Felices lo cuatro 2
Hasta ahora solo estábamos tres de los cuatro amigos en la cama, Yuli fumaba un cigarrillo, y Alí se reía de las anécdotas que contaba de nuestra infancia y adolescencia.
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-Y se acuerdan de como solíamos meternos con Elio porque era el que tenía la verga más chica Ja ja ja! – exclamó casi ahogándose de la risa
-Me acuerdo – comentó Yuli – la tenía incluso más pequeña que Miki! Je je incluso estuvo a punto de ser el putito pasivo del grupo en vez de Maikol.
-Si, je je Pero como a mí si me gustaban los pitos le cambié su rol por el mío que al fin y al cabo no era tan diferente.
Así pasamos la tarde entre anécdotas y un último polvo de chorros de leche masivos que tanto nos encantaba tener.
Un tiempo pasó, no sé si fueron semanas o meses Pero cierto día me encontré a Elio, estábamos en otra ciudad porqué en el pueblo no había universidades, el estaba haciendo otras cosas personales y me lo encontré por casualidad en un plaza, al vernos nos abrazamos con entusiasmo y luego de intercambiar números y preguntarle cómo estaba me confesó que había estado en una cita esa tarde con una chica; pero que por un problema técnico no pudo meterla y remojarla así que estaba calentado y sin poder vaciar sus bolas, sentí un impulso visceral y le dije que si quería yo le ayudaba.
Al principio estuvo algo receloso, desde niño siempre se había esforzado mucho en mantener una apariencia de hombría; sin embargo al ofrecerle un medio de desfogue no se resistió mucho, llegamos a un hotel discreto en el que ya me conocían pues aquí metía a mis ligues ya sea que fuesen chicas, chicos, viejos con plata o parejas, entramos sin mayor papeleo y nos metimos a una habitación.
– Cuando éramos niños creía que estabas enamorado de Yuli! – dijo quitándose la camisa.
– Aún lo estoy! – dije encogiéndome de hombros
-Entonces porque aceptaste coger conmigo si te gusta ella? – preguntó.
– Nuestros intereses están muy alineados, es decir…- dije desde el baño aseandome – A ella le gusto también pero varias veces me ha dicho que aunque le gusto y disfruta coger conmigo tanto como a mí con ella, prefiere un hombre que la trate mal y que le dé duro y que no tenga mucho que ver con ella porque así le facilitará una separación sin lágrimas.
– Entiendo, y como funcionaria eso? – se quedó de pie delante de la cama.
– Pues a ella no le importa que sea bisexual, y me deje detonar el culo de vez en cuando y a mí no me molesta si tiene aventuras con otros hombres, de hecho lo preferiría si me los presenta y puedo saber con quién está en qué momento y lugar, la verdad es más seguro.
– Supongo que tiene lógica; pero no es algo … Extraño? – exclamó curioso mientras se deshacían de sus pantalones.
– Es como cuándo éramos niños, todos cogíamos entre todos y estábamos bien, pero ahora … – dije acercándome a él con intención de devorarlo – muéstrame el problema técnico!
Me desvestí dejandole ver mis nalgas redonditas y rosadas y mi cuerpo trabajado pero a la vez en ángulos suaves, mi amigo sonrió quitándose la camisa.
-Sabes cuál fue la razón «técnica» por la que no pude meterla el día de hoy? – dijo con picardía mientras se bajaba el pantalón.
Había algo en sus boxers, algo Monstruoso que no podía describirse como un bulto sino más bien como un apéndice de caballo atrapado entre sus piernas, me quedé atónito por unos segundos y nuevamente habló Elio con una sonrisa – Ya no soy el que la tiene más chica Miki!
Con mis manos baje no sin dificultad su boxer, la enorme cosa bajo la tela luchaba para liberarse y cuando finalmente conseguí retirar la prenda de su miembro quedé sorprendido al ver un miembro de casi 25 centímetros de longitud, las venas prominentes recorrían todo el largo de aquella verga marrón que palpitaba presintiendo lo que se avecinaba, de grosor envidiable a pesar que la cabeza de Alí era incomparable lo mismo que su capacidad eyaculatoria, poseía además de ese intoxicante aroma a macho que el jabón y el desodorante no conseguían domar.
Frente a mí, ese moreno hombre joven, de mi edad pero mucho más fibrado, más alto y con mayor porte estaba cachondo y se iba desahogar conmigo y mis agujeros hasta satisfacerse.
Me acerqué a su glande encapuchado, tomándolo con mi mano retiré el prepucio palpandolo delicadamente con la lengua, al percibir el toque un espasmo lo hizo latir, Elio se sentó cómodamente en la cama y me dejó juguetear con él.
-Abre la boquita Miki, quiero ver cómo tus labios rojitos y grandes me comen la verga entera!
Obedecí, rodeando su glande con mis labios y saboreé su acre sabor, era gloriosa la sustancia, la escencia que conformaba aquel fierro y su textura húmeda en la punta de la que manaban algunas gotas de precum salado, venas duras recorrían la enormidad de aquel miembro oscuro y recto, mi cabeza bajaba delicadamente hasta la mitad de aquella lanza de carne mientras su dueño gemía satisfactoriamente.
Su mano rústica me rodeo la cabeza y empujando de forma sutil me ordenó engullir más y más de su pene. Con algo de esfuerzo disipaba el reflejo del vómito, me había vuelto casi inmune a él desde la adolescencia de hecho, pero ante aquel tesoro sexual el esfuerzo era considerable y el reto una montaña muy cuesta arriba.
Yo subía para respirar un poco y volvía a bajar haciendo entrar cada vez más de la longitud de aquella pija, sentí el empuje de su otra mano presionandome con mas entusiasmo y acrecentando además el ritmo con el que me hacía devorar más rápido y con más fuerza, era por mucho el pene más grande y monstruoso que me hubiera llevado a la boca, mis ojos claros contrastaban con lo enrojecidos que estaban por las arcadas que Elio me producía, había algo en su suave pero firme dominio sexual con el que se adueñaba de mi voluntad para lograr que yo hiciera todo lo que él quisiera, y no solo que lo hiciera, sino que lo disfrutara, realmente lo disfrutara, Lo supe desde la primera vez que exploramos jugueteando entre nosotros, actualmente podía volverme la más sumisa de los pasivos twinks con tal de recibir un fuerte y si es posible brutal castigo en la garganta, en el ano o en ambos; aunque también disfrutaba del placer de dominar a alguien más delicado que yo, como era el caso de Yuli, aunque ella no fuera realmente de las que se dejan y ya.
Elio simplemente se dió el gusto de echar mi cabeza hacia atrás y luego afincarme la pelvis en la boca hasta que su glande frotara mi uvula tanto en un sentido como en otro, me jaló del pelo rubio y con una fuerza controlada me penetró la garganta, era tan difícil mantener la compostura, tan fuertes sus embestidas que mis ojos lagrimaron copiosamente, Elio me miró, – tal vez está dudando al verme asi – pensé; pero luego se mordió los labios claramente exitado con fuerza, sin ninguna misericordia inició una cogida brutal por mi boca que babeaba sin control, lagrimé muchísimo y un continuo sonido de Gag! Gag! Resonó en aquel pequeño cuarto para cojer, realmente me faltaba el aire, además de que la magnitud del diámetro de su verga comenzaba en su fiera penetración a lastimarme, una parte de mí quería escapar, tomar aire y alejarse de la tortura, estaba a punto de hacerlo hasta que le escuché exclamar entre gemidos.
– Miki! Es la primera vez que alguien me aguanta una mamada así como esta, uff! Así como la he querido siempre!
Me sentí halagado por sus palabras y comprendí que una verga tan masiva sería muy difícil de complacer para cualquiera, entonces me decidí a ser el primero que le cumpliera su fantasía de un throathfucking aunque me desmayara en el proceso.
La fuerza aumentaba al igual que los gemidos de Elio, su glande se posaba en la punta de mi lengua al salir (y yo aprovechaba de tomar aire) antes de hundirse 15 centímetros más adelante de mi uvula hasta que sus testículos ahora endurecidos rebotaban en mi quijada, la temperatura de su verga aumentó mucho y se volvió tan tiesa como un hueso, Elio gemia y gruñía como un animal en celo mientras sus manos se aferraban a mi cabeza como un buzo explorador de cuevas a su tanque de oxígeno.
– Mikiiiiiiii! – se escuchó en todo el pasillo de aquel hotel y entre espasmos eyaculatorios Elio resopló respirando con dificultad, su cuerpo brillante de tanto sudor se dejó caer de espaldas sobre la cama y yo no reaccionaba.
Desperté unos minutos después, Elio me daba cachetadas desesperado.
– Miki! Estás vivo que bueno!
– Mierda! – Tomé una gran bocanada de aire al recuperar el sentído, me había quedado sin aire y me había desmayado, en mi cuello, rostro y pecho varios lefazos habían quedado escurriendo mientras Elio agitado me decía que me destrozó la garganta un par de minutos antes de eyacular sin reservas; pero que al no reaccionar cayendo al piso se dió un susto de muerte.
Me ayudó a levantarme y haciéndome acostar en la cama se sonrió.
– No pude saborear tu leche, es lo que más me molesta! – dije mientras el monstruo fálico se movía dando temblores.
– Miki, gracias por esa mamada, creo que nadie podrá hacerlo como lo hiciste tú y siento que debo pagartelo! – dijo acostándose sobre mi regazo – La verdad que no puedo evitar sentir estas ganas de ensancharte ese culito rosado que tienes; pero después de lo que pasó hace ratito no te culpo si ya tuviste bastante!
– No te vas a ir de aquí hasta que me dejes preñado con un trillon de hijos en el culo! – le dije acariciando su pecho bien trabajado que me exitaba mucho.
Su fierro de Hulk palpitó una vez reaccionando a mi comentario, luego otro latido, y otro más, con cada pulsación que bombeaba sangre hacia su falo su cabeza enrojecida se inflamaba y la longitud de aquel miembro recuperaba su rigidez de acero templado, era enorme con respecto a mi mano.
Elio se levantó dejándome ver una espalda hercúlea y unas nalgas hermosas y firmes seguido de un par de piernas esculturales y oliváceas como el resto de su piel. Revisó en su mochila y me trajo un tubo de lubricante.
– Estoy seguro de que eres lo suficientemente puto para tragarte mi verga solo con saliva, tal vez en otra ocasión te lo haga en seco – habló apuntando hacia mi con su pene de caballo – Pero por ser la primera vez, vayamos a lo seguro.
Le agradecí en ese momento pero más adelante realmente lo agradecería muchísimo más, lo destapó y se embadurnó el pene con una porción de lubricante exagerada según yo; no obstante me puse en posición de cuatro patas con almohadas en el vientre para obtener algo de apoyo y dejé mi trasero levantadito para me lo revienten hasta que ocurra una de dos cosas, me lo alimenten de leche o me lo desgarren, no estaba dispuesto a quedar a medias ni a dejar a medias a mi amigo.
La cama se hundió con su peso, puso su mano en mi espalda baja, casi acariciando mis nalgas y me acomodó la cabeza en el ano, respiré profundo y cuando estuvimos listos él empujó un poco, fue tan desgarrador como la cabeza en forma de hongo del pene de Alí, la sensación de ardor fue inmediata, siseé respirando con dificultad pero no dije nada, en menos de 10 segundos ya me había metido 6 centímetros, que a fin de cuentas es casi nada pero cuando el pene en cuestión es del diámetro de una berenjena cada centímetro es una yarda de sufrimiento.
Elio la sacó y me exprimió el tubo de lubricante en mi culo súper abierto en mi entrada, se sintió frío y algo se derramó en las almohadas pero no nos importó. Se volvió a subir detrás de mí y metiendo los 6 Cms ya logrados, entonces dió un empuje enérgico sentí que me partió a la mitad, por lo menos 20 centímetros de un solo tiron me habrá metido, pensé.
– Respira Miki! Ya han entrado 10 centímetros! – expresó consolandome en vano.
– Solo 10? – exclamé sorprendído – mi próstata está que se me sale por el vientre, está muy gorda tu verga!
– Si! Je je, es muy frustrante coger con una verga así! Parece una ventaja pero es todo lo contrario – se quejó Elio en tono decepcionado.
Se sujetó de mi cintura y me dió una nalgada, al escucharme gemir se puso más caliente y me dió otra y otra, y con cada golpe mi culo se aflojaba y pequeñas extensiones de su fierro entraban más fácil – ya va la mitad Miki! – exclamó acariciando mis nalgas rojas que escocian.
– Si quieres lo dejamos hasta aquí y una vez que te acostumbres empiezo a penetrarte, así no sufres tanto.
– No! – Exclamé algo molesto – Elio, está bien ser caballeroso si vas a acostarte con una chica a la que quieres y la trates como una princesa, pero…- continué – Soy un puto! De hecho, soy Tú Puto! Y lo único que quiero es que te olvides de lo que quiero yo y te dediques a abrirme el recto con tu verga y no pares hasta que tus pelitos me acaricien la parte interna de las nalgas, y que una vez que lo hayas logrado me utilices, me maltrates, me nalguees, me hagas sangrar por el ano con tal de que tú obtengas tu placer y sea tan desbordante que logres poner un bebé dentro de mi, y no te detengas a pensar si me duele o si me dañas, Ese no es tu puto problema, Cogeme Carajo!
Elio se quedó ahí callado un momento, pero al sentir mi culo apretar su verga continuamente resolvió volverse macho y agarrandome desde los hombros se acercó a mi oído – Si vas a gritar solo hazlo!
– No creo que puedas aguantarlo! – dijo.
– Que apostamos? – le secundé.
– de plata o de honor? – preguntó él con media verga dentro de mí.
– De honor! – le dije
En nuestro grupo cuando alguien hacía una apuesta de honor nos referíamos a que el perdedor debía cumplir las condiciones a cabalidad o sería expulsado del grupo, y como el sexo desenfrenado era un bien demasiado valioso, nadie nunca falló en pagar una apuesta de honor, sin importar lo vergonzoso o impudico, Yuli había masturbado a todos monaguillos en los baños de la iglesia del pueblo, Alí se bebió un vaso de su propio semen abundante cuando aún su capacidad eyaculatoria no estaba plenamente desarrollada, Elio fue pasivo durante una semana cuando perdió y yo me metí un pepino grande por el culo perdiendo la virginidad anal con una vegetal.
– Que apuestas? – dijo Elio – Yo apuesto a que no te la puedes meter completa y si no lo logras tendrás que hacer un video porno siendo el puto de tres tipos al mismo tiempo!
– Estás loco! – exclamé haciendo un esfuerzo por hablar – te apuesto a que me cabe toda y tendrás el mejor orgasmo de tu vida! Y si lo logro, tendrás que ayudarme a convencer a Yuli de que sea mi novia!
– ACEPTO! – dijimos ambos
No fue una penetración instantánea, me la metió en un movimiento constante y sin retroceder, durante los primeros 5 centímetros mas la mitad previamente enterrada fue así de firme, yo respiraba y me quejaba dando gemidos y quejidos de amplio dolor, él se detenía seguro de que le pediría parar, cosa que no ocurrió, Elio, ciego de lujuria y con todos mis permisos me enterró sin avisarme los últimos 10 centímetros de su verga y, a pesar de que ciertamente los pelitos de mi amigo estaban rascándome el área interna de las nalgas junto a mi ano desfloretado la verdad es que no lo sentí, pues lo único en lo que mi cerebro podía concentrarse era en los 25 centímetros por 5 de diámetro de la verga de Elio que me empalaban desde atrás provocándome un dolor desgarrador, noté sin embargo el bulto en mi vientre más arriba del Ombligo que palpitaba orgulloso de la hazaña lograda, Elio sentía como la totalidad de su miembro férreo era arropado con una fuerza palpitante por mi culo que lo estrangulaba como una boa, entre esporádicos latidos que apretaban para el gusto suyo.
Un resoplido de placer salió de lo profundo de sus pulmones y su alma, y yo contenía las ganas de llorar pues sabía que si Elio me veía hacerlo se le cortaría la inspiración.
Saco la verga casi en su totalidad, me asustó el vacío que sentí y le supliqué en el tono más twink que pude hacer que por favor me la volviera a meter hasta la raíz; él no se hizo de rogar y sujetándome del hombro con una mano y de la cadera con la otra me zampó aquel pedazo de verga exquisita, caliente y rígida hasta que sentí su glande rozarme la última comida en el estómago (je je je), luego saco de nuevo y metió otra vez, los movimientos aislados de su pelvis se transformaron en un vayven delicioso y doloroso por mucho, mi amigo, mi papi, mi macho me había destrozado el culo ampliando sus paredes más allá de lo que la cabeza de Alí habría podido hacer por muy ancha que fuera y yo me sentía tan puta, tan sumiso, que el frenesí de hormonas en mi cabeza me hizo gemir, gritar y prometer cosas absurdas como que quería ser su esclavo sexual y que le daba el derecho sobre mi voluntad y mi vida y que me usara para saciar todos sus bajos instintos y fetiches más oscuros y secretos y los aceptaría todos, con tal de que me penetrara como si su vida dependiera de ello y él lo juró, a partir de este momento que yo sería su perra sumisa para toda la vida, y que me haría obedecer aunque me ordenara ser la puta de un batallón de hombres por noche y les cobrara por ello.
Sua embestidas pélvicas me removían los órganos internos de una manera nunca antes experimentada y mi próstata siendo constantemente frotada por aquella verga comenzaba a encender los receptores de placer y apagando los de dolor, aunque nunca totalmente, el sabor de aquella penetración era muy dulce con tintes de dolor amargo que le daba un regusto a prohibido que me volvía loco, Elio pasó los últimos 7 minutos bombeando como poseso dentro de mi ano bufando y resoplando su aliento caliente dentro de la habitación, su verga salía con manchitas de sangre húmedas de tanto precum, al final de su coito cuando ya entraba a la etapa de orgasmo me hincó las uñas con fuerza, yo andaba por las nubes, bien podrían haber puesto a un caballo a penetrarme y no me habría quejado en lo más mínimo, el poder con el cual Elio tomaba control de mí era absoluto, su pelvis me golpeaba y el rebote de sus bolas en mis nalgas eran intensos, entonces de un momento a otro cuando su verga se había puesto tan caliente como un tesón encendido y tan dura como un pene de metal se retorció con fuerza sin perder la forma, un enorme chorro lechoso blanquecino casi amarillenta recorrió mis entrañas, aún no había terminado de disfrutarla cuando un segundo chorro rebasó al primero, su verga palpitaba con cada disparo del semen de mi macho quien gritaba y me halaba del cabello rubio y ensortijado incluso con lágrimas en los ojos, su fase orgásmica duro solo unos segundos pero nos marcó toda la vida, Elio dejó caer su peso sobre mí, yo acostado boca abajo tratando de recuperar el aliento mientras sentía un trillon de sus hijos rumbo a hacerme un bebé, él acostado encima de mí sin sacar su verga me dejó respirar su aliento y su olor el cual guardé en mi memoria a largo plazo.
– Tu verga es riquísima! – exclamé casi sin respirar y con los ojos cerrados
– Tu culo es riquísimo! – exclamó con esfuerzo mientras se negaba a sacar su pene dentro mío. – Gracias, me quitaste la virginidad con todas las de la ley!
– Fué un absoluto placer! – reí sintiendo mi recto apretar ocasionalmente la verga Elio como asegurandose que esta aún estuviese ahí.
– Es en serio todo lo que me prometiste mientras te cogía? – exclamó recobrando un poco el sentído. es decir, se que dijimos cosas solo por el calor del momento pero…
– Escucha, somos adultos y si queremos coger, cogemos! – dije sin darle muchas vueltas – Obvio no voy a salirme de clases porque me conseguiste 10 hombres que quieren mi culito, en cambio si acordamos coger y me sorprendes con diez tipos calientes y sexualmente sanos cabe destacar entonces no me importaría.
– también lo había pensado! Además no me gustaría ampliar mucho nuestro círculo! – suspiró él, su verga aún tiesa dió un latido.
– Por cierto acordaste ayudarme a que Yuli sea mi novia. – le dije.
– Lo sé! – dijo – Pero que no eres puto?
– Me gusta el sexo en todas sus presentaciones, puedo coger chicas, también me vuelven loco las vergas, así que le meto a todo, pero la verdad siempre he querido que Yuli sea mi novia! – suspiré al sentir un nuevo meter y sacar de verga de parte de Elio.
– Entonces se hacen novios, que podría hacer yo que no puedas hacer tú? – metía nuevamente separando mis piernas y poniéndome de espaldas en la cama sin sacar su pene de mi.
– reacomodarle los órganos? – Bromeé – De coger cogemos, no hay problema ahí, pero cuando le menciono de ser pareja ella me dice que le gusto para el sexo pero que no sabe si funcionaria una relación en la que ella podría desear otras vergas, otros hombres y fantasías muy suyas y un hombre al que también le gusten otras vergas, otros hombres y fantasías propias!
– En otras palabras te friendzonearon! – dijo montando mis pies en sus hombros.
– Sus palabras fueron: necesito un hombre muy macho y vergón no un chico lindo y putito! – cerré los ojos sintiendo el inicio del segundo polvo de Elio.
– Y esto lo dices mientras te empalo con mi verga, poesia! – carcajeó – Supón que te haces su novio y acuerdan mantenerse fieles, que tal si un día llegó con ganas de romper tu culito o el de ella y cualquiera de los dos acepta, no podría meterme entre ustedes! – se detuvo un momento y abrí los ojos.
– La amo mucho, y aunque aún no resuelvo los detalles estoy seguro que haría lo que fuera por hacerla feliz! – dije convencido y sorprendido de mis palabras.
– Está bien! Creo que se cómo ayudarte Miki! – dijo penetrandome con fuerza -No será tu relación platónica te advierto pero así como quieres, ella será tu novia y estará contigo para siempre pero como dicen siempre en las ofertas con truco «ciertas condiciones aplican».
Nuestra conversación del tema se finiquitó ahí, así que nos dedicamos simplemente a coger, cabe destacar que el segundo polvo de Elio rebosaba de aguante, esto le permitió penetrar con una fuerza al menos tres veces mayor que la del primero, como ser desvirgado por segunda, tercera y cuarta vez, cambiando posiciones dependiendo de nuestro ánimo, lo cabalgué cerca de 20 minutos antes de que alcanzara su tercer orgasmo, y el último y más salvaje fue de nuevo de perrito, sus embestidas eran brutales y sentía su más pura intención de que me doliera el culo por días y lo agradecí, en medio de nuestro coito me declaré su puta enteramente a sus servicios sexuales y el me llenó de los adjetivos más humillantes e insultantes que se le ocurrieron y se aseguró de que me quedara en claro que era su propiedad y de que lo sería por el resto de mi vida.
Luego de dos horas y media de coger como bestias salvajes finalmente su verga salió de mi dejando correr al menos un cuarto de litro de semen amarillento con manchas de rojo en el colchón de la habitación de hotel, nos bañamos y como regalo de despedida se masturbó frente a mí permitiéndome probar su leche, nos vestimos y al salir de la recepción los empleados nos miraron con una sonrisa de complicidad, – Provecho! – les dijo él y nos marchamos mientras el empleado de servicio entraba al cuarto recién usado y maldijo en voz alta por el trabajo que tenía.
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