Humillado por mi novia 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por chuchojuanito.
Me habia impacientado de repente y me salieron todas de golpe. Queria una explicacion ¡La ansiaba!
– ¡Y tu me preguntas eso! -, me chillo mientras recalcaba sus efusivas palabras con un apreton de su pie contra mi pene -. ¡Y tu me lo preguntas…! ¿¡Ahora!? -, no la entendia. No sabia por que me decia eso. La percibia colerica a traves de sus ojos, que despedian fogonazos de ira hacia mi. Apreto los puños como queriendo contener su rabia y guardo silencio mientras respiraba profundamente. Queria tranquilizarse y lo consiguio, siempre habia tenido mucho autodominio. De forma mas sosegada pero con una tremenda frialdad, continuo:
– Vamos a ver -, comenzo como asentando terminos. – ¿Tu recuerdas que ayer estabas en una cafeteria tomando cafe con tu novia? O sea… ¿Conmigo? -, asevere brevemente con la cabeza. – Bien. Pues… ¿Te acuerdas que te empece a contar que estaba que saltaba de alegria porque habia conseguido que me aceptaran en una empresa mas representativa que en la que estaba? -.
– Si, claro que si, mujer -.
– No me interrumpas -, me increpo secamente. – Doy por hecho que te acuerdas, tonto ¿No ves que es una forma de hablar? -, desde luego a veces me trataba como a un memo, no lo puedo negar. Siguio contandome, y yo muy atento:
– Bueno, pues cuando te iba a dar la sorpresa, puesto que ya sabia que hoy tendrias esta reunion, de que se trataba de mi nueva empresa y que seria yo la persona que vendria, pues como no, como siempre haces "Don importante", me cortaste el roll…
– ¡Pero Marta! Como puedes deci… -, la interrumpi para explicarme.
– ¡¡Callate!! -, elevando aun mas su voz mientras daba un golpe en la mesa. – ¡Callate y escucha! -, me grito de nuevo. – … como me cortaste el rollo y no quisiste escucharme, ni me dejaste disfrutar de mi ilusion por contartelo como siempre haces, y te me pusiste a soltar una perorata que si tu trabajo, que si tu responsabilidad, que si bla, bla, bla… pues opte por callarme y que hoy lo vieras con tus propios ojos.
– Ahora… ¿Te ha quedado claro? Ya puedes hablar -, me aclaro por si acaso.
– Siii… claro que ahora ya lo entiendo Marta -, pero me quedaban puntos por resolver, y volvi a repetir una de mis anteriores preguntas. – Pero, dime… ¿Y por que me haces…?
– ¿Y por que te hago esto? -, se me adelanto a mi pregunta, cuando note que por fin retiraba su pie de mi entrepierna. ¡Que alivio senti! Aunque mi prominencia estaba tensa y dura como nunca. Yo estaba deseando llegase este momento para finalmente poder guardar mis atributos a buen recaudo y dejasen de ser mancillados asi, exhibiendolos como algo publico. Asi que lentamente, para no aumentar el sacrificio de mi dolorido miembro, comenze a colocarme comodamente en la silla para poder guardarmelo, mientras observaba como ella se levantaba, y rodeando lentamente la mesa, se acerco hasta mi. Yo la miraba cuan alta era, en tanto que mis manos seguian torpemente intentando ocultar mi vergüenza. Ella, plantada frente a mi, apoyo sus manos sobre sus caderas, que tras dejar caer el peso de su cuerpo sobre una pierna, adoptaron una forma muy sinuosa. Esa postura con los brazos en jarras, la daban un aire arrogante y altivo, y he de confesar que el verla asi, con esa pose, me intimido hasta el punto de temerla.
Mirandome fijamente, sin pestañear un apice, y sin dejarme adivinar lo que iba a hacer o decir, levanto rapidamente su mano derecha en el aire, propinandome una violenta bofetada en mi mejilla, volviendome la cara y casi haciendome caer del asiento.
– ¡¡¡Por ser un cerdo!!! -, me chillo.
Instintivamente lleve una mano a la mejilla y la otra a mi pene para acabar de guardarlo precipitadamente, mientras intentaba recomponerme en mi silla, pero sin apenas darme tiempo, alzo esta vez su mano izquierda y me sacudio otra aun mas violenta bofetada, que si hizo que me reclinara contra la silla de al lado, dejandome descompuesto.
– ¡¡No te la guardes, cochino!! -, con su voz estridente me escupio las palabras. – ¡¡Quiero que la dejes como esta!! ¡¡Quiero tu polla bien asomada, asi, toda tiesa!! -.
Ni siquiera me habia dado tiempo a intentar incorporarme, cuando me dio un manotazo en la mano con la que estaba intentando encerrar mi elemento, obligandome a soltarlo, mientras con su mano izquierda me agarro fuertemente por los pelos y me atrajo hacia ella. Asi cogido, apreto mi mejilla derecha contra su falda. Y manteniendo asi mi cara, pegada contra su cadera, me solto una tras otra varias bofetadas mas en mi mejilla izquierda, recriminandome mientras lo hacia:
– ¡Asi era como tenias tu polla bajo la mesa! ¡Toda empalmada por Sonia, mientras me tenias delante! -, me empujaba la cabeza hacia abajo para que mirase hacia mi miembro, mientras me regañaba de ese modo. – ¡Y asi de tiesa la tenias bajo tu pantalon cuando entraste en la sala, idiota! -. Volvio a tirar de mi pelo para obligarme a mirarla hacia arriba, y me estrello cuatro nuevas bofetadas empezando a dejar marcada mi mejilla que comenzaba a arderme.
– ¡Y tu, delante mio y con todo descaro, poniendo cara de gilipollas sin saberlo! ¿¡Verdad!? -, y seguian lloviendome bofetadas. Ya empezaba a notar cierto acorchamiento de mi mejilla izquierda sintiendola caliente, parecia que se habia cebado con ella. Solo acertaba a balbucear palabras sueltas, intentando defenderme de alguna forma, pero ella tenia mi cara bien apretada contra su falda sin dejarme mover, y sus continuas bofetadas me impedian componer frases enteras.
– ¡Y a ti bien que te gustaba, marrano! ¿¡Asi es como te gusta estar!? ¿¡Como un animal en celo enseñando su mierda de polla!?… ¡Eso es lo que eres! ¡Un puto perro! -, acentuaba sus palabras mientras me movia la cabeza, dandome tirones del pelo. Yo intentaba atinar a hablar, pero solo me salian pequeños balbuceos.
– Que pasa… ¿¡Es que aun quieres decir algo, idiota!? -, entonces paro un rato de zarandearme la cabeza, para cogerme con su mano derecha por la barbilla, haciendo que mi boca se estrujase. – A ver que tonterias me quieres decir… ¡Habla, inutil! -, me agito toda la cara con su mano.
– ¡Pero si es que no me dejas explicarte el motiv… ! -, me dio tiempo a empezar a decirla con desesperacion, porque me interrumpio con tres fuertes bofetadas que hicieron que mi cara se me estremeciese.
– ¡¡A mi no me alces la voz, imbecil!! -, y me sacudio otra vez de lleno en la mejilla. – Y ademas… ¿Sabes que?… que me vas a seguir tratando de usted. Un cerdo como tu debe dirigirse a mi con respeto, y me ha gustado que me trates como me merezco. ¿¡Que me ibas a decir!?
– Que si me permite, le dare la explicac…
Volvio a estrellar su mano contra mi ya dolorida mejilla. – ¡Callate!… Tu a mi no me vas a dar ninguna excusa. ¿Acaso eres tan estupido de pensar que te iba a creer? ¿Te entra eso en tu pequeño cerebro? jajajaja -, se rio burlandose de mi. – ¡Que idiota eres! Jajaja pero claro, que puedo esperar de un inutil, si solamente tienes una neurona y siempre dormida ¿eh? ¡Nada en absoluto! No tienes explicacion que me valga. Solo sabes comportarte como lo que eres, un perro rastrero y salido que solo obedece a sus instintos mas basicos, pensando con tu asquerosa polla porque no tienes otra cosa. Pero yo te voy a enseñar… a ti, y a tu ridicula polla -, y solto mi pelo al tiempo que me sacudia en la cabeza. Se dio la vuelta y rodeo la mesa para llegar hasta su bolso y coger un cigarrillo. Sin pensarmelo dos veces, me incorpore rapidamente emprendiendo camino hacia la puerta. Tenia que salir de alli como fuese, me daba igual como me vieran, pero necesitaba salir y normalizar mi desorientada cabeza. Mientras iba hacia la puerta, con un acertado movimiento consegui guardar mi pene dentro del pantalon. Ya casi estaba con mi mano en el pomo, cuando Marta me sorprendio y como si de una felina se tratase, me alcanzo.
– ¡Eeeeeeh! -, emitio este sonido mientras me atenazaba por el pelo, tirando hacia si. – No pensarias que te iba a dejar escapar ¿No? -, mientras me obligaba a girarme hacia ella. – Pero… ¿Donde esta tu polla, perro? -, se burlaba de mi en tanto me bajaba la cremallera de la bragueta. – Huuuummm… Aqui escondidita la tenias guarro, mirala que hinchada esta -, y me la saco bruscamente para apresarmela, y arrastrarme tras ella hacia la mesa asi cogido. Con todos sus dedos rodeando mi miembro, comenzo a mover su mano masturbandome y haciendo que mi pene se me dilatase aun mas. Aplico unos movimientos mas vigorosos… – Hummm… Mira que polla te estoy poniendo, imbecilito. Hace exactamente lo que me da la gana, pero… -, detuvo su mano y acerco su cara a mi miembro, demostrando observarlo con curiosidad. – … pero quiero ver ese capullo todavia mas hinchado, hum… no se… ¿A ver…? -, y sin esperarmelo, me dio una fuerte palmada en el pene, haciendo que pendulease arriba y abajo descontroladamente, y obligandome a encogerme de dolor. – ¡Pero si funciona! Jajajajaja ¡Se pone mas gorda! -, y me sacudio otro manotazo mas fuerte… y otro… ¡Uf!… y otro mas…
Como yo me encogia y no paraba de agitarme por el daño que me causaba, me cogio bien por el pelo, encorvo un poco mas su cuerpo, y continuo dandole palmadas una y otra vez, a izquierda y derecha, mientras miraba divertida como mi maltratado pene se meneaba de aqui para alla segun el antojo de su mano.
Cuando empece a notar que mis fuerzas debilitaban, afortunadamente paro. Sin soltarme del pelo, me acaricio suavemente mi miembro comprobando su estado…
Me lo manipulaba con delicadeza… me lo solto y extendio sus dedos. De este modo, con su mano abierta, la paso por debajo de el y lo dejo descansar sobre su palma. Lo miraba con deleite, como si estuviera orgullosa de como habia conseguido ponermelo, simplemente porque asi lo habia querido. Me lo frotaba por debajo levemente, y le daba golpecitos haciendo que subiera y bajase sobre su mano… como sopesandolo.
Repentinamente alzo su mano y le sacudio tal palmada que me hizo ver las estrellas a la vez que emiti un incontenible grito retorciendome de dolor sobre mi mismo, y mi pobre pene reboto varias veces por el tremendo manotazo. Me tuve que agachar para encontrar algo de alivio mientras me quejaba, pero Marta no me permitio estar asi. Obligandome por el pelo me hizo levantar y permanecer bien estirado. Me miraba a los ojos como si me los fuera a fulminar…
– ¿Que pasa?… ¿Te duele? -.
Hice un gesto con la cabeza, afirmando con ella.
– ¡¡Responde!! -, me grito a la vez que me propino un bofeton.
– … sssss… sss-ssssi… me duele -, apenas pude decir.
– ¡Pues jodete, imbecil! -, me chillo acercando mucho su cara a la mia. Me solto del pelo y simultaneamente se giro mientras apoyaba los brazos sobre sus caderas. Se quedo dandome la espalda:
– Desnudate -, pronuncio brevemente.
¿¡Pero como iba a desnudarme aqui!? Pense para mis adentros. La puerta estaba cerrada pero sin pestillo ¡No podia arriesgarme a que cualquiera entrase y me viese desnudo!
– ¡No me pida eso por favor! -, me arriesgue a suplicarla.
Se giro despacio, manteniendo la postura, y se aproximo…
– Mira, payaso… -, me dijo intentando permanecer serena. – … lo primero es que no te lo estoy pidiendo ¿Entiendes esto, idiotita?… te lo estoy mandando. Lo segundo, es que, como un animal salido que eres, tu debes estar desnudo ¿Te lo he dicho claramente, chucho? -, guardo un rato silencio, notandose que hacia esfuerzos para no alterarse. – Y tercero y ultimo, es que te lo voy a decir solo una vez mas… y pobre de ti si te lo tengo que volver a repetir.
Y poniendose con su cara casi pegando a la mia, estallo:
– ¡¡¡TE QUIERO DESNUDO!!!… ¡¡¡YA!!!
La verdad es que me dio miedo. Senti verdadero panico y me invadio tal sensacion de indefension y nerviosismo, que mis manos temblorosas se fueron por si solas a mi cinturon, empezando a desabrocharlo para dejar caer mis pantalones.
Me parecia algo surrealista. Ahi estaba yo, en la sala completamente desnudo y totalmente temprado, pero sobre todo, delante de mi novia. Era ella la que me estaba sometiendo a esta humillacion sin haberlo convenido. Yo nunca habia tenido tendencias sumisas. Mi caracter nunca habia sido docil… pero sin yo quererlo ni desearlo, ella me estaba doblegando, me estaba manejando. Y lo peor de todo era que me sentia, al menos ahora, incapaz de rebelarme. Marta me estaba anulando.
Viendome ahi de pie, desnudo y abatido, se acerco lentamente poniendose otra vez frente a mi. Me obligo a mirarla hacia arriba, a sus ojos. Me sacaba casi una cabeza y me sentia minimizado ante ella. Se separo un poco de mi, y miro hacia abajo:
– Vaya… ¡Como te he puesto tu ridicula polla! -, exclamo sonriendo. – Ahora si que parece un cacho de carne amorfa, jajajaja… ¡Asi me gusta! -.
Me la cogio con firmeza, y tiro de ella para acercarme mas a la mesa. Tiro hacia abajo y me hizo sentarme en una silla frente a la misma. Cuando me tuvo asi, empujo la silla para pegarme bien a la mesa y permanecio un rato detras de mi, en silencio. Senti sus manos que me las ponia sobre mi cabeza y empezo a pasar sus dedos por entre mi cabello, sin tirarme de el, acariciandomelo con detenimiento. Yo permanecia mudo y en vilo, en tensa espera sin saber que se la pasaba por su mente. Acelero el movimiento de sus manos haciendolo mas energico, enredandome el pelo. Y segun estaba asi se adelanto por mi lado derecho, levantando su esbelta pierna y pasandomela por encima de las mias, de tal forma que ahora se encontraba de pie entre la mesa y yo, con sus piernas a ambos lados de las mias y tan pegada a mi, que casi podia besar su faldita sin moverme.
Me solto y cogiendose su minifalda desde abajo se la levanto muy lentamente hasta recogerla en su cintura, dejando a mi vista y a escasos centimetros, la perturbadora imagen de su anhelado pubis, y a modo de segunda piel, adornado por una tanguita de gasa negra muy fina con delicadas y pequeñas florecitas bordadas en un tenue hilo burdeos, y un lacito del mismo color en su parte alta. Iba finamente ribeteada por un delgado encaje en un tono mas oscuro que las flores. Me quede hipnotizado por semejante vision, pero Marta acaparo mi atencion con su voz:
– Dime chucho… ¿Que ves? -.
La respondi sin retirar mi mirada de su magico triangulo:
– Su divino tesoro -.
– Jajajaja -, la divirtio mi respuesta viendo que me tenia totalmente embelesado. – No, gilipollas, jajaja -, continuo, – … eso que dices podria haber sido hace unos dias, pero hoy, y a partir de ahora, este sera para ti mi estandarte, mi emblema, es decir… ¡Mi coño! -, me cogio por el pelo, – ¡Miralo bien, cerdo! El sera el que te someta, el que te doblegue. El sera ante quien te humillaras y al que desearas, pero no podras tocarlo, haras lo que a el le de la gana. ¿¡Te has enterado!? -, y sin darme tiempo a responder, continuo, – Porque a partir de hoy, todas las tonterias y gilipolleces que digas o hagas me las pasare por MI COÑO. Y a ti te tratare como me salga del COÑO, y haras exclusivamente lo que se le antoje a MI COÑO, ¿¡Esta claro, estupido!? -.
Sin saber por que, yo tenia los ojos un poco vidriosos. Me encontraba muy nervioso, y solo pude afirmar con la cabeza. Ella parece que se quedo satisfecha, y adelantando mas su pubis hasta casi tocar mi cara, me pregunto mas sosegada:
– ¿Te gusta lo que ves? -.
– Si, me gusta mucho -.
– Besalo -.
No podia creerme lo que acababa de decir. Si su aroma me estaba embriagando tanto que ¡Estaba loco por comerselo! Acerque mis labios despacio, pero segun lo hacia, ella iba retirando su pubis, y me acercaba mas y seguia retirandose lentamente. ¿Pero a que jugaba? Me decidi entonces a adelantar rapidamente mi boca, pero para mi sorpresa ¡Me la paro de una sonora bofetada!
Con ojos interrogantes y sorprendidos, dirigi mi mirada hacia arriba.
– ¿Acaso no he hablado claro? ¡Te he dicho que me lo beses! -.
Volvi a dirigir mi boca hacia su tanguita, y cuando estaba a punto de rozarla… ¡Me sacudio otra buena bofetada! -, ya la mire confuso…
Ella me empujo la cabeza hacia abajo, al tiempo que me gritaba:
– ¿¡Eres subnormal o que!? ¡¡Besa mi coño de una puta vez!! -.
Todo nervioso, me apresure a besarselo, pero esta vez me detuvo el rostro con una fuerte bofetada en cada mejilla, que me lo hicieron retroceder. Aturdido como estaba, no acertaba a comprender.
Autor: chuchojuanito
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