La Cofradía Xll
Se profundiza la terapia por la leucemia. .
– Y le diste por el culo? – le pregunté a mi hermano. Estaba muy excitada con el relato, además tenía su miembro en mi mano.
– No, no le di por el culo, es la terapia normal, no me lo estoy cogiendo – dijo él.
– Pero a mi si me das por el culo –
– Si, pero a ti te gusta –
– Tu crees que a él no ? Vamos a la cama que te hace falta y a mi también.
Luego de la ducha nos fuimos a su cama, nos desnudamos, se la chupé y él me la chupó, estaba tan caliente que rápidamente lo monté y comencé a cabalgarlo, lentamente primero y después a galope tendido.
– Así me gusta hermanito, dame más, más fuerte –
– Así? Así? Así? –
– Siii, te amo… –
– Yo también te amo hermanita… –
Cómo él también venía caliente, acabamos al mismo tiempo y en menos de 5 minutos.
– Ay hermanito, me haces tan feliz – le dije dándole un beso en los labios. Acostada encima de el no me quería bajar, me sentía tan bien.
– Qué pasaría si el papá nos encontrara algún día así como estamos ahora? –
– No sé, pero tú vas a tener que encargarte de éso –
– Encargarme de qué? –
– De que entienda que nos amamos y lo hacemos por amor –
– Como si fuera tan fácil –
– Tú lo amas y él te ama, además que siempre me has dicho que te gustaría hacerlo con él –
– Del dicho al echo…pero el problema es mi mamá –
– Ella no lo va a saber –
– No sé, tengo que ir al baño, estoy toda mojada –
– Y yo también – dijo él.
Efectivamente estábamos muy mojados, en gran parte por su semen que había escurrido hasta su pelvis y la mía.
– Vas a tener que llevarme en brazos –
– Koala? –
– Si, no puedes sacarlo o va a ser peor –
Nos acomodamos, lo tomé por el cuello y él de mis nalgas, crucé mis piernas por su espalda y nos fuimos a la ducha.
Una vez secos y en la cama le pregunté…
– La próxima visita a tu » paciente » vas a llevar el lubricante? –
– Sí, pero no es para cogérmelo, es sólo para que no le duela –
– Como lo hiciste conmigo? –
– No, contigo lo hice porque te amo y siempre te amaré, eres mi hermana –
– Yo también te amo y te voy a amar toda mi vida –
– Aunque más adelante te cases? Y tengas esposo e hijos? –
– Si, siempre y uno de mis hijos va a ser hijo tuyo. Antes, durante o después. Está claro? –
– Si, me gustaría que tuvieras un hijo mío, varios, incluso todos –
– Ah, como te amo, si pudiera casarme contigo y tener muchos hijos… –
– A propósito, tienes el lubricante? –
– En el cajón del velador –
Me di vuelta, abrí el cajón y saqué el lubricante.
– Toma, lubricame porque lo quiero todo por el color, me encanta. Pero antes lo quiero en mi boca y tu chupa mi potito –
Nos pusimos uno para arriba y el otro para abajo, se lo chupé y me lo chupó. Que rico, me gusta cuando chupa mi ano.
– Date vuelta –
Me puse en 4 y me lubricó el ano. Se lubricó él y me penetró lenta y suavemente, no tiene un gran pene, pero se hace sentir y es rico. Sentía como un aplauso cada vez que mis nalgas hacían contacto con su pelvis y la cama se quejaba junto conmigo. La cogida duró varios minutos, como ya había tenido un orgasmo antes y por el ano soy más lenta, terminamos agotados después de media hora cogiendo. Cuando terminamos yo estaba de espaldas en la cama. Cambiamos porque me gusta mirarlo a los ojos cundo me coge, además acaricia mi clitoris y mis senos. Todo eso lo hace genial y tengo un orgasmo anal increíble. Desde de un rato descansando, me levanté al baño, me senté en el excusado y estuve un rato evacuando su semen. Cuando volví a la pieza, estaba durmiendo, desnudo y destapado. Lo tapé, apagué la luz y me fui a acostar.
– Hija, ven a ayudarme con tu papá – dijo mi mamá.
Recién me había quedado dormida. Que bueno que no llegaron antes o que nosotros no seguimos con lo nuestro, habíamos olvidado que nuestros padres podían llegar. Me levanté con una polera que apenas me llegaba al ombligo.
En la cama estaba mi papá tirado, ebrio y vestido.
– Pero hija, como vienes –
– Pero si estaba acostada, además que mi papá no ve y si me ve, no va a ser la primera vez.
– Bueno, ya, ayúdame –
Entre las dos le fuimos sacando la ropa, le saqué hasta los calzoncillos.
– Para qué le sacaste los calzoncillos? –
– Hay mamá, que tiene, no es primera ves que lo veo desnudo, además de que a él le gusta dormir así –
– Y tú, cómo sabes que le gusta dormir desnudo? – Ya te pusiste tonta, cuantas veces no vine a acostarme con ustedes en las mañanas. Siempre lo veía desnudo –
– Bueno, ayúdame a acostarlo –
Lo sentamos en la cama, le bajé las piernas, puse sus brazos en mis hombros, lo tomé por la cintura…
– Ya papá, párate – lo abracé contra mí y lo levanté mientras mi mamá abría la cama. Sentía su pene entre mis piernas y pensé en lo que habíamos hablado con mi hermano.
– Ya, acuestalo – dijo mi madre.
Lo senté en la cama y se me fue hacia atrás, por sujetarlo terminé montada en su pene. Si hubiera tenido una erección, me hubiera llegado al útero. Me levanté y lo senté nuevamente, lo acosté, le subí las piernas y lo tapé.
Mientras mi mamá se desvestia metí la mano bajo la ropa de cama y se lo tomé disimuladamente. – Cómo estas papi? – le pregunté mientras le acariciaba su miembro.
– Bien, gracias mi niña –
– Que duermas bien, que descanses, te veo mañana – todo ese rato tocando su pene que ya estaba poniéndose duro. Aprovechando que mi mamá fue al baño, lo destapé y metí su miembro en mi boca, le di unas buenas chupadas y lo tapé, justo cuando entraba mi mamá.
– Buenas noches papi – le dije dándole un beso en los labios. Acaricié su miembro por encima de la ropa y me fui.
– Qué fue éso? – preguntó mi mamá.
– Ay, mamá, fue sólo un cariñito – respondí.
Me acosté y me sentía rara, me había excitado con mi papá. Si no hubiera estado mi mamá, me lo hubiera cogido. Me di vuelta pensando en eso, me toqué y estaba mojada, me acaricié un rato pensando en él y me dormí.
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