La «gomita» de mi primo me deja siempre muy húmeda
uno de los encuentros con mi primo de 13 cuando yo aun tenia 11 .
Lo he escrito barias veces pero creo que no se ha subido, así que aquí va de nuevo
con mi primo y sus amigos continuamos jugando y haciendo apuestas, buscaban cualquier excusa para que yo los tocara, me sentara en sus piernas o se la mamara a uno de ellos, a tiempo me di cuenta que mi primo Miguel, siempre tenia sexo el mismo día que lograban que se las mame a alguno de ellos, así que ya sabia cuando me tocaría su pene.
una de esas noches, yo permanecía muy obediente sentada con mis piernas flectadas, sobre el escritorio de mi primo, solo tenia puesto mis calcetas, mis piernas se abrían fácilmente para dar paso a el pene grueso de mi primo que en ese tiempo aún estaba gordo.
apretaba, lamia y mordía mis tetitas con fuerza, y para evitar que chillara, se sacaba su calzoncillo y me lo ponía en la boca. Miguel era un poco cochino, se bañaba a la fuerza 1 veces a la semana, así que su calzoncillo olía a pene y tenia esas lindas manchas blancas. todo eso de seguro se lo enseño mi prima Gloria, en especial a ponerse «el condón» yo era mas feliz sabiendo que no terminaría con mis labios abiertos escurriendo su leche pegajosa por mis piernas.
primero me hacia succionar su pene sucio y bolas sudadas, y una vez que estaba bien erecto, se ponía el condón y me escupía la vagina pasando sus dedos entre mis labios hasta que quedaban bien húmedos y comenzaba a penetrarme.
para ese entonces yo ya disfrutaba mucho de su pene, sentir el aroma de su ropa sudada después de los partidos, lamer sus bolas saladas, y su cabeza con sabor a orina y semen que el muy cerdo tendría ahí desde la ultima vez que se la chupe. Aunque debo admitir que encontraba aburrido mamar un pene recién lavado, no era muy diferente a chupar un dedo gordo. Eso lo entendí cuando miguel me hizo chupar su dedo gordo del pie.
Miguel me penetraba despacio, mientras apretaba y mordía mis pechitos, y de vez en cuando escuchaba murmurar «ya están creciendo», yo solo sentía mis pechos endurecidos mientras me dejaba caer contra la pared, como siempre, entregada a los hombres de mi familia.
Mi primo me agarra de mis cachetes y me empuja hacia él, y sentí como, después de estar sintiendo un poco más de la puntita, su pene entraba por completo, lo hizo con brusquedad y mi vulva lo resintió, un pequeño dolor producto de mis paredes siendo empujadas por su gruesa verga.
Con el calzoncillo en mi boca era mas fácil callar mis gritos y él lo sabia, y aunque puse mis manos en su estomago sudado para impedir que me la meta con tanta fuerza, él lo volvió a hacer, le encantaba mi dolor y a mi que me tratara así.
continuo así una y otra vez, mis ojos que al principio se cerraban de dolor, se volvían a abrir para ver su mirada de excitación. mi trasero mojado hizo que me resbale mas hacia él, y yo abría mas mis piernas. Puso su mano en mi garganta y sentí como su pene palpitaba junto a mi vaginita.
mis labios acariciaban el pene flácido de mi primo mientras él lo sacaba. Pero eso no era todo, ya que el agarraba el condón y me sacaba su calzoncillo de mi boca para verter su semen en mi boca haciendo que lo trague.
habían veces en las que continuaba caliente y hacia que se lo mame hasta que volvía a acabar, como teníamos condones limitados, no podíamos tener sexo cada vez que él quería como antes.
Al otro día, Miguel le contaba a los chicos lo que hacíamos, y ellos comenzaron a verlo como un líder y figura a seguir. mientras que mi primo los alentaba, diciendo que cuando el se vaya el otro año, uno de los dos tomaría su lugar.
las pocas veces en las que alguno de ellos preguntaba que con quien me justaría quedar, antes de que les responda, mi primo decía: «que le preguntas a ella si solo sabe lavar la loza y recibir mi pico», y ellos se reían, y cuando se creía mucho el cuento, decía que siempre estaría para él aunque yo estuviera con alguno de ellos. Me lo decía siempre mientras me penetraba así que para mi era un hecho.
Delicioso, sigue contando más!