Historia de mi vida sexual como gay (5)
Luego del fugaz retorno de Raúl el lechero, llegué a los 18 con una nueva y muy viril conquista, que se ocupó de mis cañerías a su gusto y paladar….
Y un día, a los 17 años, Raúl volvió a mi vida… Sí, hablamos del mismo varón conocido como el «terror de las bombachas» que ahora, usando la misma lengua con la que chupaba culo y la misma verga con la que reventaba conchitas, volvía a hacer de las suyas a putos como yo. Y sabemos que el sexo anal es un bien escaso en el mundo hetero y eso es bueno para nosotros ya que, a diferencia de las pendejas; más que aguantar, nos encanta tener todo tipo de pijas en el culito, con las más duras y bestiales embestidas…como las de Raúl, por ejemplo que en una noche, remató por mí toda la rabia acumulada luego de ir a la cancha y ver la eliminación de su equipo. Sin decirme una sola palabra, llegó a la casa y con mucha fuerza me empujó contra la pared y bajando apenas mi pantalón, procedió a someterme sin piedad estando los dos de pie hasta vaciar sus testículos, tras prácticamente violarme sin lubricación… aunque yo no tenía nada que ver con el fútbol, fui víctima de ese macho que me dejó el orto bien roto con una mezcla de sangre y semen…
Luego de aquel incidente, callado me abrí de Raúl. Si bien llevaba un buen tiempo queriendo que me vuelvan a coger, lo que buscaba era gemir y no sufrir. Mientras tanto, Manu y Rafa me aburrían con sus repetidos morbos. No me podía quejar de la abundante provisión de leche pero, como había contado antes, yo quería volver a tener un pene adentro. Para mi suerte, vino a trabajar en casa un plomero y albañil llamado Maicol, todo un ejemplar de machote con 25 años, tremendo musculoso morochón con cara de calentón y al que se le notaba un marcado paquete y una virilidad impecable que estaba por demostrarlo. Mi historia con el empezó desde el primer día…cusndo en el patio, al yo ignorar sus más desubicados piropos a las mujeres, me lanzó un directo «¿Amigo, te puedo preguntar algo?.. «Sí»… ¿A vos no te gustan las mujeres, verdad?, «Perdón señor Maicol pero la verdad es que yo soy gay, espero no se moleste ni vaya a contarle a mis padres por favor», «No, tranquilo, buena onda contigo, lo importante es pasarla bien, si te gusta la pija es cosa tuya»…y entre risas, fue entrando en confianza y empezó a contarme sus experiencias sexuales, haciendo que yo imagine el momento en que este muchacho pijón me iba contando una vez cuando acostó a su hembrita y de rodillas frente a su cara le hizo mamar mientras dedeaba su conchita hasta mojarla bien… «Eso hace que las mujeres aflojen y aguanten bien» me comentaba… o cuando le hizo sentar a una vecina encima de su poronga hasta llenarla de leche; todo parecía quedar en una charla de «cuates» hasta que, rato después, debido quizá a la excitación producto de esos recuerdos y en vez de pelar pija y masturbarse, mirándome a los ojos se levantó y colocado frente a mí, con sus brazos agarró mi nuca y empujó con todo mi cara a esa feroz carpa de su pija armada hasta los dientes y tras preguntarme si deseaba chupar pija, mi silencio y no resistencia fue suficiente para hacerse de espacio con su glande y momentos después ir tragandola enterita a toda potencia…con un largo rato de tener mi mentón pegado a su pubis, aquella dura poronga y el resto de su cuerpo procedió a acostarse en el pasto del fondo del patio…»subite de espaldas acostado acá encima mío y doblá tus rodillas, ahora vas a probar de lo bueno hasta donde aguantes» y así, con sus brazos presionando debajo de mis rodillas para dejar bien libre mi culito, comenzara a clavarme de lo más duro, de arriba a abajo, lo que me hizo gritar de placer al recibir un descomunal bombeo, hasta deslecharse todo en mi interior; agradecí nuestra primera cogida mirándole con una sonrisa y luego mostrándole como me iba saliendo aquella abundante lechita… «Pero que boquita y culito más aguantador tenes bebé, desde ahora te quiero hacer mío sin parar, ¿Decime te gustó mi pija?»… «Siiii, me gustó como me cogiste, me gusta tu pija, soy tuya cuando quieras», «Que rico escucharte decir eso mi nenita, este tubo enterita ya es todo para vos, vamos ahora a la sala, te quiero comer de cuatro ahí»…
Y con buenas excusas, el morochón pijón logró que el laburo se extendiera de 2 a 5 semanas para cogerme sin parar, tanto le gustó el aguante de mi culo y mis afeminados gemidos que, para no fallar, se pasaba comiendo pescado, maní, picante y hasta batidos de huevo de codorniz que hasta lo compartió con papá…el viejo para hacerle feliz a mi mamá y, sin saber, Maicol lo tomaba para hacerme feliz a mí, a su hijo y a cumplirle a esas pendejitas que el consideraba que necesitaban probar su pija. Cada tarde, al terminar las tareas, iniciaba con mis oídos escuchando y mi mente recreando sus anécdotas heterosexuales para así calentarse hasta estar listo para recrear en mi culo lo que a otras les hacía por adelante y terminar acariciando mi cabello luego de vaciar sus huevos, ya sea en mi culo sin usar condón, en mi boca, mis pechos o lecherandome la cara…como esa vez que nos fuimos a la cama; el, acostado en vertical y yo en horizontal con mi cabeca apoyada en su barriga, con sus manos me agarró del cabello para hacerme chupar su pija, mientras me contaba por ejemplo lo de una vecinita tetona rubita de 15 años, que toda tímida al quedar desnuda con sus manos se tapó la conchita lo que, según el, lo motivó a penetrarla así bestiamente como me lo quería hacer por mi canal anal y, sacando su pija de mi boca, me mostró en su celular fotos y quejas de la piba «Maicol, mirá como me dejaste inflamada, sos un bruto, ahora me tengo que hacer un baño de asiento que me dijo una amiga, no me vuelvas a coger así»…»Y bueno nena, así soy yo, no me pidas poronga si no me vas a aguantar, agradecé que te comí con condón… aunque si la próxima me dejás hacerte la cola te prometo comerte despacito… «Nooo, ni sueñes por mi cola, no luego»… «Viste Javi, a causa de putitas como esta no tengo de otra que reventarte el culo, por suerte a vos te gusta, dale ponete de cuatro que primero me voy a pajear con las fotos después te cojo duro y si querés te tiro toda la leche en tus nalgas»… «Que suerte la mía de poder tener tu culito todo para mí, encima me vuelve loco como me aguantas sin quejarte»…
Con Maicol pasé de llevar la cuenta de las cogidas a entregarme toda en alma y en especial en cuerpo, abriendo hasta el límite, por ejemplo, mis piernas al aire en cada una de las veces que me la puso patitas al hombro, entre muchas otras posiciones. Una de mis favoritas era cuando me sentaba en una mesa con la altura justa y acostado boca arriba le dejaba mi culo bien para que me culeara a toda máquina sin parar… «Eso putita, comete mi pija por atrás, que rico me aprieta tu culo»… y sus durísimos pijazos me hacían gemir sin parar, con mi cuerpo destartalado y mis sonidos me hacía sentir tan mujer, su brutalidad al meterme la poronga me hacía tan feliz que, como premio final, con sus gritos previos me dejaba toda la zona anal bañada en su líquido blanco… «Que puta, ninguna mujer me hace largar tanto, ahora abrime la boca, quiero que tragues todo este semen de lo bueno que mis huevos hicieron para vos.»… ¿Te gusta sentir mi lechita en tu cañería?»… «Cada vez que me busques con esa cara de putito, voy a preñarte por el culo, mojarte la garganta en leche o dejarte la cara dura o los ojos rojos de semen»… Y así fue, mediante una pija y dos huevos, que me sometió hasta hacerme un verdadero adicto a la pija, a su garrote colgante entre sus piernas, haciendo que como a ninguno de los anteriores, en su oído o poniéndome de rodillas le pida que me coja una y otra vez…me dormía con el culo roto y me despertaba pensando en su glande, deseando con pasión cada tarde para que, antes del coito, escuchar cada una de sus anécdotas con las pendejitas a las que le hacía hablar el idioma de la garganta profunda o les ponía a gritar de dolor, con frases como «ufff había una que apenas me hablaba con la sacudida de mi pija y llorando me pedía que salga de ella y que no le largue adentro» y ahí ví su short de fútbol marcando su hombría erecta al máximo, al verme babear, me puso de rodillas y empezó a pasarme la tela con el bulto adentro por mi cara varias veces, rematando con un «Y cuando más fuerte gritaba desesperada por su mamá y le dije, tranquila, aceptá que ella no va a venir a sacarte mi pija de tu vagina, dejate llevar hasta recibir toda mi semilla»…y con una cara de pura excitación, me dio la vuelta, me colocó de rodillas en el suelo y sacando mi ropa de abajo, con solo dos escupitajos me montó durísimo hasta eyacular y caliente al límite, me dijo «no te muevas» y así minutos después, empezó ahí mismo a penetrarme de nuevo y luego de confirmarle que me encantaba sus pijazos, me llevó a la cama para comerme de cucharita…»pero que delicia como mi leche te deja el culo bien mojado», «bebé, elegí ahora rápido como querés que te largue»…» Ayyyy, poneme boca abajo siiii»…»Ufff, date la vuelta ahora que en breve te lo lleno toda»…
Con la respiración entrecortada con cada salto, con las paredes inflamadas de tanta fricción, con el mentón cubierto en esperma o con mis rodillas flexionadas sacudido con toda su fuerza, empecé mi vida adulta con abundante sexo, a merced de un hombre con todas las letras, disfrutando al límite de una pija que remataba en mí todo recuerdo del goce heterosexual. Fui feliz por varias semanas y, cuando creí que nuestra historia acababa ese viernes con el fin de las refacciones de Maicol… para mi suerte, al siguente día, al subirme a la moto que portaba a mi macho que, con dos cascos en su mano y con mi culito palpitando, sentenciaba que mi historia con el estaba lejos de ser terminada…
Bufff, que ricas cogidas te dio, que envidia me distes, yo quería encontrar un macho así para que me esté cogiendo todos los días.
Ufff si bb aunque cada uno tenemos una historia única y deliciosa con las pijas
Holaa yo tambien soy de paraguay con experiencia, si queres hablamos mi telegram es @sibaraki
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