Fuí acosada de vuelta a mi casa
Eran eso de las 6 de la tarde cuando salía de la universidad. Era un día de entrada al verano, los primeros calores, las primeras tenidas abiertas para no ahogarse en sudor y yo caminaba atareada con destino a mi casa..
Eran eso de las 6 de la tarde cuando salía de la universidad. Era un día de entrada al verano, los primeros calores, las primeras tenidas abiertas para no ahogarse en sudor y yo caminaba atareada con destino a mi casa. Habitualmente debo cruzar el centro del pueblo y la plaza de armas para luego serpentear entre las calles de las urbanidades mas lejanas y por tanto mas peligrosas.
Recuerdo que desde niña me llamó la atención una vieja casa verde en una esquina, a pocas cuadras de mi hogar, en la cual antiguamente había una botillería pero ahora tiene toda la pinta de un lugar abandonado. Cierto día me puse blanca del susto cuando al pasar por la casa vi en la ventana a un señor, observando el pasar de la gente cuando yo pensaba que nadie vivía ahí. Desde ese día se me hacía imposible pasar sin mirar la ventana para saber si seguía ahí, la mayoría de las veces sí.
El día que ocurrió fue especialmente agotador, salí de las clases para pasar todo el día en práctica, corriendo de un lado a otro y llevando pantalón y camisa. Eran eso de las 6 de la tarde cuando volvía a mi hogar con un único pensamiento, relajarme en el sillón viendo una película, sin embargo había otro suceso esperándome. Al pasar por la casa verde miré hacia la ventana como cada día viendo al señor que observa la calle pero con una diferencia: ésta vez me habló; -¿por qué tan cansada señorita?, me quedé de piedra y solo atiné a contestarle -mucho trabajo hoy, -ven, te invito una cerveza. No hay que ser genio para saber que no es buena idea entrar a la casa de un extraño a tomar cerveza, mas aún con ese aspecto de abandonada. -No gracias me esperan en casa, le respondí, a lo que él prosiguió, -siempre que pasas por aquí me buscas, ¿te gusto cierto?, no supe que contestar y solo comencé a caminar nuevamente con mucho miedo. El señor desapareció de la ventana pero salió por la puerta principal siguiéndome, era la primera vez que lo veía completamente, un cincuentón con apariencia de borracho, desteñido y mal aseado. Me tomó fuerte del brazo y me dijo no te vayas, conversemos un poco, eres hermosa, pienso todos los días en tí, comencé a gritar que me ayudaran y el me apretó muy fuerte del cuerpo tapando mi boca con su mano y arrastrándome a la casa. Al entrar solo vi desorden y oscuridad, una casa completa iluminada por un solo foco. Quitó su mano de mi boca para bajar hasta mis senos, me acariciaba sin delicadeza mientras su otra mano en mi cintura bajaba hasta mi vagina. Todo sucedía sumergido en el hedor su cuerpo y su voz áspera, comenzó a besarme el cuello y yo intentaba zafarme con todas mis fuerzas, a lo que dijo -no quiero hacerte daño, así que deja de resistirte. Al calmarme un poco me di cuenta que era mejor dejar de contradecirlo para escapar de allí sana y salva así que dejé que me tocara por todas partes aguantando las ganas de gritar y salir corriendo. Todo fue a peor cuando comenzó a desnudarme, abrió su pantalón y sacó su pene erecto y peludo, ya que no quería que me penetrara le ofrecí mamársela, a lo que me tomó fuerte de la cabeza y me lanzó hacia abajo, me tomó de las quijadas y metió su pene en mi boca hasta el fondo, yo quise usar mi lengua pero él me tomó de la nuca y comenzó a moverse como si estuviera penetrándome. Su pene me llegaba hasta la garganta y no me dejaba respirar, solo escuchaba como gemía de placer y su pene palpitaba en mi boca. Finalmente con su último aliento me tomó la cabeza con todas sus fuerzas y lo metió hasta el fondo, pude sentir completamente como eyaculó, lanzó un profundo gemido mientras su pene palpitaba rápidamente y mi garganta se llenaba de semen, pensaba que moriría asfixiada pero finalmente lo saco y pude respirar nuevamente mientras tosía, de mi boca salió muchísimo semen seguramente acumulado de mucho tiempo.
Me levanté completamente aturdida, solo atiné a abrir la puerta e irme lo más rápido posible. Lo último que escuché fue: “mañana me quedo con ese culito, perra”.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!