Juguete para 3 (Cap. 1): De Padre a Amo
Lo único que pasó por mi mente era: ¿Quién eres y qué hiciste con mi papá? De verdad no lo reconocía, se comportaba como uno de esos amos de las porno BDSM que tantas veces vi de madrugada mientras él dormía en la habitación de al lado. .
Hola, acá Julio. Estoy de vuelta, espero no se hayan olvidado de mí, ya que mi historia aún no acaba… apenas empieza. La verdad no estaba seguro si continuar o no con esto, pero cuando vi la cantidad de gente que me ha leído, los votos y comentarios no voy a negar que me sentí halagado, y espero que decidan continuar leyendo, porque todo ese rollazo fue para ponerlos en contexto de cómo inició todo, y poder contarles lo que ha pasado después, por lo que continuaré donde nos quedamos…
Al escuchar su voz por segunda vez, y atar todos los cabos que inconscientemente fui acumulando en mi mente, un sinfín de pensamientos inundaron mi mente: ¿Qué carajos hace él aquí?, ¿Cómo que Leonardo lo conoció por el app de la máscara amarilla?, ¿Cómo carajos que le ha contado a Leonardo de que ha cogido a otros chicos?, y la más importante ¡¿Qué carajos voy a hacer?!
Todo esto pasaba por mi mente mientras escuchaba muy de fondo sonidos de ropa caer al suelo, risas y una conversación a la que, por más que intentaba no podía prestar atención al tener tantas preguntas rondando mi cabeza. No tuve tiempo de reaccionar, cuando sentí que alguien subió al sillón y se posó frente a mí, y en acto seguido una verga entró a tope por mi boca hasta llegar a mi garganta mientras dos manos me sujetaban de la cabeza empujándome a ella. Al mismo tiempo empecé a sentir que alguien me sujetó de la cintura para empujar mi espalda baja y hacer que levantara el culo, para escuchar como escupía y posteriormente sentir cómo untaba su saliva en mi ano para meterme lo que creo fueron dos dedos a tope. Como se imaginarán no paraba de gemir (o al menos de intentarlo) mientras tenía una verga entrando y saliendo sin parar de mi garganta. Intentaba enfocarme e identificar quién era quién, hasta que el primero de ellos habló:
-¿Te gusta el sabor de mi verga putito?- era “Sujeto 01”, a lo que no pude hacer más que un intento de asentir con mi cabeza mientras sentía como su verga se movía al ritmo de mi movimiento dentro de mi garganta mientras entraba más y más en ella, violándola como loco. En ese momento escuché su voz, la del “sujeto 2” (o mejor dicho mi papá) diciendo:
– Te luciste cabrón, que pedazo de maricón viniste a encontrar-. En ese momento caí en cuenta que eran sus dedos los que estaban entrando en mi culo al escuchar el origen de su voz, confirmándolo al escuchar la voz de Leonardo a lo lejos: – sí cabrón, ni creas, que me costó meses convencerlo de compartirlo con otro, pero míralo ahora, parece que se lo está pasando de puta madre-, a lo que mi papá añadió: – ¡como debe ser cabrón!, para esto naciste putito-.
Justo mientras pensaba en lo irónico que acababa de sonar lo que decía viniendo de él, sentí por primera vez lo que marcaría un parteaguas en mi vida: de un solo golpe sentí entrar por mis entrañas esa verga, la de la foto, la que era casi idéntica a la mía y a la que le debo mi vida, la que arrojó la leche que me creó. En automático mi piel entera se erizó mientas sentía las manos de mi padre tomarme de la cintura para empujar sin parar su verga dentro de mí, sintiendo cómo su pubis golpeaba tomando cada vez más fuerza, e inundando la habitación con ese sonido que aún al día de hoy no saco de mi cabeza. Fue hasta ese preciso momento que mi mente detonó esa chispa, esa que no se volvería a apagar nunca, cuando me di cuenta: lo estaba disfrutando, tenía mi verga dura como roca empujando a mi suspensorio desesperada por salir de su captura. Estaba siendo embestido por mi propio padre mientras un completo desconocido me follaba la garganta, y ambos no paraban de insultarme y preguntarme cosas. No les mentiré, no recuerdo todo lo que me decían, pero entre las tantas cosas que pronunciaban se encontraba: -¿te gusta pedazo de maricón?, eres un pedazo de carne con agujeros, ya nos perteneces, ahora sólo serán nuestras vergas las que te penetren ¿entendido?-, entre otras. Pero la que más me sigue taladrando la cabeza fue dicha por mi padre: – vamos a ver si un esclavo flacucho de mierda como tú sale en pie de aquí después de que terminemos contigo-, (Como imaginarán, es por eso que me demoro en escribirles lo que pasó. Sólo escribiéndoles esta fracción del relato, ya llevo dos pajas).
Después de caer en cuenta cuán extasiado estaba en este momento, un balde de agua fría cayó sobre mi cabeza al hacerme esa pregunta que me estuvo torturando toda esa noche llena de sexo y leche: ¡¿y si me reconoce?! ¡¿Qué carajos hago?! De inmediato intenté concentrarme (lo cual me resultó extremadamente difícil dada la situación), pero lo primero que pensé fue: intenta no hablar en lo absoluto, y si lo haces intenta hacer más grave tu voz, y de ser posible no dejes que te quiten los círculos de los ojos. Sonaba fácil, más considerando que mi boca estaría ocupada la mayor parte del tiempo.
No se imaginan el placer que sentía en ese momento, mi papá me nalgueaba mientras me penetraba como un toro a su hembra, y “sujeto 01” gemía cada vez más, lo que me daba la impresión de que no tardaba en terminar.
No les miento cuando les digo que cada 3 minutos mi papá decía cosas como -te pasaste cabrón, de verdad este putito está de 100, a ver cuándo me lo prestas-.
Si supiera que lo ha tenido en casa por más de 25 años…
A lo que Leonardo contestó: – eso sí que no cabrón, claro que se los presto, para eso es… pero siempre tengo que estar yo para observar, y participar claro…- , lo decía mientras escuchaba cada vez más cerca su voz hasta llegar frente a mí. En ese momento sentí como la verga de “sujeto 01” abandonó mi garganta y se posaron su glande y el de Leonardo en mis labios. Intenté levantar uno de mis brazos, que aún se encontraban sosteniendo la posición de perrito, para tomar una de las vergas y llevarla a mi boca cuando me desbalanceé y por poco caigo del sillón. Justo en ese momento sentí cómo mi papá me sujetó de la cintura, para después rodearla con uno de sus brazos y empujándome hacia su pubis aún con su verga dentro de mí, y con el otro incorporándome al tomarme del pecho, quedando mi espalda pegada a su torso, que por primera vez sentí desnudo y sudoroso casi fusionándose un cuerpo con el otro. En eso me tomó de la garganta con la misma mano que me incorporó y me dijo al oído: nadie te dio permiso de tocarlas puto de mierda-, mientras empujaba su verga dentro de mí con más fuerza que nunca.
No pude evitar emitir un gemido de dolor y placer mezclados exclamando un fuerte: ¡Aghhhhh! Por un segundo se vino a mi mente un recuerdo de cuando yo tenía alrededor de 10 años y había quebrado un reloj que le regaló mi mamá al tropezarme y dejarlo caer contra el suelo mientras corría, y él sólo me levantó del suelo y me dijo con voz seria que no pasaba nada y que eran solo cosas materiales mientras me abrazaba. Esa misma voz me acababa de decir “puto de mierda” mientras me empalaba sin piedad, quebrantando todos mis recuerdos, mientras los tornaba en algo diferente, algo más…
Al segundo, mi piel se volvió a erizar al pensar que con ese gemido me podría reconocer, pero no… él estaba ensimismado en meterla más y más fuerte rodeando mi torso con una de sus manos para con la otra pellizcar mi pezón derecho. En ese justo momento, y sin siquiera verlo venir, sentí como un chorro de leche salió de mi verga que, con el movimiento quedó asomada de mi suspensorio por la parte inferior, disparando un chorro tras otro sin poder controlarlo.
Nunca me corro rápido, de hecho, siempre tardo horas en terminar siendo pasivo, pero si hubieran sentido lo que sentí aquel día me entenderían a la perfección.
Mientras mis oídos zumbaban por la adrenalina y calentura, escuché a Leonardo decir:
– No inventes cabrón, ya lo hiciste venirse y apenas vamos empezando-, a lo que mi papá contestó: -No te preocupes, él está aquí para servirnos y no se va a ir hasta que no nos hayamos aburrido de él-.
En ese momento me tomó del cuello nuevamente, pero ahora empezando a ahorcar con fuerza mientras decía: -nadie te dio permiso de correrte esclavo de mierda, si vuelves a hacerlo te vas a arrepentir-. Nunca nadie me había ahorcado con tanta fuerza, de verdad sentía que me faltaba el aire y mi cara se ponía muy muy caliente.
Me soltó, pero sólo para tomarme de la cabeza y empujarme al suelo hasta ponerme de rodillas para decir: -ahora voy a guiar tu puta cabeza de esclavo hacia el desorden que acabas de hacer con tu leche… quiero que lo lamas todo-. Yo solo asentí con la cabeza, pero en ese momento “sujeto 01” dijo: -Así no es como se contesta esclavo-, dándome una nalgada con todas sus fuerzas aprovechando que me encontraba con el culo al aire, – sí, amo- respondí intentando hacer más grave mi voz, lo que a mi parecer me resultó excelente, ya que no me escuché muy falso, pero tampoco sonó en absoluto a mi voz ordinaria.
Mientras la mano de mi papá empujaba mi cabeza hacia el piso, empapando mis labios con mi leche para indicarme dónde lamer, me dispuse a dejarme llevar y adentrarme aún más en mi papel, ya que no me quedaba alternativa alguna: era un esclavo, era un juguete, y no había poder humano que me fuera a salvar de lo que me deparaba esa noche al estar en esa casa con tres machos hambrientos de culo, y que hasta el momento no se habían corrido ni una sola vez.
No sabía de donde pero la leche en el suelo no se terminaba, creo que por lo caliente expulsé cantidades que nunca antes había arrojado, por lo que lamía por doquier según la mano de papá me guiaba de un lado a otro en el suelo. Mientras tragaba mi propia leche del suelo sólo pensaba en cómo carajos podría contenerme si me volvía a coger así una vez más, y también no podía dejar de imaginarme que la leche le pertenecía a él, lo que me hizo anhelar ordeñarlo hasta probarla de verdad. Con suerte esa noche podría probar la leche que me dio la vida.
Al fondo escuché la voz de Leonardo diciendo -bueno y… ya que este putito terminó de limpiar su leche, ¿qué se les antoja hacer con él?-, a lo que mi papá le contestó: -creo que merece un castigo ¿no creen?-, a lo que de inmediato “sujeto 01” se le unió diciendo: -como el objeto que es, no tiene derecho de correrse no creen?-, pero ya no escuché respuesta por mi Leonardo o por mi papá, lo que me hace suponer que sólo asintieron con la cabeza o algo similar.
Se hizo silencio por más de un minuto, por lo que yo solo escuchaba pasos y algunas risas y murmuros. Después sólo escuché pasos dirigiéndose a mí, que seguía lamiendo el suelo como se me ordenó, para posteriormente sentir como algo áspero rodeaba mi cuello anudándose en él, haciendo que me incorporara por completo, viniendo a mi mente la soga que vi en el sillón cuando Leonardo me estaba preparando, lo que recordó que había más cosas ahí, y justo cuando intentaba hacer memoria sentí cómo tiraron de la soga para hacerme quedar de rodillas.
Leonardo se acercó a mí, tomó mi cabeza, y cuando sentí que estaba tirando de ambas tapas para descubrir mis ojos de inmediato pensé en decir: -¿amo, podría apagar la luz?-. Aún cuando me moría de ganas por verlos, en especial a él, a mi papá, su torso, su verga y cómo me hacía su puto esclavo con ella, no podía arriesgarme a que me identificara en lo más mínimo.
Por suerte, Leonardo entendió mi preocupación, ya que como le había dicho días antes, me preocupaba que se pudiera descubrir mi identidad… si tan solo supiera lo que estaba pasando, a lo que dijo: – Este putito fue claro con sus reglas, entonces apagaremos la luz y encenderemos una de las lámparas para que así sea, ¿entendido?-.
No les dejó mucha opción, su voz se tornó seria al decirlo, por lo que sólo se limitaron a decir que estaba bien por ellos.
Para cuando Leonardo procedió a quitarme las tapas de los ojos, la luz ya era tenue a comparación de cuando llegué, y vaya que aún así mis ojos la resintieron al estar cubiertos por lo que yo creería fue un par de horas. La iluminación me dejaba aún ver un poco, y qué vista. Lo primero que vi fue la verga de Leonardo semiflácida frente a mí, colgando entre sus fuertes piernas desnudas. Después al girar mi cabeza vi al que sería el“Sujeto 01”, al fin pude ver a ese macho, que era más alto que Leonardo, de complexión esbelta pero aún con poca luz se podía ver que era tonificado, y con vello por todos lados según se apreciaba, en especial en su cara al cargar una barba de leñador que se identificaría hasta en la penumbra de la noche. Y por último, más al fondo observando los juguetes tendidos en el sillon, lo vi y a pesar que no me quedaba duda de su identidad, era él, eran esos brazos fornidos que me cargaron desde la infancia, esas piernas tonificadas que corrían tras de mi cuando jugábamos en el jardín de casa, ese pecho en el que me recostaba de muy pequeño cuando estaba enfermo. Pero ahora era diferente, todo era diferente, ese torso que hace unos minutos sentí pegado a mi espalda mientras era empalado por la verga que me creó se giró a mí, mientras sacudía algo en su brazo derecho, el látigo que había comprado Leonardo.
-¿Estás listo para saber qué le pasa a los flacuchos malcriados como tú, putito?-.
Lo único que pasó por mi mente era: ¿Quién eres y qué hiciste con mi papá? De verdad no lo reconocía, se comportaba como uno de esos amos de las porno BDSM que tantas veces vi de madrugada mientras él dormía en la habitación de al lado. ¿Sería posible que este fuera su escape para las perversidades que siempre quiso hacer con mi mamá y ella nunca lo dejó?, ¿alguna vez se imaginaría haciéndoselas a su propio hijo?, ¿alguna de las tantas veces que me porté mal se le pasó por la mente castigarme así?, ¿Y si al decir puto flacucho pensaba en mí? Siempre fue un conflicto para él el que yo lo fuera, que no fuera fornido como él, quizá estaba desahogando esa frustración.
Solo dos cosas estaban claras para mí en ese momento: 1.- definitivamente sabía de donde había heredado el gusto por el sexo duro y la sumisión. 2.- No podía esperar a ver qué tenía planeado para mí en su mente retorcida.
Continuará…
Ufff, no te puedo explicar lo que me calienta este relato! Anhelaria que fuera mas largo incluso! Ojala no demores con la continuacion! Esta espectacular
Esta muy bueno el relato
Necesitamos la siguiente parte!!!
Qué bien escrito por dios! Cómo describías la humillación, cómo la imagen que tenía de su papá se pervertía al conocer su lado más perverso y lo mejor de todo, pensar que se estaba desquitando en ese putito todo lo que no pudo con su hijo.
Excelente el relato, te ruego qué. sigas con la segunda parte!🥵🥵