Humillamos a nuestro papá 4
Mi papá, la puta de la familia .
Nota: Gracias a todos por los comentarios, así me dan más ganas de seguir escribiendo.
Continuamos con la historia donde lo dejamos…
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Me desperté con un ruido extraño. Cuando abrí los ojos, la puerta estaba entreabierta, por lo que se veía un poco lo que pasaba. La imagen era tremenda: Mi primo estaba tumbado en su cama con las manos cruzadas detrás de su cabeza. Mi padre estaba cabalgando sobre su pija, totalmente ensartado por éste. Delante de mi padre, de pie, estaba mi hermano, cojiendose su boca como nunca antes lo había hecho.
– Vamos tío Ramón, sigue cabalgando, que ha costado metértela pero mira ahora cómo entra pedazo de puto- Bufaba Borja. No le veía la cara, pero intuía que estaba riéndose, por el tono de voz.
– Buff, papá así, abre más la boca que quiero que me la comas con la garganta, uff sigue así! – Le decía mi hermano, que parecía que le quedaba poco para terminar.
Mi pija estaba como una piedra, pero ya estaba así de antes. No me gustaba lo que estaban haciéndole a mi padre.
– ¿Qué mierda hacen? Esto ya es pasarse! – Dije, levantándome y poniéndome delante de ellos.
– eyyy Ale, qué susto me has dado! – Dijo Julio, riéndose. – Anda, callate que papá tiene las manos libres, pídele que te haga una paja y te dejo que te corras en su boca – Comentó, cogiendo la mano de mi padre y poniéndola en mi choto duro, por encima del boxer.
– basta julio que hablo en serio! Papá no es gay, no deberías estar cojiendo con él. Chupar pija es una cosa, y hace gracia. Lo hace por nosotros. Pero Julio, ni a tí ni a mí se nos ocurriría cojerlo, ¿vamos a permitir que lo haga Borja? – Dije, bastante enojado.
– Ale, estoy aquí, no hables como si no estuviera! – Dijo, agarrando fuerte las caderas a mi padre y dándole más duro. La pija se le metía hasta las entrañas.
– sí Borja, te has pasado, creo que es mejor que dejes a mi padre y te vayas esta tarde a tu casa – Le dije, mirándole directamente.
– Buaaaaahhhhhhh – Gritó el hijo de puta, se estaba corriendo en el puto culo de mi padre mientras yo le gritaba – No pares tío, que ahora entra mejor – Dijo mirándome a los ojos, retándome.
– Papá, papá, me corro, chupa el glande, rápido, así así -gritó mi hermano, agarrando a mi padre de la barbilla y echándole toda la leche en la boca con una delicadeza que casi hace que me corra del morbo.
– Uff que hijos de puta que son – Dije sacándome el rabo – Papá, no te la tragues, chúpamela que me corro rápido.
Mi padre se metió mi vergon en la boca y me apretó los huevos. Instantáneamente noté la leche caliente de mi hermano a la vez que mi padre rozaba mi glande con la lengua. Al tercer lametón me corrí directamente en su garganta. – Ohhh papá, qué bien la chupas. Trága puto, lame y límpiamela – Le dije, a lo que obedeció, como siempre.
Cuando se levantó del choto de mi primo, éste le hizo chupársela hasta que se la dejó reluciente. Luego, mi padre salió del dormitorio y se metió en el baño.
Nos quedamos los tres con una sensación extraña, mirándonos aunque con una medio sonrisa en la cara.
– A ver, no se nos puede ir esto de las manos. Es mi padre, no una puta cualquiera, así que tendremos que poner unas normas. – dije. Yo era el mayor, tenía que poner cordura en este sin sentido que habíamos creado (todo empezó por mi culpa, por lo que me sentía obligado a poner una especie de freno).
– Ale, eres muy cortarrollos. ¿No puedes disfrutar de lo que tienes en casa? – Dijo Borja, poniéndose el boxer. – A mí me queda aquí una semana, y no pienso dejar que pase un día sin correrme, mínimo 3 veces, y hacer que tu padre se lo coma. Al fin y al cabo, son los hijos de su sobrino.
– Ale, Borja tiene razón. A ver, yo no pienso cojerme a papá, pero también quiero correrme todos los días en su boca. No voy a renunciar a eso. – Contestó Julio, cuya pija se estaba poniendo morcillón otra vez.
– Basta Julio, guárdate ya eso y deja a papá descansar, que le acaban de romper bien el culo. Y encima ha sido su sobrino. – Dije, poniéndole mala cara a Borja, que sonrió.
– Bueno, a ver qué les parece, yo ya me lo he cojido, así que no voy a traspasar ninguna línea si vuelvo a hacerlo. Desde ahora, para no abusar, cada vez que queramos usar a al marica de su padre le preguntaremos antes que qué opina. Hasta que no conteste, no podremos hacer nada. – Propuso Borja, cosa que me sorprendió bastante gratamente.
– Me parece buena idea Borja, muchas gracias – Le dije, sinceramente.
Cuando fuimos a la cocina, ya teníamos el desayuno preparado para los tres (creo que mi padre ya ni intentaba comer con nosotros porque siempre terminaba con un choto en la boca, o dos… o tres).
Luego nos fuimos a clase y nuestro día transcurrió con bastante normalidad. Quedamos Julio y yo con Borja para volver a casa y entramos los tres juntos, riéndonos.
Nada más llegar, mi primo soltó su mochila y gritó: – Tío Ramón, ¿te apetece comerme la pija mientras como lo que hayas preparado? – Y nos miró como diciendo «me pido primer!»
Mi padre no contestó nada, entramos a la cocina y tenía la cabeza gacha, pero no hablaba.
Borja se le acercó, le levantó la cabeza, le metió un cachetazo para hacer que le mirara y dijo: – Tío Ramón, te he hecho una pregunta, sé educado y responde: ¿Te apetece que el macho de tu sobrinito te meta el vergon en la boca hasta que me corra en tu garganta? – Su mirada era totalmente inquisidora. No había pensado yo en esto cuando pusimos la norma. Era una humillación mucho pero que pedirle que lo hiciera y dejarle.
– Sss… sí, claro Borja – contestó mi padre, titubeando.
– Así me gusta, vení, métete debajo de la mesa – Dijo, sentándose y bajándose los pantalones.
Comimos con mi primo bufando y dándole instrucciones a mi padre, lo que hacía que mi hermano y yo nos mirásemos, con cierta envidia. El cabrón alargó la mamada hasta que los tres hubimos terminado de comer.
– Tío Ramón, va mi leche, échatela en la mano y cuando acabe te metes mi pija en la boca hasta que salga la última gota – Y se puso a gemir mirándonos y haciéndonos un gesto como que ya se la estaba limpiando.
– Uff, papá, me toca, pajéame con la leche de Borja y cuando se seque, ponte a comérmela! – Se apresuró a decir Julio. Otro que se me adelantaba.
Yo me fui de la cocina, tenía sentimientos encontrados y no quería que el calentón me nublara la mente. Mi padre se merecía un regalo por lo que estaba pasando por mi culpa.
Esa tarde, cuando mi hermano y Borja jugaban a la consola en mi habitación, fui a hablar con mi padre:
– Papá, agarra las llaves del coche y ven conmigo, que tengo una sorpresa. – Le dije.
– A dónde vamos? – Me dijo, con cierto temor.
– No te preocupes, te va a gustar, vamos.
Le di las indicaciones oportunas hasta que llegamos al club Rosas de Carretera, un sitio de putas que había a las afueras de mi ciudad. Mi padre me miraba extrañado.
– Papá, llevas varios días haciendo que estemos agusto en casa, te mereces desfogar – Le dije, pasándole un brazo por los hombros y dándole un principio de abrazo.
Entramos en el club y pedimos una prostituta para los dos. Era rubia, con unas tetas más grandes que mi mano, ojos oscuros y un cuerpo de infarto. Nos miraba fijamente, sabiendo perfectamente lo que hacía.
Cuando llegamos a la habitación dijo: – Por quién empezamos?
– Aquí sólo va a cojer mi padre, a mí, como mucho, me la chupas que no quiero oirte – Le dije, con algo de desprecio. – Dale papá, dale duro.
Me senté en la almohada de la cama, la puta se puso a 4 patas y se metió mi polla en la boca, y mi padre se desnudó, se sacó un rabo bastante grande mirando al techo y directamente se la metió.
Se la cojia con ritmo, me estaba dejando loco, pero con el vaiven de su follada, la mamada estaba siendo pésima.
– Dios, chupa mejor que esto es una mierda -Le dije claramente.
Se la saqué de la boca y me puse de pie. – Mira cómo se chupa una polla. Vamos papá, enséñale a esta puta cómo se la chupas a tu hijo – Le dije, metiéndole la chota hasta la garganta. Esto sí era una mamada.
La puta no lo podía creer. Se dio la vuelta, poniéndose boca arriba, para poder ver a mi padre follándosela con el choto de su hijo en la boca.
– Vamos papá, dale duro, dale, dale – El mismo ritmo de su cojida era el que empecé a imitar yo en su boca, por lo que la corrida era inminente. – Ohhh papá, preña a esa puta y cómemela hasta el fondo que vienen tus nietos!!!!!
Mi padre empezó a bufar con mi pija en la boca. Nos corrimos los 3 a la vez, creo que a la puta le estaba poniendo cachonda la situación, porque no dejaba de moverse mientras mi padre se corría en su concha.
– ufff qué corrida te has tragado papi, mejor que en casa! – Le dije sonriendo, mientras le pasaba el choto por la lengua. – Y tú, arrodíllate y límpiale la polla a mi padre, no ves que le está goteando semen? – Le dije a la puta.
Ella se arrodilló se la chupó con ganas, mientras mi padre le empujaba la cabeza. Nunca hubiera pensado que el sumiso de mi padre se cojia así a las putas.
– Gracias hijo – Me dijo, aliviado.
Cuando llegamos a casa estaban todos durmiendo.
Así terminó el segundo día de Borja en casa.
Los siguientes tres días mi padre siempre intentaba estar cerca de mi. Julio y Borja no dejaban de hacerle preguntas para humillarle: – Tío Ramón, mi verga hoy pide culo, te apetece que te empale? – Le dijo Borja un día, mientras mi padre preparaba la cena.
Como mi padre ya sabía que tenía que contestar, le dijo: – Claro Borja, pero ten cuidado que estoy cocinando.
Mi primo cogió el aceite de oliva y se huntó tanto su pija como el culo de mi padre. Se la metió despacio para que mi padre pudiera seguir cocinando, y empezó a bombear con ritmo. Se corrió en un plato en el que hizo a su tío echar la comida que éste se iba a comer.
Cuando nos sentamos a cenar, no paraba de preguntarle a mi padre: – Está rica la cena, tío? Moja un poco de pan, que he preparado la salsa sólo para ti – Y se reía, chocándole la mano a mi hermano.
Con varias situaciones como esta llegó el viernes.
– Tío Ramón, me ha dicho mi padre que me lleves a casa, que ya ha llegado. Fran, Ale, vienen y cenamos todos con mi padre?
CONTINUARÁ…
mi telegram: @alee1681
Uufff.. que rica paja me he hecho 💧😋