La fábrica del señor Smith, el comienzo
Esta es la historia que el señor Smith creo, pero que solo a mí me conto.
Esta historia, no es mía pero si tuve la fortuna o maldición de conocer, no en carne propia pero si del orquestador y principal actor, el señor Smith.
Les cuento un poco de mi, radico ya hace más de 5 años en california, lugar donde me dedico a buscar historias de personas de antaño, principalmente lugareños que nacieron y crecieron en California, ha habido de todo, buenas historias, malas historias pero ninguna como la que les voy a relatar.
Un día, tomaba el café de la mañana, mirando por la ventana, mi mirada se fijó en un señor, ya muy viejo, no muy alineado que baja de un auto, demasiado elegante para lo que mostraba en su apariencia, no se que fue, si mi instinto de historiador o simple casualidad que deje la media taza de café que me quedaba, y salí corriendo a alcanzarlo.
Llege hasta su lugar y le pregunté sutilmente si podría hablar un momento con el, su rostro en ese instante reflejo un temor abrumador, a lo cual pase a explicarle a que me dedicaba y que es lo que buscaba de él, también mencione que me había llamado la atención de su persona.
La respuesta sorpresiva, me dejó atónito, no la esperaba tan de repente:
Sr: Con gusto joven, he pensado mucho en hablar de cierta vida que me consume por dentro, estoy seguro que después de esto podré descansar y solo el destino me llevará a mi lugar final.
Una respuesta poética, dije en mi mente, ¿Que será lo que me contará?, ¿algún relato de guerra?, ¿o algo menos interesante?, no le di más vueltas, saqué mi cuadernillo y bolígrafo y comenté que si pasábamos al café donde estaba, a lo que me respondió tajante.
Sr: Lo siento señor, desearía que fuera más privado, lo espero en la siguiente dirección el día de mañana a las 11:00 am en punto, en caso de no asistir, no podrá re agendar y disculpe pero me tengo que retirar.
Nuevamente me quede, perplejo, y más cuando mire la tarje, en el frente decía “Empresas Smith & asociados”, al reverso la dirección.
Ese día, ingerí alimentos solo en la noche ya que no dejaba de darle vueltas a que me diría el señor, el cual aun no sabía su nombre real, y si valdría la pena, dormí un poco y al despertar con mucho tiempo de anticipación me dispuse a prepare y salir directo a la dirección.
Tome un Uber y al llegar a la dirección, vi una pequeña casa, deteriorara por el paso del tiempo, con un feo carro que parecía que no funcionaba, estacionado en la cochera, mi primera impresión, me vieron la cara.
Pero al hacercarme mas, pude ver al viejo, sentado en un viejo sillón desgastado, mirándome por la ventana que tenía unas cortinas llenas de polvo, subí las pequeñas escaleras pensado que se levantaría a abrirme la puerta, cuando o sopresa, una joven de no más de 20 años, pelo largo negro, ojos cafés y piel morena, delgada pero con unos pechos enormes que sobresalían de su diminuto escote, abrió la puerta indicándome que pasara y tomara asiento.
Mi mirada no dejaba de ver a esa hermosa mujer, había algo en ella que me generaba intriga pero volví a la realidad cuando el señor, aun sentado en el sillón me invitó a sentarme enfrente de en en una pequeña silla, cómoda pero nada fuera de lo común.
Tome asiento, apenas me disponía a dar la primera fase cuando el señor me detuvo y comentó:
Sr: Mire joven, no me interesa su nombre ni le interesa el mío, puede llamarme señor Smith como vio en la tarjeta, lo que le voy a contar no es nuevo, no es reciente, paso en la década de los 80, con mi padre, esta historia es real, no me interesa el uso que le de, necesito sacarlo, necesito comentarlo, estoy en los últimos días de mi vida, mi buena vida. Usted tendrá su opinión pero déjeme decirle que si no es de mente abierta, no tendrá un juicio real de lo que paso.
En ese momento mi mente voló, sentía corrientes eléctricas por mi espina dorsal, algo gigante se venía, y yo quería saberlo, asentí con la cabeza.
Sr: Muy bien, para que vea que esto es verídico, “Elena” ven aquí.
Grito el señor, a lo cual aquella morena llegó de inmediato, y lo primero que hizo fue cerrar aquellas cortinas viejas, y dirigiéndose al sillón donde esta el señor posado, se inco a su lado, como si fuera un perro, un perro de lo más obediente.
Sr: Aqui mi pequeña sirvienta, dará certeza de lo que escuchara, verdad que si.
Acaricio el cabello negro que se encontraba en la cabeza de aquella bella jovencita, ni una palabra salió de su boca, para si sopresa se dio la vuelta así como estaba invada, y sin menor aviso se coló en posición de cuatro, inclinando ese lindo culo, dejando una vista privilegiada hacia mi posición, que herma vista aun la recuerdo, una tanga roja sobresalía de ese hermoso par de nalgas negras que duplicaban su tamaño en esa posición.
Sr: Verá, mi estimado, esto es común en mi familia y por su rostro de asombro y ojos de lujuria veo que le gusto, ahora bien, dígame que piensa de esto…
De un jalón bajo aquella tanga roja, dejando al descubierto lo que para mi fue una sorpresa mayor, un plug anal y dos pequeñas bolas salieron de inmediato al retirar esa prenda roja, o sorpresa, no era una jovencita como
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