Hasta no hace mucho odiaba los días en que mis padres, me llevaban de pesca.
Un joven que es gay de closet acompaña a su familia a pescar y mientras que su padre y su madre pescan él se divierte íntimamente con el capitán de la lancha, y su ayudante….
Hasta no hace mucho odiaba los días en que mis padres, me llevaban de pesca.
No hay fin de semana que mi familia no salgan de pesca, antes era en algún bote o lancha de alguno de sus amistades, pero desde hace poco compraron una lancha de 25 pies con dos camarotes, cocina, baño, y hasta aire acondicionado, y un sinfín de cosas que según entiendo solo sirven para salir de pesca.
Mientras que yo me quedaba en casa de mis tíos, aburriéndome con mis primos, hasta que uno de ellos se dio cuenta de que yo era gay, o mejor dicho fue el primero en quitar la virginidad de mi culo.
En privado y estando a solas él y posteriormente su hermano me tratan como a una chica, ya que hasta me consiguen la ropa de su hermana mayor, para que yo me la ponga, y luego jugamos a mamá y papá, donde yo siempre soy la mamá.
La primera vez que mi primo se dio cuenta, de cómo me le quedaba viendo su miembro, comenzó a presionarme y luego casi a la fuerza, bajo amenaza de decírselo a mis padres, y en contra de mi voluntad, me desnudo.
Luego comenzó acariciar todo mi cuerpo, pero en especial mis paradas nalgas, y así poco a poco me convenció a que me dejase dar por el culo, para después ponerme a mamar su verga,
Después de ese día, los fines de semana ya no fueron aburridos, para nada, ya que comenzamos a salir juntos, primero me vestía de chica y después nos dedicamos a visitar centros comerciales, ir al cine en donde si podía me ponía a mamar su verga.
Para cuando regresábamos a su casa, supuestamente nos poníamos a jugar Nintendo, cuando en realidad era que mi primo, me tenía pero que muy bien clavado, hasta que un día su hermano menor nos encontró en pleno juego, y para que no fuera con el chisme a mis tíos, en un abrir y cerrar de ojos me puse a mamar su miembro.
Claro que de eso ni palabra a mis padres, o mis tíos, porque seguramente no me entendería, por lo que cuando llegaron las vacaciones y mis tíos se llevaron a mis primos a la hacienda de sus abuelos, por lo que ya no los pude acompañar.
Por lo que tuve que pasar mis vacaciones acompañando a mi familia, que para variar únicamente se dedican a pescar.
Debido a que no tenía con quien salir, finalmente acepté acompañar a mis padres en su lancha, para salir a pescar.
El primer día en que me monté en la lancha, desde el principio apenas y salimos me sentí mareado, tanto que vomité, por lo que me tuve que poner un parche para evitar el mareo, y pasar casi todo el tiempo metido en uno de los camarotes durmiendo.
Pero en la segunda ocasión que lo acompañé, lo pasé de manera bien diferente, comencé a pasarlo bien, ya que mientras mis padres se encontraban sentados en la popa, en sus sillas de pesca, yo me dediqué a tomar el sol en la proa, por lo que me recostaba sobre una toalla, y cuando el sol estaba bien fuerte, dejaba mis nalguitas al aire, para que tomaran algo de color.
Al principio no me había dado cuenta, pero el piloto y capitán de la lancha, cuando yo tomaba el sol, no me quitaba los ojos de encima a mis nalgas.
En cierto, el capitán, aprovechó un descuido de mis padres, y se ofreció a ponerme la crema para el sol.
Como tanto mi madre como mi padre, estaban entretenidos sacando un pez, le dije que sí, y a medida que me fue poniendo la crema, por la espalda, deslizó sus manos hasta un poquito más debajo de mis caderas, sin que yo le dijera nada.
Ya que a medida que él hacía eso, me sentí tremendamente excitado, y deseoso de que el capitán continuase poniéndome esa crema prácticamente sobre mis nalgas, además de la posibilidad de que mis padres, se diera cuenta de lo que sucedía en la proa de su lancha.
Al siguiente día apenas llegamos al bote, me dediqué nuevamente a tomar el sol, el capitán mientras su ayudante piloteaba, él me acompañaba en la proa.
Me ayudó nuevamente con la crema para el sol, y sentí sus dedos pasando sobre mis nalguitas, mientras que mis padres no dejaban de tirar y recoger la carnada con sus carísimas cañas de pescar.
Yo estaba tan y tan excitado por las sabrosas caricias sobre mi piel, que cuando me insinuó que deseaba tener algo más íntimo conmigo, en lugar de rechazarlo, o decirle que, si se había vuelto loco, le pregunté bien deseoso que cuando y donde.
En esos momentos nos encontrábamos a pleno sol, en el medio del mar sin ningún otro bote, lancha o barco a la vista.
Así que cuando me respondió. “Aquí mismo.” No dude ni por un segundo en hacerle caso y quitarme el slip de baño, para de inmediato abrir mis piernas.
El mamparo de proa nos ocultaba de la mirada de su sobrino que pilotaba la lancha, y ni que decir de mis padres que su atención se encontraba centrada en un gran pez, que al parecer había picado, y luchaba intensamente por sacarlo.
El capitán simplemente corrió con sus toscos y fuertes dedos, de mis nalgas, y divinamente sentí como me fue penetrando con su caliente verga.
Así que a medida que mi padre y mi madre luchaban contra un tremendo pez espada, el capitán me tenía bien clavado, por mi apretado culito.
La idea de que por un momento mis padres se asomasen a la proa de la lancha y nos vieran, me tenía mucho más excitado.
El motor de la lancha rugía, con claridad podía escuchar los gritos de mis padres, mientras que yo gemía profundamente de placer y movía mis caderas intensamente, buscando sentir más y más dentro de mí, la gruesa y caliente verga del capitán.
No sé con exactitud cuánto tiempo permanecimos, recostados sobre la popa de la lancha teniendo un sexo salvaje, cambiando de posición, y disfrutando de todas las cosas que me estaba haciendo, y de las que a su vez yo le hacía a él, como mamar su gruesa verga.
Pude ver como su verga entraba y salía completamente de mi culo, hasta que tanto él como yo alcanzamos un tremendo clímax, el más salvaje que nunca antes hubiera logrado disfrutar, con mis primos.
Después de eso, él regresó a la popa mientras que yo me volví a poner mi traje de baño, únicamente para quitármelo casi de inmediato después de llegar al camarote, encerrarme en el baño y limpiar todo mi sudado culo, del semen del capitán.
Parte del resto del día, lo pase encerrado durmiendo en el camarote, completamente desnudo.
Pero al despertar, encontré que la puerta del camarote se encontraba abierta, y el sobrino del capitán o sea el piloto, estaba observando mis nalgas completamente desnudas.
Los gritos de celebración en la popa los escuché claramente, en el camarote, por lo visto había vuelto a picar otro gran pez, ya que desde la cama pude ver un gran pez espada o vela tirado en la cubierta de popa.
Mientras que mis padres, seguían luchando a brazo partido, por sacar su segunda gran presa.
Supe de inmediato que sucediera lo que sucediera dentro del camarote, ni mi papá ni mi mamá no se enteraría, así que seductoramente me le quedé viendo al sobrino del capitán, en sus ojos pude ver, el deseo que tenía por tenerme clavado.
Sin pudor alguno me levanté de la cama, dejando que viera mis nalguitas completamente abiertas a medida que lo hacía, y una vez estuve de pie, me acerqué a la puerta, y simplemente moviendo mi dedo indicé lo invite a pasar, para una vez dentro cerrar la puerta, y quedarme encerrado con él dentro del camarote.
Una vez ya dentro el chico se me tiró encima, pero yo por curiosidad mientras me besaba y manoseaba todo mi cuerpo le pregunté, cuánto tiempo llevaba viéndome desnudo, mientras dormía.
Alcanzó a decirme que un buen rato, pero que más nadie se había dado cuenta aparte de él, cosa que no dudé ni por un segundo.
Así que cuando sentí como él hacía esfuerzos por desabotonarse y bajar su pantalón, ese morboso sentimiento de ser descubierto se apoderó de mí, y sin vergüenza alguna me separé ligeramente del, y le bajé los pantalones cortos que estaba usando.
Una vez que su erecto miembro estuvo libre, sin perder tiempo me dediqué a mamárselo, pero por un corto rato, ya que deseaba intensamente tenerlo y disfrutar que eso estuviera metido dentro de mi culo.
Él me hizo disfrutar tremendamente, sentir como me agarraba mis nalgas al tiempo que su verga entraba y salía de mi apretado culito.
Fue algo de locura, máxime, sabiendo que en cualquier momento alguno de mis padres podía entrar al camarote y encontrarme acostado y clavado por el piloto.
Me imaginaba que cara pondrían, las cosas que me diría. “Maricón, te acuestas con todos los hombres que se te atraviesan.”
El solo pensar en eso me excitaba mucho más todavía, y mis fuertes gemidos eran opacados, por el rugir del motor y la algarabía formada en la popa a medida que recogía la caña atrayendo hacía el bote su segunda gran presa.
Una vez que terminamos, mi amante se puso sus pantalones y regresó a la popa, justo en el instante en que comenzaban a subir a bordo el segundo pez espada pescado ese día.
Yo entre nuevamente al baño me volví a lavar el culo, y me puse otro ajustado y corto traje de baño, que mostraba gran parte de mis nalguitas, para luego salir a compartir con todos ellos.
A mis padres, les mentí al decirle, que durante toda la travesía me había sentido mareado, que había vomitado, y que ellos, ni cuenta se habían dado de todo lo mal que lo pasé, por estar pendiente únicamente a sacar esos condenados peces.
Mis padres siguen disfrutando de la pesca, yo de mis primos cuando están en la ciudad y no está visitando la hacienda de sus abuelos.
Pero, por otra parte, también estoy ocasionalmente saliendo con el capitán y el joven piloto, cuando no están acompañando a mis padres en la pesca.
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