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Dominación Hombres, Fantasías / Parodias, Gays

Joao el Conserje

Un viaje de trabajos a Brasilia tuvo un desenlace inesperado..
El encargado

El mes pasado tuve que ir a Brasilia por un viaje de negocios. Iba a quedarme unos días porque una empresa de allí me invitó a un foro de tecnología. Como era una semana muy ocupada, me costó mucho encontrar alojamiento, así que conseguí un pequeño apartamento a través de Airbnb en un complejo en un barrio modesto de la ciudad, un poco alejado.

Luego de llegar al aeropuerto, tomé un taxi hasta el departamento y me registré. El gerente-portero-propietario del lugar me saludó y cordialmente me llevó a mi lugar donde dejé mi maleta y pertenencias.

Salgo a conocer la zona, previo a esto le pregunto al encargado que ahí me entero se llama Joao y él me indica donde ir.

Paseé un poco, hice compras como para cenar algo rápido y como vi que había una cafetera exprés en el lugar me compré algo de café también, volví rápido porque al día siguiente iba a tener mucha actividad en la empresa, y debía acostarme temprano.

Como lo predije el día anterior, la jornada laboral fue extensa y ocupada, conocí gente, socialicé buena parte del día y presencié un par de charlas del foro que fueron bastante interesantes, a decir verdad.

Ya por la tarde tenía ganas de volver porque me sentía cansado, quería ducharme y dedicarme un poco al ocio tranquilo y sin presiones y descansar un poco del viaje del día anterior.

A la vuelta a mi alojamiento al entrar me encuentro en el hall a Joao que me saluda amablemente. Me pregunta algo de mi jornada y nos pusimos a charlar un buen rato de cosas diversas. Se ve que fue algo divertido para ambos porque cuando miré el reloj llevábamos más de media hora conversando, al darme cuenta del horario me disculpo y le comento que voy a mi habitación a ducharme así salgo a cenar algo. Me saluda amablemente y me fui.

Al regresar de cenar, vi a Joao sacando unas bolsas de basura en la acera. Intercambiamos unas palabras y lo saludé antes de dirigirme a mi habitación.

Mientras caminaba por el pasillo pensé en él, un poco en sus actividades, en su vida. Parecía estar siempre solo y sin relaciones sociales más allá de las ocasionales que proporcionan los alquileres diarios, desconocía si tenía familia y esposa dado que vive en un departamento en el fondo de la planta baja.

Mientras llegaba a la puerta de mi habitación recordé del café que había comprado y pensé que una buena acción seria invitarlo a compartir un café y conversar después de su cena.

Volví sobre mis pasos hacia la vereda y lo encontré en el pasillo ya entrando nuevamente, ahí le dije

– “si no lo toma a mal y le parece bien, cuando termine su actividad lo invito a tomar un café y conversar un poco, lo espero”

Fue algo casi mágico, se le iluminó el rostro y entre medio de una enorme sonrisa me dijo que si, que cuando terminaba aceptaba el café, obviamente me agradeció mucho.

Pensé mientras volvía a la habitación que esa sonrisa no había hecho más que demostrarme un grado de soledad importante en él, que solo el hecho que alguien le demostrase un poco de interés parecía como si le hubiera devuelto el alma, me dio pena y traté de imaginarme su situación y pensé que había sido una buena idea invitarlo.

Después de aproximadamente una hora estaba en la habitación y escuché un golpe en la puerta, abro y estaba Joao.

Ya no tenía su ropa de trabajo, vestía su gran humanidad con pantalones blancos, una impecable camisa blanca cruda y sandalias de cuero.

Me saludó tendiéndome la mano y lo invité a pasar. Mientras yo preparaba el café charlamos de cosas absolutamente diversas, una conversación amena y cálida.

El tiene una forma pausada y tranquila de hablar y transmite mucha paz y debo decir que era algo realmente muy confortable esa conversación.

En un momento nos sentamos en el sillón y me cuenta que había enviudado hacía unos años y que eso lo había entristecido mucho, que él era una persona muy diferente, más jovial cuando su esposa vivía y que ella y su hija (que vive en Europa hace años) eran lo único que tenía en su vida. Que su trabajo si bien era poco social porque estaba la mayor parte del día solo, lo entretenía ayudándolo bastante a sobrellevar la situación olvidándose de su soledad.

Su historia me entristeció bastante y noté que él estaba un poco angustiado mientras tomábamos café y mi reacción instantánea fue poner mi mano en su hombro en señal de tristeza y apoyo. Me miró con los ojos llenos de lágrimas y agradeciéndome el gesto me dio un abrazo y una palmada en la espalda.

Luego de unos instantes de silencio me levanté y me fui a dejar las tazas a la cocina para después lavarlas, ni bien las dejo en la pileta me muevo hacia atrás y noto que él estaba detrás de mí, le sonrío y le hago una mueca graciosa de sorpresa y buena onda y él mientras me agradece que lo haya tenido en cuenta y haya prestado atención en su persona, y cálida y sentidamente me abraza.

Devolví el abrazo porque creí que la situación lo ameritaba y ese instante tuve una sensación rara que jamás había tenido.

Estando en pleno abrazo mi sensación era extraña, desconocida, había algo en el aire que no era la compasión ni el sentimiento de acompañar a alguien que se encuentra triste. No lograba descifrar bien que sucedía y por ende no terminaba de entender. Pero eso me encantaba.

Y ahí en ese preciso instante siento que, en el abrazo, sus manos enormes comienzan a recorrer lentamente mi espalda como devolviéndome el gesto de cariño.

Como gesto de reciprocidad repetí su acto, por debajo de sus brazos y teniéndolo abrazado comencé a acariciar su espalda, y sin darme cuenta cómo fue que sucedió noto que mientras me acariciaba, bajaba sus manos por mi cintura hasta tomar mis nalgas con ambas manos de manera bien firme.

Sorprendido retiro mi cabeza hacia atrás para verlo al rostro y espetarlo por esto, y cuando lo miro con gesto de seriedad y desapruebo antes de poder emitir palabra. El sin soltar mis nalgas de la firmeza de sus manos me hace una mueca mezcla de sonrisa y soledad, y ahí si, sin pensarlo me entregué mansamente a su cariño mientras lo abrazaba.

Nos miramos… comenzó a besarme en el cuello…. traté de esquivarlo sin éxito porque mi confusión aún era enorme como sus manos, pero sin embargo sentí que ya me había entregado. Hoy ese gran hombre negro iba a verter todo su cariño en mi……

Se movió un poco hacia atrás como para decirme algo y yo sintiendo que quizás ese era el momento justo, bajé disimuladamente mi mano izquierda acariciando su espalda, llevándola hacia adelante entre ambos, agarrando firme y sostenidamente su miembro a través del pantalón.

Su cara de sorpresa fue grande y me propuso ir al sofá, cosa que acepté enseguida, ya ahí comenzamos a desvestirnos.

Fui quitando lenta y prolijamente su camisa en medio de su mirada, ayudé a sacarse su pulcro pantalón crudo y mientras me doy vuelta para acomodar su ropa y me quito la mía, él ya se había quitado lo muy poco que le quedaba.

Joao es un hombre mayor de unos 70 años, bastante alto y de contextura importante, y ahí parado desnudo delante mío pude apreciarlo totalmente como el hombre que es. Extremadamente negro como los somalíes, calvo y lampiño, de lentes gruesos, con manos enormes al igual que sus pies, brazos y piernas flacas y muy largas, pechos grandes y algo laxos dignos de su edad, panza acorde a su altura quizás hasta un poquito panzón, y su miembro……. fláccido colgante de su entrepierna, una importante anaconda venosa y arrugada cuyo prepucio dejaba al descubierto un glande grande negro y brillante.

Me acerqué mirándolo extasiado, él se sentó en el sofá y yo me senté a su lado, ni bien apoyé mi mano sobre su pierna, su pene comenzó a salir del letargo despertando e inflándose de manera incesante.

Lo miré y sonriendo me abalancé sobre su cuerpo y mientras el me abrazaba yo besaba su pecho acariciándolo. Bajaba por su abdomen recorriéndolo, sentía ya su respiración entrecortada por su excitación, tocaba con mis manos su vientre mientras él abría sus piernas deliberadamente entrecruzándolas con las mías.

De repente me encontré agarrando su enorme verga extasiado y contemplándola de cerca veía sus enormes venas moradas protuberantes mientras con la otra mano apretaba sus enormes y negros testículos lampiños, y pude apreciar además de su gran diámetro entre mis manos su firmeza a pesar de no ser dura. Retiré su prepucio dejando que aparezca su glande inflado y pude sentir su intenso aroma a macho alfa negro invadiéndolo todo.

Recordé a Jorge Amado el escritor brasileño, en sus cuentos contando sobre la sexualidad de alguno de sus personajes del Brasil colonial en frases como “la trilla ardiente de su verga africana” viniendo a mí el recuerdo instantáneamente de ese hermoso cuento.

Y de golpe me veo que yo, un hombre heterosexual que jamás se había cuestionado esa condición, padre, abuelo, y sin haber jamás cruzado por mi mente una situación de homosexualidad bajo ningún concepto, estaba en un acto y una posición que jamás hubiera creído ni por asomo.

Y ahí mismo recordando el relato de Jorge Amado, tomé firmemente su verga con mis manos y metiéndola en mi boca comencé a mamarlo de forma sostenida como si hubiera hecho esto toda mi vida, ahí sentí además de su particular aroma un fuerte sabor intenso con absoluta presencia.

cosa que me excitaba mucho…..

Su enorme glande golpeaba el fondo de mi garganta mientras mi lengua recorría sus pliegues e ingresaba en el agujero de su cabeza, acariciaba los bordes, mamaba con muchas ganas succionando todo mientras metía dentro de mi boca todo lo que podía de su enormidad, mi saliva se mezclaba con sus fluidos mojando todo de forma intensa, por momentos lo quitaba de mi boca y lo refregaba por mis labios y mi cara con ganas, al tiempo que lamía sus venas laterales, buscando que su fuerte aroma se impregnara en mi rostro para siempre.

Él jadeaba en contracciones que no lo dejaban quieto un segundo, disfrutaba la mamada como si jamás se lo hubieran hecho, y en medio de toda esto lo siento gemir fuerte y moviéndome el rostro con su mano me sostiene la cabeza por unos segundos y me dice

-“por favor deja, o me corro… “

En ese momento me cuenta que desde que enviudó jamás había vuelto a tener sexo y como masturbarse no era una práctica habitual en su vida, hacía años que no tenía un orgasmo, por ende, quería disfrutar lo que más pueda antes de tenerlo.

A mí esto me enterneció y pensé es el momento de que yo haga algo, por lo que le dije que no se preocupe que iba a disfrutar varias veces.

Acto seguido continué con la violenta mamada viéndolo retorcerse y gemir sin cesar hasta sentir que sus testículos de golpe escaparon de mi mano perdiéndose en el interior de su cuerpo, su verga endureció y comenzó a latir en pulsaciones muy fuertes vertiendo incesantes y voluminosos chorros de esperma en mi boca en una eyaculación que no tenía fin.

Sentí su grueso y espeso semen pasar por entre mis dientes y escaparse por la comisura de mis labios ya que no tuve tiempo a tragarlo todo. Era algo increíble, una especie de tsunami invadiéndome por la garganta y solo luego de un rato cuando terminaba el acto pude disfrutar y apreciar el sabor de su semen, con sus partes más cremosas y su coagulación más espesa, ácidamente excitante.

Él quedó tendido en el sofá como si hubiera muerto, totalmente desparramado con sus piernas abiertas, pero su verga aún estaba inflada y cada tanto un latido dejaba entrever que no había muerto del todo.

Era cómica la imagen sin dudas, pero a la vez tierna.

Yo fui al baño a lavarme y cuando vuelvo ya estaba volviendo en sí, me mira y yo me acerco, me siento al lado suyo y entre ojos húmedos por lágrimas me agradece por lo que hice.

Lo abrazo y luego comienza a vestirse para irse, porque mañana debía madrugar.

El siguiente día laboral transcurrió normalmente entre charlas, el foro y gente con quien hablamos de trabajo, reuniones diversas y mucha actividad. Pero me descubrí en varias oportunidades pensando en lo sucedido en la noche anterior, y no podía creerlo a decir verdad.

Jamás pensé que algo así me podría pasar y lo peor de todo era que pensaba que seguramente a la noche podría volver a suceder, y eso me tenía en vilo de la excitación.

A la noche vuelvo nuevamente al departamento y Joao firme en su labor estaba en el hall, entro lo saludo y él con total discreción me saluda, le sonrío y le digo que anoche había tomado un buen somnífero que me había dejado muerto, a lo que él hizo apenas una mueca casi sin sonreír, tuve la sensación de una respuesta casi hosca como si estuviera enojado.

Me quedé con un sabor amargo por su poca atención, casi como si me hubiera ignorado y pensé que quizás hubo algo que lo molestó o que no le gustó en lo sucedido.

Me sentí mal sin dudas, y esa noche me fui a acostar un poco triste.

Al día siguiente me fui al foro temprano y estuve todo el día ocupado con mucha actividad, varias conferencias un almuerzo con gente y una serie de debates se llevaron toda mi atención y todo mi día. Ya de tarde casi noche me volví en un taxi a mi habitación

Al llegar al departamento entro y no lo veo a Joao, pensé que estaría ocupado. Cené algo que me había comprado en el camino, me di una buena ducha para aflojarme un poco de la locura del día de trabajo y ya tarde preparándome un café pensé en ver si Joao quería compartir uno conmigo, quería verlo.

Fui al hall a ver si lo veía y no lo encontré, me volví algo preocupado, pensaba que sin dudas se habría enojado por lo que pasó la otra noche y probablemente se hubiera ofendido. Y entre estos pensamientos me fui a acostar.

Ya metido en la cama y casi durmiéndome siento que golpean suavemente a la puerta, me levanto y al abrir lo veo a Joao, paradito vestido con su indumentaria blanca.

Me mira y me pregunta si le permito pasar, obviamente le digo que sí, él entra y cierro la puerta.

Me mira y me dice que lo disculpe porque no había sido muy cortés conmigo pero que no tenía un muy buen día, había hablado con su hija y habían tenido una discusión fuerte y eso lo tenía un poco preocupado que no había podido sacarse ese tema de su cabeza en todo el día.

Y en el momento que me contaba lo sucedido comienza a sollozar.

Me dio mucha pena y ternura lo que estaba viendo, tan es así que para apaciguar un poco su penar lo abracé y él en medio de sus lágrimas me dice que lo que había pasado en la otra noche era lo mejor que le había sucedido en varios años, que desde su esposa nadie se había interesado en él, ni siquiera su hija.

El hecho que yo hubiera dedicado mi tiempo a pasar un buen rato con él le había alegrado el día y que lamentaba ese momento en el que su hija lo había puesto triste

Me pedía que lo disculpara.

Que le hubiera gustado que yo me llevara algo bueno de él para recordarlo tal como seguramente él me recordaría a mí.

Se disculpó nuevamente, me agradeció el café y apesadumbrado se fue a su habitación.

Me quedé peor que antes porque ahora si lo notaba triste realmente y yo no sabía qué hacer para alegrarlo nuevamente. Di vueltas un buen rato en la cama y en un momento tomé la decisión de ir a verlo.

Tenía que decirle algo, buscar cualquier excusa.

Golpeo suavemente su puerta y siento que viene a abrir, cuando la puerta se abre lo veo en musculosa, calzoncillo y ojotas. Me mira sin entender nada y yo directamente paso empujándolo, cierro la puerta y lo abrazo, me abraza automáticamente.

Sin pensar lo que decía lo miro y le digo que ya descubrí la manera de sacar lo mejor de él de este viaje, me mira sorprendido sin saber que voy a decirle.

Hay una forma de que él esté presente en mi para siempre si eso es lo que quiere, es bien fácil y depende exclusivamente de él …… y es esté dispuesto a suministrar lo necesario para que su “esencia” y la mía se junten.

Sonrió y en un enorme abrazo me susurró al oído que le encantaba la idea y que contara con ello pero desconocía como lograrlo.

Como aceptó la idea que lo pusimos en práctica ahí mismo.

Le quité la ropa en medio de manoseos entre ambos, me arrodillé en el piso, bajé su calzoncillo y sin siquiera quitárselo comencé a mamar su verga de manera intensa hasta ver que sus venas se inflaban poderosamente y su cabeza crecía dentro de mi boca

Se agachó, me tomó de la cintura y me tiró sobre el sillón, quitó mi short y tomándome las piernas por los tobillos comenzó a chupar mis pies de manera incesante, recorría con su lengua mis dedos y el espacio entre ellos con fluidez, me encantaba y él me manifestó después que era un fetiche a cumplir que se debía.

Separó mis tobillos levantándome las piernas y en un santiamén lo tuve recorriendo mi orificio anal haciéndome aflojar todo, su lengua entraba y salía de mi culo mientras amasaba mis testículos con su mano para preparar la zona, yo seguía en un limbo del que no podía reaccionar.

Se levanta y va al baño y lo veo volver con un pote de vaselina, con total determinación unta mi culo y metiendo sus dedos abriéndome bien el ano, lo miré absorto.

Viendo lo que se me venía y antes de que pudiera él tomar el mando, decidí tirarlo boca arriba en el sofá, luego me subí encima de él y posicioné su enorme glande apoyándolo en mi orificio anal, pensé que si controlaba yo la situación de la penetración sería menos doloroso dado su tamaño.

Me miró complacido y se quedó quieto dejándome manejar las cosas, comencé a intentar meter lentamente su enorme cabeza en mi culo mientras él supervisaba todo con gesto de aprobación.

Si bien me costaba por su diámetro, creí que tenía todo dominado y que las cosas iban al ritmo que yo imponía, pero fue un pequeño error.

El aprovechó esta situación y mirándome de manera pícara y sagaz sonrió astutamente y me dio un empujón hacia arriba…

su verga entró en mí al menos 5 cm…..

Grité y me quedé sin aire, no podía moverme, parecía como si esa embestida me paralizara, no podía hacer nada ni siquiera fruncir el culo porque él ya estaba dentro y era un dolor persistentemente intenso.

Dejó pasar unos segundos, acarició mi rostro con mucho cariño y muy tranquilo tomándome de la cintura, comenzó a bombear, entrando y saliendo de mí lentamente. Me costó mucho aguantarlo, y en cuanto mi culo se adaptó a su enorme diámetro recién ahí pude comenzar a disfrutarlo.

Nunca había tenido una experiencia similar, y debo confesar que sentir ese gran cilindro de carne llenarte las entrañas fue sumamente placentero……y doloroso a la vez.

Es una sensación muy extraña porque mientras se mueve dentro parece que te vas a cagar en cualquier momento, pero entrar y salir solo genera esa sensación cuando tienes el recto bien lleno y descubrí que es sumamente extraña pero sabrosa.

Lo tuve dentro de mí por al menos 20 minutos bombeándome acompasadamente, entrando y saliendo a voluntad, perdí la noción del tiempo y en un momento noté que sus ojos se ponían en blanco, su verga en ese vaivén entraba casi hasta sus huevos y por supuesto, sus veintitrés centímetros dolían bastante cuando se hundían tan profundo.

Noté que murmuraba algo casi guturalmente….

Aguantando como podía acerco mi rostro al suyo para escucharlo mejor y ahí lo siento… su primer torrente de esperma irrumpiendo en mis entrañas, su cuerpo empezó a convulsionarse y su enorme verga con cada sacudida un nuevo chorro de esperma fluía cálido adentro, solo atiné a decirle entre gemidos ….

-» por favor acaba todo dentro, no te guardes ni una gota…  !! »

Comenzó a gemir y llorar mientras se corría profusamente dentro mío, tomé su rostro con mis manos para besarlo y calmarlo mientras él con sus brazos me apretaba fuertemente contra su cuerpo tembloroso terminando de eyacular su enorme y espesa carga.

Sobrevino la calma

Nos quedamos abrazados en silencio uno encima del otro por un buen rato, cerca de quince minutos, ideal para que su semen fuera absorbido por mi intestino.

En cuanto intenté moverme para ir al baño escuché el “plop” de su verga saliendo de mi culo, todavía estaba hinchada, mi ano me ardía bastante y claro con la paliza que le dimos se notaba.

Vuelvo de lavarme un poco y me tiro en la cama a su lado, me acaricia y me agradece de nuevo y nos abrazamos.

Al rato me cambio y me voy a mi depto que mañana debo madrugar.

 

 

 

“La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida” cantaba Rubén Blades y vaya que si ha sido una sorpresa este viaje

Enorme y hermosa sorpresa…

Y mis cuatro días restantes así transcurrieron, entre foros, reuniones y esperma negra en cantidades.

Fueron unos días inolvidables….sin dudas.

 

68 Lecturas/21 noviembre, 2025/0 Comentarios/por Moechustrefe
Etiquetas: anal, baño, heterosexual, hija, mayor, padre, sexo, viaje
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