Humillado delante de una chica.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por scat:P.
Eran las 11 de la mañana y yo estaba en frente de mi ordenador hablando con unos amigos. De repente sonó el móvil y deje el Messenger en estado de no conectado.
Cuando cogí el teléfono resultó ser un amigo mío llamando desde una cabina. Me dijo que había conocido a una chica (la cuál en ese momento no estaba al lado de él) y le había vacilado que él era un tipo duro y que había mucha gente que lo obedecía pero ella no le creía. Entonces me pidió que fuera a su casa y que me dejara humillar delante de la chica y ni él ni ella lo comentarían a nadie. Solo quedaría entre nosotros tres. Menuda locura, pensé yo, y le dije que no.
Estuvo bastante tiempo suplicándome que lo hiciera y que él me recompensaría, hasta que no sé por qué, supongo que por pena, acepté su petición. En ese momento la chica se le estaba acercando de nuevo y rápidamente me dijo de vernos en su casa a las cuatro de la tarde.
Pasé toda la mañana dándole vueltas a la cabeza, no sabía si hacerlo o no, me daba miedo pensar en lo que mi amigo podría pedir que hiciera y más aún siendo yo hetero. Después de comer miré el reloj y ya se iba acercando la hora de salir para la casa de mi amigo. Por cierto se llama Marcos. Sin pensarlo más para no arrepentirme, decidí salir de casa e ir lo más rápido posible a la casa de mi amigo pensando en otras cosas.
Cuando llegué el me dio mil veces las gracias y me dijo que la chica volvería en una media hora o así. Además me pidió que me fuera al servicio y me masturbará. Después de eso tenía que asearme bien para que no lo pareciera. En ese momento pensé que se había vuelto loco y me estaba arrepintiendo de haber ido. Pero ya que estaba allí, tenía que seguir con lo mío.
Después de hacer lo que me pidió me ofreció algo de beber y me estuvo hablando más de sus planes. Al cabo de poco tiempo sonó la puerta. Abrió y me presentó a su chica, Lucía. La besó y ella se me acercó y me intentó seducir. Me acaba de masturbar y me costaba mucho sacar una erección. La chica lo notó y se río al mismo tiempo que mi amigo le decia: “ves? Te dije que era muy poco hombre y eso que es hetero” y sin más miramientos le ofreció ver la tele con ella y me ordenó que permaneciera en la cocina hasta que me llamase.
Estando en la cocina, no dejaba de pensar en las cosas que podrían estar pasándosele por la cabeza a mi amigo.
De repente escuché, tú basura, ya puedes venir. ¿Basura? ¿Había oído bien? A mi amigo se le había ido la cabeza. Intenté pasarlo por alto y fui allí. En ese momento y delante de la chica que estaba sentada en el sofá, me dijo que me arrodillará ante él mientras el se iba bajando los pantalones. Le miré con una mirada firme como diciendo que ni soñando le iba a hacer una mamada, pero el me miró como suplicándome y me arrodillé como me dijo. No había pasado ni dos segundos desde que me arrodillé cuando sin más me metió su verga en la boca y empezó a empujarme la cabeza contra él como follándome la boca. Yo me estaba enfadando pero de algún modo me apaciguaba el escuchar a la chica riéndose de mí. Ella le animaba a seguir y se burlaba de mí diciendo que era un pringao y muy poco hombre. Entonces él dejo lo que me estaba haciendo y me hizo mirar a la chica. En sus ojos veía como ella con una sola mirada se reía de mí y pensaba que era patético. Mi amigo le animó entonces a que me escupiera en la cara y así lo hizo seguido de más risas y palabras humillantes.
Entonces mi amigo me ordenó que le lamiera el culo. Como veía que dudaba en seguir con esto me susurró al oído: “tranquilo que lo tengo limpio” así pues, accedí nuevamente a su petición. Mientras le lamía el culo, note la mano de la chica en mi cabeza apretándome contra el culo de mi amigo para que no parase y me decía: que mierda estás hecho chaval. Mi amigo se sentía orgulloso y machito y la animaba a seguir diciendo esas cosas. Después de un rato la chica excitada por la situación le dijo a mi amigo: quiero que humillemos más a este tonto así que hagamos el amor delante de él pero ordénale que no se masturbe. De este modo se pusieron a hacerlo y yo por dentro sintiéndome humillado pero al mismo tiempo con ganas también de penetrarla a ella, cosa que no me dejaron hacer. Nada más terminar la chica se puso encima de mí y el semen de su vagina cayó en mi pecho. Mi amigo y ella no paraban de reírse e insultarme.
Después mi amigo sugirió que me pusiera de rodillas y ambos hicieran puntería intentando escupir en el cuerpo y cara desde ciertas distancias. Bañado en saliva mi amigo sin decirme nada le dijo a su chica: ahora si que vas a ver lo mierda que es este tío y apuntando hacia mí, me bañó en su orina mientras la chica gritaba y reía con emoción. Quería lavarme pero mi amigo me miraba como pidiéndome que aún siguiera ahí en el suelo. Entonces Lucía le dijo: anda Marcos deja ya a ese tonto, me has demostrado que eres todo un hombre. Ven aquí que te voy a dar un buen achuchón. Y estuvieron besándose y tocándose por lo menos una hora mientras yo permanecía sentado en el suelo, desnudo, humillado y lleno de orina. Finalmente la chica decidió irse a su casa y al pasar delante de mí me escupió y me dijo: que mierdecilla estás hecho! Y se fue riéndose. Mi amigo la acompañó a la puerta y se despidió de ella.
Tras cerrar la puerta se acercó a mí y me felicitó por lo bien que me había portado. Me pidió también perdón por si se había pasado y sin embargo fui yo quién le dio las gracias. No entendía por qué, pero la situación de verme así tan humillado me daba placer y me sentía bien. Él se rió al contarle esto y me dijo: bueno pues ya sé a quién llamaré cuando quiera quedar como todo un macho delante de una chica.
Me duché me vestí y me fui a casa. Mi amigo había quedado como todo un macho delante de la chica y yo como un mierda, humillado con las risas de él y su chica. No obstante todos estabamos contentos.
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