La Pequeña María (parte 2)

Tenía la cara super redonda. Una sonrisa de angelito. Es rubiecita de cabellos suaves y dóciles. Lo más lindo de ella son sus labios, gorditos y bien formados. .
Capitulo 2 

Esa noche no pude dormir tan fácilmente. Mi tía me dio la bebé para que la cargue en un momento porque estaba llorosa. La pequeña María parecía gustarle estar en mis brazos porque se calmaba y sonreía.  

No la he descrito. Tenía la cara super redonda. Una sonrisa de angelito. Es rubiecita de cabellos suaves y dóciles.  Lo más lindo de ella son sus labios, gorditos y bien formados.  

Cómo decía esa noche no pude dormir esperando al día siguiente que pudiera quedar solo con la pequeña María.  A esa edad, 13 años, tuve que hacerme 3 pajas para poder dormir. Unas medias recibieron mi semen. En todas mis imaginaciones penetraba a mi primita hasta meterle la verga hasta los huevos. Sin embargo, sabía q eso no podía ser sin lastimarla.  Con ese pensamiento me dormí.  

A la mañana siguiente en la escuela no veía la hora de volver.  

Cuando llegué a casa no había nadie. Ni mi tía ni la bebé. Los llamé primero con calma, luego más fuerte y desesperado. No había nadie.  Me tiré en mi cama, creo que me dormí 

Al rato me tocaron el hombro.  

— Hola sobrino. Estabas acá. Nos fuimos con María a la vecina y al super de la esquina.  

— Ah, Sí. No hay problema.  

— Tu comida está servida y María duerme en mi cama. Seguro después se despierta. Yo me tengo que ir a trabajar.  

Fui, almorcé y me senté en la tele. Mi tía daba vueltas de un lado a otro. No se iba, el tiempo parecía eterno. Hasta q mi tía salió vestida para trabajar. Ella trabajaba a tiempo medio de recepcionista en una empresa del centro. Ayudaba con eso a mí tío, aunque le sacaba toda la tarde.  

Se fue. Esperé 30 minutos por precaución, en los cuales me mordía las uñas de la ansiedad. Y finalmente fui a ver a la pequeña María.  

Ella dormía. Me acerqué, le pasé mi dedo índice por su pequeña, regordeta y perfecta boquita de bebé. Los labios los tenía secos, pero empujé mi dedo un poquito para adentro y se veía un poco mojados más adentro. No aguanté, me incliné y la besé. Nunca había besado a nadie. Pero ese beso me pareció muy excitante. Muy suave, tierno. Besar esa piel super delicada era delicioso.  Su boquita medio se abría y movía los labios. Parecía que gozaba de los besos, yo bajé besando por su cuello. Aspiré ese olorcito a bebé que me embriagó bajé besando su cuerpito. Miré la hora, faltaban 3hs para q vuelva mi tía. Le saqué su pequeña ropita. Primero la parte de arriba. Unos pechito regordete apareció a la vista. Ella reía con los movimientos. Le besé la pancita. Le besé el pechito plano.  Pude sentir sus minúsculas tetitas en mis labios. Se me puso dura al momento.  

Ella me miraba. 

— bebé, ¿le gusta q le chupen las tetitas?  

Su sonrisa me incitó a seguir.  

Vi que la pequeña cunita donde ella estaba iba ser muy incomoda para los dos, así que la saqué y la dejé sobre la cama de 2 plazas de mi tía.  

Ahí tenía a esa pequeña bebé de 6 meses desnuda de la cintura para arriba, que sonreía y movía los bracitos.  

Yo me desnudé. Mi verga que en ese momento debía medir 12cms estaba muy dura. Me subí a la cama y sobre la bebé. Otra vez besé los labios regordetes de mi primita bajé besando su cuellito y su pecho plano. Succioné con delicadeza los casi inexistentes pezones. Bajé por su barriguita y chupé el ombligo blanco y suave. Bajé más abajo y con suma suavidad saqué el pantaloncito de bebé y sobre todo el pañal. Ambos estaban secos  

Apareció el pequeño lunar sobre el costado derecho de la conchita de mi primita. Lo rocé con la punta de mis dedos. La verga se me puso muy dura. Estaba haciendo algo mal, algo morboso y lo sentía en todo mi cuerpo. Mojé la punta de mi dedo índice en saliva y los froté contra su pubis, lo hundí ligeramente en su rajita. Ella se movió, sonrió un poco. Seguro le producía cosquillas. Al ver su reacción mojé más mis dedos y froté más aun su pequeña rajita. En un momento recordé alguna escena de una revista donde el hombre metía su rostro entre las piernas de una mujer. Me acerqué lentamente. Su conchita lampiña y regordeta se hizo más grande, pude apreciar su bonito lunar al costado derecho de su rajita. Lástima q cuando crezca los vellos de su entrepierna lo vayan a cubrir. O quizás no, quizás se depile y sea un lindo detalle para quien la tenga adelante con las piernas abiertas.  

La tenía ahí, desnuda sobre la cama. Ella se llevaba las patitas a la boca, como hacen todos los bebés, me permitía ver su rajita y su pequeño agujerito marrón. Extasiado por la visión q tenía delante mío me arrodillé y metí mi cara entre sus piernas, como el hombre de la revista, aspiré ese olor, que aunque tenía olorcito a meo, me gustó mucho, me embriagó. Le di varios besitos suaves sobre su pubis. Besé el lunar como si fuera una pequeña joya metí mi lengua entre los pliegues de su ingle. Estaba extasiado con la suavidad de su piel. Me retiré un poco, quise admirar a la pequeña María. Ahí estaba, su piel brillaba por mi saliva, su ranurita estaba cerrada entre sus piernas. Suave, delicada, pálida y con ese pequeño lunar en su pubis. Me acerqué y pasé la lengua por la rajita. Ella dio un pequeño gritito. La miré, sonreía. Eran cosquillas, sin duda.  Hundí mi cara en su entrepierna, moví mi lengua con un aleteo sobre la ranura rosada de mi primita. Ella se movió, quizás le hice muy fuerte. Abrí sus piernas y por primera vez, la conchita de María se abrió para mí. Le pasé la lengua una vez más.  Miré el reloj, faltaba una hora para que vuelva mi tía. Decidí dejarla por esta vez, no tentar a la suerte.  

La vestí, le puse su ropa una por una. Y la dejé en su cuna otra vez, arreglé la cama y miré muchas veces el lugar del acto. No quería dejar ninguna señal de lo que había pasado ahí.  

Media hora después llegó mi tía. Por suerte María estaba en su cuna y yo miraba dibujos animados en la tv. No sospechó nada.  

Sigue en Capitulo 3 

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