HEMOS CAMBIADO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
RELATO
Lo ha vuelto a hacer. Es su fantasía, su juego, el hacerme su esclava y atarme a la cama para someterme hasta que acaba por correrse cuando me sodomiza. Y después de esto, hace que me masturbe delante de el hasta que yo también me corra.
No es que me importe porque creo que en el fondo me gusta, pero con él siempre es lo mismo y estas sesiones de sexo boundage ya están aburriéndome.
Siempre me digo que tengo que hacer algo para cambiarlas pero al final sigo sometiéndome una y otra vez. En cierta manera es cómodo.
Pero la próxima vez sí será diferente, llevo pensándolo mucho tiempo y ha llegado el momento. Cada vez que le doy vueltas a la idea me gusta más. Esta vez yo le someteré y le haré mi esclavo. Otra cosa será que se deje, pero le conozco bastante bien y creo que se dejará.
Os contaré lo que ocurrió hace ya un año y como cambiarón mis habitos sexuales, o mas bien, como amplié mi punto de vista como mujer.
Compre en una sex-shop todo lo que necesitaba, me gasté un dineral pero mereció la pena. Creedme.
Era sábado por la tarde, un frío y lluvioso día de Enero. Había quedado con él en mi casa, tomar un café y, una vez más, lo que viniese después, tal y como veníamos haciéndolo desde hace años.
Deje todo preparado, las correas en la cama, el ambiente, las velas, …. , me vestí de dómina, botas de caña de cuero negro con medias de ancha rejilla, la mini falda de colegiala con raja al costado que tanto le gusta que me ponga y un precioso corpiño de cuero negro acompañado de sus altos guantes tambien de cuero.
La verdad es que estaba preciosa, así que me anime y me di un suave maquillaje, me hice la clásica trenza para que no me molestara, introduje la fusta de jockey en el costado de mi bota y me senté a esperar.
Sonó el timbre y me puse la bata de seda negra que me regaló por mi cumpleaños y fui a abrirle. Me beso al entrar y se fue directamente hacia la sala donde solemos tomar el café.
Deje caer la bata, respiré ondo y cambie mi actitud, me dirigí a la sala y me quede mirándole fijamente con las manos en la cintura y las piernas abiertas.
Se atraganto al momento e inmediatamente le dije: – hoy tú eres mi perra y yo tú ama; te has portado mal, muy mal y debes ser castigada-. Creo que me temblaba un poco la voz. Estaba nerviosa.
Sus ojos me decían que no creían lo que veían pero su media sonrisa me daba a entender que aceptaba el reto, que era yo la que estaba a prueba, y que dudaba de mi capacidad de ama-dómina.
Le miré fijamente. -Me miraras cuando te lo ordene, así que empieza por bajar la mirada, ponte de rodillas en el suelo y empieza a desnudarte-, le digo con voz de mando mientras saco la fusta lentamente de mi bota.
Me contesta: -¿es que hoy cambiamos?-
A lo que le grito: -¡cállate perra, hablaras cuanto te pregunte y siempre dirás “si ama”!. ¡Las normas son las siguientes: no me miraras, miraras al suelo y siempre estaras con las rodillas o las piernas abiertas!-
Inmediatamente me obedece, baja la mirada y empieza a quitarse la camisa. Me asombro un poco de lo fácil que resulta, lo sumiso que está y lo excitada que empiezo a estar.
Se queda completamente desnudo de rodillas en el suelo y mirando hacia abajo.
–Bien perrita así me gusta, bien obediente- le digo cariñosamente.
A continuación le pongo un collar de perro con su correa, bien apretado, y le esposo las manos a la espalda.
Después le meto la punta de mi bota entre las rodillas, entre las piernas y hago que las separe mientras le digo: – ¡te he dicho que estarás siempre bien abierta para mi!, ¿me has entendido?-.
–¡Si ama! – me contesta.
Veo que su polla se pone morcillona, así que decido acariciársela con la punta de la bota, me gusta jugar con ella y sus huevos mientras le estiro de la correa.
Me siento el sofá con las piernas cruzadas sin soltar la correa. Le voy acercando hacia mí, y de rodillas, torpemente, llega a la altura de mi bota.
–Lámela!-, le ordeno.
Al momento, se agacha y comienza a lamer por el costado. Veo que se va animando y va subiendo con su lengua, así que cuando quiere llegar a la rodilla y salirse de la bota le doy un tirón a la correa y le digo: -no lamas más, chupa y traga la punta-.
Retrocede con dificultad y se mete toda la punta de la bota en la boca y empieza a chupármela como si estuviera haciéndome una mamada. Me encanta ver como obedece y como chupa, me empiezo a excitar un poco.
-Trágatela hasta el fondo, vamos con más energía-, le ordeno. E inmediatamente veo todo lo que es capaz de entrar en su boca. Empieza a babear y, de repente, me mira.
-¡Te he dicho que no me mires. Me has desobedecido. Sigue tragando zorra!-, le digo levantando la voz.
El baja la mirada y sigue chupando mientras yo deslizo mi mano por dentro de las braguitas y empiezo a masturbarme.
Disfruto de la escena y ya voy excitándome en condiciones. Veo que sus babas caen por toda mi bota hasta el suelo.
Como a una buena perra le dejo hacer hasta que sin decirle nada le quito la bota de la boca y me pongo de pie.
Entonces le digo: – ¡Me has desobedecido.! Apoya tu pecho en el sofá para poder castigarte cómodamente, mala perra-.
Se apoya en el sofá con las rodillas en el suelo mientras recupera aire.
Cojo la mordaza que compré y se la pongo en la cabeza. Una vez que el bolón está bien metido en su boca le aprieto fuerte las correas. Y con la bota le separa las rodillas, -¡Abrete perra, te he dicho que siempre abierta!-.
Me pongo en su costado, cojo y estiro de la correa de su collar hasta que levanta la cabeza y entonces empiezo a azotarle suavemente con la fusta. Al primer azote da un respingo, sigo azotando suavemente y entonces empieza quejarse pero creo que con gusto. – Mmmmm, Mmmmm, …, –
Sí, parece que le gusta y a mi me está gustando cada vez más, así que voy subiendo la fuerza de mis azotes.
-Vamos, ¿te está gustando, Eh perra?- le digo con cierta ansia. A lo que me responde con mas quejidos de aprobación: – Mm, Mm, Mm, …, – cada vez que le azoto.
Cuando su culo se empieza a enrojecer un poco es cuando paro y le digo: -Esta es la primera sesión, solo es el principio. Ya volveremos y, creeme, te gustará menos.-
Cojo una correa pequeña de esas para poner en la polla. Me arrodillo detrás de él y le cojo de los huevos. Los inspecciono y juego con ellos, los masajeo, estiro de la bolsa, …, hasta que finalmente le pongo la minicorrea.
Le suelto la cadena que estaba en el collar de perro y se la engancho a la de los huevos y le ordeno que se ponga en pie.
Se levanta con dificultad y se vuelve hacia mi con las piernas cerradas.
-¿No te he dicho que con las piernas siempre abiertas?. ¿Es que sigues desobedeciéndome?.- le recrimino.
No murmulla nada pero se queda mirando el suelo en posición sumisa.
Le pongo las esposas de los tobillos, agarro la correa que cuelga de su paquete y le dirijo despacio hasta el dormitorio. Voy delante de el, pasando la correa por mi hombro. Ando despacio ya que noto su dificultad en andar con las esposas de los tobillos pero de vez en cuando tiro un poco de la correa en plan castigo.
Meneo la cadera al andar para provocarle, con ese movimiento que solo sabemos hacer las mujeres cuando llevamos buenos taconazos y que vuelve locos a los hombres.
Cuando llegamos al dormitorio le ordeno: -¡Arrodíllate, zorra!.-
Esta vez lo hace bien, con las rodillas bien abiertas y mirando al suelo. Le quito la mordaza llena de babas y le pregunto: -¿Te gusta estar al otro lado, perra, te gusta que te azote por ser mala?.
Me contesta: – si ama, azótame porque he sido mala.
-Sí, te azotaré, pero primero me la chuparas, y ahora ¡mírame!- le digo cerca de su cara.
En cuanto me mira me levanto un poco la faldita y me bajo las braguitas, despacio y sensualmente procurando no enseñarle mi coño, las dejo en la cama y me abro un poco de piernas.
Me quito los guantes también despacio y finalmente me quito la faldita y le enseño mi rasurado coño.
Le agarro fuertemente de su pelo y le pongo el coño en la boca, no le digo nada, ya sabe lo que tiene que hacer.
Noto su lengua babosa por mi pubis, mis labios, hasta que me la mete juguetona por el coño. Me abro bien de piernas para recibirla. Me chupa y babea el clítoris. Es maravilloso!.
Le dejo hacer un buen rato mientras me voy acercando al clímax, pero como no quiero que esto acabe tan pronto, le separo la cabeza y le digo: -lames muy bien, pero te dije que me la ibas a chupar no que me ivas a lamer-.
Me separo de él y saco del armario el arnés doble de látex que había comprado. Me vuelvo a poner delante y me lo pongo con cuidado. Primero me meto mi polla despacio y amarro con fuerza las correas. Dejo colgando por delante el inmenso pollon de latex para que él lo vea de cerca.
Es una sensación extraña el tener esto puesto, el estar penetrada y a la vez que te cuelgue un buen rabo por delante. Es excitante.
-¡Abre la boca!- le ordeno jadeando. Y en cuanto la abre le meto la polla hasta el fondo y empiezo a moverla en su boca, adelante y atrás.
Ese movimiento hace que se mueva la polla que tengo metida. Que gusto da, que excitación ver como me come la polla. No me extraña que a ellos les encante que se la chupemos.
Le dejo hacer un buen rato hasta que está tan lleno de babas que se le empiezan a caer por el pecho. No le doy tregua y sigo moviendo el pollon. Esta tan lleno de babas que llegan hasta su polla y le caen al suelo.
Entonces me detengo y se la saco. Esta acezando y respira profundamente mientras deja caer el resto de saliva que estaba en su boca.
Estoy excitadísima, el arnés estaba muy bien, es un buen juguete, pero quizás sea un poco incomodo. No importa.
Cojo las bragas que me había quitado, se las meto en la boca y le vuelvo a poner la mordaza. Le agarro del collar, le hago levantarse y lo tiro en la cama boca arriba.
Veo su maravillosa polla toda mojada y empalmada. Creo que le está gustando mucho lo que le estoy haciendo así que decido ponerlo a tono.
Me arrodillo delante de el, le abro las piernas, agarro su rabo y empiezo a tragármelo hasta el fondo. Siempre me ha gustado comerles el rabo porque, en realidad, es cuando ellos están en tus manos.
Noto su polla terriblemente nerviosa en mi boca y se que no puedo jugar mucho mas con ella sino se correrá y se acabara este juego, así que, de repente, me paro, me pongo de pie y le ordeno: ¡Date la vuelta perra, vamos boca abajo!.
Consigue girarse con dificultades. Suelto en dos la cadena que ata las esposas de los tobillos y las amarro a las cadenas que había dejado puestas en las patas de la cama. La cadena de la correa del cuello la amarro al cabecero, bien tirante y hago lo mismo con las esposas de las muñecas, una a cada esquina de la cama. Le dejo completamente abierto y muy estirado de forma que apenas puede moverse.
Ahora está completamente a mi merced observando por el espejo de detrás del cabecero todo lo que le voy a hacer.
Cojo la fusta y ahora no tengo piedad. Empiezo a azotar su culito, pero esta vez con ganas pero sin pasarme. Oigo sus quejidos a través de la mordaza.
Creo que le gusta y le digo: -me desobedeciste, eh puta. Ahora vas a pagar……, que gusto ehh, ehhh, ………, es lo que suele gustarte hacerme,……., ¿te gusta a ti?, …., –
Continuo azotándolo hasta que le dejo el trasero bien rojo, y entonces me pongo a horcajadas encima de el en su espalda y le digo al oído: – Esto no ha acabado, ahora viene lo bueno, …….., ¿te gusta sodomizarme, eh?. Veamos ahora que te parece tu propia medicina-
No dice nada, ni me mira por el espejo.
Cojo le bote de vaselina y unto los dedos. Le abro el trasero con la mano izquierda y le voy metiendo dos dedos por el culo, le voy abriendo lentamente para no hacerle especial daño, como él suele hacerme para abrirme. Le noto retorcerse pero los amarres no le dejan ni pestañear.
Cuando creo que le he dado bien de sí, me embadurno el pollon de mi arnés, me pongo de rodillas detrás de él y le digo: -¡Preparada puta!-
Con la mano derecha agarro el pollon por la punta, se lo acerco al ano y me voy abriendo camino despacio.
Cuando lo tengo casi penetrado, él intenta revolverse pero con movimientos pélvicos adelante y atrás como intentando tragarse mi pollon con su culo.
Entonces se la meto hasta el fondo y me quedo tumbada encima de él un rato mientras suelta un prolongado rumor, parece que de placer, y sigue moviendo la cadera, así que me pregunto si le estará gustando.
Le digo al oído: – ¿Te gusta zorra, te gusta ser sodomizada y que te follen como a una perra, eh?-
Asiente con la cabeza mientras le noto jadear a través de la mordaza.
-Prepárate que ahora viene lo bueno-.
Me incorporo con una mano a cada lado de su cintura y empiezo a follármelo despacio y profundo. Me acompaña con su cadera hasta que, de repente, empiezo a darle caña de verdad.
Se la meto cada vez con mas fuerza y más rápido, con lo que sus jadeos aumentan.
Todo ese movimiento a través del arnés hasta la polla que tengo yo metida me excita sobremanera.
Que gusto da encularle y que te de placer. Me pone de una manera brutal y cada vez me voy envileciendo mas y mas. Que sensaciones.
Empiezo a gritarle: -¡Vamos zorra!, ……, ¡mueve tu culo!, …….., ¿es así como te gusta que te follen?,………, ¡aúlla perra!.
Sus jadeos están a tope, lo noto en tensión mientras me lo follo. No puede moverse. Es mió.
La cama de hierro está a punto de venirse abajo y yo sigo cabalgándole por detrás y sigo gritándole: -¿Te gusta puta, es así como lo quieres?-
El clímax me va y me viene, lo mantengo a raya para no correrme pero no aguantaré mucho mas.
No quiero correrme de esta manera, así que paro, se la saco despacio y me separo.
Me siento perra de verdad, ahora me gustaría que el me diera por el culo, así que le suelto las manos de las esquinas y se las esposo juntas al cabecero. Le suelto los tobillos y le digo que se de la vuelta.
Se gira y se queda boca arriba respirando como puede, acezando por la nariz y boca.
Me pongo abierta de rodillas sobre sus piernas y me lubrico el ano con 2 dedos dándolo de si mientras con la otra mano masturbo la polla del arnés para que me degusto. Jadeo entrecortadamente, creo que he perdido el control.
Cuando ya estoy lo suficientemente lubricada y abierta me doy la vuelta, boca arriba, poniendo mi culo sobre su polla, estoy tan pasada que ni se la he lubricado pero en realidad esta todo humedo.
Agarro su polla con la mano y me la meto por el culo sin más dilación, hasta el fondo. Me duele un poco al principio, pero ¡Dios que gusto!.
Empiezo a cabalgar sobre su polla mientras que con la mano derecha me machaco la polla del arnés, meneándolo bien para mover la que tengo metida.
Estoy en la gloria cuando de repente le noto correrse en mi culo. No aguantó más. Sus sacudidas son brutales ahora que tiene las piernas sueltas.
Yo tampoco aguanto mucho más y le sigo con la corrida de mi vida, eternos segundos de éxtasis que no había tenido nunca.
Creo que dura una eternidad hasta que poco a poco voy notando como se va disipando el placer y la lijuria.
Nos paramos y me quedo encima de el durante un par de minutos tumbada completamente, descansando.
Me levanto y me quito el arnés mientras me cae todo su semen entre las piernas.
Me vuelvo a subir encima de el, le quito la mordaza y le pongo el culo y el coño en la cara. Le digo: – lame y limpia, venga-
Me limpia a conciencia con su maravillosa lengua, por dentro y por fuera.
Cuando acaba me quito de la cama, me desnudo completamente y le digo: – me voy a duchar, ya veremos si te suelto o te vuelvo a montar. Has sido una buena perrita-
Aquel día le volvi a monta, pero de manera normal, en cuanto volvi de la ducha. Y jamas volví a disfrutar como aquella vez.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!