La historia de Natalia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Natalia. Nací como varón hará aproximadamente treinta años. Mi aspecto del pasado era el de un hombre robusto, atractivo pero como era gordo no se notaba con cabellos castaños y de ojos verdes. Tenia un rostro muy expresivo pero de un momento a otro me destrozaron la vida. Fui alterado para ajustarme a los deseos de alguien que me compro. Recuerdo que yo era un solitario, sin familia, prácticamente sin amigos había terminado de estudiar en la universidad no tenia trabajo.
Todo empezó en octubre de 2006, cuando eché el curriculum para conseguir un trabajo. como administrador de empresas yo estaba sobre calificado había estudiado tres carreras en cinco años. Tenia un alto coeficiente intelectual.
Trabajaría en una pequeña oficina que era parte de una gran empresa. El sueldo era muy bueno.
Después de algunas pruebas escritas y una entrevista personal con lo que parecía ser un psicólogo, sólo quedamos cinco candidatos. Todos varones. No conocía a ninguno. Tan sólo nos quedaba por pasar un examen médico. Si estábamos sanos, los cinco firmaríamos los contratos y empezaríamos a trabajar con ellos de inmediato.
La consulta, por llamarla de alguna manera, era grande. Había cuatro médicos en su interior, todos hombres, todos de mediana edad. Como la mayoría de los doctores, nos ignoraban mientras hablaban en voz baja entre sí. Cuando nos miraban, era más como ganado que como seres humanos. Finalmente, uno de ellos se acercó a nosotros con cinco pequeños vasos. Nos dio uno a cada uno.
– Bienvenidos a su prueba final, caballeros – dijo, cuando todos teníamos la bebida en la mano – Por favor, beban esa solución. Es un contraste inocuo para que podamos observar el funcionamiento de su sistema digestivo.
Todos obedecimos. El sabor era extraño. Una mezcla entre jarabe de fresa y alguna extraña medicina. Y así nos quedamos los cinco, mirándonos unos a otros, sin atrevernos a hablar, en una hilera perfecta. El tiempo pasaban lentamente. Poco a poco, me dejó de importar todo y hasta el corazón, acelerado hasta entonces, se relajó. Después de cinco minutos, otro de los médicos, el tercero habló:
-Bienvenidos al lugar de vuestra transformación. La vida que habéis conocido hasta ahora termina aquí en este preciso momento. Pertenecemos a una empresa muy poderosa –continuó – si bien es diferente a cualquier otra que hayáis visto en vuestra vida. Este edificio ha sido alquilado tan solo para esta "selección de personal". Mañana estará vacío.
Sentí preocupación, necesidad de escapar. Pero permanecí allí, de pie, sin poder moverme.
– Nadie será capaz de rastrearnos, si es que alguien se molesta en hacerlo, cosa que dudo. Los cinco habéis sido seleccionados – Dijo el que parecía estar al mando – porque son personas solitarias. Sin familia, sin amigos, sin interacción social en el trabajo… Esto es bueno por dos razones: la primera, no queremos a gente preguntando por ustedes. La segunda, preferimos no destrozar familias. No nos gustan las lágrimas y el dolor, aunque ahora penséis lo contrario. Todos vosotros vais a ser felices en vuestra nueva vida, os lo aseguro. No nos gustaría que dejen a alguien llorando detrás. Ahora, por favor desnudaos y quedaos donde estáis. Sí, toda la ropa. También la interior.
Obedecimos sin una protesta. Definitivamente, algo en esa bebida nos hacía sin voluntad.
– Permitidme que os explique lo que os va a pasar ahora – dijo un tercer doctor, más anciano que los otros. -Vais a cambiar para ajustaros a las solicitudes de nuestros clientes. Vuestra apariencia física será alterada para volverse más femenina. Algunos de vosotros seréis también eunucos. Los más afortunados quizá retengáis vuestra capacidad para tener orgasmos, incluso erecciones. Por ejemplo a ver…Número Uno, acércate. – Vas a convertirte en una mujer de 25 años, llamada Dalia.
Le dijo cuando este hombre se acerco
Este hombre no podía moverse y yo tampoco.
– Te proporcionaremos un par de pechos de silicona de gran volumen. Tendrán la apariencia de falsos, al estilo de Pamela Anderson, pero es así como nuestro cliente lo ha solicitado. Tendrás que llevar el pelo siempre teñido de rubio. Destruiremos cada folículo por debajo de tus ojos, incluidas las cejas, que te serán tatuadas en un fino hilo. Aumentaremos tus labios, dado que tienen que ser gruesos; sin embargo, será un aumento moderado, así que seguirán pareciendo naturales. Tendrás que llevar siempre lentillas azules, de las más naturales del mercado. ¡Ah! Te extirparemos los testículos, pero dejaremos tu pene intacto excepto por sus sensibilidad, que caerá prácticamente a cero. No te preocupes… te encantará el sexo, aún siendo anorgásmica. Ahora, por favor, acude a la puerta número uno.
El hombre obedeció. Había seis puertas delante de nosotros, justo en la pared opuesta de la consulta. Después que hablaran con el participante numero dos me señalo a mi.
– Ven aquí. Hice lo que me habían ordenado.
-Serás una rubia natural de pelo largo. Te proporcionaremos unos enormes pechos naturales, así que puedes esperar que sean muy caídos. Tu piel será pálida. Serás castrado, pero tendrás plena sensibilidad en el pene…
Entré en la habitación. Había dos doctoras en el interior. Cerraron la puerta y ya no pude oír más.
– Por favor, túmbate en esa cama.
Después de que lo hiciera, pusieron un vial en mi brazo.
No quería perder mi masculinidad, pero seguía sin importarme. Maldito brebaje. Un momento después, todo se volvió oscuro y caí en la inconsciencia.
Cuando me desperté no sabia donde estaba y tenia mucha sed, me sentía mareado, profundamente cansado.
Observe en el espejo de la habitación el reflejo de una mujer
Era una chica joven. Preciosa, realmente preciosa. La más guapa que había visto hasta el momento, lo que ya era mucho decir. Representaba la misma esencia de la naturalidad. Su pelo era largo y liso de un dorado oscuro desde el nacimiento hasta las puntas. Su melena, de cabellos finos caía sobre sus hombros.
sus ojos eran grandes distinguí unos iris verdes con motitas amarillas cerca de la pupila como los míos. Su nariz era corta y recta, en perfecta armonía con su rostro, como lo estaban sus labios, de suave color rosado que parecía suyo propio, enmarcando una boca grande. Llevaba un pijama celeste levante la mano y esta mujer también lo hizo. Me di cuenta que era yo.
(continuara)
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