Historia de mi vida sexual como gay (2)
Sigo narrando como vivía desde muy chico, con algo muy grande como el del señor Jorge, que de día en su despensa vendía pepino y a la tardecita me la daba enterita uno muy especial .
No era un cucurucho, tampoco una paleta, pero bien que llevaba un buen rato lamiendo y chupando la (debo admitir) pija más rica que probé hasta ahora y a la vez el que menos cabía, cuando eso, en mi boquita. Con apenas 11 años, el despensero Jorge se convertía así en el tercer hombre que me daba de mamar ¡y vaya delicia! Me encantaba el olor de su hombría, la textura de su glande en mi boca y que cada tanto me hacía tragar un poco de lechita (en ese momento no sabía que se llamaba precum) para no hacerme esperar a lo último para degustar ese líquido delicioso que cuando lo tragaba toda, le premiaba mirándole a los ojos y diciendo «mmmmm que ricoooo» y el gesto lo devolvía con esa sonrisa propia de pijudos y orgullosos machos… «Como te gusta chupar pija, sos todo un putito tragaleche», y eso que apenas le podia chupar hasta la mitad del tronco; por suerte al señor, lejos de enojarle, le calentaba mucho verme petear y escuchar el «glup, glup» de mi garganta… «¿La mía es la más grande que comés, verdad?»… «Todas las mujeres deberían ser así de peteras como vos»… «Me encanta ver como apenas te podés comer la mitad por la boca»… «Tranquilo que por atrás sí te vas a comer toda, despacito te voy a coger como quedamos»… «Conmigo vas a ser el mejor pasivo, así desde bien chico vas a primero tener una feroz pija bien adentro y cuando te acostumbres bien duro te voy a comer»… «Si te dejás dar con todo por el culo, me comprometo a inundarte con esta lechita que se nota que te encanta». Aunque quería responderle, su mano que empujaba mi nuca hasta pegar mi nariz en los pelos de su pubis y con su palo llenando mi boca, no me dejaba; a diferencia de la primera vez, que le contesté todas sus preguntas cuando me chupaba el culito bien rico y recuerdo que se pajeó a full hasta que me pidió abrir bien la boca para largarme ahí, me tapó con la palma de su mano y me dijo «traga todo», terminando con un «acordate del sabor porque en la próxima voy a largar solo en tu culo»…
Y nuestro segundo encuentro, dos días después siguió con un «¿Bebé, te duele mucho?…en breve va a pasar…pero que rica tu colaaaa uffff». Esta pregunta me hizo luego de que me sacó la pija de mi boca, me llevó hasta su cama y me desnudó para empezar a meterme, poco a poco, con mucha saliva y paciencia, su gigantesca estaca de veinticuatro centímetros de largo en mi culo. Y yo, con su bóxer en mi boca para no gritar y su lengua lamiendo mi oreja, estaba en posición cucharita con mucho dolor, sobre todo cada vez que la cabeza de su verga se abría paso…»Javi mi amor, leí en internet que así es la mejor forma de recibir a pijones como yo»… «Relajá tu colita bebé, mientras menos aprietes mejor, dejá que te entre, ya después me vas rogar que te coja duro»… «Aprendé a respirar hondo que te quiero gimiendo como putita cuando te monte bien duro de cuatro»… Y así siguió hasta lograr que sus huevos se peguen en mis nalgas, enterrando en mí toda al fin…»Vaaamos todavía, ya podés decir que sos un putito con 24 adentro, que rico carajo», «Ahora te toca aguantar como buena hembrita la cogida, como terremoto te voy a zarandear y si te portás bien, te libero la boca de mi bóxer sucio, jajaja».
Poco después de sacarme su ropa interior e interrumpir brevemente el coito para hacerme olerlo varias veces «así huelen los huevos y la pija sudada de los verdaderos machos que las pendejas y los trolos como vos se la comen», «Este es el olor de lo que realmente vale la pena comer, no el de maricones perfumaditos que hasta para jugar se bañan, jaja». Minutos después, ya con la boca libre, no pude evitar gritarle «Ayyyyyyy paaaapiiiiiii seguí más lento me vas a romper tooodooooooo» a causa de cambiar de posición y ahora hacerme sentar para tener su caño adentro, pidiendo que le mire antes de bombearme más duro, con mi ruego le excité tanto sus inchados huevos empezaron a suministrar una descomunal cantidad de leche, sentí lo caliente que estaba ese líquido que me picaba un poco al llenarme de a poco y con la orden de no derramar ni una gota…
Y luego de decirme «Ya te hice mi mujercita, desde hoy nunca más te va a faltar pija, vamos al baño para limpiarte bien» me ordenó ponerme de cuatro en el suelo de la bañera y empezó a revisarme la colita y orgulloso comprobó que mi tanque estaba bien lleno; mientras ellos más disfrutan de la cogida, más leche producen. Y luego, de forma morbosa, empezar a mover mis nalgas prmero y haciéndome sentar de cuchillas, excitado vio como caía al suelo unas descargas de su esperma desde mi cola… «Ay bebé, que mucho que te largué en tu culito… se nota que está muy adentro, voy a meter mi dedo para sacarte, es mucha la leche que te dí»… Y aunque le pedí que me saque despacio, ese pervertido pijón me ignoró completamente…»Sabés que un sueño que tengo es sacarme el condón antes de largar y así llenarle la concha con esta cantidad de lechita a una pendeja hasta que sienta mi leche, llore de susto, trate de sacarse y al no poder me suplique la pastilla del día después y acepte que la siga cogiendo a cambio de comprar, ufff»… «Que pena que a vos no te puedo embarazar». Después abrió la ducha y así primero sentí el agua tibia caer en mi espalda, luego sus manos apoyarse en mis hombros y por último su poronga perforar nuevamente mi culito; si bien me dejé coger, estaba pensando que al terminar, ese pene en realidad me iba a trancar con más leche, pero rato después me di cuenta que estaba equivocado, ya que se puso frente a mi cara y luego de hacerme lamer sus testículos, me tiró todo su blanquecino líquido en mi (ya no tan) inocente carita para luego con su herramienta aún dura golpearme el cutis… «Te doy leche en el culo, en la boca y en tu cara, así te hago mío».
Por mucho tiempo, Don Jorge pasaba las mañanas siendo cariñoso con sus clientes, guardando su rudeza para mis orificios y así, unas dos tardes a la semana y normalmente dos tiros por vez, los dos disfrutar al pleno del sexo, a pesar de lo enorme que tenía entre sus piernas y que al principio tanto miedo me daba. Y por ejemplo, disfrutaba mucho cuando mi macho sentado y desnudo, con su mano me llamaba y ofrecía su poronga para ponerme luego boca abajo y acostarme en su regaso; bajando mi buzo, meterme atrás sus dedos y moverlos como un vibrador en mi culo antes de la penetración, que bien dura me hacía gemir de placer; como un ritual, el primer tiro era en la cama, el segundo en el baño y después en la ducha sacarme toda su leche. Pero Jorge era tan caliente que hasta el acto de borrar sus evidencias le excitaba para rematar en una paja luego de irme, aunque un jueves ya víspera de feriado y luego de darme sexo en dos ocasiones, no aguantó más y reemplazó la manguerita por su mandioca en mi culo y así parado empezó con toda la fuerza a hacerme lo que minutos después sería el tercer tiro; al terminar, sin limpiarme, solo me secó y me dijo «Vestite y andá traé tus cosas, ahora le voy a pedir a tu mamá que te quedes conmigo el finde largo para trabajar conmigo»… «Osea más bien yo lo que voy a trabajarte por atrás, jajaja»… «Por fin te voy a dar como quiero y las veces que se me antoje»…
«Hola mi bebé, ahora que ya volviste sacate la ropa y ponete esto»… y así, luego de lucir una pollerita a cuadros, esas de colegiala por primera vez y tras recibir contundentes piropos, me pasé comiendo pija una y otra vez, desde el jueves a la noche hasta el domingo a la tarde. Por Dios, que mucho que me cogió ese señor y eso que al fin pude disfrutar cada embestida, gracias a mi macho que compró un lubricante con efecto anestésico para, junto a su lechita, mantener mi colita bien mojadita cada vez que recibía esos 24 centímetros de pura hombría; someter mi agujerito era todo lo que ese varón, de feo aspecto pero buen sexo necesitaba para contentarse y así recuperar los muchos años que tenía sin ponerla. Yo, con apenas once añitos pero con el aguante que los homosexuales llevamos en los genes, le deslechaba una y otra vez, disfrutando sin quejas y con mucho gusto sus pijazos en toda posición y potencia posibles; aunque con su naturaleza de macho buscaba romperme el culo por lo menos una vez no lo conseguía, ni por más dura follada que me daba arriba mío de cuatro, ni por más abiertas que tenía las piernas al cogerme boca arriba o patitas al hombro, solo por dar unos ejemplos. Todo ese finde, mañana, tarde y noche, más que resistir, me acuerdo lo mucho que disfrutaba tenerle adentro, sin importarme lo abierto que podía dejarme el culo, hasta el punto que me animé a pedirle que me cumpla ciertas fantasías como cuando me acosté boca arriba al borde de la cama y le pedí que me meta por la boca y me lo hizo muy rico… «Gracias por darme leche señor Jorge»… «De nada mi niño, se te antoja algo más, no tengo dulces pero sí esta paleta colgada para vos»…y ya que me preguntó, recuerdo que le dije «la otra vez ví en un video que a una chica le cogían con las piernas en el borde de la cama con su panza para arriba pegado hacia abajo en el colchón y le ataron las manos, será que me podés hacer así señor Jorge» y así le pedí, con mi cara de puta aún babeando en su leche como para que no se niegue… «Sos tan chico y a la vez tan calienta pija vos… Ahora dame la espalda y pedime pija con la cola abierta hasta que se ponga dura otra vez para cumplirte»… «Quiero que seas una puta sucia, pedime que te coja, decime que sos petera, que soy el más pijudo y el que más leche te da, decime Jorge, dale»… «Jorge, quiero tu leche primero por atrás, el siguente por la boca y uno más en mi cara, ¿me podés dar?…» Y luego de decirle eso, me di la vuelta para mirarle y acercándome a él, le agarré su virlidad y le dije «Este es el tercero, pero el más grande y rico que probé, lo quiero solo para mí»… Y ahí estuvimos entre lenguetazos y mis respuestas a sus preguntas, delirando al tenerme de rodillas diciéndole las respuestas más calientes, por más pequeño que era, yo iba aprendiendo el arte de calentarle a los varones, en especial a los que tienen debilidad por peques como yo, que con ternura y morbo le pedía mucha pija por la cola y por la boca y que me llene de su pegajosa crema facial. Si algo le conquista al hombre es escuchar que le pidas semen y dominarte así.
Y con un «mirá como me pusiste, ahora se viene lo bueno» procedió a cumplir con todo mis fantasías…
Don Jorge fue, sin dudas, de los mejores hombres que tuve en mis agujeros. Por casi tres años, fui el único que le aguantó su forma tan intensa de coger hasta que, fuera de todo pronóstico encontró por fin una amiguita de su sobrina, que con 15 años primero sobrevivió al estiramiento anal y vaginal al que esa feroz pija sometió y luego aprendió a gozar. Tras agradecerme y muy bien con un fin de semana a pura cogida, don Jorge me «liberó» con la conciencia tranquila de no serme infiel, creyendo que de mi parte hubo siempre fidelidad, aunque nunca supo que no fue tanto así, ya que las putas como yo, por más grandes que sean, nunca nos contentamos con una sola…
Espero que les haya gustado el relato y en la brevedad posible, sigo con la siguiente parte. Que tengas rica paja.
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