La escuela de oficios . El nuevo

Recordar mis primeras experiencias sexuales siempre ha sido motivo para calentarme y hacerme una buena paja o “chaqueta” cómo acá en mi lugar de origen. Y ahora me gustaría compartirla con ustedes. Pues así como me prenden las experiencias o relatos que comparten acá, ahora me gustaría regresar un p.
Todo comenzó cuando tenía 13 años. Recién habíamos llegado a aquella ciudad en las montañas del sur. La situación para mi familia no era fácil , al ser huérfano de padre, mi madre tenía que trabajar casi todo el día por lo que era difícil tenernos a su cuidado. Sin embargo, pronto supimos de una escuela publica donde podría estudiar y aprender un oficio. Su modalidad era de internado, donde había chicos de 12 a 18 años. Así que esa fue nuestra opción ,por lo cual me inscribí en dicha escuela y pronto fui aceptado.
La escuela era mixta, pero hombres y mujeres teníamos dormitorios separados y muchas actividades las realizábamos de esa forma. A esta escuela venían muchos chicos de poblados indígenas, pero también de origen afro. Así que habíamos mucha diversidad en ella. Yo por mi parte era un chico de estatura media, de tez clara y algo delgadito.
Es mi nueva escuela, las actividades tenían horarios muy marcados; por las mañanas era almuerzo y escuela, y por las tardes comíamos, hacíamos tareas y asistíamos a los talleres de oficios. Así todo el tiempo estábamos en alguna actividad, a excepción de algunos recesos y de los fines de semana. La escuela era grande, con dormitorios enormes , salones, talleres, un enorme comedor, auditorio ,canchas, bodegones y muchos espacios verdes. La verdad para el tamaño de la escuela éramos muy pocos estudiantes, lo que hacía que por momentos en la escuela pudieras encontrar algunos escondites sin ser molestado y daba a oportunidad para muchas cosas…
Pasaron mis primeras semanas en el lugar, estaba adaptándome a la convivencia con los demás hasta que un día llego un chico nuevo. Él era un año menor que yo, un chico afro, cabellos rizados, delgado y lo que más se notaba era ese culito redondo y parado que tenía. Su nombre era Mario. Le asignaron la cama en la litera a un lado de la mía las cuales estaba casi al fondo de aquel dormitorio. Y casi a un lado de nosotros estaba la puerta de acceso a la regaderas y baños comunes. Ahí habíamos varios chicos de 12 a 15 años compartiendo ese lugar , y es en este dormitorios donde todo comenzó.
Una noche, mientras intentaba dormir, empecé a escuchar unos ruidos extraños que venían de la cama de Mario. No les tome importancia hasta que escuche unos gemidos seguidos de unos susurros. Imagine que eran mis compañeros platicando como muchas veces acostumbraban hasta altas horas de la noche, pero escuche una especie de arcada seguido de un gemido. Como pude mire hacia la cama de Mario, y a duras penas vi dos siluetas sobre su cama, parecían estar sentados a la orilla de esta. Cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad y con un poco de luz que entraba de la ventana, pude ver mejor la escena. Ahí estaba Mario arrodillado ante dos chicos que estaban solo con camisa. Mario parecía hacer movimientos de arriba abajo, no sabía que pasaba pues solo veía su espalda, y de los otros chicos veía solo su torso. Conforme mi visión mejoro un poco pude ver cómo uno de ellos tomaba su cabeza y la llevaba a sus piernas. Eso me permitió ver mejor que pasaba. Mario mamaba la verga de este chico mientras con la otra mano empezó a jalar la verga del otro. El chico que recibía la mamada empujaba la cabeza de Mario haciendo que se tragara toda su verga. Después Mario cambio de verga y así hacia alternadamente, parecía disfrutarlo y lo hacia de tal manera que empezaba a escuchar como succionaba y se engullía cada verga mientras los dos chicos gemía de placer y a la vez se reprimían entre ellos para no ser descubiertos.
No podía creer lo que estaba viendo, nunca había visto a alguien dar sexo oral, y menos un chico casi de mi edad. Para esto ya estaba con mi verga al mil, casi instintivamente la empecé a sobar sobre mi trusa. Aunque sentía un especie de electricidad que recorría mi cuerpo no podía dejar de mirar lo que pasaba, y trataba de hacerlo de manera que no se dieran cuenta. Poco a poco fui sacando mi verga de la trusa y de manera discreta empecé a jalarla mientras veía a Mario darle placer con su boca a esos dos chicos. Ahí estaba Mario con su pijama a media nalga dejando ver ese culito moreno que me hipnotizo desde ese momento. Pronto uno de los chicos detuvo a Mario y lo retiro de su verga para dar lugar a una explosión de leche, Mario no alcanzo a alejarse y quedo salpicado lo que hizo que reclamara. Otra vez los susurros que ya eran mas audibles
-shhh,cállate, nos van a oir- decían.
El otro chico jalo a Mario metiéndole su trozo hasta el fondo de la boca lo que provoco una arcada mas intensa del pobre Mario, después y sin disimular mas se oyeron los gemidos del chico
-me vengo, ahí te va tu lechita-
No vi que Mario se apartara y solo se oian su sonidos guturales de como tragaba tremendo lechazo que le dieron. Yo ya estaba que no podía mas y sentí como mi verga explotaba mojando mi trusa y parte de la cama. Cuando reaccione del éxtasis vi como estos chicos comenzaron a irse de uno en uno mientras Mario se incorporaba a su cama de nuevo. El ultimo de ellos se paró a un lado de mi cama para ponerse su bóxer y mientras lo hacia pude ver la silueta de su cuerpo, con esa verga aún erecta que se arqueaba apuntando hacia arriba y que se iluminaba con la luz que entraba por la ventana, y que brillaba porque seguía húmeda aun, era algo grande, morena y le escurría un hilo brillante de la punta que era aun la lechita que le seguía saliendo. Aquello era una visión que me tenia impresionado. Nunca vi las caras de los chicos pues se perdía entre las sombras, solo pude ver sus cuerpos desnudos. Pero ahora tenía una escena perfecta para mis chaquetas de adolescente. Desde entonces me quedaba despierto mas tiempo para ver si esto se repetía y mientras lo hacia ponía atención a ese chico nuevo a lado de mi cama.