La mañana que conocí a Carlos (Quinta Parte)

Adonis llega al Rancho de Héctor.
Héctor conduce mientras platica con Adonis del Rancho que posee, dedicado a la crianza de caballos, le manifiesta el gusto que le produce que venga a vivir con él, que ya era tiempo de estar juntos, en el futuro Adonis va a heredar, tiene que conocer cómo funciona el negocio, ya que algún día él sería el dueño.

El sol de la tarde ilumina los verdes arboles, se escucha el silencio del campo y el ruido del viento que refresca el ambiente, como si fueran transportados a otra dimensión, súbitamente se manifiesta el Rancho de Héctor. Ya en la propiedad, vienen a su encuentro algunos vaqueros que a caballo se apresuran a ellos y dan gritos de júbilo de bienvenida, querían conocer de cerca la anunciada llegada del hijo de patrón; todos saludaban a Héctor y cautelosos saludan y fijan su mirada en Adonis, al que todos esperan con expectativa curiosidad, desde que fueron informados de su arribo. Adonis no lograba comprender lo que veían sus ojos, hombres muy guapos, hasta el feo era guapo, nunca había tenido la fantasía de estar con otro hombre además de Héctor; pero verlos montados a caballo, sus Jeans desgastado por el uso, se les marcaban buenas piernas y buenas nalgas, sus camisas desabonadas de pecho y mangas remangadas hasta el codo sus sombreros vaqueros y lo más interesante era descubrir que todos son hombres velludos y algunos muy velludos, como se ha de esperar, manos y brazos fuertes; se sintió terriblemente seducido y atraído por cada uno de ellos, lo miran con deseo y Adonis lo percibe, no tenían temor de mostrar su gusto por otros hombres y más si eran guapos. A penas se acercaban a saludar, Adonis percibía el olor tan diferente de aquellos hombres, olor de rancheros, hombres que trabajaban con caballos todo el día, sudan todo el día, trabajan bajo el sol, ¡Adonis se excitó!

Héctor condujo a Adonis la recámara que había preparado para él, llamó la atención de Adonis las argollas, cuerdas y finas sedas, en el decorado de la habitación, Héctor manifestó mucho interés en que Adonis conociera la regadera en la que se bañarían juntos con. Ya instalado, Adonis con curiosidad, recorrió la casa en la que vivirá de ahora en adelante. Héctor le muestra todas las áreas y sobre todo su habitación, ubicaba a unos pasos de la de Adonis.

Adonis: – ¿porqué las habitaciones las tienes decoradas con cuerdas, argollas, cortinas de seda, con esos muebles con formas tan extrañas y sugerentes?

Héctor: – las habitaciones son espacios dedicados al placer y al descanso, entenderás el porqué la decoración, luego me cuelgo de las argollas para que los vaqueros me cojan por el culo o yo me los cojo a ellos, entre nosotros nos cogemos unos con otros, en el Rancho no se acostumbran los celos; ¡aunque luego son interesantes!

Luego de tomar un aperitivo se dispusieron a disfrutar de la cena que Héctor había ordenado para recibirlo aquella noche tan especial. ¡Ellos dos solos! disfrutando el uno del otro, entre risas y recuerdos de los baños en la regadera, Adonis relata lo que sintió el día que Héctor le metió el dedo por el culo, el día que le pudo agarrar la verga a Héctor, su deseo constante de tocarlo, la atracción que sentía hacia él, Adonis recuerda con agrado hasta los momentos más reveladores en el descubrimiento de su sexualidad, le confiesa a Héctor la atracción que sintió hacia los vaqueros, atracción que nunca había sentido por otro hombre, a pesar de tener maestros y papás de compañeros muy guapos, nunca me he sentido atraído hacia ellos; en cambio aquí al verlos, pude sentir la energía que emanan, el olor de sus cuerpos, las miradas penetrante de todos ellos, me sentí bien muy bien recibido.

Héctor: – mi atracción hacia ti empezó cuando tenías siete años, desde pequeño siempre te abrazabas a mis piernas, sin darte cuenta tocabas mi verga, luego me excitaba, cuando te cargaba mordías mi barba y yo te invitaba a que continuaras, luego metías tus deditos a mi boca, hasta querías meter la mano. Los juegos se convirtieron en placeres, por eso propuse que nos bañáramos juntos, no puedes imaginar el placer que sentí cuando metiste tu mano en mi culo, mi deseo era que metieras el brazo, pero el proceso tenía que ser lento amoroso y mutuo, y ¡así ha sido! Que bueno que te gustaron los vaqueros son bien guapos y cabrones, hasta puedo decir que caballerosos. Son los que quiero que te la metan por el culo y por la boca, quiero verte chupar los vellos de todos sus cuerpos, sus axilas y que ellos disfruten de tu belleza, de tu atlético cuerpo y tus vellos güeros, quiero que tú le jodas el culo y le des brazo que te vengas en sus bocas y sus barbas. Todos son muy machos y muy maricones y muy leales, luego los irás conociendo poco a poco, ¡hasta me puedo poner celoso!

Luego de varias horas de plática, de confesiones y recuerdos, se dieron las buenas noches con un apasionado beso donde hubo mordidas en barba y dedos en bocas, agarres de vergas y nalgas y se retiraron a sus habitaciones, no sin antes, Héctor decirle a Adonis que pasaría a su habitación la mañana siguiente a despertarlo para tomar un baño en su nueva regadera y luego dar un paseo por el Rancho.

Adonis: – procura no hacer mucho ruido que he tomado demás.

La mañana siguiente Adonis se levantó temprano, medio crudo se tiró completamente desnudo sobre la cama, el calor dominaba la habitación Adonis había sudado durante la noche se agarraba su verga, pasaba sus dedos por sus huevos, los olía, chupaba sus dedos olía sus axilas estruja sus dedos para oler y lamer.

Héctor entra en la habitación vistiendo unos pantalones de pijama, se paraliza viendo Adonis tendido sobre la cama l, completamente desnudo, con una mano en su verga y la otra en su boca; lo que provocó la erección del grueso miembro de Héctor que mete su mano izquierda por debajo de la pijama se jala y acaricia su verga y sus huevos, los vellos de su peludo pecho, mientras admiraba el juvenil cuerpo de Adonis, como diciendo: – ¡dame verga!

Héctor: – me gusta ver como te has desarrollado, creo que tus visitas al gimnasio no debes descuidarlas, para que mantengas la firmeza de tus músculos.

Héctor hablaba y tocaba el cuerpo de Adonis, le apretaba fuerte los músculos acariciando los vellos güeros que lo cubren, tomó la mano de la boca de Adonis para lamer sus dedos y meterlos a su boca para chuparlos, Adonis le aprieta la boca y la barba con su mano.

Adonis: – definitivamente la vellosidad la heredé de ti, me gusta tu cuerpo, como huele, siempre me ha gustado, sobre todo el olor a hombre que transpiras me excita, me gusta tocarte, sobre todo me gusta tocar y agarrar la verga que escondes debajo de esa pijama.

Héctor: – ¡sácala y acaríciela todo lo que quieras, soy todo tuyo!

Adonis paró a Héctor al borde de la cama se sentó en la cama frente a él, bajó la pijama de Héctor dejando en libertad la verga que guardaba, Adonis se aproximó al pubis de Héctor para olerlo, y Héctor lo tomo de los rizos güeros de su cabellera y le decía: – huele, chupa y lame la base de mi verga, mientras estrujaba su pubis en la cara, Adonis culpaba, lamía y escupía para volver a chupar y oler, Héctor se volteó le colocó su culo en frente de la cara, con sus manotas separó sus nalgas peludas: – huele mi culo peludo, lame mi ano chupa mi ano, Adonis con sus manos tomó las nalgas de Héctor las acaricia y separa mientras le lamía el ano, Héctor lo vuelve a tomar de los rizos güeros y le estruja su culo en la cara, Héctor está muy excitado, se voltea y recuesta a Adonis boca arriba sobre la cama.

Héctor: – ven yo te quiero chupar, lamer y escupir tu culo, tu verga, tu pubis, además no te has bañado, tu olor me excita, ¡yo tampoco!, ¿te gusta como huele?

Adonis: – si me gusta, me encanta como transpiras, tu olor, lo recuerdo desde niño, me gustas más como hueles antes de bañarnos, ¡como ahorita!

Acostados en un sesenta y nueve, se olían sus pubis mutuamente, chupando los vellos escupiendo sus vergas, mamarlas chuparse los huevos, morder el perineo, meterse los huevos en la boca, lamerlos, se dicen cosas uno al otro, se complacía al oponente. Acostados de lado como están se agarra cada una la cadera del otro para mamarse la verga hasta el fondo,las sentían en la garganta, lo que no podía durar mucho por el tamaño de sus respectivas vergas.
Adonis y Héctor separados se masturban viéndose a lo ojos mientras se dicen puercadas e insultos a punto de venirse Adonis grita me vengo y Héctor se apresura a recibir el semen de Adonis en su boca para tragar y chuparle la verga al muchacho: – ¡ahí te voy puto! y Adonis se apresura sobre la verga de Héctor, que le dice: – ¡traga mecos maricón!

Luego de venirse cada uno en la boca del otro, se abrazan para seguir oliendo y chupando los vellos sudados del pubis del otro.