FANTASÍA DESEADA
Pasaron un par de años antes de poder llevar a cabo la fantasía, pero la oportunidad se dio sin buscarla, pues yo trabajo en el negocio de la construcción y tengo un amigo colega con el cual trabajamos en varios proyectos, el arquitecto Horacio..
Para contarles que desde que nos casamos hemos tenido una vida sexual bastante activa, ella es mi segundo matrimonio, y de ahí se explica la diferencia de edades.
Mi esposa tiene un cuerpo atractivo, unas piernas hermosas, y entre todo lo bueno que tiene, se destacan sus hermosos senos, los cuales, por cierto, nunca pierde la oportunidad de mostrar con escotes sugestivos, y a mí me encanta, y me excita ver la cara de los amigos y conocidos cuando se le quedan observando.
Desde hace algún tiempo, había tenido la obsesión de verla coger con otro hombre, y ya se lo había comentado en varias oportunidades cuando hacíamos el amor, y cuando tocaba el tema, su excitación era enorme, lo cual comprobaba al tocar su vagina y sentir lo empapada que se ponía.
Al principio cuando le mencionaba que quería verla coger con otro, me decía que estaba loco, pero aun así se excitaba y se mojaba. Y cada vez que hacíamos el amor le decía que me gustaría que se la cogiera otro y la ponía frente al espejo y le decía que me imaginaba que la estaba viendo coger con otro. La excitación de los dos era tal, que siempre terminábamos en un orgasmo explosivo. Y cuando la penetraba conseguía que me dijera que si se iba a dejar coger por otro, aunque después, fuera de la cama y sin estar en el punto preciso de la excitación no hablábamos del tema.
Después de algún tiempo de realizar estas prácticas calenturientas en la intimidad, y de insistir en mis intenciones de verla con otro, ella por fin accedió a complacerme, a cambio que fuera con alguien de confianza, y también alguien atractivo para ella, y lo principal, una persona discreta, pues no quería que los vecinos, amigos y mucho menos nuestros familiares, se enteraran de esta práctica “aparentemente” tan poco común.
Podrían pensar que nos fue fácil encontrar a alguien para este propósito, pero resultó lo contrario, Había veces en que pensábamos que ya teníamos al elegido, pero después de analizarlo bien, le notábamos algún “defecto” o algún detalle que no nos gustaba y cancelábamos el plan.
Pasaron un par de años antes de poder llevar a cabo la fantasía, pero la oportunidad se dio sin buscarla, pues yo trabajo en el negocio de la construcción y tengo un amigo colega con el cual trabajamos en varios proyectos, el arquitecto Horacio.
En esta ocasión se trató de una casa que construimos a la orilla del mar, y en la cual yo participé como calculista para hacer la cimentación y todo el armado de la estructura de acero. Mi amigo y yo diseñamos y construimos casas ecológicas autosustentables y respetando el ambiente natural del terreno, para después venderlas al mejor postor que por la ubicación, el diseño y el costo, casi siempre son extranjeros.
Pues bien, cuando la obra finalizó mi amigo hizo como era su costumbre, una especie de inauguración, lo cual además de festejar, nos servía también para invitar a posibles compradores y venderla rápidamente.
El día planeado para el evento llegó y yo como siempre fui acompañado de mi esposa, la cual se vistió con un escote que dejaba ver parte de sus hermosos senos, y su maravilloso cuerpo cubierto con una blusa y una falda cortita, que dejaba poco a la imaginación respecto a sus piernas, aunque tengamos presente que estábamos a la orilla del mar y esta ropa es común en el lugar.
Cuando llegamos ya estaban el arquitecto y algunos invitados degustando vino, cerveza y botanas dispuestas en una mesa redonda al centro de la terraza con una estupenda vista al mar.
De entre todos los invitados, destacaban por la atención que recibían de parte de mi amigo, una familia de canadienses negros, que mi amigo Horacio nos presentó como el señor Johnson, su esposa, ambos entre los 60 y 65 años de edad, y su hijo Ralph de unos 26 años aproximadamente, medía 1.85 de estatura, bien vestido de sport, pero muy elegante, y con un cuerpo musculoso, obviamente trabajado. En resumen, un tipo atractivo para cualquier mujer.
Supongo que como sucede con nosotros los hombres al ver a una mujer hermosa, no podemos disimular la mirada, de igual manera le sucedió a mi esposa, quien se notó que quedó impresionada con el hijo, o más bien debería de decir con el negrote Ralph.
En fin, nos integramos a la reunión, pero como a mi esposa le gusta revisar a fondo las casas que construimos para darme su opinión, la llevé a dar un recorrido por las habitaciones, cocina, garaje, etc. Y mientras pasábamos a la recamara de huéspedes le comenté que había notado como se le quedó viendo Ralf, y le dije en tono sarcástico ¿Te gustó el negrito, verdad, te lo cogerías? y me contestó con un codazo, cállate, deja de decir tonterías, a lo cual solo me quedó hacer un gesto y decir mmmmm ¡¡será verdad!!
La tarde transcurrió sin novedad, la plática en general se centró en la crisis económica mundial y en el tema de la inseguridad, pero después de las 6 de la tarde la mayoría de los invitados se empezaron a ir, quedando solamente unas 15 personas, entre las cuales se encontraba la familia de canadienses, que por cierto al señor Johnson y su esposa al igual que a todos los que departíamos alegremente, comenzaba a notarse los tequilas, cervezas y vinos tintos que nos tomamos en el transcurso de la larga y placentera tarde que había transcurrido, mientras su hijo permanecía en la terraza disfrutando del licor y observando la vista al mar.
Habiendo música y ya un poco obscuro, el ambiente a media luz se prestaba para ponerse romántico, y mi esposa y yo empezamos a bailar junto con otras dos parejas, música tropical pero suave, y ahí me di cuenta de el efecto que la bebida ya había hecho en ella, que cuando se pone así, me pega su cuerpo a la hora de llevar el ritmo, y yo aprovechando la situación de erotismo provocada por el ambiente y el alcohol, acerqué mi boca a su oído y le dije que me haría la persona más feliz del mundo si se cogiera a Ralf. Y ella pegándose más a mi cuerpo, y restregándome los senos en mi pecho, se acercó a mi oído y me dijo en voz baja: ¡¡estás loco, en verdad quieres eso!
Inmediatamente arremetí y le dije que me encantaría, que era la oportunidad y el tipo perfecto para hacerlo, ya que lo más probable era que no lo volviéramos a ver después de esa ocasión.
Mi esposa me seguía diciendo que no, que dejara de decir tonterías, pero su expresión corporal me decía que se moría de ganas de tener sexo, pues cada vez se pegaba más a mí.
Le dije que ella lo estaba deseando y después se arrepentiría de no hacerlo, pues era la ocasión que siempre habíamos esperado, y le repetí que me haría el hombre más feliz del mundo si se dejaba coger, después de lo cual, delicadamente metí la mano bajo su falda y mi sorpresa fue encontrarme su vagina completamente inundada, y al tocarla pegó un brinquito e hizo una exclamación de placer.
Por primera vez no me dijo que no, se acercó a mi oído y me dijo: ¿y tú crees que Ralf quiera hacerlo conmigo? A lo cual le respondí que si no se daba cuenta como la miraba desde que habíamos llegado, estoy seguro que le encantas, no quita la vista de tu cuerpo, tu solamente baila con él como lo estás haciendo conmigo y te lo llevas a una habitación.
Se pegó de nuevo a mi oído y me susurró… pero hay mucha gente.
Le dije que era el lugar y el momento ideal, aprovecha que todos están bastante ebrios y nadie les prestara atención, y agregue voy a llamar a Ralph para que baile contigo, mientras tanto yo me retiraría para dejarlos solos y él sintiera confianza y así se animara y después el plan era que ella lo invitara a recorrer la casa y una vez estando solos en alguna habitación, pasara lo que queríamos, si se lograba perfecto, y si no, no pasaba nada.
No esperé respuesta de ella, y separándome caminé hasta donde estaba Ralph y le dije, que mi esposa quería bailar y yo tenía que hacer algunas cosas, que si me hacia el favor de bailar con ella, a lo cual accedió inmediatamente, pues además vio la oportunidad de salir del aburrimiento en el que se encontraba.
Empezaron a bailar y mi esposa lo abrazo y se pegó a él, así como estaba conmigo. Antes de salir me acerqué a ellos y pegando mi boca en el oído de mi esposa le dije, estoy excitadísimo y quiero que cuando regrese ya estés en alguna habitación cogiéndotelo, Y a él le Ralph: te la encargo, me voy a tardar un poco.
Subí las escaleras rumbo al garaje y salí a la calle, sin que aparentemente nadie de los invitados lo notara, ahí me hice el tonto algunos minutos durante los cuales mi miembro permaneció erecto al punto de reventar, imaginándome la escena de mi esposa bailando con Ralf y también me los imaginaba caminando rumbo a alguna habitación, no me masturbé en ese momento, solamente porque tenía la esperanza de verlos y hacerlo frente a ellos.
Después de este tiempo, entré otra vez a la casa pensando en que lo más probable era que los encontrara sentados cada quien por su lado, o bailando, pues todavía tenía dudas si mi esposa se atrevía a llevar a cabo el plan.
Cuando llegué a la entrada de la terraza, me asomé a la piscina y los busqué entre las parejas que estaban bailando y al no encontrarlos creció mi excitación, pero también me invadió un sentimiento de angustia, me imaginaba a mi esposa desnuda con el vergón del negro adentro, y mi afán era que yo me perdiera el espectáculo que soñé por tanto tiempo.
Entré a la casa con la esperanza de hallarlos en algún lugar, pero no fue así. Recorrí la parte baja en donde está la cocina, el cuarto de televisión la sala y el comedor sin tener resultados. A cada paso que daba mi excitación crecía, así que subí a las habitaciones con la esperanza de encontrarlos y ver el show.
La primer recamara estaba abierta y con la luz apagada, así que me desplace a la segunda encontrando lo mismo, la puerta abierta y la luz apagada, lo mismo pasó con la tercera recamara, así que solo quedaba la opción de la recamara principal, que es la más grande, con baño vestidor y jacuzzi y allí los encontré. Mi esposa estaba de rodillas con la verga enorme del negro en la boca.
Ralph la tenía agarrada del cabello y jalaba la cabeza de mi esposa hacia su miembro, permitiendo con esto que casi toda su verga, entrara en la boca de mi mujer, que, si bien la tiene grande, no era lo suficiente para contener en su interior semejante tamaño.
Ella se veía feliz, con los senos fuera, a los cuales el negro les metía mano de vez en cuando acariciándolos con sus enormes manos. Ralf estaba excitadísimo, mi esposa también y yo estaba más que los dos viendo esa increíble escena. Ella estuvo mamándosela varios minutos, durante los cuales yo me pasé sobándome la verga y a punto de venirme.
Ralf se empezó a contorsionar haciendo gestos de satisfacción, y sin ningún aviso se corrió sobre los senos de mi mujer y al terminar ella volvió a chuparle la verga dejándosela limpia y brillante. Pero eso no iba a ser todo, un joven de 26 años y deportista, tendría para mucho más para dar.
Su verga pronto se recuperó y empezó a agarrarle la vagina a mi esposa metiéndole un dedo y sobándole el clítoris, al mismo tiempo le empezó a morder los senos. Mi esposa estaba excitadísima esperando el momento de ser penetrada por esa verga negra que ya deseaba tanto.
Ralph la acomodó en la cama y poniendo las piernas de mi esposa en sus hombros, le introdujo la enorme verga de más de 20 centímetros y mi esposa emitió un gemido mezcla de dolor y placer, como nunca en todo el tiempo que habíamos mantenido relaciones lo había hecho.
Ralf se la estuvo cogiendo un rato así, pero luego se la sacó, él la puso de espaldas en cuatro, y se la metió otra vez, mi esposa no cabía de gozo con ese trozo enorme dentro.
Durante todo el tiempo que duro la función no pare de grabar las escenas con mi celular, porque quería volver a ver muchas veces a mi esposa cogiendo con Ralf.
Cuando Ralf se retiró y se fue para reintegrarse a la fiesta me acerqué a mi mujer y le pregunté: ¿Te gusto cómo te cogió? Porque yo estoy súper excitado y feliz de ver cómo te metió esa vergota Ralf.
Mi esposa me dijo aun gimiendo que le había encantado y que quería que yo se la metiera también. Me agarro el pené, y lo dirigió a su vagina y no tardé más de 2 minutos y me vine riquísimo dentro de ella. Me levanté y me subí los pantalones, salí y cerré la puerta para que ella se recompusiera.
Llegué a la terraza y todos estaban en las mismas, bailando, tomando y platicando, solo que mucho más ebrios que antes. Mi amigo Horacio al verme, me preguntó por mi esposa y le dije que estaba recorriendo la casa con uno de los invitados
Al regresar mi esposa me pidió una cerveza y yo traje dos, una para Ralph y otra para ella, que se la tomó casi de un trago, le dije que, si ya nos íbamos a la casa y me contestó que no, que había quedado de enseñarle a bailar a Ralph, así que después de tomarse otra cerveza y otro tequila cada uno, se pusieron a bailar.
Ahora ya sin disimular, Ralf le agarraba las nalgas y le restregaba la verga a mi esposa sin ninguna inhibición, nadie en el lugar se daba cuenta, pues los estragos del alcohol y el ambiente en penumbras se lo permitían.
Pero mi amigo Horacio que estaba más sobrio fue el único que se dio cuenta y se me acercó, pensando que me iba a molestar por la escena, y me dijo que no le dijera nada a Ralf, que así estaban acostumbrados a bailar en Canadá, y que todo fuera por los negocios, que el papá de Ralph ya le había hecho la promesa de compra de la casa, y no quería que el negocio se nos cayera por ningún motivo. Yo solo me reí interiormente y le dije que no se preocupara, pero pensaba: si supieras la cogida que le acaba de dar Ralf a mi mujer.
Finalmente se cerró el trato, el Señor Johnson compró la casa, y seis meses después vinieron de vacaciones con su hijo, Ralf nos buscó y yo lo invite a nuestra casa y allí los deje solos dándoles oportunidad para que él le metiera esa enorme que tanto le gusta a mi esposa. En esta oportunidad simule que tenia que viajar a revisar una obra y los deje pasar la noche entera y desde la habitación donde me fui a dormir escuche como Ralf la hizo gozar como nunca en la vida ella se imaginó. La escuche gemir y pedir que la follara mas y más, aparte de las sesiones de sexo oral y hasta anal con la que remataron esa noche.
De esta manera todos estamos felices; mi esposa feliz que Ralf se la coja con esa verga enorme, y él feliz de tener a una mujer buenísima y cachonda a quien cogerse en las vacaciones, y yo feliz de saber que a mi esposa le encanta que la haga gozar Ralf que es en una persona de absoluta confianza para nosotros.
Desde ese día nuestras sesiones de sexo como pareja son más frecuentes, y cada vez más intensas, mi esposa está feliz y realizada como mujer, y yo al igual que ella estoy feliz de haber dado este paso, que contrariamente a lo que se pudiera pensar, nos ha servido para fortalecer mucho nuestro matrimonio, pues nunca pensamos en otras personas para salir o tener sexo, solo esperamos la próxima vez que venga Ralph a satisfacerla y yo a disfrutar viéndolos.
Yo necesito un Ralph en mi vida que me coja duro y rellena para que mi pareja utilice la lengua y me limpié.
Ojala todas las mujeres casadas aceptaran un Ralph en sus vidas para que no lo hicieran a escondidas y tuvieran en nosotros sus leales complices , seria delicioso un acuerdo asi para evitar los dolorosos cuernos en un matrimonio , mejor asi sin mentiras y todos contentos.