Juguete para 3 (Cap. 2): 3 Leches.
Todo el camino a casa estuve intentado revivir minuto a minuto, grabando todo en mi mente para no olvidar nada, y como si no fuera suficiente, generando nuevamente una carpa en mi pantalón, deseando llegar a mi cama a pajearme sin parar con esos nuevos recuerdos..
Hola, acá Julio otra vez. No había tenido tiempo libre para seguir contándoles esta historia, y no quería hacerlo a las prisas para poder detallarla y que disfrutaran leerla tanto como yo disfruté vivirla, así que acá les sigo contando.
Aún estaba procesando el que mi propio papá me acabara de llamar «flacucho, malcriado y putito» mientras veía cómo se acercaba a mí su silueta que cada vez se hacía más nítida ante mis ojos, que no podía despegar de su entrepierna, ya que mientras caminaba veía como paso a paso su polla erecta como roca se balanceaba de un lado a otro, como hipnotizándome con ese movimiento, pero al levantar mi mirada hacia su cara pude constatar que no solo lo calentaba a tope el tenerme dominado, le divertía, mostrando una sonrisa de oreja a oreja mientras agitaba el látigo en su mano derecha hasta llegar a estar de pie detrás de mí.
Apenas se plantó con vista directa a mis nalgas, la primera oración que pronunció fue:
– Ahora súbete al sillón y levanta ese culo flacucho y sediento de leche, putito-.
Sentí como él tiraba de la soga que estaba atada a mi cuello como si de una correa se tratara, subiendo al sillón, posicionándome a cuatro patas para, por inercia obedecer como si mi vida dependiera de ello, intentando levantar el culo al arquear mi espalda tanto como mi cuerpo me permitió, y cuando estaba a punto de preguntar si así le parecía bien sentí cómo se deslizó el elástico de mi suspensorio por mis nalgas hasta dejarlas libres, para después recibir el primero de los muchos latigazos que mi propio padre estaba por darme. Desde que sentí el primero no pude evitar gemir de dolor, y pese a que intentaba que el gemido sonara con una voz diferente a la mía era en lo último que podía concentrarme, ya que estaba recibiendo un latigazo tras otro, sin parar, sin piedad. Sentía como si la piel de mis nalgas estuviera siendo quemada con hierro caliente, me ardía más y más cada latigazo que recibía mientras escuchaba cómo entre los tres machos que me rodeaban decían cosas como: «así aprenderás a pedir permiso para correrte, putito», «aprende tu lugar en este mundo», «tu única misión es ser un botadero para nuestra leche», todo esto mientras yo no paraba de gemir de dolor latigazo tras latigazo.
Mi papá continuó agregando: – Alguno de los dos cállelo, que su boca se ocupe con algo en lugar de estar gimiendo como gata en celo-.
De inmediato pude ver cómo se postró frente a mí la verga que tantas veces había chupado por voluntad propia, sintiendo como Leonardo la puso entre mis labios y de un solo empujón la metió sin permiso hasta el fondo de mi garganta mientras me ahogaba mis intentos de gemido con su enorme trozo de carne.
Calculo que estuve aproximadamente cinco minutos seguidos recibiendo latigazos sin parar hasta que se detuvo, y justo cuando mis nalgas estaban recién descansando de ser castigadas comencé a sentir cómo empezaba a ser nalgueado sin parar mientras escuchaba a mi papá decir: – a ver si así aprendes a comportarte puto marica-.
Mientras inevitablemente algunas lágrimas corrían por mis mejillas, recibí unas diez nalgadas hasta que se detuvo, y apenas se hizo el silencio lo primero que escuché fue a «Sujeto 01» diciendo:- bueno, ya déjame usar ese culito antes que termines dejándolo en carne viva cabrón-, a lo que mi papá continuó diciendo: -no seas exagerado cabrón, sólo le di una probadita de lo que significaría un castigo si vuelve a desobedecernos-.
¡¿Una probadita?! Acababa de ser nalgueado hasta llorar y a él le parecía que eso fue solo una pequeña muestra de lo que significaba un castigo. Eso sólo me hacía pensar que la versión que yo conocía de mi papá era muy alejada de lo que realmente era muy en el fondo, y esa versión perversa me provocaba temor, pero no podía evitar la calentura que a su vez me generaba, dejando entrever nuevamente mi polla durísima para alguien que recién acababa de ser castigado, lo que no podía pasar desapercibido por «Sujeto 01», que dijo: – tienes razón, creo que para este putito no fue nada. Míralo, ya está duro de nuevo-, dijo riendo.
-¿Ves? Te lo dije, este putito se ve experimentado, ya acéptalo cabrón, a este flacucho ya lo habías usado así antes- dijo mi papá, refiriéndose a Leonardo, a lo que él agregó – de verdad no cabrones, siempre lo vi como uno de esos que tienen cara de que no quiebran un plato, y me dijo que nunca lo había hecho, pero creo que está disfrutando como nunca. Quien sabe, igual podemos usarlo unas dos veces al mes todos juntos, y así lo vamos educando-.
De inmediato el primero en hablar fue mi papá: -Estaría de huevos cabrón, de verdad nunca había visto un putito así de entregado a servir, creo que podríamos sacar mucho provecho de él, se me vienen mil cosas a la mente para hacerle-.
¿De verdad tenía tiempo para pensar en cómo usar a un joven como yo en este momento? Claro que no, era obvio que estaba dejando claro el ya tenía muchísimas ideas y fantasías, mismas que probablemente fue elaborando en su retorcida mente por semanas, meses o hasta años. ¿Las crearía viéndome a mí? ¿o sería usando a otros chicos como yo?
Empecé a sentir cómo iba entrando por mi ano una verga, que correspondía a «Sujeto 01» que era el único que no podía ver en el rango de visión que permitían los agujeros de la máscara, que de inmediato comenzó a taladrarme sin parar agregando: -yo también estoy de acuerdo en usarlo otra vez, y más porque hoy no puedo quedarme mucho tiempo, mañana me levanto temprano-, a lo que mi papá agregó- yo tampoco puedo quedarme mucho, pero este puto flacucho no se va sin tragarse nuestra leche, ¿no?-. Todos rieron mientras Leonardo seguía metiendo y sacando su verga de mi boca mientras tiraba de la soga atada a mi cuello, y «Sujeto 01» me empalaba sin piedad, y mi papá observaba la escena con su polla durísima según pude ver de reojo.
Sin esperarlo, sentí como un chorro tras otro de leche inundaba mi garganta, mientras sentía cómo Leonardo sacaba su polla, dejando un rastro de leche por mi lengua hasta mis labios, gimiendo sin parar.
De inmediato «Sujeto 01» dijo:- qué cabrón, no te pudiste esperar a que termináramos los tres juntos para ahogarle la boca en leche-, a lo que Leonardo dijo- ufff, imposible cabrón, verlo siendo usado así, y recibiendo semejante mamada no me pude resistir-, dijo mientras con uno de sus dedos tomaba la leche que escurría por mis labios, agregando: -chúpalo, putito-. No dudé ni un segundo y comencé a chupar su dedo como si de otra polla se tratara, eliminando cada rastro de semen en él.
Apenas terminé, Leonardo agregó: – Voy a ir al baño a lavarme, pero síganse divirtiendo cabrones-, pasándole la soga a mi papá extendiéndole la mano mientras la sujetaba.
No lo creía, me iba a dejar solo con ellos dos, diciéndolo como si les prestara a su mascota para que se divirtieran en su ausencia. Todo esto pasaba mientras yo gemía sin parar al compás de las embestidas de «Sujeto 01», ya no me importaba, me daba igual fingir la voz, estaba disfrutando tanto ese momento que perdí el control.
De inmediato mi papá tomó su lugar, aceptando la soga hecha correa que Leonardo le extendía, mientas éste último se alejaba de la habitación, lo que dio paso a que mi papá metiera inmediatamente su polla en mi boca que aún tenía el sabor a la leche de Leonardo, acallando mis gemidos. Yo no podía dejar de pensar en ese escenario, me imaginaba todo lo que estaba pasando pero como si yo lo viera desde lejos, como viéndolo en una porno, mientras sentía como mi verga se movía al ritmo de la cogida que cada vez iba acelerándose por «Sujeto 01».
Mientras intentaba memorizar la textura y sabor de la polla de mi papá, apretando mis labios al rededor de ella mientras entraba y palpándola con mi lengua en toda oportunidad, miraba hacia arriba intentando hacerlo de forma rápida para no hacer contacto visual con él, pero al ir recorriendo su cuerpo, desde sus brazos fuertes y llenos de vello, mientras sujetaba mi correa, su pubis peludo (todo un contraste con mi cuerpo lampiño), hasta su abdomen que era adornado por un camino de vellos que llegaba justo debajo de su pecho, definido y que moría por lamer, imaginándome reposando sobre él, como antes. ¿Pero qué pensaba? Ya nada sería como antes, cada recuerdo que a partir de ahora viniera a mi cabeza sería corrompido por lo que estaba pasando en esa habitación.
Justo en ese momento, «Sujeto 01» dijo: -si sigo así me voy a venir, cámbiame el lugar para que se trague mi leche directa también-. Mi papá procedió a extenderle con su mano la soga, haciendo ese relevo que aparentemente se había convertido en una clase de ritual para pasar el mando de mi boca.
«Sujeto 01» sacó su verga de mi culo, que me permitió sentir cómo se volvía a cerrar, aunque fuera un poco y por poco tiempo también. Pareció un segundo lo que pasó para empezar a sentir la verga del «Sujeto 01» profanar mi garganta, desquitándose sin piedad tal cual lo había estado haciendo con mi ano en los últimos minutos. Pero ahora, mientras me atragantaba con ese largo salchichón, empecé a sentir cómo entraban lo que parecían un par de dedos a mi culo, que de inmediato comenzaron a profundizarse en él, y acercarse cada vez más a mi próstata. En ese momento mi visión se nubló, estaba extasiado, volviendo a imaginar cómo se vería esa escena apreciándola desde lejos, arrepintiéndome de no haber pedido a Leonardo que la grabara con una cámara oculta o algo por el estilo. Luego de un par de minutos así sentí como sus dedos abandonaron mi culo, lo que me dio algo de tranquilidad, ya que de haber continuado sin dudarlo me habría corrido nuevamente, temiendo qué castigo podría ejercerme el verdugo al que solía llamar papá. En ese momento sentí como su polla entró sin aviso alguno profanando mis entrañas, mientas sus manos cálidas rodeaban mi cadera, empujándola hacia su pubis, y permitiendo tener más de ese trozo de carne dentro de mí.
Mientras me enfocaba en seguir el ritmo de sus embestidas empecé a escuchar cómo cada vez gemía más «Sujeto 01», estando seguro que estaba a punto de terminar. Y así lo fue. de inmediato sacó su polla y me exigió diciendo: – Anda puto de mierda, abre esa boca como si estuvieras en el dentista-. Abrí tanto como pude, y al momento sentí cómo mis dientes, lengua y gargantas eran llenados por su leche, un chorro a la vez. Apenas terminó, con una de sus manos empujó mi mandíbula hacia arriba para cerrar mi boca agregando: -no quiero que escupas ni una sola gota, ¿entendiste?-.
Así lo hice, tragué toda su leche sin dudarlo, para luego ver cómo acercaba su cara a la mía, escupiéndome en la máscara, arrojando su cúmulo de saliva cerca de mi boca, dejando un hilo de la misma entre mi cara y su barba de leñador.
Procedió a sentarse en el sillón, quedándose como espectador de semejante escena. Si tan solo supiera que lo que estaba observando no era una simple cogida ente un maduro y un joven, sino que frente a él estaba pasando una escena que miles pagarían por ver, un hijo siendo empalado por su propio padre, sin que éste último lo supiera.
De verdad no sé cómo tomé fuerzas suficientes para no correrme en ese momento. Pero justo ahí caí en cuenta que lo que me detenía es que no podía irme de ahí sin saborear esa leche que me permitió nacer, directamente de la polla que me creó.
Nunca me había esforzado tanto como en ese momento para ser el mejor sumiso y mover mi culo en círculos mientras era embestido sin parar, intentando darle el mayor placer posible a mi papá, que sentía cómo cada vez me empujaba más rápido hacia él, estrujando mis caderas con ambas manos, como desquitándose con ellas.
Lo único que me permitía no perderme en mis propios pensamientos era ese incesante sonido de mis nalgas chocando con su pubis, como si de una melodía se tratara.
Estaba gimiendo como nunca, lo estaba disfrutando como nunca.
No pasó más de un minuto para cuando sentí cómo la verga de mi papá abandonó mi ano, quedando algo atontado mientras él se desplazaba rápidamente hasta mi cabeza. Había llegado el momento. Al fin iba a saber a qué sabía el semen de mi padre.
Sin pensarlo mucho extendió su mano justo frente a su glande, acomodando su palma para poder contener ahí la leche, misma que comenzó a salir a chorros, blanca, la más espesa que había visto. Justo en ese momento, mientras continuaba corriéndose frente a mí, volteé mi mirada a su cara, que aún con la poca luz no pudo evitar mostrar un placer que en pocas caras había visto.
Al terminar, y como me imaginaba procedió a extender su mano frente a mi boca, mirándome y estableciendo ese primer contacto visual, ese que me hizo dudar por primera vez en la noche que me había reconocido, diciendo: – lame todo, hasta la última gota puto flacucho de mierda-. Fue un milisegundo lo que demoré en quitar mi mirada de la suya y dirigirla a su mano, que empecé a lamer como si fuera lo último que bebería en mi vida. No les mentiré, no sabía rico al inicio, era un sabor muy fuerte, pero eso no me detuvo en absoluto para disfrutar cada lamida como si se tratara de mi helado favorito, ese que me compraban cuando niño y que disfrutaba en compañía de mamá, y de él, a quien lamía la mano limpiando cada rastro de semen.
Justo cuando concluí no pude más, pero como buen sumiso en adiestramiento y recién castigado me vi obligado a pedir permiso diciendo: -Amo, ¿puedo correrme ahora? ¡Por favor!-, intentado nuevamente engrosar mi voz, esperando en el fondo de mi ser que no hubiera reconocido al putito que tenía en frente.
Volteé a verlo, y solo pude ver una ligera sonrisa mientras acercaba su mano a mi cara, procediendo a abofetearme agregando:-estás aprendiendo bien, putito-.
Esa última acción, combinada con esa oración, y el sabor de su leche en toda mi boca fueron el detonante de los chorros de semen que salieron disparados uno a otro cubriendo una parte del sillón.
Poco les importó a ambos, que procedieron a vestirse una vez confirmaron que había terminado de correrme.
No pasaron ni dos minutos para cuando, estaban completamente vestidos, y avisándole a Leonardo que ya se iban, lo que hizo salir de nueva cuenta a Leonardo, que ya estaba cambiado con ropa limpia.
-Gracias por venir cabrones- dijo Leonardo.
-Gracias a ti cabrón, lo pasé como nunca, de verdad espero que cumplas lo que dijiste de volver a repetirlo- dijo mi papá mientras se despedía de él como si de un amigo de toda la vida se tratara.
«Sujeto 01» lo siguió, despidiéndose y diciendo que él también estaba apuntado para el reencuentro, agregando:- por cierto, el esclavo manchó tu sillón, espero lo castigues por eso-.
Ni siquiera se esmeraron en intentar despedirse de mi, como si ni siquiera estuviera en la habitación, haciéndome sentir aún más como otro mueble de la casa.
Leonardo los acompañó a la puerta, y apenas se cerró me desmoroné en el sillón, intentando asimilar todo lo que acababa de pasar.
De inmediato Leonardo se acercó, empezando a comportarse como si de otra persona se tratara, de mi amigo, diciendo: -perdón cabrón, sé que se salió un poco de las manos, la verdad no medí lo rudos que estaban siendo hasta que me corrí y se me bajó la calentura, de verdad perdón- decía mientras abría el zipper de la máscara aún cubierta de algo de semen y me la quitaba de la cabeza.
No pude agregar más que: -no tienes nada de qué disculparte, de verdad no sabes lo increíble que lo acabo de pasar, al contrario, te tengo que agradecer. No sé cómo no te hice caso antes, de verdad tuve la mejor cogida de mi vida-.
Como era de esperarse, estuvimos conversando unos 15 minutos más, pero el cansancio nos estaba ganando a ambos, que aún sabiendo que dicha conversación podría extenderse por horas, decidimos irnos a dormir, acordando continuarla al día siguiente.
Obviamente no pude ni quise decirle a Leonardo la identidad de su «Sujeto 02», sería algo que tendría que analizar a fondo, y confirmar que fuera seguro confiárselo o mejor guardármelo. En ese momento mi cabeza no estaba lista para esa conversación. Lo único que pasaba por mi mente eran todas esas imágenes mentales que había grabado en mi cabeza para esa noche y para siempre.
Pedí mi taxi, me vestí y me despedí de Leonardo.
Todo el camino a casa estuve intentado revivir minuto a minuto, grabando todo en mi mente para no olvidar nada, y como si no fuera suficiente, generando nuevamente una carpa en mi pantalón, deseando llegar a mi cama a pajearme sin parar con esos nuevos recuerdos.
Como era de esperarse, al llegar vi en la cochera el coche de mi papá. Estaba muerto de nervios, no quería cruzarmelo en mi camino a mi habitación, ya que aunque lo había pasado como nunca en mi vida, estaba muerto de miedo y pena, temiendo que en algún momento pudiera haber sospechado de mi identidad.
Respiré en cuanto entré a casa y vi que todo estaba apagado, ya había ido a dormir. Intenté ser lo más silencioso posible, entré a mi recámara y apenas cerré lentamente la puerta y puse el seguro procedí a quitarme la ropa y quedar nuevamente en suspensorio, comenzando a mansturbarme sin cesar hasta correrme una vez más. Pero esta corrida fue diferente, imité lo que hizo mi papá, y me corrí en la palma de mi mano, acercándola a mi boca y comenzando a lamerla, cerrando los ojos e imaginando que volvía a vivir ese momento, ese preciso momento que cambió mi idea del semen como un fluido, ya que ahora lo veía como algo más, algo que necesitaba para vivir.
Apenas terminé de lamerlo caí rendido en mi almohada, aún con la cara llena de rastros de leche seca de tres machos diferentes, y de mi propia leche ahora también, con mi culo aún abierto y palpitante y ese suspensorio bañado en mi leche. Nunca había dormido tan bien como esa noche.
-Julio.
Espero no haberlos aburrido, y haberles permitido vivir a través de este texto lo que sentí y gocé esa noche. Pero esto no acaba ahí, sigue… y sigue.
Si les gusta lo que leen o tienen dudas déjenlas en los comentarios, me anima a escribir el saber que alguien más me lee, y vale la pena seguir escribiendo.
Un abrazo a tod@s, Julio.
Que bien que hayas continuado! Anhelaba muchisimo este capitulo! Saludos!
Dios amigo, espero publiques la siguiente parte, o espero podamos conversar por un mensaje privado, es increíble lo que relatas y me interesa saber que paso después, espero continues con la historia