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Dominación Hombres, Heterosexual, Infidelidad

Infidelidad: En búsqueda de la redención.

Historia larga de un matrimonio que afronta la infidelidad y su posible redención..

Infidelidad.

Lo que estás a punto de leer es el primer capítulo de una especie de novela erótica, si lo que buscas es morbo intenso, no lo vas a encontrar aquí, al menos no ahora.
Guiado por todas las historias de Reddit, mis dedos narran la vida de un matrimonio que afronta la redención de una infidelidad.
Acompáñame en esta aventura de ficción con momentos de sexo explícito, sirvete una taza de café, prende un cigarro y disfruta de la historia.

¿Has escuchado las etapas de un infiel cuando lo descubren?

Van desde ser su carcelero.

Te daré acceso total a todas mis cuentas y contraseñas.

Tendrás mi ubicación 24/7.

Nunca jamás saldré sin tí a ningún lado.

Pasan por la búsqueda de redención

Hagamos consejería matrimonial.

Cortaré todo contacto con él.

Renunciaré a mi trabajo.

Apelan al amor que uno siente por ellos.

Te juro que era solo sexo, él no significó nada.

No te amo menos, lo que pasó no cambia lo que siento por tí.

Eres él único que me importa, porque te amo.

Algunos son más cínicos y buscan minimizar la infidelidad o transformarla en un accidente.

Fue un error, no lo volveré a hacer.

No es personal, es solo que necesitaba algo diferente.

Estabas distante y él estaba ahí.

Los más osados culpan al cónyuge traicionado.

Me descuidaste, trabajas todo el tiempo.

Es tú culpa por no estar emocionalmente accesible.

Tú también has cometido errores.

Finalmente, cuando ven que el matrimonio se acaba pasan a la oferta, al control de daños, en esta parte tu cónyuge sacará las uñas y amenazará con destruir al sentirse acorralado, o, intentarán técnicas de recuperación bastante extravagantes.

Lo recomendable es mantenerse firme y seguir adelante con la separación en caso de no poder perdonar, porque si perdonas corres el riesgo de que se cumpla la frase, una vez infiel, para siempre infiel.

Pero, te has preguntado ¿Cómo sería aceptar las ofertas? Nunca entendí bien el tema de la infidelidad hasta que me tocó vivirla en carne propia.

Mi esposa me fue infiel con tres hombres a la vez en diferentes periodos, primero con su mejor amigo, un tipo que conoce desde la secundaria por el cuál nunca sintió nada hasta que un día simplemente pasó, se acostó con este idiota por 4 años consecutivos.

El segundo imbécil con el cuál me engañó fue uno de sus amigos del gimnasio, este “folla amigo” un tipo fornido y guapito se estuvo tirando a mi esposa por 1 año hasta que se fue de la ciudad por meterse con la esposa del hombre equivocado, debo decir con vergüenza que no fui yo.

La última de sus conquistas fué mi mejor amigo, o debo decir, ex mejor amigo, está relación duró 2 años hasta que lo descubrí todo.

Además, como si eso no fuera suficiente, hay una lista de 8 amantes esporádicos con los que sostuvo 1 o 2 encuentros.

Si te lo preguntas, sí, tuvo dos y tres amantes simultáneos, ahora, ¿Cómo lo descubrí? Bendito WhatsApp.

Mi esposa es versada en la tecnología, entiende bien todos los temas, por eso no sé cómo no se dió cuenta.

Sus respaldos de WhatsApp se hacían todos los miércoles a las 5 de la mañana en una cuenta de Google familiar que yo configuré, ella lo sabía, por eso, al día de hoy me sigo sorprendiendo como pasaron las cosas. Un cambio de celular, un chip de respaldo y sin buscarlo, accedí a todas las conversaciones, fotos y vídeos “eliminados”.

Ardió Troya, los cimientos de nuestro matrimonio hechos cenizas, mi hombría hecha pedazos, mi confianza fulminada ¿Autoestima? Desapareció.

Podría perder tiempo en explicarles como me sentí, pero voy a resumir diciendo que deseaba morir, la puta peor parte es que a pesar de todo el daño que me hizo, aún la amaba.

Sabía que debía separarme de ella, la razón, familia, amigos y terapeuta me lo decían, pero, como dije antes, en ese momento en que ven todo perdido algunas personas abren la boca para hacer ofertas extravagantes.

Ea (esposa): Te ofrezco una relación abierta de tu lado, la libertad de estar con quién tú quieras, las veces que quieras, el tiempo que quieras, control total financiero y de mi persona 24/7.

Mi alma flaqueó ante la tentación, la libertad de hacer eso que todos los hombres deseamos pero luchamos con vehemencia con la convicción de amar a nuestra pareja y no estar con nadie más. Yo soy aquel que aceptó, yo soy el hombre que renunció a la monogamia y abrazó la poligamia como su nueva forma de vida en la búsqueda de venganza disfrazada de amor, me transformé en un carcelero, un cacique y un cornudo hijo de puta.

Si te preguntas por qué acepté, bueno, creo fué porque la amaba, la sigo amando, pero detrás de este amor se esconde una sombra de venganza que me cuesta trabajo aceptar, deseo personal de estar con más mujeres y los celos que han consumido la vida de mi esposa los últimos 4 años, en caso de que te lo preguntes, llevamos 13 años juntos, desde los 18 ni más ni menos.

A cambió de quedarme, entregó su libertad y posibilidad de tener nuevos amantes o recurrir a los mismos transformandome en su carcelero, obtuve el control total de nuestras finanzas y me dió la posibilidad de tener todas las mujeres que quiera, sin límite, porque así lo estipulé, era eso o el divorcio.

Su miedo a perderme la orilló a aceptar a cambio de dos condiciones, la primera fue que no tendría hijos con ninguna mujer, solo con ella, ese punto me molestó, así que para agregar más sal a la herida le dejé claro que aún siendo su carcelero le pediría pruebas de paternidad, esa fue la primera vez que mi lado sádico afloró, su rostro desfigurado por la vergüenza y aflicción causada por mis palabras dio pasó a la segunda cosa, asistiremos a consejería matrimonial porque no podíamos seguir si todo el tiempo me la pasaba haciéndole daño. Con toda la carga y desgaste emocional que eso implica, acepté.

Antes de que me juzgues, quiero explicar lo siguiente. Los infieles dicen que sus encuentros no significaron nada, que solo te aman a tí, o eso me dijo el terapeuta, en mi caso, ella repitió esas palabras, “Nunca dejé de amarte” y puedo decir que me consta, como mencioné, tuve acceso a cuatro años de conversaciones, fotos y vídeos que obviamente respaldé y aún tengo en mi poder, tal vez sea masoquista pues elprimer mes me tomé mi tiempo en revisar sus conversaciones y descubrí que “siempre pensó en mí”, fue agridulce ver que me defendía con fiereza en las conversaciones con sus amantes, los tres intentaron llevar la relación a un juego de humillación y ella siempre los detuvo.

Alguien me dijo que podría ser una burla, pero a los tres les dejó bastante en claro que ellos eran algo pasajero, relaciones infructíferas que no pasarían del sexo prohibido con condón, les dejó en claro una y otra vez que yo era el amor de su vida y él único hombre que podía tenerla sin barreras, además de ser siempre prioridad. A ellos les cancelaba si surgía algo entre nosotros, una salida, alguna reunión, si me sentía mal, siempre fui la prioridad. Me causa gracia que a muchos esposos le tocan los llamados sloppy seconds, en mi caso, fue al revés.

Con ellos no había besos, no había oral de su parte, aunque ella se los exigía, siempre tuvo la precaución de usar condón, jamás les permitió el anal, nunca los trajo a casa, sus encuentros eran salvajes, “rápidines” en los lugares más arriesgados para incrementar la adrenalina, encuentros fugases de 15 a 25 minutos en los que tener el mayor número de orgasmos era el principal objetivo para ella.

En pocas palabras, ellos tenían las sobras, me dió gracia, si, gracia, leer como los ponía en su lugar y los amenazaba con terminar la relación si se ponían pendejos al exigir más, los tres idiotas aceptaban maravillados con su cuerpo al que tenían acceso 1 o 2 veces por semana. Algo que me puso a mil fue leer entradas de un chat donde solo participaba ella.

Ese chat era una bitácora de sus encuentros con fecha, nombre y lugar, los calificaba con base en su desempeño, narraba sus reuniones con lujo de detalle, describía el tipo de orgasmo que experimentaba con ellos y lo más importante, se lamentaba no poder tener eso conmigo.

Si, si, si, ya lo sé, soy un imbécil, un poco hombre que está justificando la infidelidad y se está tragando el orgullo aceptando tremendos cuernos en la mollera, pero ¿Qué se le va a hacer? Amo a esa mujer, ella había sido mi primera y única experiencia.

Cómo sea, cuando me hizo la propuesta algo en mí cambió, mi esposa es una mestiza hermosa, la conocía los 17 y ya era activa sexualmente, para cuando formalizamos lo nuestro ella ya había estado con 5 hombres, incluido el ex, no sé cómo era su vagina virgen, tampoco noté diferencia en los años que me fue infiel, el agarre, humedad y ganas eran las mismas, así qué, motivado por la curiosidad de probar otras vaginas decidí poner en pausa el proceso de divorcio para ir con un terapeuta especializado en relaciones abiertas con la intención de prepararnos para lo que venía, era un grito desesperado de ayuda antes de la tormenta, porque ella sabía que dolería.

En las sesiones incluso el terapeuta dejó en claro que nuestro concepto de matrimonio abierto era una pésima idea, particularmente porque ella es la mujer más celosa y posesiva del planeta, antes de descubrir la infidelidad presumía con orgullo que su hombre no conocía otra mujer que no fuera ella, contra todo pronóstico se rehusó a ceder, dijo estar dispuesta a seguir con el acuerdo hasta el final.

De esas sesiones de terapia consiguió que dejara los comentarios pasivo agresivos y aprendí que va a vivir arrepentida el resto de su vida, aún hoy, 7 años después, se despierta a media noche con pesadillas del día en que la confronté con las evidencias y mi rostro desencajado por el dolor y los ojos rojos transformados en un manantial de lágrimas.

Ahora que ya tienen un contexto de las cosas les voy a comentar como fue el proceso de readaptación como pareja. Inició tres meses después del día D, el día que regresó a casa para darle a nuestro matrimonio una segunda oportunidad, porque la mandé con sus padres por tres meses.

Antes de salir corriendo a buscar otras mujeres, debíamos trabajar en lo nuestro por recomendación de ambos terapeutas (el mío y el especialista en relaciones abiertas).

Esa noche dormimos en la misma cama, no hubo sexo, solo la “calma” de saber que la persona que amas duerme de nuevo a tu lado. Para ese momento tenía acceso total a su celular, ubicación, estados de cuenta, las cuentas conjuntas y todo, absolutamente todo, no había forma en que ella se tirara un pedo sin que yo me diera cuenta.

Estipulamos que su regreso sería un sábado por la noche para despertar a su lado sin la presión de ir a trabajar para ninguno de los dos, no existe una sensación más hermosa que abrir los ojos, girarte y ver a la persona que amas despertar, regalarte una sonrisa, dar los buenos días, esa aparente normalidad de un matrimonio.

Toque su rostro con ternura, le dije “te amo”, me correspondió, dejamos las cosas fluir con naturalidad, resultó extremadamente fácil pues nuestros cuerpos se reconocieron instintivamente, tres meses de sequía para ambos era demasiado tiempo, hicimos el amor con la intensidad de nuestros días de novios, antes de las infidelidades, cuando eramos solo nosotros dos, mi pene entrando con fuerza por su empapada vagina, gemidos, caricias, chupetes que marcan territorio, uñas que se clavan dejando evidencia del título de propiedad, misionero, flor de loto, vaquera, pretzel, piernas al hombro, en esos momentos de pasión redescubrí a mi esposa, era la misma de siempre, su mismo aroma, los mismos gemidos, el mismo sabor, la misma abundante humedad, la misma belleza, la misma entrega y porqué no decirlo, el mismo agarre vaginal.

No obstante, pese a todas las similitudes había algo diferente, se había liberado ese lado salvaje que no había visto nunca, esa búsqueda desesperada del placer que veía en los videos que filmaba con sus amantes. Nuestra intimidad siempre fue buena, puedo asegurarles que tenía orgasmos, los squirts obtenidos son la prueba de eso, pero esa mañana a tres meses del día D, mi esposa era otra.

Las mismas muecas, las mismas contorsiones, la misma forma de aferrarse, los mismos dulces gemidos, las mismas contracciones, y sin embargo, era todo tan distinto, era como la mujer de esos vídeos, la mujer que veía tener sexo con sus amantes, esa búsqueda desesperada de un placer intenso.

Enfurecido de saber que había un lado de ella que se me había privado arremetí con furia contra su maltrecha vagina, abrió los ojos como platos sorprendida por el cambio de ritmo, ahora yo era como sus amantes, esos hombres desinteresados en darle amor y concentrado únicamente en su propio placer, ahora ella descubriría un lado de mi que ni yo sabía que tenía.

Entre gemidos de dolor y placer intentó detenerme “para… no me gusta así… por favor…” en medio de súplicas sus gemidos no paraban, más importante, la humedad de su vagina me decía lo mucho que le gustaba, era como fusionar a mi amada y tierna esposa con esa mujer egoísta que me fue infiel dando como resultado una mujer con un tipo de lujuria y deseo muy específico, uno salvaje pero con amor.

Protestado si, perose quedaba quieta, flojita y cooperando, le hice el amor con aparente indiferencia, la misma indiferencia de sus amantes, la hice mía con pasión, con fuerza, dejé fluir la frustración y enojo en forma de palabras que salieron del alma, la llame puta, cualquiera, ramera, zorra, meretriz, a medida que la frustración era liberada fuí subiendo la apuesta hasta llegar a lo físic,  la escupí, ahorque, use la fuerza para dejar mis manos marcadas en todo su cuerpo, la abofeteé, ella lloraba o debo decir berreaba en una mezcla de dolor, vergüenza y mucho placer.

La intimidad no perdió el amor, sólo se tornó más oscura y salvaje, era la fusión de nuestra vida sexual armoniosa ahora con nuevos matices.

Venirme dentro de ella en medio de protestas me dio una sensación de poder y control que nunca había experimentado. La dejé tirada en la cama con las piernas abiertas, escurriendo mi semen en un hermoso cream pie. Fue liberador saber que yo podía darle lo que ellos le daban con pasos extra, saber que podía tenerla a toda ella de formas que nunca nadie podría, me hizo sentie más hombre que todos ellos juntos, sentí recuperar mi hombría después de haber sido emasculado.

Ella sonreía empapada en sudor, respiraba agitada recuperando su ritmo después de la monumental, enérgica y salvaje cogida que nos dimos. Mi antiguo yo se habría acurrucado a su lado para colmarla de mimos, mi nuevo yo, ese que la reclama como mía la sacó del trance con una contundente nalgada que trono causando eco en todo el cuarto.

Eo (esposo): Tengo hambre, ¡Haz el desayuno!

La pobre brincó de la cama sorprendida, primero por el dolor y después por la órden.

Ea: Debo darme una ducha primero.

Eo: No es necesario, te voy a volver a coger en un rato, apurate, quiero algo ligero.

Sonrojada por la vergüenza, sorpresa y el susto que le dió gusto, bajó a cocinar.

Hay algo muy peculiar en mi esposa, cuando hacíamos el amor se notaba en su andar, se paseaba por la casa tarareando love of my life de Queen, nuestra canción, se paseaba feliz, plena, esa mañana la encontré así, tarareando con un mandil puesto exponiendo su hermoso trasero con mi mano bien marcada en un rojo vivo. Sonreí al verla así, bien cojida, la observé desde el marco de la puerta, aproveché que estaba muy metida en lo suyo, lo suficiente para no notar mi presencia, para tomar un momento y recapitular, recordé una entrada en su diario, un lunes que surgió algo del trabajo.

Ea: Hoy le ha surgido algo a mi esposo, un tema con una junta sobre plazos de pagos, el pobre siempre se estresa con esas reuniones. Mañana por la mañana le voy a hacer el amor, lo voy a dejar sin una sola gota de leche, usaré mi boca y manos para darle uno de esos servicios orales con masaje incluído que tanto le gustan.

Pero eso será mañana, hoy veré a músculos (amante del gimnasio) y después a ex (ex novio) tengo tiempo suficiente para enredarme con ambos.

Hoy fue un día muy productivo, el sexo con músculos fue satisfactorio como siempre, me encanta como su pene, grande y grueso separa mis labios, de nuevo intentó convencerme de hacerlo sin condón, no había de su tamaño dijo, por suerte siempre tengo algunos de repuesto.

He tenido 3 orgasmos con él, me parece sorprendente que mi esposo no note la diferencia, a veces me preocupa que me deje muy estirada y no sienta lo mismo.

Cómo siempre, su punto clave es la fuerza, me desliza sobre su pene como si fuera una muñeca de trapo facilitando las cosas, lo único que tengo que hacer es concentrarme en el placer.

Su punto débil es la falta de creatividad, siempre es lo mismo, hemos intentado otras cosas, le he dado la libertad de tomarme de formas diferentes y siempre hace lo mismo, meter y sacar su pene creyendo que por grande me da más placer.

Al menos es eficiente, mientras cumpla con su propósito seguirá teniendo acceso a mi cuerpo, aunque a decir verdad, no creo que duremos mucho, comienzo a aburrirme y el tipo se mete con otras mujeres casadas, eso es peligroso.

Mi encuentro con Ex fue justamente lo que esperaba, es un amante competente y muy confiable, no notó nada raro, incluso llegó a decir que soy tan estrecha como siempre.

Si no fuera porque es un imbécil aún seguiría con él, sabe dónde tocar, cómo moverse, las posiciones que más me gustan, tiene el pene más pequeño de todos, aún así me da más orgasmos que nadie.

6 liberadores orgasmos en 30 minutos, nada de squirt, aún no entiendo por qué no lo consigo, aunque, menos mal, sería un problema dejar su carro oliendo a fluidos.

Su punto clave es la creatividad y habilidad, cuando estoy con él me dejó hacer, debe ser nuestra experiencia previa.

Hasta ahora no ha hecho ninguna estupidez y me divierto bastante cuando estamos juntos, seguiremos viéndonos mientras se mantenga con ese ritmo.

Eo llegó bastante tarde a casa, no sé si sea prudente despertarlo temprano, ni para sexo, luce agotado y tiene jaqueca. Opté por un masaje de hombros y rascarle la cabeza para que se durmiera, pobre, a veces me gustaría que cambiará de empleo.

Desperté a las 5 de la mañana, Eo me abraza como cucharita, amo despertar así a su lado.

Me levanté de la cama sin despertarlo, tomé una ducha y le preparé un desayuno completo, hoy lo he notado de nuevo, el día de ayer tuve 9 orgasmos en menos de 1 hora, por la mañana no me sentía feliz, no me sentía plena, lo mejor que podría describir mi estado de ánimo es “relajada”, no hubo love of my life sonando en mi cabeza.

Eo desayuno con ganas, tenía hambre, ayer llegó tan cansado que no cenó. Después del desayuno lo lleve a su sillón especial, bajé sus pantalones y le dí la mejor mamada que pude, profunda, con muchas caricias, abundante saliva. Me encanta escucharlo gemir de placer, él realmente disfruta cuando tenemos intimidad de cualquier tipo.

El punto clave de Eo es TODO, sus manos tocando mis hombros o espalda me estremecen, ningún hombre me causa eso. Su pene, dios que cosa más deliciosa, el grosor y largo exacto rebasando mi garganta hasta expandir un poco mi faringe, ni Ex o BF (mejor amigo del esposo) llegan hasta allá y músculos es demasiado grueso, Eo tiene la medida y grosor exacto. De todos los penes que he chupado, el de Eo es el más sabroso, lubrica lo suficiente para degustar su sabor, tiene un rojo muy bonito, venas saladas, una curvatura bastante discreta, no se ve derecho, tampoco es un arco. En cuanto a la creatividad, un 10 sobre 10, tan bueno como Ex, pero con un pene más grande. Con él descubrí la pose flor de loto y rápido se convirtió en nuestra favorita.

Su primera descarga en la mañana fue espesa, copiosa, casi me atraganto, no puedo dejar a este hombre sin sexo dos días porque se le inflaman los testículos de tanta leche, son los más grandes de todos los que he visto, al menos no será un problema quedar embarazada. Eo tiene las pelotas más bonitas, parecen un par de hermosas nueces, bien definido el izquierdo del derecho, me da ternura cuando tiene frío, se enojen hasta ponerse duros, en cambio, en época de calor cuelgan, imponentes, le dedico un día a la semana para hacerles grooming, cada semana le hago un corte diferente, amo que confía en mí para una labor tan delicada.

El sabor de su semen, por dios, delicioso, fuerte, he olido los condones usados de mis amantes y el que más se acerca es músculos, no obstante, mi esposo tiene mucha más testosterona, músculos tiene su apodo por su cuerpo, pero no es natural, está compuesto de anabólicos, en cambio Eo es fuerte y musculoso apenas tocando el gimnasio, 30 minutos de ejercicio en casa todos los días son suficientes, si, tiene pancita, pero amo esa pancita.

Me estoy excitando al recordar la mañana, tomarme el semen de mi Eo me prende yontarlo en ese sillón, oh dios es increíble, bendito sea mi suegro que se lo regaló, es amplio, me permite maniobrar.

Hay algo que hace superior a Eo por sobre todos, algo que no he sentido con nadie y el motivo por el cuál formalicecon él. Cada vez que su pene entra en mi, mi cuerpo responde, me mojo como con ningún otro, no necesito que baje a tomar agua para prepararme, sus manos me erotizan, creo que estoy enamorada, lo he estado desde el día en que lo conocí.

La resistencia, músculos es una bola de carne dura, Ex es un oficinista que no mueve un dedo, Bf es un maratonista, Eo corre 2 veces por semana, la resistencia de ellos dos es similar, podría decir que Bf es superior que Eo, pero tampoco hay mucha diferencia, hemos hecho el amor hasta quedar irritados de los genitales, no creo llegar a eso con Bf, no vale la pena arriesgarse, así que declaro ganador a Eo también en ese apartado.

Esa mañana tuve 2 orgasmos con mi Eo, no son esos cortitos seguidos, son intensos, me vine como siempre, empapando todo, afortunadamente tenemos una lavadora de tapicería, si no, gastaríamos mucho dinero.

2 squirts y una descarga modesta de semen después, mandé a mi esposo a trabajar, relajado, felíz. A veces me preguntó porqué le soy infiel, si alguna vez voy a terapia, trataré de encontrar la respuesta para eso.

Cómo siempre después de la intimidad con mi Eo me siento felíz, libre, plena… Casi en automático sintonizo en mi mente love of my life y la tarareo todo el día, eso no pasa cuando lo hago con mis amantes.

Hoy no me pude concentrar en las consultas, me volvió a invadir ese sentimiento de culpa, siempre me pasa cuando tengo intimidad con mis amantes un día antes.

Debería considerar establecer un orden, primero mi esposo y después ellos, así me quito de encima la culpa… Dios como me pone obligarlos a darme sexo oral con el semen de mi esposo dentro, ellos ni cuenta se dan, incluso músculos dice “hoy tienes ese sabor rico, de puchita ejercitada”, el idiota piensa que es sudor ja ja ja.

Salí de mi recuerdo porque me dolía el pene, tenía una furiosa erección, admito que las historias de mi esposa me ponen cachondo, hasta me atrevo a decir que aprendí a disfrutar mis cuernos en terapia, “todos tenemos multifacetas, las relaciones poliamorosas se tratan de descubrir mediante la exploración de conecciones esas facetas ocultas”. Pinche terapeuta de mierda, me hizo llegar a la conclusión que las infidelidades de mi esposa la ayudaron a descubrir esa faceta salvaje y a mi me sirvió para admitir que me excita saber que otros cabrones se cojian a mi esposa, pero ella elegía volver a mí.

Debí hacer ruido porque atraje su atención, al caminar por la Cocina noté que me seguía con los ojos, con nervios, no de preocupación, más bien de expectativa. Caminé desnudo con la verga bien parada hasta el refrigerador para sacar el aceite de coco que usa para sus remedios cosméticos, sólido, frío.

Me miraba de reojo, observaba discretamentecomo frotaba dos dedos en la masa grasosa lo suficiente para dejar una capa. Ella seguía en lo suyo con el desayuno, hot cakes de avena con fruta, aabe cuánto los amo.

Metido en mi nueva faceta de macho dominante cornudo me puse detrás de ella, respiré en su nuca resoplando como animal salvaje, la pobre se puso rígida, toda la piel de su cuerpo se erizó mientras cocinaba, con el dedo medio empapado de aceite busqué su ano depilado, no es por presumir pero mi esposa es una mujer morena muy clara que cambia de color con los tonos de la ropa. Lo que no cambía de color son sus pezones color arena o su vulva y ano color azúcar moscabado. Nunca me ha dejado penetrar su ano ni con los dedos, solo me permitía comerlo la muy perra, en la segunda fase de nuestro matrimonio las cosas han cambiado, ya no está en posición de negarse sólo de obedecer, aguantar y concentrarse en disfrutar, es eso o pasarla mal.

Presa del deseo susurré en su oído con la voz cargada de lujuria.

Eo: Soy un cornudo, tengo una cornamenta enorme gracias a tí. Entre los animales, el macho con los cuernosmas grandes y con mas fuerza es el que se queda con el derecho de aparearse con las hembras, y ellas, al reconocer al macho más fuerte, se dejan montar, sin protestar.

Mis intenciones eran claras, mi móvil era muy específico. No hizo falta mucho esfuerzo para que el dedo se deslizara hasta la base con todo y las protestas, gruñidos y resistencia de mi Ea, bufó al sentir las falanges pasar una a una hasta la base. Sacudió sus nalguitas tratando de desviar al intruso, contrajo sus músculos rectales tratando de impedir su avance, nada de eso funcionó, mi dedo medio avanzó hasta la base.

Ea: Hijo de puta ¡Cómo duele!

Por poco se le quema el hotcake de almendra con plátano, mi favorito, aún así hizo un un esfuerzo para voltear lo con destreza. Esa fue la segunda vez que le cogí gusto a eso de causarle dolor, en castigo por el insulto doble mi dedo incrustando en su pared intestinal como un garfio.

Eo: Aquí el único que insulta soy yo puta.

Golpeó con fuerza los extremos de la barra en señal de dolor,  su rostro se puso rojo del esfuerzo, verán, mi esposa es una mezcla de latina y caucásica, esbelta, no es la mujer más hermosa del planeta, tampoco lo más voluptuosa, pero tiene su encanto y su belleza ¿A qué viene esto?

Todo su cuerpo es muy expresivo, dolor, placer, miedo, tristeza, no hay nada que no pueda leer de ella, continuando con el castigo, hice presión hacía arriba encajando mi dedo medio que estira su recto causanso un dolor severo, lo suficiente para hacerla llorar, aunque no tanto como para doblegarla.

Ea: Lo siento mi amor, me dejé llevar.

Lágrimas silenciosas corren por sus mejillas, cero resistencia, sumisa, obediente, dedicada, consagrada a mí, esa es mi nueva esposa, ya no es la mujer que se entrega a su esposo bajo ciertas reglas como “mi ano no se penetra” o “date un baño primero”, ahora su cuerpo está a mi disposición sin ninguna barrera o límite.

“Antes de ir a buscar otras mujeres, deben trabajar en su nueva dinámica sexual, deben encontrar un nuevo punto íntimo en el que los dos se sientan cómodos para que el amor y placer puedan fluir”

Esas fueron las palabras del terapeuta de relaciones abiertas, un tipo que predica que los seres humanos podemos amar a una persona y explorar conexiones menos intensas con otros para nutrirnos y compartir en la intimidad con nuestras parejas. Cómo dije antes, a mí me funcionó.

“Tu esposo está herido, lo mejor sería terminar la relación, pero si se van a dar una nueva oportunidad, tienes que estar preparada para algunos arranques en la intimidad que podrían dictar la nueva forma de copular”

Eso le dijo mi terapeuta normal a mi esposa cuando ella pidió tener una sesión con él.

De esos dos enfoques ella sola llegó a la conclusión de liberarme de cualquier limitr y todo lo que yo quiera será posible.

Entonces, mientras ella hacía hot cakes con fruta yo abusaba de su ano, ese orificio color azúcar moscabado que me encanta mamar, frotar mi lengua con ahínco, devoción, escucharla reír confundida entre el placer y lo extravagante de una lengua masajeando los pliegues arrugados.

Al dedo medio se sumó el dedo anular, esta vez me costó un poco meterlos, juntos son casi tan gruesos que mi pene, al menos en línea, porque la circunferencia de mi miembro es mayor. Los inequívocos sonidos de lamento, ya saben, llanto, gemidos, pujidos, esas expresiones guturales que hacen los seres humanos cuando algo te lastima. Normalmente evitamos la fuente de dolor por instinto, pero mi esposa se mantuvo inmovil soportando la vejación.

Luchaba entre relajar los músculos, mantenerse de pie y girar los hotcakes, a la pobre le temblaban las piernas, una lágrima mojó el hot cake en la estufa, divertido por la situación presioné más tronando una hermosa nalgada que retumbó en la cocina rebasando su umbral.

La pobre comenzó a llorar de dolor, no eran solo lágrimas, era un llanto completo, pese a sufrir no dejó de cocinar, hot cakes perfectos, un total de 8. Le doy créditos extras por eso, después de eso vino el espectáculo de caminar juntos, ella sostenía en una mano el plato con el desayuno, con la otra la miel y yo con mis dedos bien clavados en su recto la seguía en su andar.

Regresó a la barra para servir el café, negro, caliente, sin azúcar, así nos gusta, llevó las tazas a la mesa y volvió por la jarra, era muy divertido seguir sus movimientos, soy mas alto que ella, la forma de mi cuerpo era graciosa, ella lo sabía, esboso una sonrisa a medias, una mezcla de dolor y gracia.

Café servido regresó por el tocino, me estiré para tomar el aceite de coco que había perdido si estado sólido, regresamos a la mesa y me aseguré de poner la vajilla una a lado de otra.

Confundida me observa usar una sola mano para poner una sola silla justo en medio, gimió aliviada cuando saque mis dedos, aspire el aroma en ellos, un poco de culo, otro tanto de aceite de coco.

No soy un guarro, me lave la mano por higiene, ella me seguía con ojos expectantes hasta que entendió lo que hacía, momento en que su bonita cara cambió, podía ver el terror en sus ojos cuando empapaba con aceite  mi pene desde el glande hasta la base.

Tranquilamente me senté en la silla y le hice una invitación.

Eo: Ven aquí mami ¿Qué esperas?  Mátate sola.

Apretó los ojos con fuerza, jaló aire hasta llenar sus pulmones, exhaló como un criminal resignado a la pena capital, una vez reunió el valor caminó con paso firme, sujetó la base de mi pene guiando la cabeza a su estrecho y hermoso culito.

Eo: No soy un monstruo, te concedo el honor de entregarme tu virgo anal por voluntad propia.

Aún con los ojos cerrados dijo

Ea: Bueno, gracias.

Me sonrió con esa sonrisa honesta que conozco muy bien.

Ea: Vas a tener el honor de ser mi primer culito.

Se detuvo un momento, giró su rostro para verme, pasó un brazo por mi cuello, sujetó con ternura mi rostro y nos besamos. Había amor, ternura, entrega, resignación, miedo, excitación, nervios.

Ea: Debí haberte dado esto hace mucho, eres un buen hombre, un excelente esposo, magnífico amante… Va a doler ¿Pero sabes qué? Lo deseo, quiero darte mi culito.

Acomodó su cuerpecito ajustando la entrada, guió con una mano el glande, sujeto el tronco por en medio, comenzó a inhalar y exhalar como cuando vas a levantar un objeto pesado.

Dejando caer su cuerpo inició el coito anal, gemía delicioso, como quejándose y disfrutando el morbo del momento. El arrugado orificio no cedía, controlar su peso y relajar esa zona al mismo tiempo complicaba la penetración.

Eo: Yo sujeto mi verga, apoyate en la mesa.

Ea:, Sii… Eso ayudará.

He tenido a mi esposa en 4 muchas veces, me encanta esa pose porque podía ver su hermoso y virginal ano, confieso que tengo una obsesión con su culito, me encanta su vagina, pero su cola era un tema tabú.

Ella dice que una vez lo intentó con un tipo más pequeño que yo cuando tenía 15 años, no lograron meter el glande y se detuvieron porque el dolor era insoportable, a partir de ese día jamás permitió que nadie lo tocara, hasta esa mañana.

Usar las manos liberó tensión en las piernas, nalgas y ano, comenzó a gemir raro, arrastrando las vocales alternando entre dolor, sorpresa y emoción “Ooohaaaahuuuh”.

Ea: Aaaaay papiii, la cabeza ya entrooó

Eo: Oooo si mi amor, ya te entro, pero nada más la mitad.

Ea: ¿¡Sólo la mitad!? Aaaaay paapiii, duele, duele mucho.

Eo: A mi no me duele mami, siento delicioso, tu colita estrangula mi glande mi amor, quiero sentir ese agarre ajustado en toda mi verga.

Ea: Aaaaay paaaapiiii, jooooder ¡Cómo duele!

La pobre llora, gime, grita, hace muecas, gestos, le tiemblan las nalgas, dice que quema, punza, se rompe, pero sigue, continúa bajando poco a poco hasta que el glande entero se alojó en su canal oscuro.

Como ya dije, no soy un monstruo, solté la base de mi pene para invitarla a detenerse, la pobrecita giró su rostro, roja por el esfuerzo, venas del cuello saltadas, ojos rojos del llanto.

Eo: ¿Te duele mucho?

Ea: asiente con la cabeza.

Eo: Venga, voy a poner más aceite.

Ea: vuelve a asentir con la cabeza apretando los ojos.

Eo: ¡HEY! No son carreras, relájate, respira, ve lento…

Ea: Duele mucho, de verdad, mucho… La tienes muy gruesa.

Eo: shhh shhh shhh me amas ¿Cierto?

Ea: asiente con la cabeza llorando.

Eo: Me quieres hacer feliz ¿Cierto?

Ea: Siiiii *dijo llorando.

Eo: Entonces piensa en esto como acto de amor, no como un sacrificio o una penitencia, hace un momento tenías ese mood.

Ea: Sii.

Pasé mis dedos por el contorno de la unión pene-ano, se sentía caliente, apliqué generosas cantidades de aceite que escurren hacía abajo lentamente.

Eo: Venga, he usado bastante aceite, seguro que ya entra sin mayor problema.

Mi amada esposa infiel retomó la respiración profunda, hizo amagos de controlar su esfínter sin mucho éxito, exhalo por última vez, volvió a girar su rostro para verme a los ojos y dijo “te amo” antes de retomar el descenso.

Definitivamente el aceite hizo su trabajo, pesé la resistencia de su esfínter mi pene caliente fue entrando disfrutando de un exquisito agarre de las paredes intestinales. Resultó bastante más masoquista de lo que pensaba, en lugar de seguir avanzando con sus respectivas pausas, mi amada esposa reculea obsequiando una de las sensaciones más placenteras que jamás había experimentado.

Gracias al aceite pude soltar mi pene, ya no era necesario guiarlo o sostenerlo para que no se doble, aprovechando el aceite en mis manos deslice las deslice con sutiles roces por su cuerpo, nalgas, muslos, cintura, cadera, espalda, hombros, brazos, cuello.

Eso era lo que necesitaba, parafraseando a mi esposa “sus manos tocando mis hombros o espalda me estremecen, ningún hombre me causa eso”, apenas el estímulo del roce de mis dedos se hizo presente todo su cuerpo se relajó.

Los gemidos cambiaron de dolor a un placer meloso, juro que casi pude escuchar un ronroneo, como ya mencioné mi esposa es mitad latina, ama bailar, yo soy caucásico, en la pista no hay diferencia de una tabla y yo, cada vez bailamos es ella bailando sensual para mí, su educación caucásica le exigen comportarse como una dama en público, por lo tanto, cuando bailamos no es nada muy subido de tono, a no ser que estemos en la intimidad.

Cuando bailamos los dos solos es cuando mi hembra deja la candela arder, me encanta cuando pone sus ritmos latinos y sacude su cuerpo de forma casi obscena.

Le tomó unos minutos entrar en papel, pero cuando entró, su culito se movía con ritmo, quiero que piensen en lo erótico de la escena, una preciosa morena con un culo firme forma de corazón, su mejor atributo, sacudiendo sus hermosas nalgas para clavarse la verga de su esposo en el comedor, su cuerpo lo cubre un hermoso mandíl floreado que cubre su modesto busto.

Una canción de reguetón dura entre 3 y 4 minutos, eso fue aproximadamente lo que se tardó en clavarse la verga hasta el fondo. Al topar mi pelvis, el fin del camino, mi esposa aulló de dolor y placer, gimiendo de victoria al saber que tenía la verga del hombre que ama bien clavada en el fondo.

La pose era incómoda, tenía que mantener su cuerpo inclinado hacia atrás y aguantar el dolor de tener una verga clavada en el culo por primera vez. Decidí ayudarla a liberar tensión y reanude mis caricias en la parte frontal de su cuerpo.

Me siento orgulloso de saber que mis manos tienen ese efecto en ella, recargo su cuerpo en mi pecho, alzó sus brazos para afianzarse por mi cuello, se puso de puntitas y comenzó un lento meneo de colita, ese que hace cuando me monta de vaquera invertida.

Cara, cuello, pechos, vientre, muslos, vagina, allá donde pasaba las manos su piel se erizaba, apoteósicos gemidos de placer entrelazados con dolor.

Quería seguir pero el hambre es poderosa, nuestros estómagos gruñian, nos había pasado otras veces, normalmente lo ignoramos y seguimos haciendo el amor hasta el clímax, normalmente eso haríamos, hoy no es normal, no todos los días desvirgamos culito.

Abrazándola con fuerza obligue su cuerpo a parar, aprovechamos para besarnos apasionadamente, tuve que meter mi dedo gordo en su boca para separarla, la muy guarrita respondió chupamso con pasión.

Eo: Para cariño, hay que desayunar.

Ea: No, por favor, no la saques, me dolió mucho meterla, sigamos.

Eo: No tengo intención de sacarla…

Alcé sus piernas hasta ponerlas a lado de las mías, salió un poco de pene, pero está bien. Usando las piernas di pequeños saltos jalando la silla para quedar pegados a la mesa, la pobre gritaba sorprendida por la inercia que la hacía subir y bajar clavando hasta la base cada vez.

Eo: Los hot caje iguen tibios, el café aún está caliente, comamos.

Unidos pene-ano desayunamos tranquilamente. Alimentado por el morbo de tenerla ensartada me tomé mi tiempo en desayunar, ella hizo lo propio, desde atrás observo sus muecas, a veces de dolor, otras de sorpresa, unas más de confusión, como si encontrará rastros de un placer difícil de digerir.

El desayuno siempre ha sido nuestro momento más íntimo, conversamos sobre planes para la semana, proyectos, bromas, chismes, morbo, picardía, amor, esa mañana la conversación fluyó como siempre, salvó que al estar tan “cercanos” ella me daba de comer en la boca.

La tenía sujeta por la cintura para ayudarla a mantener el equilibrio, mi mano libre era para beber café, ella encontró la situación romántica, entre besos y risas disfrutamos un delicioso desayuno.

Ea: Me gusta esto… Desayunar sentada en tus piernas.

Eo: A mi también, deberíamos hacerlo más seguido.

Ea: Hmmm, cabrón, me tienes bien clavada.

Eo: Y agarrada, no quiero que te me escapes.

Ea: *sonriendo* No me voy a ir a ningún lado, nunca.

Eo: Eso espero, tengo planes a futuro contigo.

Ea: Contigo, hasta el fin del mundo… Oooh dios, qué profundo, qué íntimo… Creo, creo que podía gustarme.

Eo: ¿Que te haga la colita?

Ea: Siii, que me hagas la colita.

Eo: Que bueno, porque ahorita te la voy a terminar de romper.

Ea: Si mi amor… Solo, por favor, se gentil.

Eo: Trataré.

Al terminar de desayunar no brincamos a la acción, le di libertad para moverse a voluntad moldeando su recto a mi pene, le di el espacio y tiempo necesario para probar las aguas en búsqueda de placer el cuál fomenté recorriendo con ternura su cuerpo con mis manos.

Las quejas fueron ahogadas con gemidos de placer, ella sola marcó el ritmo y profundidad, me aventuré a explorar su zona íntima con la intención de darle algo de placer extra, para mí sorpresa me encontré con un manantial que fluía libre mojando todo.

Ea: Aaay papi que rriiiico *dijo usando ese acento latino que me vuelve loco*

Eo: ¿Te gusta mami?

Ea: Aaay siiii papiii, me encaantaaa, hazme la cola mi amor, aaah, abreme bien el culito papiii, aaah, aaay, hmmm, debí haberte dado, uuuh, el culito, hmmm, hace muuuucho papi, estoy lista, ya me puedes hacer tuya mi amor.

Hice a los lados la vajilla sucia, me levanté con determinación de la silla empujando mi verga más profundo, monte su cuerpecito empinado sobre la mesa, la altura perfecta, arqueada como una profesional, abriendo sus nalguitas como habíamos visto tantas veces en esas películas pornográficas, pasé mis brazos por sus pies para levantarlo y ayudarla a mantenerse empinada, agarré con firmeza su cintura de avispa, guiado por el amor salí y volví sobre la misma ruta con ritmo lento un par de veces, desde la punta hasta la base.

Le demostré cuanto la amaba a través de mis genitales, bombee con ternura, por un momento olvidé todo lo que nos llevó a esto, disfruté del ano de mi esposa saboreando la presión interior, algo totalmente nuevo para mi. Ella no se quedó atrás, gemía como latina, esos gemidos que forman un lamento, exagerados, pero honestos ¿Cómo lo sé? Mis testículos chocaban contra su empapada vagina, es imposible generar esa cantidad de fluidos si no lo está disfrutando.

Fueron los 8 minutos mas apasionados, hermosos y placenteros de nuestra vida sexual del último año, al inicio quería violarla, tomarla con fuerza y a la fuerza, pero su entrega, actitud sumisa y receptiva a una nueva experiencia que abrirá sin dudas un nuevo abanico de posibilidades en nuestra vida íntima me hicieron reflexionar calmando mis instintos.

Inundar el recto con semen por primera vez fue un sueño hecho realidad, ya les había dicho lo mucho que me obsesiona el trasero de mi esposa, es perfecto, no es grande, más bien medianito, pero la combinación de su forma de corazón perfecta, lo firme gracias al gimnasio, su sabor y saber que nadie lo había tenido, al menos no como yo en esos momentos, la combinación de todo tuvo un efecto psicológico en mi.

No pude ver mi rostro, pero estoy seguro que puse los ojos en blanco, mi cara era de éxtasis puro, sin dejar de lado que seguro me veía como estúpido, 6 o 7 descargas mojaron el interior confirmando que mi verga había explorado y conquistado ese territorio virgen.

Me recosté para besar su cuello como agradecimiento, me respondió moviendo su cabeza ofreciendo las partes donde quería ser besada, la presión de su recto fue desinflando mi erección poco a poco hasta que finalmente me expulsó fuera.

Cargue su hermoso cuerpo en brazos hasta el baño para tomarnos una deliciosa ducha en la tina con agua fresca. Esa mañana encontramos nuestro balance que consiste en alternar entre tomarla con indiferencia y casi odio combinado con momentos de excesiva ternura, ella a su vez me entrega su cuerpo sin restricciones o condiciones, dispuesta y disponible para míen todo momento, la recompensa era restaurar nuestro vínculo y recuperar mi confianza.

Duramos más de 40 minutos en el agua, besándonos, tocando nuestros cuerpos, susurrando cosas hermosas al oído, intercambiando sonrisas cómplices, el cuerpo response a esas cosas, tenía una erección y ella estaba húmeda, no obstante esos momentos no fueron para sexo, era una celebración ante la posibilidad de restaurar nuestro matrimonio, salvar nuestra relación, el primero paso de nuestro futuro juntos, la nueva dinámica de nuestra vida sexual había sido establecida.

El día transcurrió igual, besos, caricias, miradas íntimas, sonrisas cómplices, derrochamos amor por todos nuestros poros, algo que ella no ha con ningún hombre que no sea yo.

Por la noche dormimos en el patio, una desicion inspirada en lo aventurero de nuestro amor. Colocamos unas colchonetas y dormimos a la intemperie viendo el cielo nocturno.

La noche, las estrellas y el vino sacan el lado más poético de la gente.

Ea: Creo… Creo que sé por qué lo hice. Una pregunta que no había podido responder hasta ahora. Te conocí a los 18, antes de ti, antes de tí tuve 3 novios y 2 encuentros de un par de noches, ninguno fue serio, solo diversión adolescente. Cuando llegaste a mi vida caí profundamente enamorada de tí, me obsesioné contigo, de tu belleza, de tu trato, de tu voz, de esa sensación que experimentaba cuando sonreías al mirarme directamente a los ojos… Me ponías nerviosa, me sudaban las manos, sentía escalofríos cada vez que rozabas tu cuerpo con el mío, después, después supe que eras virgen, la idea de tenerte solo para mí, que ninguna otra mujer te tuviera, solo yo… El tiempo pasó, recorrimos juntos como equipo un camino maravilloso, nos casamos a los 23, era felíz, muy felíz, estaba, y sigo enamorada, pero, yo tenía un oscuro secreto, tenía miedo, dudas, me case contigo preguntándome si había algo de lo que me estaba perdiendo… No teníamos ni 2 meses casados cuando conocí a una mujer, ella me habló de mujeres empoderadas, mujeres libres que toman lo que quieren, igual que los hombres. Me dejé llevar por sus palabras, permití que envenenara mi alma y por casualidad del destino me reconecte con mi ex.

La mezcla de incertidumbre, inseguridad y las palabras de esa mujer me convencieron de que podía aventurarme a tener más.

El miedo a perderte me llevó a desarrollar todo la logística que ya sabes, estaba dispuesta a probar más, pero bajo ningún motivo dejarías de ser mi prioridad.

Supongo que la respuesta es avaricia, creer que merecía tenerlo todo, tener más, saber que tenía solo para mí, mientras yo disfrutaba los placeres prohibidos, el sexo prohibido era una droga que me convencía podía hacerlo, eso me llevó a la infidelidad… 

Lloró sobre mi pecho durante todo el monólogo, se aferró a mí incapaz de detener el llanto, la dejé sacar todo su dolor, ya había decidido quedarme con ella pese a su traición, perdonar y seguir adelante, ayudarla era parte del proceso.

Cuando mi esposa se estresa, está triste o cansada, suelo pasarle mi mano por la espalda haciendo círculos, eso siempre le ha cambiado su estado de ánimo a mejor.

Dejarla llorar fue buena idea, la reconforte en silencio hasta que su llanto cedió.

Ea: Lo siento.

Eo: Está bien, ya te perdoné.

Ea: Gracias.

Eo:… Además… Supongo que yo también soy un avaro, creo que merezco todo, también tuve dudas, las tengo, fuiste mi primera vez, has sido mi única desde entonces… Saber de tus aventuras me hicieron cambiar, aún, aún te amo, más que nunca porque ahora sé que soy capaz de perdonarte una traición de esas dimensiones, saber que volvías a mi una y otra vez, pero, me envenenaste el alma, no tienes el antídoto, no quiero hacerte daño, no quiero perderte, solo, solo quiero explorar y saber de lo que me perdí, igual que tú.

Quería iniciar un monólogo sobre lo que se venía, pero mis palabras tuvieron un efecto diferente, se aferró con fuerza a mi cuerpo, aspiró con fuerza mi aroma, beso mi pecho, comenzó a desnudarme bajo la sábana, me permitió desnudar su cuerpo, estábamos excitados, arrodillada frente a mi frotaba su pecho mientras separaba sus labios para mostrarme su húmedad.

Avanzó un poco hasta poder frotar la punta en sus labios mezclado nuestros jugos, jugaba con la penetración dejándome ver y sentir sus pliegues vaginales dilatarse ajustados a la circunferencia de mi pene.

Ea: Esta vagina no ha cambiado, la compartí con otros, pero nunca dejó de ser tuya, siempre fuiste la prioridad.

Eo: ¿En serio?

Ea: ¿Alguna vez, en estos 4 años, sentiste alguna diferencia, sentiste que te prive de algo?

Eo: No, aún hoy, sigue siendo tan ajustada como siempre.

Ea: Siii, aaah, tu salchicha americana me encanta, me abres tan rico papi… Expandes mi interior papi… Llegas taaan profundo mi amor.

Eo: Aaah, me encantas, amo tu humedad, lo cálido de tu gruta.

Mi esposa subía y bajaba con ese ritmo cadencioso que tiene, apoya sus manos en mi pecho, se inclina ofreciendo sus pechos que sin dudar me llevó a la boca, las marcas de violencia de la noche siguen presentes decorando su piel, recorro el camino hasta las nalgas que estrujo con fuerza, estamos haciendo el amor después de hablar de su pasado.

Eo: Confieso…

Ea: ¿Qué… confiesas… amor?

Eo: Me pone ser cornudo.

Ea: ¿Te… pone… mi amor?

Eo: Si… me pone…

Ea: ¿Quieres aaah que te cuente hmmm algo rico?

Eo: Si….

El hombre con el pene mas grande con el que he estado es músculos, es un negro de ébano, fuerte, alto, su pene me abría hasta límites que no te imaginas, me cargaba como muñeca clávandome sobre su enorme barra negra de carne enterrandola hasta la base, me corría como loca cuando me usaba como su juguete consolador, cuando se venía dejaba el condón inundado. Oh dios, me dejaba adolorida, dilatada, pero mi puchita siempre se cerraba para cuando tu la usaraaaas.

Nos venimos juntos al final de su relato, fue una experiencia diferente, como si vieras una película pornografía o leyeras un relato erótico donde la mujer que amas es la protagonista, si, la amo, me puso los cuernos, pero decidí quedarme a cambio de la libertad de estar con otras mujeres ¿Qué mejor forma de aligerar la carga que disfrutar de los cachos?

Eo: Eso fue… Intenso.

Ea: Si… Mucho.

Eo: Estoy exhausto y satisfecho.

Ea: Estoy satisfecha desde la mañana, pero por tí, estaré disponible en cualquier momento.

Eo: Espero que estés recuperada y ganosa por la mañana.

Ea: Lo estaré.

Eo: Y espero que sepas que nada de lo que viene es personal, no hay resentimiento, tú elegiste este camino, simplemente voy a caminarlo, a tu lado claro. Te amo, en serio te amo, te juro que esto no es venganza, es libertad, la libertad que tal vez te pude haber dado si lo hubieras hablado conmigo, pudimos haber explotado juntos, pero decidiste hacerlo sola, ya pasó, está bien, ahora va mi turno y no seré discreto como tú, no más allá de lo necesario, aún así, estaré dispuesto a ajustarme, no quiero hacerte daño, aunque esté en mi derecho, no quiero que esto nos destruya, así qué, si en algún momento te lastimo o comienza a afectarte, me lo dirás.

Ea: Sin resentimientos… Gracias por ser tan considerado conmigo, aunque no lo merezco.

Eo: Me voy a tomar mi tiempo, iré poco a poco, no quiero meterme con cualquiera, así que, podrás estar tranquila, al menos por un tiempo seré solo tuyo.

Ea: Lo aprovecharé al máximo… ¿En serio me habrías dejado estar con otros hombres?

Eo: No lo sé, pero algo habríamos hecho.

Ea: Te amo.

Eo: También te amo.

Esa noche dormimos bajo el firmamento, cobijados con una delgada manta y nuestros cuerpos desnudos mitigando el frío de la interperie.

 

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101 Lecturas/11 junio, 2025/0 Comentarios/por RelatistaDan
Etiquetas: amigos, anal, baño, hijo, infidelidad, infiel, mayor, sexo
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