FORNICANDO NIÑAS MIGRANTES EN FAMILIA
“… se mantuvo quieta mientras mi lengua buscaba su clítoris para iniciarla en los placeres de la carne. La Madre lloraba mientras que la Abuela tranquilizaba a la otra niñita. Me acosté en la cama mirando al techo y a la Madre le dije que la niña más grande me tenía que chupar el tronco mientras te.
La miseria, la corrupción y la impunidad, son las alentadoras del abuso sexual infantil en todo el mundo, por lo que los canallas como yo, atropellamos sin piedad a las indefensas. En América Latina se puede poseer desde una recién nacida hasta una joven abuela de menos de 20 años. Estas mujeres pueden ser ultrajadas a placer durante su travesía hacia la Unión Americana, en donde seguramente quedarán reducidas a verdaderas piltrafas humanas, serán asesinadas en videos snuff o desaparecidas por las sociedades consumidoras de Adrenocromo; aunque te parezca teoría conspirativa.
Mis Hermanos del Placer y yo, realizamos verdaderos maratones de sexo abusivo con las hembras que vienen en caravanas de migración, y todo en este enfermizo territorio nacional con toda las ventajas e impunidad que el dinero permite. El poder económico mezclado con incertidumbre de las féminas, nos ha permitido crear un esquema de placer y premio para las agraciadas que nos entregan sus cuerpos y con ello aseguran su llegada a la frontera norte sin hambre ni tropiezos. De hecho, algunas solicitan quedarse a nuestro servicio a nivel de esclavas sexuales, cosa que no es aceptada ya que organizamos maratones cada dos o tres meses; las perras sobran.
En mi grupo regularmente seleccionamos niñas y muchachitas de uno a catorce años de edad; no obstante, en las caravanas también se encuentran féminas de mayor edad cuyas características físicas las hacen merecedoras de fuertes verguizas. Nalgas, chiches, anos, vaginas y gargantas, son el objetivo real de esas “misiones humanitarias para migrantes”. En la parte sur del país, puerta de entrada de los viajeros soñadores, se han establecido “campamentos y albergues” financiados por honestos y desinteresados empresarios como yo.
En dichos albergues, se concentran para su clasificación a esas mujeres nómadas. Primero son separadas por edades y después por su aspecto físico; la nacionalidad y su raza no son determinantes para su destino, pues todas serán penetradas por alguna o por todas sus cavidades. Unas u otras, entregan por su voluntad sus culos y sus coños, y las rebeldes son violentadas por las “fuerzas del orden” que son peores que nosotros.
Durante la “misión humanitaria” del mes pasado, los cinco Hermanos del Placer tomamos a cuatro hembritas cada uno, lo cual significaba que, en esa semana, tendríamos todos sexo con 20 mujercitas. Todas son para todos. Había niñas de 2, 3, 5, 9 y 13 años; cuatro Madres de entre 12 y 17 años y una joven Abuela de 21 cuyas nalgas eran un verdadero espectáculo.
Para iniciar mi deprave, tomé en primer término a la familia completa de la joven Abuela (su hija de 12, a la bebé de 2, y a su sobrinita de 9 años quien era verdadero encanto) después de haberlas alimentado, bañado y cubierto con diminutas túnicas blancas, pregunté a la Abuela sí el trato ofrecido le perecía bueno y si deseaba cumplirlo al pie de la letra. Ella asintió con la cabeza y me suplicó que lo que le iba a hacer lo hiciera con la intención de no lastimarlas, pero que me asegurara que mi gozo fuera satisfecho. Le aseveré que el pago o premio para ellas sería el mejor y que, por lo tanto, las metidas de verga que les iba a propinar serían salvajes y que mi satisfacción la obtendría con ellas o con otras. Ella levantó la cara y me pidió entonces que me diera gusto con sus cuerpos.
Le ordené a la Madre que colocara a la bebé en la cama y que la tomara de los bracitos para que yo le mamara la diminuta papaya. La pequeñita se mantuvo quieta mientras mi lengua buscaba su clítoris para iniciarla en los placeres de la carne. La Madre lloraba mientras que la Abuela tranquilizaba a la otra niñita. Me acosté en la cama mirando al techo y a la Madre le dije que la niña más grande me tenía que chupar el tronco mientras terminaba de desvirgar a lengüetazos a la pequeñita. Ambas criaturas me produjeron placer más que enfermizo, una con la conchita y la otra con su lengüita. Pedí que me dejaran solo con la bebé. Ya con el pito lubricado y severamente hinchado, tomé las piernitas de la chiquilla con una mano mientras que con la otra le coloqué mi verga frente a su abertura. La cabeza del glande no entraba, el espacio de esa vaginita era insuficiente, le aventé otro escupitajo en la panocha abriendo sus pequeños labios con la mano izquierda. Acomodé el rifle en posición y lo clavé de un leve impulso hasta quedar con el glande adentro de esa perrita. Ah que sensación tan perversa y caliente.
La sangre de la criatura empezó a salir y mi fierro a acelerase en esa cuevita. Le aventé más adentro la verga y topé con sus intestinos, no le cupo ni la mitad, pero la lujuria que me despertó era arrolladora. Seguí clavando el chile y al notar que me tardaría en eyacularle, lo saqué para masturbarme y unos segundos antes de venirme, se lo enterré hasta donde sentí su pared interna; le aventé los mocos hasta que mi serpiente terminó de vomitarlos. Esa criatura ya era ahora una perra de segunda ¡A güevo, puta!
La verga se me paró de nuevo y empezó a gotearme de preseminal. Para controlar el asunto y durar, fui a ducharme para enfriar mis emociones, para deshincharme los testículos de gorila que me cargo, y para planear mi segunda incursión en esta nueva “misión humanitaria”. Soy una gran persona depravada.
Las migrantes hijas de puta, son fácilmente olvidadas por la mente de los depredadores; sin embargo, hay escenas o circunstancias especiales que se quedan como cicatrices en tu cerebro y ocasionalmente se presentan en tus sueños para volver a excitarte y muchas veces para provocarte sueños húmedos. Hasta te sirven para excitarte y poder coger con tu esposa, qué inmoralidad.
Mientras me duchaba, la Abuela se acercó a revisar a la bebé y la cargó para tranquilizarla. Me agradeció que no la hubiera matado… estúpida, soy un enfermo de lujuria no un asesino. Les pedí que llevaran a dormir a la “recién cogida” y que regresaran desnudas a darme un show lésbico mamándose de manera incestuosa las panochas y se besaran muy efusivamente. No le hicieron asco, pero el comportamiento de la Abuela y la sobrina era extraño. Les instruí que, al aparearme con la siguiente, ellas tres tendrían que participar.
Dicho y hecho, la Abuela (con mayor experiencia) se puso de espalda y se quitó la túnica agachándose para mostrarme esa esplendida cola que las suramericanas tienen o se mandan a operar para lograr esa enormes nalgotas. Deseaba que le diera fierro primero a ella. Comentó que había sido la hembra de algún político grande de su país y que este corrupto reptil le dio una gran vida y le pago sus caprichos. Le creí, pues la Abuela sí que era, lo que en mi pueblo llamamos “un culazo de mujer”. Y ahora me entregaría su cuerpo y a su familia sin limitaciones y sin caprichos. A mí me pelan la verga las hembras explotadoras que se vinculan con tipejos imbéciles que se dejan exprimir.
La paré en seco y le exigí que me excitara a la hija y a la sobrina con una buena mamada y metiéndole el dedo en el culo a su hija. A la sobrina yo le iba a inaugurar el fundillo a vergazos. Apenas besó a su hija, pero a la sobrinita se la comió a mordidas y la incomodó con ello, seguro que ya la conocía en términos extraños… también ellas son depravadas y enfermizas. Con el chostomo ya parado y deseoso de follar, hice que la Madre se montara en mí, poniéndome el coñazo en la boca mientras yo le pellizcaba los pezones. La Abuela, ya desnuda, me acercó el culo a la verga, como queriendo que ya la penetrara, en tanto que ella seguía “comiéndose a besos” a la sobrina. La aventé hacia un costado e hice que la Madre se sentara en mi pito aprovechando que estaba más que lubricada por el “mamey” que le di y solita se enterró mi chile hasta medio camino. Subiendo y bajando la cadera, mi enardecido miembro se ponía al rojo vivo; la estreches de esa papaya era eminente y deleitosa no obstante haber parido… como sea, seguía teniendo solo doce años de edad.
La puse sobre la cama y me acomodé a lo misionero a fin de clavarle la bichola hasta el fondo y darle unas fuertes limadas profundas. Ella nomás berreaba y ponía los ojos en blanco, su familia había desaparecido de su mente y exclusivamente se concentró en el placer de la cogida gigante que le estaba recetando. Con el estoque enterrado hasta la empuñadura, ya no se lo saqué, solo se lo restregaba en sus paredes internas y haciendo círculos con la punta. Aaah, me empecé a vaciar del esperma radiactivo que me estaba quemando por dentro. La muy puta disfrutó y no quería que me saliera, me pidió que lo sacara hasta que mi reata se acabara de enfriar. Pue sí, migrantes y todo, pero putas al fin.
Me dirigí de nuevo a la ducha y las dejé en solitario para que se tranquilizaran y se prepararan para la siguiente sesión. Ahora me iba a culear a la sobrina y su fundillo lo reventaría a vergazos, tal como me lo había imaginado. Salí del baño y me rehidraté con algo de jugo y me serví un coñac, mi trago favorito ya que activa la circulación y produce un calorcito muy cachondo. Le serví uno a la Abuela y le pedí se sentara enfrente de mi con las piernas abiertas, quería juzgar con detalle la forma de su vulva, se giró para acomodar el asiento y pude admirar la diminuta cintura que acentuaba ese tremendo trasero de diosa, lo senos estaban un poco más abajo del nivel óptimo, pero para hacerme una chaqueta hawaiana (paja rusa) ese par de tetas me servirían a las mil maravillas. Era hora de tomar un viagra para seguir con el vigor del principio. Todo se vale cuando te has dedicado por años a moquear vaginas y fundillos por tanto tiempo.
Pasaron algunas horas, ya tenía que continuar aquel maratón de sexo, eran casi las 9:00 de la noche y deseaba incrementar mi enfermizo placer. ¿Abuela o sobrina? lo eché a la suerte y le tocó a la fingida Abuela.
Para maximizar la culeada que le iba a tocar, la puse a beber coñac conmigo y le pedí que se relajara o se embriagara.
- Tal vez puedas disfrutar de una mejor vida en mi país que allá con los gringos, todo está en que tu decidas; por lo pronto quiero que te entregues por completo a mis pasiones y, de ser posible, que tú también lo goces.
Seguí argumentando.
- Tu familia está segura y ya su vida ha mejorado por estar bajo mi protección.
Se le iluminaron esos bellos ojos color aceituna y la naricita respingona que era el centro de su rostro se levantó, para hacerme un picara y soberbia mirada de mujer. Me levantó la piola.
Tomando la iniciativa, se puso de rodillas y como una gatita de angora empezó a ronronear y a frotar su carita contra mis desnudos muslos. Bebió de un solo golpe el tercer coñac y se me sentó en las piernas de costado, me pasó su brazo derecho por atrás del cuello y con su mano izquierda me giró el rostro para besarnos y ofreciéndome esos delgados labios que delineaban su boquita de corazón y nos besamos con sucia malicia. Haciendo contacto con nuestras lenguas ella lamía mi boca y mordisqueaba mi lengua. Mi mano derecha sobre la unión de sus muslos y mi mano siniestra acariciando sus pronunciadas nalgas de porcelana; la tome por la cintura y la hice que se montara sobre mí para poder mamar esos senos que pronto tendrían en medio a mi tronco hirviendo. Se puso en pie y me ofreció su delicioso panalito del amor, lo lengüeteé y lo besé con sutileza.
Abrí el compás y ella entendió que mi fuste la esperaba. La punta de su lengua se trató de incrustar en el meato de mi herramienta, abrió la boca y empezó a mamar con fuerza creciente, con la mano izquierda detenía el pene erguido y con la derecha buscó mi ano para meterme un dedo. Me buscaría el punto “M” para producirme un orgasmo feroz. Seguro que en su país vivía de usufructuar el culo y de inflar burros por el pivote.
Soy un desgraciado lobo estepario… la dejé trabajar, pero la detuve después de algunos minutos de chuparme. La acosté en el piso y la monté de manera que mi iracundo falo quedara entre sus tetas, se tomó los pecho y apretó mi tolete, de arriba hacia abajo me lo masajeo y lo besaba cuando se lo acercaba a los labios. Pinche perra, sabía lo que hacía y con su horrendo pasado pretendía buscarse un futuro mejor. ¡Ay Güey, que elegante!
Me puse de pie, ella se hincó y de tremenda bofetada la tiré al piso sangrando del hocico. Se espantó, pero en cuanto me le encimé y la besé con dulzura, ella lo entendió todo. Se había topado con la verga, sus orificios serían vulnerados y ella así lo deseaba. Ese golpe era la motivación que requería para que nuestra danza sexual no fuera fingida, sería una entrega salvaje de sensaciones y deseo absoluto.
Los golpes ablandan la carne, cualquiera que esta sea y la ponen a nivel de un paladar exigente; pero hay que saberle.
La Abuela del culo grande me miró con incredulidad y preguntó:
- ¿Qué quieres o como lo quieres?
- Lo vamos a hacer de la manera que no has conocido (solo le faltaba hacerlo difunta)
- Explícame para aprender y hacerlo a tu gusto
- Anda a traer a tu sobrina
Me recosté en la cama y le ordené que nalgueara a la sobrina. Me acerqué a la boquita de la niña, para besarla con deleite y darle lengüetazos del tigre (rasposos pero sabrosos) la sobrina se embelesó en mi boca y con sus bracitos me rodeo el cuello; esa criatura nunca había sido tratada como muñeca. Hablé en secreto con la niña y le mandé que escupiera el rostro a la Abuela y que le expresara sus sentimientos por los abusos y malos tratos que de ella había recibido. La Abuela se sorprendió y argumentaba que la chiquilla metía.
Era una zorra abusadora, lo entendí cuando las obligué a besarse entre en el espectáculo lésbico que me dieron, y la muy culera besaba a la sobrina con una especie de rencor, con un recelo desmedido, en tanto que la sobrina se resistía.
Tomé en mis manos a la virginal nenita y la acosté en el centro de la cama y le enseñé mi leño plenamente erecto, empecé a pajearme con el típico movimiento lineal en el tronco del pene. Le pedí a la sobrina que ella me lo hiciera, lo tomó con ambas manos y antes de bajarme el cuero, me besó la cabecita del placer. Mientras ella subía y bajaba la piel del chile, le acariciaba la cola desde el fundillo hasta la cima del clítoris, bajé a mamarla y al pasar por el perineo me detenía para succionarlo hasta juntarle los dos orificios, delicia virginal. Le pedí que se metiera en la boca ese hirviente trozo y que lo chupara y lamiera con delicadeza y después con fuertes chupetones.
La Abuela miraba y preguntaba no sé que cosa, pero era ignorada por nosotros. Me bajé a revisar su panocha y para lengüetear la uretra, el clítoris y por supuesto el ano infantil que habría de reventarle en unos minutos más. Mi verga estaba más dura que el fierro y la dirigí hacia su puchita de princesa, le acomodé el glande y lo sumí despacio, pero sin detenerme durante todo el trayecto. Le rompí la abertura vaginal y su vulvita se contrajo al máximo, me apretó cómo hacía mucho no me sucedía. Ella gesticulaba, pero no lloraba, solo me miraba con dolor y agradecimiento. Saqué la verga, me bajé a mamar y la volví a clavar. La urgencia del orgasmo me amenazaba y tendría que acelerar el paso.
Me salí de nuevo y ahora el procedimiento lo repetí en su ano, lo ensalivé clavándole la punta de mi lengua y haciendo las veces de una broca, entraba y salía girando mi cabeza. Le reata se me iba a reventar, le metí el dedo medio en el fundillo para dilatarlo un poco más y sin mayores miramientos le encajé la verga en su culito. Con medio chile adentro y sin sacarlo, me eché lubricante en el miembro y terminé de hundirlo hasta el tope.
Unos movimientos adicionales para sepultarle totalmente la verga y le aventé varios disparos de semen hasta quedar seco. Aún con la verga erguida, la saqué para bájame a meterme en la boca toda su vulva de niña.
La Abuela me sonrió esperando lo mejor, y mirándola con desprecio, le grité “LARGATE DE AQUÍ”.
La hermosa, sabrosa y perfecta sobrina, es ahora mi juguete exclusivo y pronto estará embarazada; no puedo dejar de moquearla.
La historia más romántica que he leido desde Crepusculo,🤣, ya hablando serío muy buen trabajo mi entrepierna lloró gracias a vos.
Saludos Matter, celebro que te haya gustado la crónica.
De donde me escribes???
Espero que los remates con humor ácido, también te hayan parecido buenos.
Comenta sí Tú has escrito algo en el blog.
Suerte.
Saludame por Telegram arrow40ct
Excelente relato, me agrada mucho el sexo con menores. Me he hecho una gran paja y he acabado una buena cantidad de esperma con este cuento.
Wooow que rico relato aún la tengo parada de lo bien que me la pasé mientras te leía impecable relato me encanta la forma en como te las coges me gustaría que agregaras una que otra violación. Que rico
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