Humillado por mi novia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por chuchojuanito.
Y obedeciendola con todos mis respetos y ante su deseo en que fuese la novia o la mujer quien me humillase, a continuacion prosigo con mi relato, pero derivandolo a que sea mi novia quien continue humillandome.
Mi secretaria, toda decidida ella, me saco de mi despacho llevandome tras de si tirando de mi corbata para gran sorpresa y vergüenza mia, ya que pense que tras pasar el umbral de la puerta, se moderaria y me permitiria caminar tras ella de un modo normal, pero se conoce que tenia muy clara su postura, y lo que pretendia hacer ver al resto de compañeras. Mi rubor se hizo mayusculo, aumentando todavia mas el sonrojamiento de mi cara, aparte del que ella ya le habia facilitado con sus bofetadas.
Me sentia ridiculo e impotente de sublevarme, aturdido todavia por lo inesperado de la situacion. Yo no me considero un hombre docil ni sumiso, y verme en semejante realidad, caminando tras una mujer de impresionante fisico, tirando de mi, como si de una correa me llevase y percibiendose claramente a traves de mi pantalon mi elemento totalmente empalmado, me hacia sentir ya de por si muy extraño, incomodo y rebajado. Pero todo esto sumado a hacerlo publico, a pasearme de esta guisa por la oficina con la seguridad de que otras personas asi me verian, hizo que un gran nerviosismo tomase subitamente posesion de mi persona, poniendome a temblar y haciendo que perdiese totalmente el control de lo que pudiese suceder a continuacion.
Menos mal que la sala a la que nos dirigiamos no estaba muy lejos, encontrandose en el mismo pasillo por el que avanzabamos, y afortunadamente debia ser el momento del desayuno puesto que no se veia a ninguna chica de las varias que suele haber en esta zona. Yo suplicaba en mi interior para que no apareciese ninguna. ¡Que pensarian de mi si asi me vieran!
Ahora que ya estabamos proximos a la sala, yo no hacia mas que darle vueltas al momento en que entrasemos en la misma. No se me ocurria nada para disimular mi tremenda ereccion, y la mujer que me esperaba ¡No deberia verme asi!
En parte me aliviaba el hecho que al lleverme mi secretaria tras de si, podria camuflarme con ella hasta el momento de tomar asiento donde teniendo en cuenta la duracion de la reunion, confiaba en recuperar mi normalidad y mi aplomo.
Mi secretaria me arrastraba con la corbata sobre su hombro, como quien lleva una bolsa colgada de el. Se la veia con un caminar lento y seguro, como recreandose a cada paso que daba, y girando esporadicamente su cabeza para controlarme con una mirada burlona y a la vez de satisfaccion, por encima de su hombro. Me la dirigia, primero a mis ojos, fijamente, con orgullo de tenerme asi, y despues a mi gran bulto, reflejandose en sus ojos un aire de superioridad, mientras esbozaba con sus labios una maliciosa sonrisa.
Ya cercanos a la puerta, cuando nos faltaban tan solo unos metros, ¡Desee que se me tragara la tierra porque me di cuenta que ella sabia muy bien lo que se hacia! Soltando mi corbata, bajo su brazo alargandolo hacia atras … ¡Y me atenazo fuertemente con su mano por mis partes nobles!.
Me acababa de tirar todo por tierra, y ella lo sabia, porque ademas mi rostro demostro una gran ofuscacion, aparte de la logica tension y sorpresa como reaccion a su gesto. Recorrimos los ultimos metros de esa forma, con su mano tirandome de mi miembro, mientras la iba dando un movimiento para excitarmelo todavia mas y que asi resultase aun mas escandaloso ¡¡Ufff!!
Ya frente a la puerta se paro en seco y girandose hacia mi, pero sin soltarme de como me tenia cogido, acerco su boca y me dijo al oido:
– Ya te dije antes, que asi es como debes llevar tu polla, imbecil, bien empalmada y que se te note -, mientras continuaba meneandomela por si quedaba alguna duda – Ahora cuando entremos, no quiero ver en ti ningun gesto por intentar tapartela o disimularla. No intentes encorvarte ni andar medio de lado. Vas a entrar tu primero, y que yo te vea andar bien rectito y estirado.
Me miro inquisidoramente a los ojos, y añadio… ¿¡Has entendido, cerdo!?
Yo solo pude asentir con sintomas de desazon, comprobando que no tenia el menor atisbo de escapatoria.
Entonces, tirando con firmeza de mis atributos, me obligo a pasar delante de ella, al tiempo que me empujaba por mi trasero con su otra mano.
Cuando ya tenia mi mano agarrando el pomo de la puerta, y sintiendo que todo mi ser era presa de un acobardamiento total, note como cogiendome por el pelo inclinaba levemente mi cabeza hacia atras, y pegando desde detras su cara a la mia, me medio susurro estas palabras… – Y recuerda que en todo momento debes tratarla de usted. Te ha quedado claro ¿Verdad? -, y me empujo hacia el interior.
Ahora si que si. Ya no se me ocurria nada, estaba perdido. Tenia que entregarme a mi vergüenza de ese momento. Procuraria entrar a todo meter, directo a sentarme. Traspase la puerta y… pero… pero… ¡Esto no podia ser!¡Desee que se me tragase la tierra en ese instante!… quien ahi estaba sentada… la señorita con la que me habia citado, era… era… ¡Era mi novia!
Tal era mi aturdimiento en ese momento, tal era mi vergüenza y mis deseos de salir corriendo, que todo se me junto en la cabeza, me bloqueo, y me quede parado, sin reaccion alguna. Incapaz de descifrar las mil sensaciones que se arremolinaron en mi mente, me quede ahi en medio, mirandola, notando como mi rostro enrojecia y sintiendo que mis mejillas me abrasaban tras ver la expresion de sorpresa que invadio sus ojos, no por verme, ya que ella sabia a donde venia, sino por ver el estado tan impresentable que la ofrecia con esa gran excitacion, presente en mis pantalones. Su mirada no hacia mas que subir y bajar, asombrada. Me miraba a los ojos, la dirigia hacia mis pantalones, y volvia a mirarme, reflejando en su mirada cierta inquietud e intentando encontrar en la mia una muda explicacion. Tan grande era mi confusion, que no acerte a pronunciar palabra alguna, tan siquiera un saludo. Note una mano tras de mi que me empujaba, sacandome de mi aturdimiento. Renude mi paso dirigiendome, ahora si, a toda prisa hacia las sillas de la mesa, buscando ocultar mi escandalosa vision tras el tablero. Asi me quede, todo cohibido, avergonzado, sentado y con la mirada baja, sin atreverme a mirarla directamente. Pasando por detras mio, a mi lado se sento mi secretaria, de tal forma que yo tenia a mi novia en frente, al otro lado de la mesa, a un metro escaso, y mi secretaria a mi izquierda. ¿Pero que hacia mi novia aqui?.
Antes de continuar, hago un breve inciso para describir a mi novia. Se llama Marta y tiene 33 años. Tres años mas que mi secretaria (yo tengo 37 y me llamo Juan. Perdon que no me habia presentado). Tiene una larga y ondulada melena negra y sus enormes y verdosos ojos te lo dicen todo sin tener que pronunciar palabra. Son pura expresion. Labios finos, blanca tez y pobladas pero definidas cejas, completan un rostro muy atractivo. Es bastante alta. Yo creo que como mi secretaria o igual un poquito mas, y unido a que la encanta el calzado con tacon muy alto, ha hecho que ya este yo acostumbrado a que me abraze por encima de mis hombros cuando nos besamos. Es delgada y sus senos son lo justo. Delicadamente bien formados y muy turgentes, mas bien tirando a pequeños. Tiene un culo perfecto, durito, alto y respingon que hace que se le pudiera catalogar como obra de arte. Sus piernas largas, firmes y perfectamente delineadas, casi podrian compararse a unas columnas sustentando su templo. Vamos, que resulta impresionante y levanta mas de una admiracion cuando va por la calle.
Dentro de mi confusion al verla ahora en mi oficina, aun he acertado a fijarme en como venia vestida. Llevando una camiseta blanca con tirantas, que moria justo por encima de su ombligo, dejandolo al descubierto, y una minifaldita muy ceñida a sus sinuosas caderas y acabando en unas tablitas. Sus desnudas e interminables piernas descansaban sobre unos zapatos blancos y cerrados con un tacon muy alto. Desde luego que estaba para sucumbir ante ella.
Encerrado en mi aturdimiento, permanecia como me habia sentado. En esto que, repentinamente, oi la voz de mi secretaria, quien dandome un seco codazo en mi brazo, se dirigio a mi:
– ¿¡Es que no piensas presentarte ante la señorita como es debido!?
Su tono me perturbo ya que no esperaba que delante de esta… bueno… mi novia, se dirigiese a mi de este modo, como recriminando a un niño pequeño.
– Estoo… si, disculpeme señorita, yo soy Juan Gamez -, al tiempo que medio me incorporaba para darle la mano. – Y ella es la señorita Soni…
– Ya soy mayorcita para presentarme yo ¿No te parece? -, me corto mi secretaria con un gesto muy seco:
– Yo soy Sonia Gonzalez, encantada -, mientras alargaba su mano para saludarla.
Yo no sabia para donde mirar de la vergüenza que me asolo al atreverse tratarme asi mi secretaria delante de ella. Mi rubor se hizo latente, y la expresion de los ojos de mi novia no podia ser mas clara. Mostraba una extrañeza muy elocuente, pero que supo disimular muy bien, al ver como yo la trataba de usted, pero sobre todo, al presenciar como mi secretaria se habia dirigido a mi, primero en un tono imperativo y recriminatorio, y despues de un modo cortante. Era una situacion que desde luego chocaba.
Cuando se sobrepuso a su discreta sorpresa y habiendo adoptado una postura de aplomo, ella se presento:
– Bueno, yo soy Marta Garcia -, y pronuncio su nombre mirandome fijamente y dando cierto aire de burla a sus palabras mientras lo hacia -. Prosiguio… y como ya habeis podido comprobar, sustituyo a mi compañera Nuria. Me incorpore ayer a la empresa, y sin menospreciar la buena labor de Nuria, que es toda una profesional, han creido mas conveniente que viniese yo a visitaros debido a mi dilatada experiencia con empresas como la vuestra. ¡Y aqui me teneis! -, exclamo intentando mostrarse algo efusiva para quitarle algo de tension. Y continuo – Asi que, si me lo permitis, voy a presentaros mi oferta que ya vereis como os resulta muy golosa.
Dicho esto, comenzo a explicarnos lo que traia. Transcurrio un buen rato hablando ella; lo hacia con mucha claridad y orden, y su voz, fina y atiplada era la unica que se oia en la sala. Bueno… y la de Sonia, que no hacia mas que plantearle preguntas a las que ella contestaba con mucha agilidad. Incluso a veces, la conversacion hacia que se salieran del tema, derivando en algunas risas esporadicas. La verdad es que parecia que habian sintonizado y la impresion es que se mostraban a gusto la una con la otra. Lo cierto es que yo no me estaba enterando de nada. Todo lo que estaba ocurriendo me impedia concentrarme lo mas minimo. La iniciativa la llevaba Sonia, y entre ella y Marta estaban llevando la reunion. Yo no parecia mas que un objeto presente.
Con el paso de los minutos, yo ni siquiera habia reparado en que mi excitacion habia disminuido considerablemente, cuando de repente cai en la cuenta. Mi estado, y el que Marta me hubiera visto asi, eran una de las causas que me habian hecho perder el control, pero el ver que esto se estaba estabilizando, me infundio fuerzas dandome renovados animos el ver que podia ser capaz de volver a mi normalidad de siempre, lo cual me hizo pensar que podia intentar meter baza en la reunion.
¡Pero mi cuerpo tuvo un repentino sobresalto y todo se me vino abajo de repente! Note como una firme mano se posaba en mi entrepierna… y me agarraba fuertemente por mis organos, haciendo verdaderos esfuerzos por mi parte para no delatar la situacion. Literalmente me los abarco con su mano. Era como si Sonia me hubiese leido el pensamiento. Comenzo a estrujarmelos para despues empezar a restregar su mano contra ellos, dandoles de vez en cuando unos golpes con sus dedos como reprochandoles haber perdido su excitacion. Bajo el capricho de su mano, mi pene comenzo a ser de nuevo un gran bulto bajo mi pantalon.
Lo que vino despues, ya hizo que todo mi ser se estremeciera… sin esperarlo para nada… Sonia me abrio con mucha destreza la cremallera ¡Y saco al aire todo mi pene que mas parecia un mastil! Me lo atenazo con toda su mano, mientras con el pulgar presionado sobre su hinchada cabeza describia movimientos circulares. Sin darle tiempo, y mientras apretaba mi ya tensa protuberancia con todos los dedos, empezo a deslizar su mano… arriba… y abajo… arriba… y abajo… en un lento y ritmico vaiven… ¡¡Uuuff!! Despues aceleraba su movimiento… y luego lo ralentizaba, para volver a hacerlo mas rapido de nuevo. Ya no se si mi rostro conseguia disfrazar lo que estaba sintiendo bajo el efecto de sus movimientos. Me estaba empezando a encontrar perdido, indefenso y vulnerable, aunque creo que ya me daba un poco igual. Me tenia en sus manos y ella lo sabia, porque discretamente me dirijia burlonas miradas de refilon, como demostrandome que era incapaz de defenderme, que me tenia a su merced. Y asi era. Mi cara ya denotaba un enrojecimiento incontrolado, y espaciadas gotas de sudor se deslizaban por mis sienes; mi secretaria iba a hacer que me corriera delante de mi novia. ¡Esto ya era increible! Yo no podia contenerme por mas tiempo, no podia. Mi pene iba a reventar por deseo de su maliciosa mano, me iba a correr…
¡¡Repentinamente paro!!… ¡Por dios… menos mal! No queria ni pensar lo que hubiera pasado. Ella conocia perfectamente mis sensaciones, y sabia llevarme justo hasta el limite, hasta donde ella queria. Me concedio una tregua en la que mi hinchado miembro no decrecio ni un milimetro; me lo habia excitado duramente. Note como su mano aflojaba su presa, pero comenzo a urgar agilmente bajo mis testiculos ¿Pero que hacia ahora? Ceso en su busqueda, como si hubiese encontrado lo que queria. Retiro su mano suavemente, mientras yo empece a notar unas ligeras cosquillas, como si algo se deslizara lentamente por mis inflamadas pelotas. De golpe… senti una presion alrededor de las mismas y de la base de mi pene. Algo que me apretaba y ¡Uy!… que notaba que tiraba de el. Pero si ella ya tenia su mano sobre su regazo… ¿Que pasaba aqui?
¡Se me habia olvidado! Me ato aquella cinta de raso en mi despacho y ahora… ¡Me estaba tirando de ella!
Con continuos tirones estaba obligando a mi herramienta a pendulear de un lado al otro, una y otra vez, con persistente cadencia en sus movimientos, mientras como si nada ocurriera y no fuera con ella, mantenia conversacion con Marta. Una conversacion de la que yo habia perdido el hilo hace tiempo, o mejor dicho, de la que habia permanecido ajeno y totalmente aparte. En la que no habia participado ni lo mas minimo, porque Sonia asi lo habia decidido. En esos momentos, yo solamente podia prestar atencion a como mi pene se balanceaba de aqui para alla sin parar porque ella no cejaba en sus constantes e incansables tirones. Solamente acertaba a permanecer con la mirada baja y fija en los papeles que mi novia Marta tenia ante ella.
– Juan -, me parecio que alguien mencionaba mi nombre, pero no estaba seguro… – ¡Juan! -, de subito mi novia pronuncio mi nombre con mas fuerza. De golpe reaccione, y atine a salir de mi letargo levantando mi mirada hacia su rostro, cuyos ojos los tenia clavados en los mios, reflejandose en los mismos cierta mezcla de ira contenida, incredulidad y extrañeza.
– ¿Estas aqui, Juan? -, me pregunto con ironia, mientras continuaba mirandome fijamente.
– Es-tooo… sss-sssi… si… disculpeme Marta… yyo-ooo… ha sido un ligero despiste… disculpe… continue con lo que decia, por favor…
¿Despiste? Pensaba yo para mis adentros ¿Despiste? Me volvi a repetir. ¡Pero si no me he enterado de nada! Esto me sonaba a cuando en clase te sorprende la profesora, y uno intenta disimular como que estaba atendiendo, pero al mismo tiempo le entra el nerviosismo pensando en que como a ella le de por preguntarle… ¿¡Ah,si!? A ver ¡Dime de que estaba hablando!, y entonces te ves pillado. ¡Pues asi me sentia en ese preciso instante! Implorando por que a Marta no la diese por ahi. Como mejor supe, puse cara de prestar atencion, suponiendo que mi novia continuaria con su exposicion, pero ella siguio como recriminandome:
– A ver si despues de lo que me he molestado en preparar mi oferta y venir a explicartela, resulta que a la que mas le interesa es a Sonia, porque tu ¡Das la impresion que pasas! -.
Repare en que Marta ya empezaba a pasar por alto ese protocolo que suele mantenerse en las relaciones profesionales, para comenzar a utilizar ciertas familiaridades en su expresion, asi como a levantarme la voz sin importarla que estuviera presente mi secretaria, lo que denotaba que ya se encontraba comoda con Sonia y me inducia a pensar que habia aparecido cierto entendimiento entre ellas, lo que no me gustaba nada.
– Casi parece -, prosiguio… como si fuera Sonia la que tuviera que decidir, y no tu. ¡Parece ella la directora! -.
Autor: chuchojuanito
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