La isla 1. cap 1 ESCLAVOS DEL SEMEN
Los niños que se habían criado desde pequeños en aquel lugar del océano creían todo lo que les había contado: que si eyaculaban cinco veces seguidas morirían. Ello me servía para controlarlos y tenerlos dominados a todos, ya que todos eran esclavos del semen..
Ellos no lo sabían, creían que era un habitante más en la isla, pero yo la había creado. Había ideado todo el complejo, rodeado de mar para que no hubiera escapatoria, con 250 chavales de todas las razas y edades que había secuestrado cuando eran niños o comprado, por dinero, a los padres, en países pobres.
Los niños que se habían criado desde pequeños en aquel lugar del océano creían todo lo que les había contado: que si eyaculaban cinco veces seguidas morirían. Ello me servía para controlarlos y tenerlos dominados a todos, ya que todos eran esclavos del semen, de una u otra manera… por lo que nadie pensaba en escapar sino en chupar pollas y robarle el semen en una magnífica mamada o que le follaran en cualquier rincón, en los vestuarios o entre los arbustos.
Todos los chicos iban desnudos o a lo sumo solían llevar jockstrap, lo que me permitía su acceso anal en cualquier momento. Y es que era muy importante para mí tener su ano a mi disposición en cualquier momento, no sólo para follarles, sino para inyectarles supositorios con diferentes sustancias para relajarles, dominarles o empalmarles, según mi conveniencia.
Yo no me los podía follar a todos, pero sí podía elegir follarme a quien me conviniera. Y para que se arreglasen entre ellos en esa guerra del semen, les había amaestrado desde pequeños para que hicieran todo tipo de perversiones sexuales y follasen entre ellos. Los había dividido en dos clanes: dadores, que se creían superiores por dar por culo a los pequeños, y recibidores, que sabían que ellos serían siempre jóvenes chupando semen, lo que les hacía ávidos comedores de pollas y les liberaba dejandose ser follados por cualquiera en todo momento.
Los chicos estaban sanos, en la isla no había enfermedades, aún así los tenía sometidos a controles médicos que aumentaban su dependencia y mi poder sobre todos ellos.
Los dadores sabían que necesitaban ser follados o mamar pollas o semen cada cuatro o cinco corridas, por lo que ello me permitía dominio total y absoluto sobre todos y cada uno de ellos… aunque había dispuesto dildos en los vestuarios, suministradores de semen… semen que era el que absorbían mangueras de las pajas que se cascaban los chavales en los vestuarios y duchas y cambiadores de la isla. Era todo un circuito cerrado de perder semen y tomar semen, un circulo vicioso que permitía mi total y absoluto control sobre cada uno de aquellos cuerpos.
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me hubiera gustado ser el esclavito de un macho peludo