su carga de semen.

– F: Ahh ¡Toma Lucas! ¡Toma tu medicina! uhh.

Con la voz entrecortada y los jadeos a flor de piel, finalmente el clímax llegó. Sus huevos se tensaron, su verga se contrajo y de inmediato el niñero la introdujo en la boquita del menor, eyaculando a chorros hasta que se vacío.

Lucas permaneció estático sintiendo el glande del hombre palpitar mientras tragaba la carga de leche en su boquita. Fernando observó con lujuria como el niño tragó cada gota de su néctar sin mostrar una pisca de asco, lo que fue mejor, una vez la sacó y expulso todo, el niño siguió limpiando hasta el último rastro de semen, dejándolo vaciado.

– F: ¡Dios! Uff, me dejaste seco – resopló el joven con un fuerte suspiro – ¿Te gustó mi medicina?

– L: Mmm ~ si Fer… tu medicina sabe muy rica.

– F: Puedes tomarla cuando gustes, solo tienes que decirme y te lo daré.

– L: ¿De verdad Fer? – preguntó ilusionado.

– F: Claro pequeño, pero prométeme que no le contarás a nadie ¿Lo prometes Lucas?

– L: Si Fer, no le contaré a nadie, lo prometo.

Su inocencia llenó de perversión al joven niñero, no podía creer que lo había hecho, se aprovechó del pequeño y la verdad, le encantó. Lo hizo sentir orgulloso de su decisión. Un niño de solo 6 añitos se la chupó y fue mucho mejor de lo que se vio en los videos… mucho mejor de lo que imaginó.

*****

Hasta acá la sexta entrega. Gracias a todos los que leyeron y a los que mandaron fotos de sus vergas. Disculpen a los que no les he podido contestar, priorizo a los que mandan foto verga 🙂

Aclaro que es una historia ficticia hecha con fines de entretención y no como manual para cometer actos reales.

Les dejo el tele @Samu19973. NO hago cambios, solo relatos y morbo. Pregunten por el grupo donde subo los adelantos jeje.

75 Lecturas/16 octubre, 2025/1 Comentario/por Byron6969
Etiquetas: baño, culito, culo, mamada, mayor, niñero, semen, sexo
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1 comentario
  1. Byron6969 Dice:
    16 octubre, 2025 en 9:01 pm

    Tuve una confusión con el título, el verdadero es: Descubriendo los placeres de una pequeña boquita infantil.

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