La novia de mi hijo me calienta demasiado
Pocas veces en mi vida había sentido algo como lo que me provocaba esa muchacha..
Soy un hombre casi llegando a mis 70, tengo un hijo solamente, él ya hace tiempo es independiente y tiene su familia. Soy divorciado hace muchos años, de hecho lo que les voy a contar pasó hace muchos años, cuando mi hijo estaba acabando la secundaria, desde esa época yo ya vivía solo con mi hijo.
Por ese tiempo mi hijo se puso de novio con una chica de su colegio uno o dos años menor. Desde que mi hijo la llevó a la casa me provocó una excitación que pocas veces he sentido en mi vida, y no estoy hablando de lo físico, he conocido muchas mujeres muy atractivas, pero que me hagan sentir una atracción sexual tan intensa hacia ellas, la verdad muy pocas, y menos a una chica tan joven. No era voluptuosa, pero tenía todo en su lugar. Tenía una tez muy pálida, un culo redondo y parado, tetas no muy grandes pero bien firmes, no muy alta, pelo oscuro y una carita de pícara que siempre que me miraba era como si me estuviera diciendo «Bájame los calzones y métemelo».
Desde un principio notaba que me miraba con cierta lujuria y veía un poco de coqueteo, pero quizá solo eran ideas mías. Lo que es yo, no podía parar de pensar en ella, me masturbaba pensando en ella, me imaginaba a mi teniendo sexo con ella en todos los escenarios, en todas las posiciones y todas las maneras posibles. Trataba de imaginar como era si vagina, me la imaginaba rosadita y depilada, con mi pene entrando y saliendo de ella.
La primera vez que la Vi estaba en uniforme escolar, ella solía vestirse de una manera bastante «putona», la falda del uniforme apenas tapaba su delicioso culo, de hecho se le asomaban las nalgas, no saben las ganas que me daban de agarrarlos. Y en general, para mí deleite, siempre mostraba bastante de su bello cuerpo. Mi vida sexual en ese entonces era escaso, y creo que eso me ayudó a tener la determinación en que iba a hacer lo necesario para cogerme a esa colegiala, tal vez esas miradas coquetas no eran solo ideas mías.
La oportunidad llegó un día que ella llegó de sorpresa a ver a mi hijo, pero él no estaba, al parecer mi hijo no le dijo a su novia que tenía planes todo el día, así que me aproveché ya que esta oportunidad no se daría otra vez. Le dije que no estaba pero que llegaría pronto, y que si quería lo podía esperar, y ella aceptó y la hice pasar. Hablamos por algún rato, siempre lo hacíamos nos llevábamos muy bien. Mientras en mi mente pensaba en como poder cogérmela. Le empecé a hacer preguntas de su relación con mi hijo, me dijo que últimamente no estaba muy bien, y que por eso quiso venir de sorpresa, pero la verdad estaba algo desanimada por eso, al oír eso supe cómo lo haría. Empecé a hablarle sobre la diferencia entre un hombre más adulto y uno jóven, que suele ser inmaduro, infantil y es difícil que sepa tratar a una mujer, traté de hacerme ver cómo un galán de telenovela, ella escuchaba y opinaba con mucha emoción.
Poco a poco empecé a llevar la conversación a un plano más sexual, a lo que ella se abrió completamente a hablar sin ningún problema, a lo que notaba su mirada y su rostro en general con una expresión muy exitante, así que pensé que ya estaba cerca. Me acerqué y me senté a su lado, se veía exquisita, estaba con shorts ajustados que hacían resaltar su hermoso culo, sandalias y un top negro que dejaba ver su ombligo y un escote amplio. La excusa que usé para acercarme tanto a ella fue le iba a mostrar cómo yo exitaba a una mujer, a este punto hace rato hablábamos de sexo, mi pene estaba paradísimo.
Empecé a masajear su cuerpo, ella se dejaba llevar, yo masajeaba su espalda, cuello, barriga, hasta que poco a poco fui subiendo la apuesta al ver que ella no ponía resistencia. Empecé a masajear sus pechos, no me aguanté más y le saqué el top para ver esas tetas que tanto quería, ella estaba ya en un estado de sumisión absoluto y yo ya sabía que iba a ser mía.
Al desnudar su torso las ví por fin, unas tetas perfectas, no muy grandes pero exquisitas, rápidamente empecé a chuparselas como loco, las manoseaba, las mordía, hacía todo como si mi vida dependiera de eso. Ella gemía tímidamente mientras yo degustaba semejante banquete. Sin decir nada me paré y me desabroché mi pantalón y saqué mi pene, le abrí la boca y se lo metí, sentía que todos los que llevaba con las ganas de cogermela se habían juntado, por en vez de que ella me la chupara, yo le empecé a coger la boca con mi pene.
Pasado un tiempo la agarré y la llevé a mi cama, la tiré y la desnudé entera, yo también me desnudé. Por fin pude ver su vagina, y era como me la imaginé, solo unos pocos pelos y rosada. Le abrí las piernas y empecé a chupar esa conchita mientras me masturbaba, preparando mi pene para penetrarla salvajemente más tarde, ella gemía mucho, lo cuale.calentaba demasiado. Le agarré las piernas, las abrí de par en par y se la metí hasta el fondo, le empecé a bombear la vagina, estaba muy apretada, estaba en un éxtasis, ella en completa sumisión dejaba que yo actuara.
La puse en cuatro, tenía tantas ganas de ver ese culito en esa pose y se veía hermoso, tenía forma de corazón. Masajeé su vagina, que estaba muy mojada, mientras preparaba mi pene para penetrarla otra vez, empecé a acariciar sus labios vaginales con la punta de mi pene, así estuve un rato hasta que se lo metí, está vez no fui tan brusco, quería disfrutarlo así que fui subiendo la intensidad de a poco. Mientras la penetraba no aguantaba las ganas de cachetear ese culo que golpeaba mi abdomen mientras se lo metía por la vagina. Le pegué tanto que su culo quedó rojo.
Hicimos muchas cosas, acabé más de una vez pero quería seguir metiendosela, hasta que ya cansados no echamos en la cama. Seguí teniendo sexo con ella en otras ocasiones, pero mi hijo nunca supo, aún recuerdo a esa chica y lo rico que era cogermela.
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