Infidelidad II: Perdón y retribución.
Seguimos con esta novela erótica sobre infidelidad, en este capítulo comienza el suplicio para la esposa infiel, aunque realmente queda la duda si es premio o castigo..
Sus comentarios y calificación me animan a seguir escribiendo.
Aclaración del 1er capítulo. Hay una pequeña confusión respecto a EX, en una parte de la lectura mencionó que es un amigo de la esposa, cuando en realidad se trata del ex novio antes de conocer a Eo.
Infidelidad II: Perdón y retribución.
Han pasado 7 meses desde el inicio de la 2da etapa de nuestro matrimonio y se han suscitado algunos cambios todo gracias al terapeuta de relaciones abiertas y “poliamor” al que seguimos visitando 1 vez cada 15 días.
Ese hombre nos recomendó abordar toda la infidelidad de principio a fin, escudriñarla, verla desde todos los ángulos, el mío, el de mi esposa, el de él y el de un externo.
“Pueden fingir que no son ustedes, o, pueden llevar esto a un foro donde extraños compartirán su punto de vista”.
Lo meditamos mucho y al final nos decidimos por llevar nuestra situación a extraños de internet. Algunos temas surgieron particularmente de lo que se dijo en los foros donde la gente no tuvo piedad, ni con ella, ni conmigo.
Enfrentarse a las opiniones de extraños fue duro, destrozaron a mi esposa, usaron todos los adjetivos despectivos disponibles reiteradas ocasiones, fue acusada de no amarme y por una breve fracción de segundo casi me convencen.
En cuanto a mí, soy menos que un beta, más que un cornudo, me faltan pelotas y esperan que regrese al foro con una actualización que diga “perdoné a mi esposa una serie de infidelidades y lo volvió a hacer”.
Terminamos afectados tras leer los comentarios, particularmente mi esposa. No sé en qué pensaba el terapeuta cuando nos pidió hacer esto, sentí como si todos los avances que se habían logrado se esfumaron y volvimos a la casilla de inicio destrozados.
De vuelta en la sesión el terapeuta nos dijo que eso pasaría, “era necesario que vieran la opinión del colectivo para entender lo grande de su elección: perdón y retribución.”
No sé qué mierda tiene ese tipo pero hace magia, salimos del consultorio entendiendo la magnitud de nuestra decisión, fue un volver a empezar, pero con los pies en la tierra.
Eso pasó la primera semana, seguimos repasando la infidelidad como tarea, cada día dolía menos, no redime ni exhume la culpa, simplemente resultaba más sencillo verlo como “el turno de mi esposa” y ahora estamos “en mi turno”.
Para abordar el siguiente cambio es necesario hablar sobre nuestros hábitos de lectura. Todos los días después de cenar dedicamos un espacio de 30 minutos para cultivarnos. Fué en ese contexto en que la conversación se dió.
Ea: Qué curioso.
Eo: ¿El qué?
Ea: Aquí dice que depende de la célula, pero al cuerpo le toma un promedio de 7 años regenerar todas las células del cuerpo.
Eo: Interesante…
Ea: Bastante… No sé si debería decir lo que estoy pensando.
Eo: ¿Debo esperar 6 años y fracción antes de poder decir que solo yo he tocado tu cuerpo?
Ea:… Sí, justo eso… Aunque pensaba plantearlo un poco diferente.
Eo: Hmmm… Desarrolla.
Ea: Ooook… ¿Y sí, sólo y sí, hago modificaciones en mi cuerpo a las que tú, solo tú y nadie más que tú tengan acceso?
Contexto para lo que implica lo que está a punto de proponer.
La familia de mi esposa es protestante con una fe bastante arraigada que fue transmitida a los hijos. No fue tan fuerte para que ella llegara virgen al matrimonio o impedir que me fuera infiel, pero si fue un obstáculo para que mi esposa viviera su juventud con más libertad.
Eo: ¿Modificaciones? ¿De qué tipo?
Ea: Pues… Siempre quise un tatuaje y perforaciones, estaba pensando que podría hacerme un tatuaje que yo diseñe, pero que tú escojas… Además de hacerme las perforaciones que quieras dónde quieras.
Eo: … Necesito pensarlo.
Ea: Sí, piénsalo, mientras tanto yo trabajaré con los diseños.
La idea de ver a mi esposa perforada y tatuada me gustó, me gustó tanto que facilité la situación y así el primer cambio inmediato fueron las perforaciones. Escogió un lugar donde solo trabajan mujeres por aquello de que ningún hombre puede tocarla, y por qué no decirlo, también para mí tranquilidad.
Ya tenía mi elección desde antes de proponerlo, pezones, ombligo y clítoris ¿El motivo? siempre me causaron morbo las mujeres perforadas en esas zonas, me daban tantas ideas y ahora mi esposa tiene adornado su cuerpo para mí uso exclusivo, debo decir que eso me hizo muy felíz.
El segundo cambió fue el tatuaje, diseñado por mi esposa, debo decir que me encantó el diseño desde que lo ví.
Ella tenía pensado tres diseños distintos pero decidí unificarlos. Los colores se asentaron de maravilla gracias al tono de su piel tan versátil. Resultó ser un lienzo de alta calidad para la tinta de color.
Al inicio eran flores y enredaderas con espinas, el diseño final fue una combinación de sakuras y orquídeas florecidas en la enredadera naciendo de su monte de Venus hacia su lado derecho cubriendo parte del muslo, nalgas, espalda baja, dorso y sigue trepando extendiéndose hasta sumano derecha, todo a color, nos salió bastante caro, fueron muchas sesiones, pero el resultado final valió la pena, además de lucir de puta madre, me prende mucho más que antes.
Debido a esas pequeñas modificaciones que requirieron tiempo para sanar, el sexo durante los primeros 2 meses fue entre suave y pasional pues su cuerpo debía recuperarse, no obstante, ella cooperaba en el acto amatorio con entusiasmo, principalmente el oral.
Ese tiempo en que no estaba al 100 % me permitió explorar otras perversiones que tenía pendiente.
Me sentí benevolente y por dos largos meses deje descansar su vagina para enfocarnos en su ano y garganta.
Mentiría si digo que lo hice pensando en ella, ya saben, el sudor en el tatuaje arde, amén del riesgo de infección, la verdad es que me pone extremadamente caliente su nueva apariencia.
Desde antes que todo pasara no podía quitarle las manos de encima, ahora tengo la verga parada todo el tiempo.
Definitivamente ella notó el aumento en mi libido y como dije, coopero. Todas las tardes me recibía igual, arrodillada en la puerta lista para atender mis necesidades con la boca abierta, sin nada más que un mandil sexy tipo mucama, otras veces usaba uno más parecido a un tutú.
Al inicio era el increíble sexo oral de siempre, labios bien cerrados concentrada en succionar frotando su lengua mientras sube y baja hasta poco más de medio falo dejando caer el exceso de saliva por su mentón hasta su pecho.
El servicio oral venía acompañado de los sonidos propios de una buena mamada, no tenía otra referencia que la habilidad de mi esposa, así qué basando en lo mucho que me gustaba, puedo decir que es increíble.
Nunca me permitió ir más allá de medio pene, entre nuestras conversaciones durante el noviazgo ella dijo que solo había mamado 3 penes algunas veces, le gustaba, pero quería conservar cierto grado de inocencia para su pareja de planta. Cuando resulte ser su pareja de planta, el sexo oral evolucionó hasta lo que era en ese momento.
Su aprendizaje fue gradual, previo a la intimidad bajaba a servirme, mejoró sus habilidades mediante ensayo y error con mucha comunicación entre nosotros para saber lo que me gusta.
Cuando se cansaba empinada su culito esperando me desahogue con su vulva, con otros planes en mente me servía lo que se me daba la gana arrancando gemidos y pujidos a la pobre que luchaba por relajar su ano para mí.
Los primeros 15 días de sexo anal constante fueron un calvario, decía sufrir cada vez que iba al baño, su cuerpo le avisaba con retortijones y debía salir corriendo porque le dolía tratar de contener las heces en su interior.
Pese a eso, jamás me negó el acceso a su retaguardia, soportaba los breves y muy cuidadosos asaltos que culminan en un raudal de esperma en su interior.
Mientras ella sufría yo estaba en la gloria, ver sus hermosas nalgas tatuadas formando un corazón perfecto era el mejor de los afrodisíacos.
El sexo anal siempre me causo morbo, disfrutarlo me da morbo y mucho placer, tanto que bastaban 7 a 10 minutos para acabar, quedando satisfecho.
Por suerte para mi esposa su ano se acostumbró a recibirme aligerando el suplicio, a partir de este punto la curva del dolor bajó mientras que la curva del placer fue in crescendo.
Con el tiempo el dolor de los pezones menguó y volvieron al menú. Usar mi boca extremando precaución para evitar causar dolor innecesario, jugar los piercings, succionar, lamer, besar, cualquier cosa que sirva para degustar los botones que tan bien conocía pero ahora con una nueva cara.
Me gustaba bajar la temperatura lo suficiente para evitar sudar y hacer el amor de frente mientras la tomo por el ano, besar el tatuaje en su mano, jugar sus pechos. Sensualidad, lujuria, morbo y amor mezclados en un acto de sodomia ejecutado con pasión y entrega.
Gradualmente incorporamos cubos de hielo o caramelos de menta extra fuerte para los juegos orales, algunas cadenas y diferentes tipos de piercings.
Aunque el anal me encantaba, la nueva joya de la corona fue el throatfuck, un morbo que tenía desde la adolescencia.
Desde que nos casamos mi esposa comenzó a ser aventurera respecto al oral, la garganta profunda era algo que me daba en ocasiones especiales, como mi cumpleaños, cuándo le hacía algún regalo, me portaba muy bien o veía a 3 o más de sus amantes en un día y la culpa o remordimiento la castigaba.
Lo siguiente viene porque tenía talento para comérsela entera, pero solo cuando ella quería y previo ritual el cuál consistía en atarme de pies y manos para evitar forzarla a ir más lejos de lo que ella estaba dispuesta.
Nuestra nueva dinámica me quitó todas las restricciones y condiciones. Un día en que me daba una de esas mamadas tan ricas, jugosas y bastante ruidosas con garganta profunda incluida, decidí sujetar firme su nuca y bombear con un ritmo enérgico hasta el fondo.
Asombrada me miró con sus ojos vidriosos y el rostro enrojecido por los intentos de arcadas. El sonido de la garganta, la saliva, amenazas de vómito, su rostro empapado en sudor por el esfuerzo.
Sin resistencia alguna me dejó hacer, no importó que vomitara, no importó que se le fuera el aire, tampoco importó cuando eyacule teniendo mi glande clavado más allá de su amígdala y tosió expulsado algo de semen por la nariz.
Mantuvo sus ojos clavados en los míos con una una mirada condescendiente, contemplando en mi rostro todo el placer que me daba usar su boca y garganta para mí recocijo envidioso.
Debo decir que era muy intenso, la combinación de todo nublaba mi juicio, no me importaba el sufrimiento o esfuerzo que leía en sus ojos, era mi momento, su cuerpo era una moneda de pago, tenía una deuda a saldar y usar su carne a mi antojo son solo los intereses.
En sus ojos veía amor resignado, una aceptación a cualquier cosa que yo pidiera tan grande, que decidí ir tan lejos como sacar mi pene semi erecto empapado en saliva, vómito y semen, posteriormente usarlo como látigo para flagelar su rostro.
Ella se limitó a sonreír feliz de saber que había cumplido, respiraba agitada, sumisa, dócil aceptaba el castigo que si bien no era doloroso, era un agravio a su dignidad humana, particularmente cuándo deje escapar algo de orina que lavó su rostro.
Ea: ¿Pero qué haces? ¿Ahora también marcas territorio? *Sonriendo*.
Eo: Sí, me aseguro de tomar todo lo que tengas, incluida tu dignidad, esa la necesitas fuera de casa, aquí no la necesitas.
Ea: Lo que tú quieras, gustes y mandes mi amor. *Con ojos cargados de un amor lúgubre*.
Cachetee su mejilla de forma desafiante, nada violento, fue más bien un golpe firme que denota superioridad.
Ea: Siempre, siempre estaré para tí, a tu disposición, seré tu esposa, amante, puta, objeto, una cosa a la que puedes sexualizar, usar para tu placer cuántas veces quieras, de la forma que quieras… Sin restricciones, sin protestas o quejas.
Cuando terminó esa frase sus ojos se inundaron de lágrimas, comenzó a sollozar unos minutos y finalmente se soltó en un llanto mezcla de tristeza y desesperación.
Ni me inmute, parado frente a ella con la verga semi erecta deje que lo sacará. Ella abrazó mis piernas con fuerza, sin dejar de llorar besaba lo que tenía al alcancé, particularmente mi pene.
Verla sufrir me recordó el día que descubrí todo, ese dolor profundo, miedo, desesperanza, sentimiento de inferioridad, de no ser suficiente no importa cuánto te esfuerces.
Poco a poco el llanto cesó, los sollozos regresaron, primero largos y profundos, después cortos y superficiales hasta extinguirse.
Ea: También, puedes amarme, darme tiernas caricias y dulces besos mientras hacemos el amor… Lo que tú quieras… Pero… Me gustaría, solo si es posible, que… Seas un poco más amable… Me gustaría… Si fuera posible… Me avises tus necesidades para prepararme… Y, si está en tu disposición, permitirme ajustarme a lo que sea que quieras…
Eo: ¿Me estás pidiendo consideración?
Ea: Sí, solo si está en tu voluntad… *la pobre comenzó a temblar*.
Eo: ¿Qué pasa, todo bien?
Ea: Sí, sí, todo bien, yo, es solo que sentí miedo.
Eo: ¿Miedo de qué?
Ea: De que desaparezca tu respeto por mí y me veas como un saco de carne con agujeros, me uses para tu placer, te desvincules afectivamente de mí y dejes de amarme hasta que finalmente te pierda.
Eo: Hmmm, tranquila, si no dejé de amarte cuando descubrí tus infidelidades, no creo que deje de amarte por castigarte un poco… Considera eso como los intereses, el precio extra a pagar por haber actuado a mi espalda.
Ea: ¿ESTÁS SEGURO QUE NO DEJARÁS DE AMARME?
Eo: Sí, totalmente, solo recuerda tus palabras, eres mía para tomarte como se me dé la gana, incluso, estoy abierto a escuchar y experimentar con cualquier cosa que quieras… Así qué, tranquila, se una buena nena, obedece a tu hombre al pie de la letra y todo va a estar bien.
Ea: Si papi *escurriendo lágrimas por su rostro pero con una sonrisa genuina de felicidad*.
A partir de ese día abusé de su cuerpo como se me fue ocurriendo, lluvia dorada, congelar nuestros fluidos en cubitos y hacerla que los chupe, negarle orgasmos, tener vibradores prendidos mientras va al supermercado sin ropa interior, hacerla conducir desnuda por la noche, que pasé la noche desnuda sentada en el porche, usarla de silla, escribir frases en su cuerpo con sus labiales, todo previo aviso y común acuerdo.
No es que me gustara humillarla, era simplemente probar los límites de lo que está dispuesta a hacer.
El juego se fue enfriando poco a poco, el rol de amo sumiso duró aproximadamente 3 meses, el tiempo que tardó su cuerpo en sanar las cicatrices de los tatuajes.
Otra cosa que se suscitó es mi inicio en el mundo “fit”. Ella estaba acostumbrada a hacer ejercicio en el gimnasio y es una actividad que nunca dejó. Nunca fuí un tipo de gimnasio, lo mío era mover objetos pesados, ejercicios enfocados en la fuerza y resistencia.
Usando elementos domésticos, unas mancuernas de concreto y correr, en 3 meses me deshice de algo de grasa además de tonificar mi cuerpo, la idea era participar en una carrera ironman, así que al 4to mes sume algo de natación un día a la semana.
La he perdonado, si, pero en mi cabeza las descripciones que usaba para músculos y BF atormentan mi sueño.
Me metí tanto en comer sano, ejercitarme, correr y nadar que sin darme cuenta mi cuerpo dejó atrás su forma de oficinista para transformarse en uno voluminoso y bien constituido.
Confieso que la genética influye, mi familia siempre ha tenido ese potencial pero no lo explotamos.
Al 5to mes llegó el cambio más grande y significativo, uno que me hizo dudar seguir adelante con el matrimonio abierto.
En ese momento hacíamos el amor de todas las formas posibles, los juegos de amo y sumisa eran eso, un juego esporádico opcional para cuando nos apetezca. La dinámica de nuestra intimidad era un abanico de posibilidades tan grande que rara vez repetimos experiencia en el mismo mes.
La diferencia más grande era mi resistencia, más de una vez la dejé tan irritada de su zona genital o ano que tuvimos que incluir lubricantes para reducir la fricción.
Por lo general era ella quien quedaba tan agotada que le costaba trabajo levantarse al día siguiente. Una de esas noches en que hicimos el amor con tanta pasión y entrega que nos amaneció me dijo entre risas que no había forma de que BF rivalizara conmigo.
Ese comentario la puso tensa, se disculpó profusamente una y otra vez, avergonzada de haber traído a nuestro lecho nupcial el nombre de uno de sus amantes después de hacer el amor.
Suavice mi rostro, toqué su mejilla y le recordé que yo estaba bien con el hecho de que se acostó con él, hice énfasis que fue en su turno y que ahora estábamos en el mío.
Respecto a mi ex mejor amigo, ya no nos hablamos, corté de golpe toda comunicación sin darle razones, simplemente lo bloqueé de todos lados y seguí con nuestra vida.
Pero bueno, ese no fue el cambio, sólo un tropiezo en nuestra nueva dinámica.
El cambio real fue que dos días después mientras hacíamos el amor en un parque ocultos por matorrales y árboles, iluminados por la tenue luz de luna que alcanza a traspasar la arboleda, mi esposa me pidió detenerme de golpe argumentando que le hacía daño, además se sentir náuseas.
Saqué mi humanidad de su interior empapada en sus jugos a regañadientes, quería continuar pero me preocupó la parte de las náuseas.
Eo: Seguramente la cena te cayó mal.
Ea: Tal vez, pero no me siento bien… Lo siento ¿Podemos ir a casa?
En el trayecto me confío que además de las náuseas se había estado sintiendo cansada, le dolían los pechos y tenía incontinencia ordinaria. En mi cabeza eso podía significar una sola cosa, embarazo. Le hice el comentario y peló los ojos grandes.
Ea: ¿Crees? Yo sé lo atribuyo a todo el sexo y la intensidad.
Dos pruebas de embarazo positivas descartaron toda duda.
Tres semanas de embarazo, el inicio de la familia que teníamos en mente desde antes de casarnos, un bebé que llegaba en medio de una situación complicada de nuestra relación.
Además de todos los cambios y síntomas físicos, vienen los relacionados con las hormonas que se interpretan como sensibilidad emocional, cambios de humor y posibles depresiones.
Ese es un cambio drástico en cuanto a nuestra nueva dinámica, un golpe de culpa me sacudió, la he estado usando como un costal de carne con agujeros los últimos 5 meses, de los cuales, tres semanas ha estado embarazada.
Interpretamos la noticia de diferente manera, para ella fue el inició de algo hermoso, olvidando todo se acurrucó en mi pecho, se aferró a mi con fuerza, lloraba de felicidad, dijo entre risas que todo ese sexo dió sus frutos.
Yo pensé en la tinta en su sangre, los pezones perforados, el ritmo y frecuencia tan salvaje de sexo, los orines y semen que la he hecho beber, la violencia que he usado para perforar su vagina de pie en la puerta de la casa para demostrar que soy más fuerte que músculos, todas esas poses tan riesgosas que hemos hecho, las maratonicas jornadas sexuales los fines de semana, el castigo que he aplicado en sus pechos.
Correspondí el abrazo, rodeando su cuerpo con mis brazos hasta envolver su humanidad con toda mi musculatura.
En el momento que la escuché roncar suavemente no pude evitar llorar, no pasó nada, pero tampoco fuí responsable o considerado. Tres meses antes del día en que descubrí su infidelidad acudimos a análisis para saber nuestro estado de salud.
Sabíamos que estábamos en condiciones óptimas de embarazo, ella tomaba suplementos, cuidaba su alimentación, era cuestión de tiempo. Ninguno de los dos se puso a pensar en esa opción, sobre todo ella que confundió los primeros síntomas con secuelas de la intimidad.
En ese momento fue que dudé con seguir adelante, acostarme con otra mujer, aún con su permiso, era bajo el riesgo de lastimarla emocionalmente.
Consideré posponerlo por lo menos 2 años para darle tiempo a ella de sobreponerse del alumbramiento y lactancia.
Esa noche me quedé dormido contemplando la posibilidad de descartar todo y seguir con nuestro matrimonio cerrado, pero, la vida y está historia tienen formas extrañas de suceder. En el 7mo mes pasó algo que ninguno de los dos esperaba.
Espero que está novela escrita en capítulos sea de tu agrado, cuento con tus comentarios y calificación para seguir mejorando.
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