Húmedo… series (R.E.) Erótico.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ElMarques.
Aun me pregunto, si necesito pasar por esto; ¿sí o no? No sé si esta charla de alcohólicos anónimo la necesite, pero dios vaya que si necesito una trago ahora mismo, me veo por el retrovisor, y mi rostro es un asco, ni si quiera me he rasurado en dos días; al menos aún me veo guapo para la chicas que van saliendo del aparcadero. Me bajo del auto repitiendo una y otra vez en mi mente; que si lo necesito, si lo necesito, si lo necesito…
— ¿Le puedo ayudar en algo? Me dice una señora de piel oscura, mirándome de hito en hito; como si tuviese loco por pararme frente la puerta, hablando en voz alta que si necesito esta terapia. Me quede con la lengua trabada y espabilando una y otra vez hasta que me recompuse de mi vergüenza, le dije; —si vengo por la terapia.
Entro a la sala medio grande, y veo un grupo tanto de mujeres como de hombres sentado en cómodos muebles de vi-piel roja, << en la entrada a la sala, suena muy bajito Stormy Weather, de Etta james >> voy con la cara baja; pensado que vergonzoso será aparte de estar aquí en alcohólicos anónimos, de paso llegando tarde; ni me imagino la cara que pondrán lo demás integrantes al verme llegar a su reunión. El estrepitoso sonido casi me hace salir corriendo, ver volar la mesa de madera por medio de todos los presente y pasar a un metro de distancia al lado mío; me dejo tan atónito que la única expresión de mi rostro sería una gran “O” dibujada con mis labios. Su voz sonó con tanto enojo; fue gutural su vociferación, cuando alce la vista para ver de qué se trataba todo esto, le vi tan roja su cara como un tomate, las venas se le acentuaron en las cienes, y pequeñas partículas de saliva, salía de su boca cada vez que afincaba a decir algo, cosa que yo no oía muy bien por estar aún sorprendido y estupefacto por lo sucedido, solo me quede viéndolo de arriba abajo, se giró, tomo su chaqueta de cuero color marrón, y le vi acercarse hacia mi dirección, mis ojos espabilaron aun con asombro; vi como ese hombre venia enfurecido hacia a mí, mirando con esos ojos verdes brillosos, sus labios dibujaba una fina línea cubierta por una barba espesa de color cobrizo, al estar más cerca de mí, paso por un lado y por el rabillo del ojo se me quedo viendo aun lleno de furia.
Todavía estaba casi a la entrada de la sala, el corazón me bombeaba rápidamente, << regularmente no soy de sorprenderme tan fácilmente, pero esto lo que sentía fue algo extraño >> ¡ese hombre se quedó grabado en mi mente!… un señor con canas a los lados de su cabeza, se me acerco y me invito a sentarme; me sirvió un vaso de agua, y me dijo; — tranquilo, pasa adelante— solo asentí y vi toda esa tarde la terapia sin dejar de pensar el rostro furioso del hombre de hace un rato.
Me lave con abundante agua la cara, pero aún seguía teniendo esa expresión de resaca. Anoche me bebí la mitad del whiskys que tengo en la mesa de la sala. Termino de lavar mi dientes y me huelo el aliento para comprobar que no estoy brindando con nadie, si se me acerca alguien en la reunión de AA. Viéndome en el espejo; como ha crecido mi cabello rulos oscuro, y la espesura de mi barba negra, se me viene a la mente el hombre furioso de ayer, aún sigo sin entender que tanto me sorprende eso, he estado en peores peleas de bar, pero cuando me imagino a él gritando con su rostro rojo. Siento un cosquilleo de emoción en mi estómago correr, me sacudo el cabello y salgo del baño del trabajo, me despido de mis compañeros del taller de mecánica, y me monto en mi auto dejando de pensar en esa mariqueras.
He llegado y siento un sudor nada normal en mis manos, ¿no sé por qué? Me siento tan nervioso, ni siquiera ayer lo estaba tanto como hoy, — ¿y si él está hoy ahí, en la reunión? — me pregunta mi subconsciente, me sorprendo por mi pregunta… << que me interesa si está o no esta >>. Entro a la sala viendo a todo lados, como si tuviese alertado, vi los muebles de vi-piel roja, aún están vacíos algunos, veo al señor de canas en las entradas, me hace señas con su mano para que me vaya a sentar, él está charlado con otro señor, llego me siento no tan cerca de ellos, el señor Emilio el terapeuta, se gira y me dice; — tranquilo amigo, parece que nuestro amigo enojado no viene hoy— me acomode mejor, en el asiento, con una sonrisa leve, le asentí al señor Emilio.
A la mitad de la terapia la puerta de la sala está siendo abierta, interrumpidos casi todos voltean a ver, yo estoy de espalda; me quedo mirando a todos como se quedan viendo al recién llegado, siento el sonido de la puerta cerrar, los que estaba viendo desviaron su mirada disimuladamente, vi como varias chicas se tensaron, y sutilmente coquetearon con la vista al hombre que venía de espalda hacia mí. Su voz fue gruesa, al dirigirse hablándole al señor Emilio, su disculpa broto de sus labios pausadamente, y yo aun de espalda sentí que cada pelo de mi cuerpo se electrizó al oírlo hablar, una corriente me corrió desde la nuca hasta la espalda, cerré los ojos y con un puño tapándome la boca me controle sentándome rectamente en el sillón. Se puso a un lado de mí, aun de pie, se dirigió y habló a todo el grupo, pidió disculpa por su comportamiento, un compañero que estaba al otro extremo mío; no se dé donde saco un sillón tan rápidamente que se lo dio para que se sentase, giro el espaldar hacia adelante y se sentó apoyando sus brazos en ella, quedando aun lado mío.
— Robert te presento aun nuevo integrante… ayer te conoció muy bien — dijo: el señor Emilio.
Los labios los sentí carrasposos, y la lengua pegada al paladar, cuando subí lentamente, a ver el rostro de Robert. Él se me quedo viendo con una sonrisa leve en sus labios finos y rojos, yo asentí con un movimiento de cabeza, e inmediatamente baje la mirada, me sentí apenado, la cara la sentía hervir de lo roja que estaba, el sudor corrío en mi espalda cuando siento que ya él se ha sentado. La charla en grupo fue siempre lo mismo, a diferencia que hoy sentía el aroma de Robert mesclado con sudor del día, era embriagador que me hacía sentir incomodo estar a su lado. Pase las 2 horas de terapia sentado con una pierna montada en la rodilla, y mi mano tapando mi cara de Robert.
Salgo despavorido lo más rápido del centro de rehabilitación, cuando estoy por montarme a mi camioneta, una mano se me posa en el hombro, volteo rápidamente con asombro, y más sorprendido quede al ver que era Robert; — lamento mucho lo de ayer, a veces pierdo el control disculpa — me dijo viéndome a los ojos, su barba era bastante poblada, su rubio era oscuro, sus ojos verde eran brilloso en ese anochecer, y su apretón de mano con la mía; me hizo sentir esa electricidad que estremeció todo mi cuerpo, sonreí a medias y no me salieron palabras hasta que pude responderle; — vale, tranquilo no hay ningún problema —
Robert voltio con fuerza la mesa de mi sala, me empujo contra la pared, solo sentí el golpe sordo al chocar mi cabeza, cerré los ojos y cuando abrí ya tenía a Robert con su mano sobre mi cuello vociferando palabras que yo no lograba escuchar, me apretaba fuerte; en eso su cara se acercó bastante a la mía, sentí su olor de su boca a coñac, los labios de su boca formaba una línea fina, y los ojos eran afilados mirando hacia los míos, yo le veía tan cerca de mí; que pude ver sus venas tensada cercas de sus parpados, no entendía que había pasado, el dolor en la cabeza era agudo, mis ojos se movía pausadamente detallando cada movimiento de su rostro, me sentía tan pasivo y atraído por su furia, estaba totalmente bobo. Aun sujetándome tan fuertemente con su mano hacia la pared, sus labios se acercaron hasta rosar con los míos, sentí su pelitos de la barba cosquillando con los míos; se quedó viendo directo a mis ojos, su respiración era profunda como si tuviese cansado, pego su frente con la mía, y el sudor de ambos hicieron contacto, su nariz puntiaguda toco la mía, su mano en mi cuello se relajó, y me tomo de la mandíbula acercándose más.
El beso de sus labios atravesó los míos, instintivamente ambos cerramos los ojos, cuando su lengua abrió camino en mis labios para juntarse junto con mi lengua, su barba raspo con la mía, nuestro beso se profundizo el tomándome con sus dos manos sobre mi cara, mis labios apretó fuertemente a los de él y los de el a los míos, su cuerpo se pegó mucho hacia mí, apretándome hacia la pared; sentí su erección chocar con mi entrepierna también erecta. Mis manos le tomo por las nalgas y lo apreté con mucha fuerza hacia a mí, su cintura se movió con un vaivén lento, restregando su erección atrapada por su jeans negro, me tomo de la cintura con su manos, separando su labios de los míos, vio hacia abajo y con una de sus manos toco mi abultada erección, un espasmo hizo moverme, se me quedo viendo a los ojos con lujuria, tocó su paquete y lo acomodo junto con el mío, me vio de nuevo a los ojos y bajo de nuevo su mirada para ver como el restregaba su bulto en mi erección, el cosquilleo que sentía en mi verga era tan arrecho, que sentía que me iba a correr, el afincándose más, yo cerré los ojos dejándome llevar por la calentura, me sostuve con las manos en la pared, las luz azul del televisor era lo que alumbraba la sala, él estaba alzándome con su cintura, literalmente cogiendo mi verga junto con la suya, su presión en mi pelvi hacia que las contracciones fuera más fuerte, sentí la humedad de mi lubricación traspasando la tela del bóxer, la cabeza de mi verga la sentía estallar de tanto rosar con el algodón suave de mi interior. El deseo se volvió pasión entre nosotros dos, mis manos recorrían cada parte de su cuerpo, sentía su lengua caliente en mi boca, el orgasmo lo sentía tan cerca; que mi cuerpo no sentía voluntad de detenerlo…
La visión se me nublo, por un momento todo fue oscuridad, con un destello azul muy lejos de mí, no le veía pero aun lo sentía, ¡mi verga lo sentía!; el prepucio de mi pene lo sentía estallar, el roce que hacía con el algodón del bóxer, aumentaba el cosquilleo, las venas de mi verga la sentí tensas, mi cintura se levantó hacia adelante, y la sensibilidad de mi entrepierna la sentí intensa, con el orgasmo cerca, abrí los ojos y el semen salió a borbotones de mi verga, vi como mi bóxer se humedecía, y sin poder controlarme; deje que el placer tomara todo mi cuerpo convulsionando al sentir que los chorros de semen salían sin control de mi verga palpitando con fuerzas atrapada por mi bóxer, termine de correrme sin importar que mi humedad mojara por completo mi interior.
La luz del televisor me pegaba a la cara, mis ojos no se adaptaban aun a ella, la humedad de mi bóxer la sentí fría, deje caer mi cabeza en el sofá, asimilando lo que había pasado, me decía; —fue solo un sueño, ¡wou que sueño!— me lleve una mano a mi entrepierna y toque mi verga, estaba aun hinchada, y la cabeza la tenía totalmente mojada, mis dedos se untaron de mi semen, con mi otra mano busque a los lados del sofá y agarre la botella y me la empiné directamente a mis labio, el alcohol me termino de despertar de ese sueño tan vivido; me levante, vi hacia al televisor y recordé a Robert en mi sueño húmedo, y sentí como mi verga se volvía a levantar recordando cada detalle que tuve en mi sueño con Robert.
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