Humillamos a nuestro papá 2

Pensó que era el hombre de la casa y terminó siendo la puta de sus hijos.
ACLARACIÓN. Mi nombre es Franco Alejandro, me dicen Ale.

Durante los siguientes días
coincidimos poco con mi padre. Viajaba mucho por trabajo y, cuando se iba, nos dejaba plata para que pidiéramos comida (éramos bastante vagos para la cocina).

Normalmente, cuando se iba, nos traíamos cada uno a alguna piba y se quedaba a dormir. Siempre sorteábamos quién se quedaba en la habitación de matrimonio.

El sábado me tocó a mi la habitación grande, y Laura se vino a cenar y a «ver una peli». Julio se trajo a otra «amiga» y estuvimos cenando los cuatro en el salón, jugando a juegos de mesa, bebiendo unas cervezas… Lo típico un sábado por la noche para cuatro adolescentes con una casa sola para ellos.

Cuando ya nos cansamos, nos fuimos cada uno con su respectiva a una habitación.

En mi caso, Laura me pidió ver una peli, por lo que nos desnudamos y empezamos a ver un bodrio de musical de amor de época que duraba más que un día sin pan. A los 10 minutos ya estaba acercando cebolleta a ver si cazaba la indirecta, pero estaba embobada con la película.

– basta Ale, estate quieto que estoy viendo la peli, si tenemos toda la noche – Decía Laura sin mover los ojos de la pantalla.

– bua, pero es que es muy aburrida… No queres que te haga un masajito, con aceite? – Le contesté, poniéndole ojitos y haciendo palpitar mi chota contra su pierna, soy un romántico, lo sé).

En ese momento, se abrió la puerta y apareció mi padre, con su maleta.

– ¿Qué haces acá? – Dijo mi padre, bastante sorprendido.

Laura se fue a levantar, pero se dió cuenta de que estaba desnuda, por lo que procedió a taparse. Yo, en cambio, me levanté con mi verga dura, sin importarme quién estuviera delante.

– Papá, veni conmigo un momento y hablamos. – Le dije pasándole el brazo por los hombros mientras le sacaba de la habitación.

Al salir, Julio ya estaba fuera, con un pantalón de fútbol que también dejaba intuir un choto bastante morcillón. Ya que le medía 20 cm.

– Pero vos no volvías mañana? – Preguntó Julio.

– Sí, pero se ha cancelado la reunión de hoy y hemos adelantado el vuelo. No se les ocurrió avisarme de que iban a usar la casa de hotel? – Dijo mi padre, forzando un poco su enfado, aunque se notaba impostado.

– Desde cuándo tenemos que darte explicaciones cuando no estás? Es más, por qué crees que debemos darte explicaciones ahora? Andate al sofá que hoy dormís alla, que nosotros vamos a darle utilidad a tu cama – Le contesté, empujándole amablemente hacia el salón.

Me di la vuelta y entré de nuevo en la habitación de matrimonio, en la que me encontré a Laura vestida y poniéndose los pendientes.

– A dónde vas? – Le dije totalmente sorprendido.

– A mi casa, nunca he pasado tanta vergüenza! – Gritó ella, un poco histérica. – Mañana hablamos – me dijo, apartándome para salir.

– Laura, no seas aguafiestas, que ya está arreglado. Dormimos acá que a mi padre le gusta ver la tele en el sofá hasta quedarse dormido. – dije.

Ella salió de la habitación justo a la vez que Ainhoa, la amiga de mi hermano, que debió pensar exactamente lo mismo que Laura. Mi hermano también le rogaba que no se fuera, pero ambas salieron juntas de casa, dejándonos con todas las ganas.

Cuando entramos al salón, mi padre estaba en pijama viendo la tele.

– papá, nos arruinaste el polvo – Dijo mi hermano, bastante enfadado.

– Lo siento hijos, no era mi intención – Contestó mi padre, bastante prudente.

– Me la bufa si lo era o no! Me voy a la cama porque no quiero decir nada de lo que luego me arrepienta! – Le grité mientras me daba la vuelta y me metía en mi habitación. Estaba muy enfadado y ya había olvidado hasta el calentón. Mi hermano vino detrás de mí y cerró la puerta de nuestro cuarto.

– Voy a dormir, que esta noche ya no la arregla nada. – Y apagamos la luz.

Al día siguiente, cuando nos despertamos, la casa estaba limpia y todo recogido. Teníamos el desayuno en la mesa con cereales, café, tostadas, tortitas y hasta churros con chocolate. Mi padre se lo estaba currando.

Mi hermano y yo nos sentamos en la mesa, y mi padre iba a hacer lo propio.

– Papá, qué haces? – Dijo Julio, riéndose.

– Pues sentarme a desayunar, qué pasa? – Contestó mi padre, entre sorprendido y sospechando por dónde iban los tiros.

– A ver, papi, anoche estaba bastante enfadado para decirte nada, preferí dormir antes que seguir el espectáculo. El desayuno que te has marcado está genial, te lo agradezco, pero vos vas a desayunarte la verga de tu hijo, que tengo los huevos cargaditos. – Y dicho esto, Julio se sacó la pija de 20 cm, se levantó y se la puso a mi padre en los labios. – dale, recuérdame cómo la chupas y luego ve metiéndote debajo de la mesa, mientras desayuno.

Mi padre abrió la lengua y mi hermano, se descapulló el choto y empezó a rozarlo con la lengua de mi padre. Cómo le iba el morbo al hijo de puta.

– dale papá, cómele el churro a Julito, espera, que te doy chocolate – Comenté mientras me levantaba con el vaso de chocolate. Metí el glande de mi hermano hasta que salió negro y dije: – dale, acá tienes tu churro – Y solté una carcajada.

Mi padre se metió la punta en la boca y lo limpió a conciencia.

– uff papá, esto por qué no lo hemos hecho siempre? – Cuando estaba así, humillado por sus hijos, mi padre apenas hablaba, pero sorprendentemente obedecía en todo.

– Ay, qué gustito, dale arrodíllate y termina tu desayuno – Dijo Julio, cogiéndole la cabeza y arcándole el ritmo de la chupada. Se le veía muy caliente y sólo miraba cómo su verga entraba y salía de la boca de nuestro padre, rojo como un tomate.

Yo estaba que hervía y prefería mirar la escena, por lo que me saqué la pija de 22 cm y empecé a pajearme como si viera una película porno. Miré el culo de mi padre, pero no soy gay y me da bastante asco, ni siquiera es una fantasía hacerlo, así que esa idea se me quitó de la cabeza.

Además, una cosa es que mi padre nos ayude con alguna chupada y otra cojer con él.

Mi padre no se sacaba el pijon de Julio de la boca (tampoco él le hubiera dejado) y yo estaba a punto de correrme, por lo que dije: – Papá, me voy a correr en la pija de Julio mientras vos me la comes como si fuera una armónica, ¿Te apetece, Julito? – Dije mirándole.

– si hermano, qué morbo! Es una puta mariconada, pero quiero ver luego a papá limpiándomela, veni, dale! – Dijo empujando la cabeza de nuestro padre para sacarle la pija.

– dale papá, sin manos eh? así que tienes que mover la cabeza rápido – Le dije, moviéndosela yo al principio. Mi padre apretaba con sus labios en el tronco de mi verga, por lo que el pellejo subía y bajaba (o, más bien, iba hacia delante y hacia atrás) con la pija de Julio debajo.

Llegó un momento que mientras mi padre me la chupaba así, mi glande se frotaba con el de Julio (la punta, al menos), por lo que me daba un placer añadido.

– Bufff sigue sigue, esto es la gloria, Julio hermanito prepárate que te lleno de leche la verga. Uoohhhh síiii chúpamela puto de mierda, dale papá, sigue, sigue!!!! – Y empecé a soltar lechazos que salieron disparados y llenaron, no sólo el pijon de Julio, sino también su remera y su mano.

– uy Ale, qué puto asco! – Dijo llevando su mano a la boca de mi padre. – Toma, papá, chupame la mano que este es un cerdo.

– Espera hermano , que mi leche sigue saliendo, que me la chupe hasta que termine! – Dije agarrando su cabeza y metiéndole la pija entera hasta la garganta.

Julio le dejó chupármela 30 segundos porque de su pija goteaba mi semen. – Papá, deja ya a Ale que nos ha interrumpido, ahora te toca limpiar mi chora. Quiero que te la metas hasta la garganta, y la vayas sacando poco a poco pasando la lengua por todo el choto. Cuando llegues al capullo, céntrate en él y sacas la pija limpia. Muerde un poquito si lo has entendido – Dijo cogiendo su cabeza. – Ouch! Sí, lo ha entendido – Sonrió, mirándome.

Se sentó en la silla y dejó a mi padre hacer, pero la tercera vez que se la metió en la boca le empujó contra su pija, diciendo: – Ale, hermano, me estoy corriendo en la garganta de tu padre, mira cómo traga!!!! – Y se puso a hacer como si se garchara su garganta.

Yo ya estaba desayunando, cuando Julio se la sacó de la boca y empezó a comer también. Mi padre se levantó y Julio le dijo: – te gusto puto?…

Desayunamos tranquilamente y mi padre se fue a deshacer su valija.

Ese día le dejamos un poco en paz.

El lunes, llamaron a la puerta a media tarde. Era nuestro primo Borja, hijo del hermano mayor de mi padre. Borja era delgado pero llamaba mucho la atención. No tenía grandes músculos, pero sí muy definidos y triunfaba bastante, la verdad.

– Borjita, Qué pasa??? – Dije, dándole un abrazo y un beso.

– nada, que mi padre se ha pirado de viaje y, como la última vez me vio que hice una fiestecilla, me ha mandado para acá, no les ha dicho nada el tío Ramón (que así se llamaba mi padre)? –

– Ah, no no, no nos ha dicho nada, pero ahora le decimos que te prepare la cama en nuestro cuarto! ¿Cuánto te quedas? – Dije, contento por tenerle en casa.

– Hasta el domingo – Contestó, mientras entraba.

CONTINUARÁ…

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