Fantasía hecha realidad
Soy Ana, estudiante de medicina de segundo curso. Os voy a contar como hicieron realidad mi peor fantasía.
Este relato espero que sirva para todos aquellos que, como yo, desean y piden a diestro y siniestro ser usado «sin limites». En tu mente, como fantasía puede ser maravilloso e imaginarte mil situaciones morbosas, además la mayoría de personas que dicen ser Amos que no tienen límites, no es verdad, van desde los que buscan un polvo rápido a los que te dan unos azotes y punto. Pero a veces, solo a veces, encuentras uno entre todos ellos, que hace que desees echar el tiempo atrás y no volver a cometer ese maravilloso fallo en tu vida…
Era un martes por la tarde, acababa de terminar de unas prácticas, y me conecté al chat en busca de algún Amo dispuesto a hacerme sufrir un poco. Además, esos días me encontraba sola, mi novio se había marchado de viaje y no volvería hasta final de semana, parecía que todo cuadraba.
Estaba muy excitada, porque hacía mucho tiempo que no tenía una oportunidad como esta para quedar con un Amo que me diera un buen repaso. Así pues, comencé a anunciarme y a buscar. Pronto me hablaron varios ofreciéndose a ser mis Amos, pero ninguno me llamaba la atención, después de tanto tiempo no iba a quedar para una simple follada con azotes.
Cambié mi anuncio, para que fue más llamativo y filtrar mejor los candidatos, ahora rezaba algo parecido a esto: «masoca, pocos límites busca Amo sádico, cabrón y que me chantajeé para hacer lo que él desee». A los pocos minutos, se abrió un privado, de un hombre presentándose y preguntando que si estaba seguro de lo que pedía.
- Me llamo Carlos, soy Amo y si estas seguro, háblame.
Sin pensármelo, le hablé:
-Me llamo Ana, soy de Valencia, tengo 18 años, este es mi skype.
Inmediatamente, fuimos al skype y allí hablamos un rato, le puse la cam… y en cuanto me vio, me dijo que me conocía, aunque yo a él no. No acabó aquí mi sorpresa, además me dijo con pelos y señales todos mis datos y los de mi pareja.
Del miedo que me entró cerré el skype y apagué el ordenador. Siguiente error en mi día. A los pocos minutos, recibí un whatsapp:
«Soy Carlos, no debiste hacer eso. Como ves, tengo tu número y el de todos tus contactos, no me la juegues o te enterarás. Vuélvete a conectar de inmediato».
Encendí tan rápido como pude el ordenador y abrí el skype de nuevo.
- Hola Ana, ahora tu vida me pertenece, sin límites, y te chantajearé todo lo que me de la gana como pedías en el anuncio, si era una broma, te jodes, si no quieres, te jodes, y que sepas que pensaba empezar poco a poco, pero por esa falta de respeto, te vas a enterar.
Estaba cagada de miedo escuchando sus palabras, y aunque estaba sentada, me temblaban mis piernas, si hubiera estado de pie, me hubiera caído al suelo.
- En 40 minutos te quiero en mi casa, no tardes, te mandaré un whatsapp con mi dirección.
Y colgó.
Me puse lo primero que encontré limpio en casa y salí rápido. Durante todo el camino le estuve dando vueltas a la cabeza pensando quien podría ser, como era que me conocía y lo peor, como podía saber todos mis datos. Siempre había sido muy discreta, con los pocos tios con los que había quedado en mi vida desconocían por completo algo de mi vida, ni siquiera mi nombre real.
Tardé menos tiempo del que me dijo, llegué en apenas 20 minutos. Toqué al timbre pero no contestó nadie. Me empecé a poner nerviosa, y cada 30 segundos miraba mi móvil a ver si tenía algún mensaje nuevo. Nada, ninguna respuesta. Pasaban los minutos y todo seguía igual, ni me abría ni me mandaba nada.
A la hora exacta, escuché como se abría la puerta. En ese momento era un completo flan, no sabía que me podía esperar al otro lado.
Temblorosa entré y todo estaba oscuro, del fondo de la entrada escuché unos pasos venir hacia mí. Pronto le vi la cara, pero desgraciadamente no sabía quien era.
- Hola Ana, soy Carlos, tu no me conoces ni yo tampoco, aunque se todo de ti, tus amigos, familia y pareja. Haz todo lo que te ordene y seguirán sin saber nada. No hables y desnúdate.
Hice lo que me pidió, sin decir ni una palabra comencé a desnudarme. Me tenía que ir apoyando en la pared para no caerme al suelo de los nervios que tenía.
-Bien hecho. Ahora te sacaré unas fotos. Primero para tener material tuyo por si me desobedeces, segundo porque me servirán para buscar tíos que quieran usarte y me paguen. Si has oído bien, te pienso prostituir, y como me dijiste que no tenías limites, y espero que no me hayas mentido, pienso publicarte así, como un cacho de carne para que seas usado como les de la gana: te ostien, te follen con o sin condón, te usen de sirvienta… a mí me da igual.
En ese momento comenzó a darme un ataque de ansiedad y empecé a llorar y a suplicarle que me dejara, que no lo podía hacer, que eso era mucho para mí. Me equivoqué, gran error. Me soltó una ostia en mi cara que me caí al suelo.
- No he dicho que no hablaras, ¿es que eres tonta? ¿Qué no entiendes de que eres mía y puedo hacer lo que me salga de mis cojones, te guste o no? Ahora sígueme.
Entramos en una habitación más pequeña, parecía un estudio, con una mesa, una silla y un ordenador. En ella había unas hojas y un boli.
-Firma en todas las hojas.
Sin ni siquiera leerlo, lo firmé, no tenía otra opción. El segundo error que cometí ese día.
- Como sé que no lo has leído, te lo resumo. Acabas de firmar que todo esto lo haces bajo tu voluntad, eximiéndome de todas las responsabilidades. Además, he fijado un precio para poder dejarte libre: 6.000€, puedes o pagármelos o puedes dejar que te alquile como te he dicho, y sé que no tienes esa cantidad en el banco jajaja. Vístete y vete a tu casa o a donde te de la gana, mañana empezarán a llegarte los primeros correos de la gente que te quiere usar. No me falles o ya sabes.
Cerró la puerta y me marché más jodida de lo que había llegado.
Después de no pegar ojo toda la noche, a las 7:00 de la mañana recibí un WhatsApp que me despertó al momento.
“Hola esclava, te he metido en un grupo con mis otros dos sumisos y mi sumisa. Manda una foto de tu cara y varias de ti desnuda. Ellos harán lo mismo. El grupo sirve para que vosotros mismos podáis buscaros encuentros, por si necesitan los clientes a más personas, y lo más importante, para que compitáis a ver quien gana más dinero a final de semana, el que pierda, los demás pueden castigarlo, y créeme no son benevolentes”
En cuanto terminé de leerlo, me llegó la notificación de que pertenecía al nuevo grupo “Mis putas” y junto con ella, las fotos de cada uno y su saludo, no habían hecho de esperar, lo que más me asustó si era posible, ya que me di cuenta de que cumplían las órdenes de inmediato.
Leí los mensajes y vi sus fotos, todos eran jóvenes, como yo, de primero de carrera a lo sumo. Sus caras denotaban una mezcla de miedo y devoción. No tardé más, y enseguida mandé las fotos y saludé.
A los pocos minutos, recibí otro WhatsApp de mi Amo:
“Muy bien, ya me han dicho que has mandado las fotos, así me gusta. Ya tengo un cliente para ti, bueno la verdad son varios, es la forma de iniciar a putas de ano virgen como tú. A las 5 en mi portal, te esperará una furgoneta, te montas detrás y no hagas preguntas.”
Se me hicieron eternas esas horas, ni siquiera pude ir a clase, no tenía ni fuerzas. Lo único que se me ocurrió fue bajar a la calle e ir a una farmacia a comprar condones, sería mi primer anal y no sabía que hacer ni como actuar, solo se me pasó por la cabeza eso. Y os hago un pequeño spoiler, a día de hoy tengo esa caja aún sin abrir.
A las 4 comencé a vestirme, me puse una blusa, un sujetador nuevo negro, unos leggings sin tanga ni nada y unas zapatillas . Otra vez, llegué supertemprano, faltaban casi 20 minutos para las 5 y me senté en un parque que estaba cerca. A las 5 en punto vi como se acercaba una furgoneta blanca y se detenía, estuve a punto de darme la vuelta e irme, pero no lo hice, me levanté y con pasos temblorosos me acerqué, y me subí por la parte trasera.
A dentro se encontraban 5 hombres encapuchados, su aspecto era de culturista o militares, bastante fuertes y fibrados. Me miraron y noté como sonreían y empezaron a decir: “Con esta nos lo vamos pasar mejor que la última vez, se nota que es virgen y está asustada”. “En cierto modo me da hasta pena, parece un perro chico temblando de frio. Es broma, te la voy a meter hasta el fondo y como llores te meto el puño”. Uno de ellos, se fijó en la bolsa de la farmacia que llevaba con los condones, me la quitó, los sacó y se la enseñó a los demás diciendo “Se piensa la subnormal que vamos a usar condones JAJAJA, solo me pongo condón para no mancharme la polla, y si se me mancha de mierda, sangre o lefa, me la limpias con la boca”. “Chavala vas a terminar lleno de leche por todos tus agujeros”
A los 20 minutos, se detuvo la furgoneta, y me hicieron bajar, nos encontrábamos en un polígono delante de un almacén. Allí se encontraban dos personas más, mi Amo Carlos y Elena, la sumisa que me envió las fotos esta mañana temprano. Ella se encontraba de rodillas a su lado con la mirada puesta en el suelo.
Cuando nos acercamos, Carlos comentó: “Como las otras veces, a Elena no se le puede tocar solo viene para pajearos si necesitáis mantener la erección. A la otra, reventarla, que con el último fuisteis muy buenos, sino lo hacéis bien ya no os traigo más putas”
A lo que uno de los tios, contestó
“No te preocupes, ya hemos visto que es una puta virgen, asustada, si hasta la muy subnormal había traído condones jajajaj. Con esta nos lo vamos a pasar bien”
Entonces otro de los hombre sacó unas llaves y abrió la puerta del almacén. Entraron primero Carlos y Elena luego el grupo de hombres y por último yo.
Al pasar, vi como en el centro había un colchón viejo, sucio, asqueroso, se notaba que lo habían usado para follar a mas gente, estaba lleno de manchas de lo que supuse serían corridas, sangre y a saber que más.
“Puta desnúdate por completo, ponte en medio de rodillas. No puedes hablar en toda la tarde, te guste o no, te duela o no, cuanto más llores más nos gusta y más fuerte te damos”
Hice lo que me dijeron deprisa, mientras ellos se empezaron a bajar los pantalones. Ninguno tenía una polla más pequeña de 20 cm y todas bastante gordas.
Uno se acercó por mi espalda y me agarro bien la cabeza. Otro, me metió los dedos en la boca y me la abrió entera, sin darme tiempo a que lo hiciera yo y por último el momento que esperaba que no llegase nunca, uno se acercó y me metió toda su polla en mi boca, haciendo fuerza para meterla de golpe, hasta sus cojones.
No duré ni 10 segundos, y ya me estaban entrando arcadas y tenía ganas de vomitar. Estuvo fallándome la boca casi 15 minutos, cuando noté un chorro caliente deslizar por mi garganta y llegar a mi estómago
“Tu primera corrida puta, trágatela entera y no dejes ni una gota, si se te cae, la lames”
Se acercó otro e hizo lo mismo, a mi cada vez me daba más igual, no es que me gustara, ni mucho menos, pero sabía que no me quedaba otra.
Cuando terminó y se corrió, creía que vendría el tercero de los cinco, pero no.
“Ponte a 4 patas, que te vamos a romper el culo”
Temblando, obedecí. Noté como uno de ellos se acercaba por detrás y con una de sus hermanos enormes me agarraba la cintura, y con la otra su polla. La empezó a colocar en la entrada de mi culo. De un golpe la calvó.
“Mira, gané la apuesta, lo que pensaba, le has roto el culo, lo tiene ensangrentado”
Era cierto, notaba como por una de mis piernas se deslizaba un fino hilo de sangre, entre eso y el dolor, casi me desmayo.
Las embestidas eran brutales, cada vez más fuertes hasta que por fin se echó sobre mi y note como me llenaba el culo con su lefa.
“Coge el vaso Elena, y si ves que expulsa, lo pones para que luego se la beba, ya sabes que nos gusta que no se desperdicie”
Después le tocaron el turno a los 2 últimos, uno se colocó en mi retaguardia y el otro delante. Era una situación muy humillante y dolorosa. Mientras me follaban todos solo los oía como se reían o decían como de abierto tenía el culo.
Serían las 7 o más cuando Carlos volvió a hablar:
“Bueno, se os acabó el tiempo. Lo habéis hecho bien, yo creía que no sangraba, pero lo habéis conseguido. Cacho de mierda, bébete el vaso, vístete que nos vamos”
Cuando me soltaron, iba a ir a por el vaso para beberme su contenido, pero no me podía mover, las piernas me temblaban, el culo me reventaba de dolor y los brazos me dolían de estar a 4 patas las 2 horas. Al menos esta vez no me habían follado el coño.
Una vez me vestí como pude, me monté en el coche con Carlos y Elena y me dejaron en el centro de la ciudad.
“Esta será tu primera experiencia, pero no la última, recuerda, tienes una competición con mis sumisos a ver quien gana más dinero a final de semana. Estos 5, no pagan, y estamos a jueves, o te esmeras o pierdes la primera semana, allá tú”
Cuando llegué a casa, me desnudé y me metí en la ducha, me limpié todos los restos de lefa, sangre y lágrimas y me fui directamente a la cama.
Gran relato, vívido y muy bien narrado. Felcidades.