La más dolorosa y placentera cogida, a manos de un chacal maduro.
En ese momento decidí que ya no podía hacer más. Ni siquiera tenía una erección ni ganas de masturbarme. Pero sentía uno de los mejores placeres que he tenido. Sólo me apreté la verga para tratar de no hacer un desastre, pero ya no paraba de gotear orina todo el tiempo..
Viendo que la mayoría de los relatos que les he compartido son de experiencias donde sólo he llegado a mamarsela a hombres mayores, hoy quiero contarles sobre una de las cogidas más dolorosas que me han dado, que ha sido al mismo tiempo de las más placenteras, todo gracias a un chacal maduro.
Esta experiencia, como muchas de las mejores que he tenido, empezó de manera inesperada.
Fue en noviembre del año pasado. Eran al rededor de las 4 de la tarde, y había vuelto a casa desde el trabajo. Apenas tenía ganas de salir, pero necesitaba algunas verduras para hacer mi comida, ya que ese día no había tenido hambre en la oficina y apenas me haría algo de comer. Obligado porque ahora sí sentía hambre, salí para comprar las cosas.
A poco menos de una cuadra desde mi casa hay varias tiendas y verdulerías. Y de paso, un oxxo.
Cuando pasé afuera del oxxo, vi un hombre sentado en la banqueta. Era alto, calculo 1,83-85, bien moreno, grueso, pero no musculoso, su cara tenía una expresión ruda, pero no se veía enojado, tal vez eran sus rasgos gruesos que daban esa impresión. Tenía un poco de vello en la barbilla, sin bigote, pero era corto y no muy tupido. Vestía unos jeans un poco sueltos, una playera roja ajustada, una gorra negra que tapaba su cabello muy corto y botas grandes de casquillo, como las que se ocupan en la construcción. De hecho, si pudiera describirlo de forma general, para que se den una idea, piensen en la típica imagen de un chacal trabajor de la obra, pero algo maduro, ya que tenía 48 años.
Cuando lo vi, estaba afuera fumando, viendo su teléfono. Creo que sintió que lo veía, porque volteó a verme y cruzamos miradas. La verdad era un hombre muy atractivo, pero como les digo se veía algo rudo y honestamente fuerte, así que no quise tentar mi suerte y salir mal parado, y sólo pasé de largo a mi destino, que era a unos metros.
Ya en la verdulería, aproveché que había cajas de verdura afuera, y mientras tomaba algunas, veía al hombre que estaba a unos metros. Y noté que él también me regresaba la mirada.
Cuando salí de la tienda, y viendo que seguía ahí sentado, decidí arriesgarme y comprobar si quería algo. Aproveché el lugar donde estaba y me puse cerca de él, ya que era la esquina por donde se cruzaba la calle, e hice como que estaba esperando turno para pasar. Tengo algunos jockstrap, pero no los uso mucho en la vida diaria, pero por una buena coincidencia, ese día llevaba puesto uno blanco, que me cambié después de ducharme para salir a comprar, apenas hace unos minutos.
Estando parado en la esquina, y viendo que no había muchas personas cerca, hice como que me acomodaba el pantalón, pero aproveché para bajarlo un poco de mi lado izquierdo, donde estaba el Don, y lo bajé lo suficiente para que se notara parte de ni nalga y la tira del jock, lo hice sólo un momento para que se notara, y lo volví a subir.
Aquí noté que sí estaba interesado, ya que abrió más los ojos y ahora no despegaba su vista. Supuse que era interés y no molestia, ya que no dijo nada ni se fue, pero no quise arriesgarme más y decidí que era momento de seguir o cortarlo.
Di un par de pasos indicando que iba a cruzar, y aprovechando a tenerlo más a mi espalda, me llevé una mano a la nalga y la apreté un poco, lo volteé a ver, y le hice una seña con la mano (desde mi espalda) para que me siguiera. Fue una seña rápida y no muy obvia, para que si había problemas no fuera evidente. Y crucé la calle despacio.
Del otro lado volteé a ver, y el chacal dio una última y grande jalada a su cigarro, lo tiró al suelo y lo pisó al pararse. Y se puso en posición para cruzar la calle. Yo decidí avanzar un poco, sólo para no estar parado, pero daba pasos lentos y volteaba para comprobar. Y sí, el Don me seguía, a unos cuantos pasos de mí.
Caminados un par de metros, el Don se puso junto de mí y me dijo «qué onda, a dónde vamos?», con una voz medio rasposa. Le dije que vivía sobre esa calle, y si quería ir. Me dijo que «Simón». Y seguimos caminando mientras me hablaba un poco de él.
No supe su nombre, pero según me dijo tenía 48, era ingeniero civil, de otra ciudad, pero lo mandaron a evaluar una obra. Y era su último día. Pero se había hartado y salió a dar una vuelta.
Ya en mi casa no hubo muchas palabras, pasamos a mi habitación y se quitó la ropa. Tenía la piel muy lisa y morena, lampiño del pecho, pero con mucho vello negro en la verga. Su espalda y hombros eran anchos, y tenía pectorales no musculosos, pero sí grandes. En general se veía fuerte, aunque no marcado, y tenía un poco de barriga que no era dura, sino ligeramente colgada.
Su verga era bastante grande, de unos 24 o 25cm, muy gruesa, con prepucio y un poco curvada hacía arriba. Era firme, pero no dura como roca, sino carnosa (en lo personal me encantan así), y bastante lisa como el resto de su piel. Y sus huevos eran maravillosos, grandes y colgados, bien morenos.
Yo también me quité todo, pero me quedé con el jock. Y me acerqué a probar su verga. Olía un poco a sudor, pero no a sucio, era un aroma agradable.
En cuanto me metí su verga a la boca supe que iba a ser difícil, no sólo por lo largo sino por el grosor, ya que abría mucho la boca para no lastimarlo.
Empecé metiéndome sólo la mitad, pero fui bajando cada vez más hasta que logré tener toda en mi garganta (la verdad se me da bastante bien mamar). Eso pareció sorprenderlo, porque soltó un gemido y me tomó del cabello para evitar que me la sacara de la garganta. Yo aguanté todo lo que puede, pero él me tomó y estaba vez me movía de arriba abajo, pero sin sacarla mucho, para que siguiera profundo en mi pero hiciera un vaivén.
Los ojos me lloraban y empecé a salivar por todos lados. Afortunadamente no había comido desde la mañana, pero aún así tenía arcadas y sacaba más y más saliva. Después de unos segundos que me parecieron eternos, me jaló fuerte del cabello hacía arriba y me sacó toda la verga de un sólo tirón.
Tomé unos segundos para recomponerme y lo vi acostado. Estaba muy prendido, gadeaba, y tenía el seño fruncido, como si estuviera enojado, creo que eso era más cosa de sus facciones y en realidad estaba excitado. Vi su verga, se veía enorme y estaba llena de babas.
A mí me gusta el sexo rudo, así que me animó ver su iniciativa, y volví por más de su verga, metiéndole toda de un tirón hasta la garganta. Esta escena se repitió unas tres veces. Hasta que caí tirado en la cama, mientras tomaba aire.
Él aprovechó que estaba boca arriba y se paró. Se puso a la orilla de la cama y me jaló. Entonces, con mi cabeza colgando, empezó a cogerme por la boca. Y para quienes hayan probado esta posición, saben que aquí eso de tener la verga en la garganta es completamente cierto. Incluso se puede ver el movimiento en el cuello.
Este cabrón de verdad me estaba cogiendo. Movía la cadera rápido, y a veces se pegaba completamente a mi boca para meter todo lo posible su verga. Debo decir que era doloroso, sentía cómo me raspaba la garganta e incluso cómo se abría paso entre las amígdalas. Y por supuesto yo sacaba saliva como fuente. Ha este punto creo que incluso me goteaba la nariz. Sí, era doloroso, pero también era jodidamente excitante. No sólo la sensación de ese trozo enorme en mi garganta, sino ver a este macho tremendo moverse sobre mí.
Y el placer aumentó aún más, cuando mientras me cogia la garganta, decidió darme cachetadas o palmadas en el rostro. La posición no dejaba que les pudiera aplicar mucha fuerza, pero de verdad se sentían.
Llegó un momento que, entre el poco aire que tomaba, el dolor y la excitación que tenía, era muy poco consciente de lo que pasaba y sólo me deje llevar.
El Don me debió haber estado dando por la garganta unos 10 minutos en esa posición, pero yo sentí una eternidad.
Cuando al fin se detuvo. Se volvió a acostar y me pidió que me sentara en su cara. El desgraciado tenía talento para todo, porque me comió el culo de una manera que me hacía recorrer escalofríos por toda la espalda. En un momento no pude más, y decidí incarme para hacer un 69 y seguir atendiendo su verga.
Estuvimos un rato así, hasta que se paró, me tomó del rostro con una mano y con la otra me dio una cachetada ahora más fuerte, y me dijo que me empinara. La neta, en ese momento ya hubiera hecho cualquier cosa que me dijera.
Al inicio no tenía miedo, ya había estado con verga grandes, algunas incluso un poco más largas, y si bien duele un poco esa sensación como de «tope» o que golpea con la pared, era una sensación que me agradaba y podía soportar.
Él no fue busco al incio, y la metió poco a poco en lo que me adaptaba. Pero una vez la tuve toda adentro, hizo un empujón y supe que esto no sería igual que otras veces. No sé cómo describir la sensación, pero era como sentir que me movía todo por dentro, que empujaba mis órganos. He sentido antes cuando golpean contra la vejiga, pero esto no sólo era golpear, era empujarla y moverla con todo lo que estuviera a su paso.
Apenas fue el primer empujón y algunas gotas de orina se me escaparon. Y no estaba seguro si podría soportarlo.
Pero antes de poder reaccionar, el cabrón se empezó a mover y empezó directamente con todo. Eran sacudidas fuertes y profundas, y yo ya no sabía si lo que sentía era dolor o placer, y creo que ninguna de las dos palabras lo describirian bien.
Apenas pude soportar unas embestidas empinado y caí sobre la cama. Así que el Don se acomodó y me siguió dando sobre mí. En esa posición sentía que su verga llegaba aún más adentro, y bajé una de mis manos para apretarme la verga, porque sentía que en cualquier momento iba a orinarme de verdad, no sólo unas gotas. Pero mientras trataba de controlarme, el Don me tomó del cabello con una mano y me empezó a coger presionandome la cabeza hacía abajo. Perdí el control y empecé a soltar algunos chorros de orina. Fueron pocos y cortos. Pero la sensación era constante.
En ese momento decidí que ya no podía hacer más. Ni siquiera tenía una erección ni ganas de masturbarme. Pero sentía uno de los mejores placeres que he tenido. Sólo me apreté la verga para tratar de no hacer un desastre, pero ya no paraba de gotear orina todo el tiempo, y acepté que así estaría.
Seguimos un rato así, pero para terminar me tomó de la cadera, me volvió a empuñar y esta vez se puso en cuclillas para cogerme así sobre la cama. La sensación pudo ser igual de buena que el resto, pero cuando decidió mover su pie para pisarme la cara mientras me cogia y me daba nalgadas cada vez más fuertes. Lo que yo creía que se sentía bien, ahora era 3 veces mejor.
Su pie era muy grande, pero no lo noté hasta ese momento, ya que cubría por completo mi cara y mi cabeza. Olía a sudor, por las gruesas botas que llevaba, pero no era un aroma desagradable, sólo sudor. Mientras me pisaba la cara, saqué la lengua para lamer lo que alcanzaba de su pie. Me hubiera gustado hacerlo más, pero parece que el Don estaba en una posición en la que había encontrado equilibrio, y no podía moverlo mucho.
Así estuvo un rato, dando duro y pisándome la cara. Y yo sólo gimiendo y esperando que nunca acabara, pero al mismo tiempo rogando por dentro para que ya no durara más.
Y lamentablemente fue lo último. Porque tras movimientos más fuertes y sus gemidos casi como bufidos, descargó una buena cantidad de leche dentro de mí. Yo apenas y la sentí, porque para ese momento todo mi interior estaba demasiado adolorido.
Después de quedarse un rato pegado mientras se le bajaba, me la sacó y yo caí a un lado. Tenía una sensación extraña en todo mi interior, que llegaba hasta el estómago. Y sólo podía sentir cómo me escurría la leche entre las nalgas. Él se vistió y me pidió pasar a bañarse. Le dije que sí. Y aproveché el momento para volver en mí.
Después de unos 5min pude pararme, me dolía el vientre hasta el ombligo, y mi cama estaba echa un desastre. Aunque afortunadamente al ser en su mayoría gotas, la orina no había pasado hasta el colchón.
Tiré todo al suelo y me puse algo de ropa. El señor salió del baño, y me dijo que era su último día, pero que había estado muy chido. Que estaba casado y tenía 2 hijos. Pero nos pasamos números, por si quedaba la suerte de que viniera él o yo fuera a su ciudad. Dijo que le había gustado, que nunca le habían aguantado la verga en la garganta.
Hasta ahora no ha habido suerte. Y aunque me da un poco de miedo al recordar el dolor, no puedo esperar que un día tengamos la oportunidad de volver a coger.
Y si se lo preguntan, no me pasó nada grave jajaja. Un poco de dolor e inflamación en el vientre y la vejiga por un par de días solamente. Y la verdad, para todo lo que sentí, yo creo que valió completamente la pena.
Para los hombres de Xalapa o al rededores, si son maduros mejor jajaja, les dejo mi contacto
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me encantan los maduros grandotes que te rompen el culo y lo llenan de leche