"GORDAS PUERCAS!!!"
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Nosotros, chicos de barrio y practicamente ignorantes en casi todo los siete, sólo teníamos encanto juvenil y virilidad extrema, pero nuestra ignorancia era de probada solidéz.
Íbamos los siete por aquella solitaria avenida, cuando encontramos aquel paquete que nos llamó la atención, e inmediatamente lo levantamos para ver de qué se trataba. Lo abrimos, y habían en él cajas como de medicamentos y jeringas y agujas, y dentro de las cajas: ampollas de inyectables. Todo, escrito en inglés; idioma que por supuesto, los siete ignorábamos.
Unas muchachas que venían en camioneta habían visto el hallazgo nuestro, y curiosas por saber qué habíamos hallado, nos lo preguntan deteniéndose junto a nosotros, y les dijimos que no lo sabíamos, y les mostramos todo. Bajan para curiosear mejor, y las vemos "completas": eran…siete enormes y muy hermosas muchachas adolescentes como nosotros, pero todas, con unas robusteces y gordura verdaderamente impactante. Venían, de participar en un concurso de chicas hermosas y gordas. Nos piden para ver mejor de qué se trataba lo que habíamos hallado, y sabiendo todas ellas leer inglés, se ponen a leerlo sin traducirlo, y…comienzan a soltar las risas entre ellas, y a reír más y más, y a hablarse entre ellas en inglés también.
Nosotros, ansiosos por saber de qué se trataba les preguntábamos, pero ellas continuaban leyendo y riendo, y entre ellas seguían en inglés hablándose. Nosotros, insistíamos.
-"Eh… se trata de un excitante sexual…" -por fin, nos dijeron-; nosotros reímos y ellas reían entre ellas aún más, y agregó una:
-"Es un poderoso excitante sexual para machos, que les aumenta el rendimiento sexual y los deja formidablemente aptos para una prolongadísima performance amatoria!" Reían ellas, y también nosotros…
-"No desearían probarlo, chicos..?" nos dijeron con la más maliciosa y mordáz suspicacia, a lo que respondimos:
-"Si nos dejan hacerlo con ustedes, claro que lo deseamos!!!" Rieron todas y algunas seguían hablándose entre ellas en inglés, y nos respondieron:
-Mmmmmh…si se dejan inyectar aquí mismo ésto y enseguida suben con nosotras a la camioneta para que los llevemos a donde haríamos la orgía…pues, sí; claro que sí! Aceptan???2 Nos dijeron. Y nosotros…aceptamos!
Estábamos en un lugar como ideal para que ellas nos inyectasen sin que nadie se diera cuenta de nada de lo que nos hacían, y…rapidito ya nos llevaron para detrás de unos viejos murallones, y ahí nos hicieron desnudarnos completamente desnudos a los siete, y…nos dejamos por ellas inyectar aquéllo!!! Rápidamente trajeron hasta allí la camioneta, y así completamente desnudos nos hicieron subir cargándonos a los siete completamente desnudos y ya inyectados, y a las carcajadas ellas y subiendo rápidas y eufóricas, con nosotros salieron meta risas y carcajadas todas!
Ingenuos e imbéciles nos habíamos dejado inyectar por ellas, con algo que era…ay!: UN PODEROSO ESTIMULANTE SEXUAL PARA CERDOS EN ESTADO DE CELO, PARA HACERLOS COPULAR CON MAYOR CANTIDAD DE CERDAS!!!
Una atróz calentura erótica bestial comenzaba a invadirnos dejándonos a los siete poseídos en un estado de absoluta indefención no pudiendo nosotros mover nuestros brazos ni saber lo que hacíamos, pero poseídos en una bestial y como endemoniada eroticidad que nos hacía hasta bramar y gruñir así desesperadamente calientes y como bestias! Ellas, reían en la más eufórica y triunfal algarabía de lujuriosa hilaridad dominante. Sí: Nos habían capturado para hacer de nosotros, sus juguetes de esa ardiente noche!!!
Volaba aquella camioneta con ellas y nosotros dentro así nosotros gritando desesperados de calentura y nuestros brazos paralizados, y ellas en un estruendoso coro de femeninas carcajadas lujuriosas y triunfales.
Ya, las manos de csi todas ellas menos la que iba manejando, iban manoseándonos completamente desnudos y sintiendo nosotros las desesperantes cosquillas que nos hacían, como preliminar preámbulo a lo que irían a hacernos cuando por fin llegaran con nosotros al lugar donde irían a hacernos sus más extremos esclavos saometiéndonos a las más avasallantes dominaciones haciéndonos una y otra vez explotar en orgasmos haciendo de nosotros…cosas a sus más desenfrenados deseos y abusos.
Y cuando por fin la camioneta llegó a destino, una maravillosa finca de paseos absolutamente a disposición de ellas y sin mas nadie que nosotros y ahí nos bajaron a los empujones y haciéndonos sentir en cada contacto verdaderas explosiones torturantes de un placer imposible de describir con palabras, ahí…la más colosal orgía de femenina dominación que pueda imaginarse, allí comenzó entre esas siete hermosas gordas y nosotros, víctimas de todas ellas.
Gritábamos como marranos poseídos en un placer enloquecedor mientras cada una de ellas en cada uno de nosotros, nos hacían lo que querían y nuestras vergas inmensas y duras eran el más apetecido juguete con el que ellas se divertían según cada una quisiera.
Ya nos mamaban, ya nos follaban, ya nos hacían lamerles el coño o ya el culo, y en caravanas orgásmicas los siete acabábamos una vez tras otra en medio de desesperados alaridos mientras ellas largaban las carcajadas y se divertían a sus más completas anchas con nosotros ahí químicamente alterados con aquella brutal droga para alborotar cerdos.
Cada excitación que nos invadía era multiplicadamente mayor a la precedente, y aquello era ya como una indecible pesadilla erótica de la que queríamos y no queríamos escapar. El placer aquél…era bestialmente monstruoso y nada podíamos sino aguantar lo que ellas decidían hacernos.
Siete varones desnudos, calientes como hogueras y poseídos por siete gordas hermosas que habían sabido capturarnos en base a una muy superior preparación, inteligencia y astucia. Cada uno de nosotros era el juguete de una, y ésa se divertía a sus más completas anchas y hacía lo que quería con el que tenía atrapado.
aquello era un cabalgar de gordas lujuriosas subiendo y bajando extasiadas en placer desenfrenado follándonos como diablas a cada uno; gritos de nosotros que ya habíamos por completo perdido toda nuestra dignidad y sólo gozábamos entregados a un desconocido placer de ser así tan objetos de aquellas muchachas y dejarnos arrastrar como insignificantes cositas flotantes en una correntada feróz, u hojitas en un vendaval incesante.
El poder del habla habíamos obviamente perdido, y sólo emitíamos gutruralismos y bramidos como de animal desaforadamente en celo. Nuestras vergas, despampanantemente erectas y con una dureza y grosor por demás superior a lo que naturalmente en nosotros debería ser, ahora eran inmensas cosas que en las manos o donde fuera de ellas, casi gritaban como implorando piedad ante la incontenible marcha enloquecida de todas ellas en desenfrenados abusos. A carcajadas y gritos de hilarante felicidad, aquellas gordas festejaban aquellas chorretadas de leche que nos hacían saltar como géiseres pija afuera.
Todo, todo éso que nos estaban ahora haciendo era lo que habían entre ellas hablado cuando leían aquello que no entendíamos en nuestra ignorancia, y delante mismo de nosotros y en uso de la superioridad que sobre nosotros tenían, supieron aprovechar para gozarnos como nos gozaron.
Cautivos nos tuvieron allí un tiempo que fue cosa como para llevarla a una novela, en una sucesión de cosas que nos hicieron teniéndonos como objetos de su deseo. Una y otra vez nos inyectaban y la pesadilla cruel de una eroticidad inhumana nos poseía, y todas ellas se regodeaban en la más perversa orgía dominante donde todas eran diosas, y nosotros esclavos.
Gozaban en extensas sesiones de torturas donde nos enloquecían a cosquillas y excitaciones, y nosotros no sabíamops ya si el placer era desesperación y la desesperación placer.
Nadie, ni la más inspirada mente en imaginar aventuras de tan estrafalaria factura hubiera pensado que una cosa así pudiera suceder, pero a nosotros…¡nos sucedió..!
Desnudos y por una ruta nos liberaron un día, y a la salida de una multitud de jovencitas que de un selecto colegio femenino que en ese apartado lugar había, allí ante ellas nos arrojaron entre el reír a carcajadas de todas que veían cómo aquellas gordas nos sacaban de la camioneta para que todas nos vieran.
A las risas y exclamaciones, filmándonos con sus móviles y hasta acercándose audazmente a nosotros para fotografiarnos de bien cerquita, unas y otras reían allí ante nosotros maniatados, desnudos y excitados en nuestra genitalidad como asnos todos.
No; imposible poder algún día olvidar lo que con aquellas gordas aquella vez nos pasó. Imposible!
Sólo dos palabras me vienen al pensamiento, cuando recuerdo lo que nos hicieron: "GORDAS PUERCAS!!!"
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