La primera vez que me llevaron a un cuarto oscuro.
¡Ohhh me corro! Me corro, gritaba pidiéndome que abriera bien la boca. ¡Abre la boquita, abre la boquita! Gritaba empezando a correrse, soltando varios trallazos de leche en mi cara y boca..
Como en muchas ocasiones, aquel día había ido en busca de sexo a los aseos públicos, en concreto había ido a los aseos públicos que había en los jardines de 4 caminos. Allí ya había ido en algunas ocasiones a espiar, siendo follado en varias ocasiones, una de ellas ya la conté en el relato “espiando en los aseos públicos”, donde fui follado por el maduro que le apodaban el indio. Allí fue donde me enculó la primera vez dicho personaje, luego lo hizo en otros sitios, todos ellos al aire libre o en aseos públicos.
Bueno pues ese día se me ocurrió bajar a aquellos aseos, cuando bajé a ellos, no había nadie por lo que estuve un buen rato esperando, eran cerca de las 7 de la tarde cuando había bajado a los aseos, cansado de esperar luego de haber pasado cerca de una media hora, me marché de allí. Tan pronto estaba subiendo las escaleras, bajaba para los aseos un hombre maduro, rondaría la cincuentena, pero como ya prácticamente yo ya había salido, al ver que en aquel parque había gente y si volvía a dar la vuelta bajando de nuevo a los aseos, muchos podrían ver mi maniobra, al ser yo demasiado tímido y vergonzoso, a pesar de la mirada que me había echado el maduro, decidí seguir y no bajar de nuevo a los aseos.
Lo que hice fue buscar un banco donde sentarme, esperando a ver si me atrevía y volvía a bajar, de paso vería si bajaba alguien a aquellos aseos, al igual que terminaba de bajar aquel hombre. Al poco rato de haber bajado aquel hombre, este volvía a salir de aquellos aseos, viendo yo que este hacía como había hecho yo, vino hacia el parque donde había niños jugando en los columpios, y al verme de nuevo allí sentado, se acercó hacia donde yo estaba y sentándose a mi lado, empezó a hablarme.
No recuerdo que palabras me dijo o como me entró, el caso es que me estaba invitando a ir con él a los aseos.
Yo después de mirar alrededor nuestra, viendo que había demasiada gente en el parque, nervioso y dudando le dije que no.
Al ver él mis dudas, que estaba algo nervioso y que era tímido, insistió, diciéndome que no fuera tonto que lo iba a pasar muy bien.
Ven, no seas tonto que lo estás deseando, me decía pasando su mano por mi pierna, ya verás que bien lo vamos a pasar.
Yo poniéndome todavía más nervioso de lo que ya estaba, viendo como pasaba su mano por mi pierna, le volví a decir que no, que había mucha gente, le contesté, viendo él lo nervioso que me ponía.
Si quieres podemos ir a otro sitio, me dijo sin dejar de acariciarme la pierna.
Quedé pensando lo que me decía, al ver el que dudaba, insistió en su propuesta, que te parece, ¿quieres que vayamos a otro sitio? Encogiéndome de hombros le dije que bueno.
Bien, pero tenemos que esperar un poco decía él sacando una tarjeta de su bolsillo. Me entregó la tarjeta, diciéndome que era un bar de copas que quedaba frente a la estación de ferrocarril, que abría a partir de las 12 de la noche. Al parecer se trataba de un After, era uno de esos nuevos locales que habrían de madrugada donde se servían copas para aquellos rezagados o los que querían seguir la fiesta después de que cerraran las discotecas o pub.
Yo nunca había acudido a un sitio de estos, por lo que miraba la tarjeta con curiosidad, escuchando lo que aquel maduro me contaba.
Me decía que a partir de las 12 de la noche ya podía ir, que ya estaba abierto, pero que cuando mejor estaba era ya de madrugada, que a partir de eso de las 5 de la madrugada era cuando empezaba a haber ambiente, sobre todo los fines de semana.
Me contó que hacia poco que lo había abierto, que contaba con cuarto oscuro.
Al ver como lo miraba, me preguntó si había estado alguna vez en un cuarto oscuro, le contesté que no, que nunca había estado, que me daba corte, que tenía miedo encontrarme con gente que no quería que supieran lo mío y me vieran.
No te preocupes, a primera hora no hay mucha gente, además tú vienes a tomar una copa como cualquier cliente, luego ya te llevo yo al cuarto oscuro y te enseño como es.
Estuvimos así un buen rato hablando, yo con muchas dudas sin saber si acudiría o no, viendo como el parque iba quedando con menos gente. Dándose cuenta él que yo ya no estaba tan nervioso como al principio y viendo que ahora había menos gente, dijo levantándose del banco donde estábamos sentados:
Mira ahora ya no hay tanta gente, voy a volver a bajar a los aseos, luego cuando yo haya bajado, si quieres puedes venir tú, que no te de vergüenza, ya verás como nadie se da cuenta.
Y levantándose del banco donde estábamos sentados, fue hacia los aseos, bajando de nuevo a ellos.
Yo que estaba caliente y excitado, armándome de valor, después de haber bajado él, hice lo mismo, me levanté del banco y acudiendo hacia los aseos, bajé rápidamente las escaleras, metiéndome en los aseos donde me estaba esperando aquel maduro.
Enrojecido y con una excitación que recorría todo mi cuerpo, entré en los aseos yendo hacia los urinarios, justo donde se encontraba él con la polla de fuera terminando de mear.
Al ver que había conseguido hacerme bajar a los aseos, nada más ver que era yo quien había bajado, dándose la vuelta hacia mí con la polla de fuera, me metió en uno de los cubículos, y mientras llevaba mi mano hacia su polla, me decía:
Sabía que lo estabas deseando, anda ven no tengas miedo que no hay nadie, estamos los 2 solos, me decía llevando mi mano a su verga.
Te gusta, me decía mirando como yo acariciaba su polla.
Sí, le contestaba yo moviendo la cabeza en señal de afirmación, acariciándole la polla a la vez que se la iba descapullando.
Mientras él sin perder tiempo, iba aflojando mi cinturón, a la vez que yo le acariciaba la polla dejando que me fuese desnudando.
Ufff, maricón estás muy bueno, ya verás lo bien que lo vamos a pasar si vienes esta noche al bar, te voy a enseñar el cuarto oscuro, verás cómo te va a gustar, me decía mientras terminaba de aflojarme el cinturón.
Una vez me hubo aflojado el cinturón, siguió desabrochándome el botón del pantalón, y una vez hubo desabrochado varios de los botones, tirando por mi pantalón para abajo, me dejó con el slip a medio quitar y el pantalón a la altura de las rodillas. Luego empezó a desabrochar los botones de la camisa que llevaba puesta, quedando mi torso desnudo delante de él.
¡Ohhh que bueno estás! Me decía llevando sus manos a mis pequeños y excitados pezones, apretándolos a la vez que me acariciaba el pecho y abdomen.
Llevó su boca a mis erectos y duros pezones, y mientras me los mordía, con sus manos me iba bajando el slip.
¡Ohhh que bueno estás! ¡ooohhh que bueno, joder! Tienes que venir esta noche, ya verás cómo te va a gustar, vas a ver que bien lo pasamos, me decía mordiendo mis hinchados y duros pezones a la vez que me acariciaba con sus manos el culo y genitales.
Luego de un buen rato donde me estuvo mordiendo y chupando los pequeños y excitados pezones, a la vez que me metía mano, llevó su boca a la mía apoderándose de ella.
Mordía y lamía mis labios, diciendo que tenía unos labios muy sexis.
Me gusta los labios que tienes, son muy sexis, mmm, suspiraba mientras saboreaba mis labios, hasta que metió su lengua en mi boca, recorriendo y saboreando toda mi cavidad bucal. Sorbió y chupo mi lengua, dejándome los labios enrojecidos e hinchados de tanto morrearme.
Yo ya estaba que me derretía de excitado y caliente que estaba, deseaba que me diera la vuelta y me hiciera suyo, quería que me diera por el culo y me dejara bien preñado y abierto.
Viendo que yo no paraba de gemir y temblar con lo que me estaba haciendo, me hizo agachar, llevando mi cabeza hacia su polla, haciendo que abriera mi boca y la metiera en ella.
Anda, abre la boca y chúpala como si fuese un helado, me decía mientras yo abría mi boca y llevaba aquella verga con mi mano, metiéndola en mi boca.
Primero chupé el glande, notando un ligero sabor salado, era a causa de la meada que había terminado de echar, pero no me dio asco ni reparo alguno, por el contrario, saqué el glande de la boca, empezando a pasar la lengua por todo él, saboreando la piel del prepucio que todavía estaba algo húmeda de la meada.
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡Joder que boquita tienes! Gemía empujando mi cabeza para que tragara más su polla.
Yo ya estaba cansado de estar agachado chupándole la polla, deseaba levantarme y que me diera por el culo, estaba demasiado caliente y excitado, quería que me abriera de piernas y me follara hasta dejarme bien preñado.
Pero él no paraba de follarme la boca, el cabrón tenía otras intenciones para conmigo, quería que fuese esa noche al bar. Una vez me tuviese allí, llevarme al cuarto oscuro y allí follarme y hacerme de todo.
Para eso sabía que debía tenerme caliente y excitado, de esa manera sabía que era mucho más fácil que yo acudiera, fuese como fuese, tendría que dejarme bien caliente y con ganas de polla.
Cosa que consiguió, porque después de tenerme un buen rato allí agachado chupándole la polla, el muy cabrón empezó a correrse en mi boca y cara.
¡Ohhh me corro! Me corro, gritaba pidiéndome que abriera bien la boca.
¡Abre la boquita, abre la boquita! Gritaba empezando a correrse, soltando varios trallazos de leche en mi cara y boca.
Luego metió su falo en mi boca, terminando de correrse y haciendo que lo chupara y dejara bien limpio.
¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! Decía corriéndose en mi boca.
Así maricón así, trágala toda, traga la lechita que te va a gustar, me decía empujando su pelvis a la vez que sujetaba mi cabeza empujándola hacia su pelvis.
El muy cabrón se había corrido en mi boca y cara, dejándome toda la cara pringada de leche, y por encima, yo tenía una calentura y excitación de mil pares de cojones.
Cuando terminó de eyacular y hacer que le dejara la polla limpita, subiéndome por los sobacos, me dio unas palmaditas en el culo, diciéndome que quería que fuese esa noche al bar, que allí me enseñaría el cuarto oscuro, que allí me follaría el culito.
Quiero que vengas esta noche al bar, ya verás cómo te va a gustar el cuarto oscuro. Allí te voy a follar este culito hasta que no puedas más.
Esperó a que me vistiera y limpiara la cara un poco, subiendo luego los 2 de aquellos aseos, el cabrón no quería que me quedara allí solo por si venía alguien y me daba por el culo, jodiéndole el plan que tenía él para mí, aquella noche.
Una vez los 2 hubimos salido de los aseos, me llevó con él a beber algo, quería tenerme entretenido y no me fuese a desfogar a otros aseos o lugar. Sabía que yo estaba muy caliente y excitado, y no quería perder aquella ocasión que tenía, fuese como fuese, iba a conseguir llevarme al cuarto oscuro y allí disfrutar de mi cuerpo.
Yo con lo caliente y excitado que estaba, quería que me follaran, si era aquel maduro, no me importaba, me había gustado la polla y el cuerpo que tenía, lo que no me convencía mucho era lo del cuarto oscuro, pero cada vez que el tiempo iba pasando, ya estaba más convencido de ir con él al cuarto oscuro y dejar que me diera por el culo allí. Así de paso, conocería como era eso del cuarto oscuro ya que nunca había entrado en uno. Era algo novedoso por aquellas fechas, al menos en mi ciudad, La Coruña. Había oído hablar de ellos, pero era algo que hasta la fecha no había conocido ni sabía que existiera alguno yo en la ciudad en que vivía.
Después de estar bebiendo varias horas con aquel maduro, a eso de las 11 me dejó, diciendo que me estaría esperando, que podía ir a las 12 de la noche, que era cuando estaba abierto. Ahora se tenía que ir para hacer unos recados, pero que me estaría esperando, que no me preocupase por el dinero, que ese día estaba invitado a todo por él.
Cuando me había dejado aquel maduro, eran las 11 de la noche, yo ya estaba algo mareado de tanta bebida, y por si fuera poco, llevaba encima una calentura y excitación que me recorría todo el cuerpo, de 3 pares de cojones. Quería que me follaran, necesitaba una polla que me abriera el culo y me diera una buena follada, por lo que cada vez estaba más decidido a acudir a aquel bar y entrar al cuarto oscuro esperando a que me dieran una buena cogida. Varias veces había mirado el reloj que había en aquella cafetería, pero el reloj parecía no moverse, los minutos no daban pasado.
Antes de marcharme de aquella cafetería donde me había dejado el maduro, acudí a los aseos para aliviar la vejiga. Si cuando entré en los aseos de aquella cafetería, llega a ver alguien que quisiera follarme, hubiese dejado que me dieran por el culo sin preocuparme ni de donde estaba ni de que alguien pudiera verme.
Por fin ya eran las 12 de la noche, cuando salía de aquella cafetería, rumbo al bar donde había quedado con aquel maduro, iba caliente y excitado a más no poder. Cuando llegué al bar en cuestión, eran las 12 y 15 minutos de la noche. La puerta estaba cerrada, pero había un timbre para llamar, tal y como me había explicado el maduro que me había invitado. Llamé una vez, y al poco rato veía como se abría la puerta, apareciendo un hombre más joven que el maduro que me había invitado, le enseñé la tarjeta que me había dado, dejándome este pasar sin apenas mirar para la tarjeta, solo miraba para mi cara, sin sacar la vista de ella. El cabrón me había escaneado a conciencia, y más que me iba a escanear aquella noche, pero eso lo iba a saber yo después.
Empecé a bajar las escaleras que había, hasta que llegué abajo, donde pude ver la barra con los taburetes que había, junto unas cuantas mesas. Allí solo había 4 personas contando con el que me había venido a abrir la puerta, uno era un camarero joven que estaba dentro de la barra, y sentados en 2 taburetes, estaba el maduro que me había invitado, y junto a él, otra persona, sin duda era el más viejo, que luego supe que era un cliente habitual.
Al verme llegar el maduro, me llamó para que fuese a su lado, y después de saludarlo, me senté en el taburete que quedaba justo en la esquina pegado a la pared, al parecer ya había dejado aquel taburete para que cuando llegase yo, tenerme allí arrinconado.
Pedí de beber un ron con Coca-Cola, para seguido ponerme a hablar con el maduro, bueno más que hablar a escuchar al maduro.
Había una música suave que se podía escuchar sonando de fondo, y la tv, que era lo que en esos momentos se podía escuchar. Luego de pasar un rato, empezaron a pasar por la tv, un vídeo porno, era porno gay. Era la primera vez que veía una película porno gay en un lugar público, por lo que empecé a sospechar que aquel after, se trataba de un local gay, y así era, era uno de esos locales que empezaba a haber por la ciudad en la que vivía, La Coruña.
Al principio me dio algo de corte estar allí, tenía miedo encontrarme con alguien conocido que no supiera de mis inclinaciones sexuales, pero con lo caliente y excitado que estaba, y la medio melopea que ya empezaba a tener, me fui desinhibiendo.
El maduro que me había invitado me tenía acorralado en la esquina de la barra contra la pared, no perdía ocasión, iba metiéndome mano disimuladamente. Yo que no las tenía todas conmigo, miraba para la tv sin dejar de observar a los otros que estaban en el bar. Veía que ninguno de ellos perdía detalle de lo que el maduro estaba haciendo, que no era otra cosa que meterme mano disimuladamente. Parecían perros de presa al acecho de la víctima, y esa victima no era otro que yo, un jovencito caliente y excitado al que romperle el culito y follarlo bien follado.
Le pregunté al maduro que me había invitado, por los aseos, si o sí, tenía que ir a cambiarle el agua al canario, estaba que reventaba con las ganas de mear. Indicándome donde estaban, se levantó viniendo conmigo a los aseos.
Es allí, me dijo. O bueno espera que voy contigo, así aprovecho a mear yo también.
Entramos ambos en aquellos aseos del bar y nada más entrar, se lanzó a mi cuello, empezando a morder y lamerme la oreja.
Ufff que ganas te tengo, hoy vas a disfrutar como nunca, ya verás que bien lo vas a pasar, te voy a dejar el culito bien abierto y servido de polla. Cuando quieras vamos a ver el cuarto oscuro, decía sobándome el culo, y de paso le damos lo que está deseando a este culito.
¿Tienes que irte a alguna hora o no tienes problema por marchar? Me preguntaba.
No, no tengo prisa, le contesté, pero déjame ir a mear.
Estupendo, decía soltándome para que fuese a mear. Ya verás como más tarde esto se va animando.
Bufff, eso era lo que más me aterraba en aquellos momentos. Colocándome en el urinario, desabroché el pantalón, bajé la parte delantera del slip sacando luego la polla, poniéndome a mear. El cabronazo del maduro se puso a mi costado haciendo lo mismo que estaba haciendo yo, se puso a mear sin dejar de sobarme el culo con su mano, hablándome mientras meaba e iba metiéndome mano.
Ay que ganas tengo de probar este culito, decía sobándomelo mientras meábamos. Esta noche te voy a preñar y hacerte mío, ya verás como te va a gustar el cuarto oscuro, estoy seguro de que te va a encantar, vas a ser la reina del cuarto oscuro. Es una pena que no sea fin de semana, pero bueno si te animas y dejas esos miedos que tienes, estoy seguro de que vas a querer volver, decía terminando de mear antes que lo hubiera hecho yo.
¿Quieres que vayamos ahora a ver el cuarto oscuro? Me decía poniéndose detrás mía y siguiendo, manoseándome el culo, mmm, ya verás lo bien que lo vamos a pasar, me susurraba al oído mientras bajaba mi pantalón, metiendo sus manos por dentro del slip y apretando mis cachetes a la vez que mordisqueaba el lóbulo de mi oreja.
Ay maricón, que caliente tienes el culito, ¿tienes ganas eh? Me decía llevando ahora sus manos a mis genitales acariciándolos junto a la polla.
Ufff, que caliente me estás, mira que durita tienes la polla, me susurraba sin parar de meterme mano.
Espera, le pedía yo, déjame mear y después vamos a ver el cuarto oscuro, le decía para que dejara de meterme mano y pudiera terminar de mear.
Haciendo lo que le pedía, se separó de mí, dejando que terminara de mear, cosa que por fin pude terminar de hacer.
Luego de terminar de mear y abrocharme el pantalón, salimos de los aseos, yendo hacia la puerta que llevaba al cuarto oscuro.
Le hizo una seña al camarero que me había abierto la puerta, y llevándome hacia la entrada al cuarto oscuro, abrió la puerta, haciéndome pasar primero a mí, viniendo él tras mía.
Nada más entrar, lo que había era un cortinón que tapaba una especie de largo pasillo, el cual después de girar a la derecha, seguía hasta desembocar en una zona más amplia. Apenas se veía nada, solo al llegar al final había una tenue luz, era como una especie de piloto de color rojizo, era como esas luces que ponen en algunas escaleras para que sepas que hay escalones, vamos que no se veía casi nada.
Pude notar que había algunas repisas, me supuse que sería para apoyar los vasos de las bebidas, y una especie de pasamanos o barra en la zona más ancha, en aquellos momentos me pareció que era algo así como la barra donde se amarraban los caballos en las películas del oeste. La verdad es que aquello era cutre pero bien cutre, vamos que me pareció una habitación totalmente oscura donde ponerse a follar sin que pudieran verte apenas, yo esperaba otra cosa y no aquello.
Después de llevarme por todo el cuarto oscuro, me pegó a la pared, empezando a meterme mano.
¿Qué te parece? Me decía agarrándome por la entrepierna a la vez que me sobaba los genitales y llevaba su boca a mi cuello, empezando a pasar su lengua lamiendo y dándome pequeños mordiscos.
No sé, le contesté, pensé que sería otra cosa.
Bueno, para el local que es, no puedes pedir mucho más, además date cuenta de que estamos empezando, me decía empezando a aflojarme el cinturón.
Yo que estaba excitado y caliente como una burra en celo, empecé también a aflojarle el cinturón tratando de sacarle la polla que tanto estaba deseando.
¿Tienes ganas, eh putita? Me decía empezando ya a desabrocharme el pantalón.
Claro que tenía ganas, tenía el culo que me ardía en deseos de que le metieran una buena polla y lo preñaran de leche.
Con unos nervios que me estaban matando, fui desabrochándole el pantalón, hasta que conseguí sacarle la polla de fuera. No estaba dura de todo, pero el cabrón ya la tenía algo más que morcillona. No tardaría mucho en estar bien empinada y lista para darme por el culo.
Mientras yo le acariciaba la polla y huevos, él iba con calma bajándome el pantalón y luego el slip, dejándolos ambos a la altura de mis rodillas, para luego seguir desabotonándome la camisa.
Una vez hubo desabotonado la camisa, sin sacármela, llevó su mano a mi entrepierna, empezando a acariciar la parte baja de mis huevos. Acariciaba el escroto y perineo, haciendo que me abriera de piernas mientras él iba acariciándome a la vez que buscaba con sus dedos mi agujerito. Mientras me acariciaba y pasaba sus dedos por mi hoyito, con su boca iba mordiendo mis pezones, mmm, que bueno estás, joder que ganas de follarte tengo.
Tienes el culito bien apretadito, maricón, decía presionando con su dedo mi agujerito para que se abriera mi esfínter y introdujera su dedo en mi culo y así poder ir dilatándolo.
Yo trataba de abrirme de piernas todo lo que podía, mientras me sujetaba a él e iba acariciando su cada vez más hinchada verga. Suspiraba yo, abriéndome de piernas todo lo que podía, sin dejar de acariciar la polla y huevos de aquel maduro que estaba preparándome para darme por el culo.
Después de meterme el dedo en el culo y conseguir haberme dilatado un poco, me hizo ir hacia aquella especie de barra que había en el medio de la habitación, porque llamarle a aquello cuarto oscuro era demasiado, y haciéndome apoyar las manos sobre aquella barra o pasamanos, se puso detrás mía, donde siguió metiendo sus ahora 2 dedos en mi agujerito. Así putita así, deja que abra bien tu culito y vaya dilatándote un poquito. Como la camisa que llevaba le molestaba un poco, terminó por sacármela por completo, dejándola sobre aquella barra. Así maricón así, así estaremos más cómodos, me decía siguiendo, metiendo 2 dedos en mi culo, dilatándome cada vez más.
Justo en el momento que terminaba de sacarme la camisa, sentimos como se abría la puerta de aquel mal llamado cuarto oscuro, miramos ambos hacia la entrada, pudiendo ver yo una silueta, ahora ya podíamos ver algo más al acostumbrarse los ojos a aquella oscuridad. Pude ver que se trataba del camarero que me había abierto la puerta, menos mal pensé yo en esos momentos, todavía me daba un no sé qué de que pudiera venir algún conocido y me viera en aquella situación. Era demasiado el miedo y vergüenza que sentía verme descubierto por algún conocido.
El camarero había dejado sobre una de las repisas los vasos de la bebida que estábamos bebiendo en la barra, y luego de dejarlos, vino hasta donde el maduro me tenía apoyado mientras me metía los dedos en el culo, preparándome para follar.
Se puso delante mía, justo del otro lado de aquella barra donde yo estaba apoyado, y viendo como me tenía, allí con los pantalones y slip a la altura de las rodillas, sin la camisa que había terminado por sacarme, medio inclinado, tratando de abrirme de piernas todo lo que podía mientras el maduro me metía los 2 dedos en el culo, dijo que nos había traído las bebidas.
Después de decirnos que nos había traído las bebidas, se quedó allí mirando como el maduro me preparaba para encularme. Veía como yo abría la boca y gemía viendo como él me miraba.
Podía ver la cara de lascivia que se le veía allí parado frente a mí, si cuando me había abierto la puerta me había escaneado de arriba abajo, ahora sus ojos no me escaneaban, aquellos ojos me estaban devorando.
No pudiendo resistir más, llevó su mano a mi cara, y mientras me acariciaba la misma, llevó su boca a la mía, metiéndome la lengua en ella. Empezó a besarme y saborear mi boca con su lengua, mientras bajaba su otra mano a mis genitales acariciándolos.
Dios, ahora no era uno el que tenía preparándome para dar por el culo, ahora eran 2 hombres maduros los que tenía y que estaba seguro de que ambos iban a terminar dándome por el culo.
Como vio que yo no podía abrirme bien de piernas, dejó de comerme la boca, y agachándose tiró de mi pantalón y slip, llevando estos hasta mis tobillos, viendo que no podía sacármelos sin sacar antes los zapatos. Tiró de ellos desde el talón, y luego de sacarme los zapatos, terminó de sacarme el pantalón y slip, dejándome ahora sí, en pelotas. Ahora sí podía abrirme bien de piernas, ahora me tenían aquellos 2 maduros, desnudo por completo, excitado y caliente, ardiendo en deseos por ser follado.
El camarero que había terminado por sacarme el pantalón y slip, dejándome desnudo por completo, dejando ambas prendas allí sobre el suelo, se puso delante mía, pero ahora en lugar de estar del otro lado de la barra, esta quedaba ahora a su espalda. Me agarró por los brazos haciendo que me apoyara sobre sus hombros, mientras llevaba su mano a mi entrepierna acariciando mis genitales y volviendo a comerme la boca.
Dios, ya estaba que no aguantaba más, aquello empezaba a ser una tortura, quería que me dieran por el culo y me empotraran bien empotrado. Gemía retorciéndome a la vez que empujaba el culo para que entrara bien los dedos con los que me preparaba el culito el maduro. Viendo este que ya me tenía a punto de caramelo y no paraba de retorcerme y gemir, sacó los dedos de mi culito, y poniéndose pegado a mi culo, me sujetó por las caderas y pidiéndole al camarero que me inclinara un poco, colocó la punta de su verga en mi agujerito, dando una fuerte embestida, metió toda su polla en mi culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité más que gemí, al notar como aquella barra de carne se introducía en mí, llegándome a lo más profundo de mi culo.
Ya, ya está maricón, ya la tienes toda dentro, decía el maduro que terminaba de encularme, mientras empujaba su pelvis, introduciéndome la polla hasta los mismísimos cojones. Notaba como sus pelotas las tenía pegadas a la entrada de mi ano, y este se colocaba mejor, pegándose todo lo que podía a mí, a la vez que notaba como impulsaba su pelvis, introduciendo su polla hasta el fondo, haciéndome levantar de puntillas mientras me erguía apoyándome en los hombros del camarero.
Ya ya, ya está, gritaba impulsando su pelvis introduciéndome la polla una y otra vez manteniéndome sujetado por las caderas. Ya eres mío, maricón, ya te tengo bien empalado.
¿No querías polla? Pues ya la tienes, maricón, ya eres mío, gritaba ensartándome una y otra vez la polla en el culo.
Así te quería tener, maricón así, decía pegándose todo lo que podía a mí, mientras me rodeaba con sus brazos mordiéndome el hombro y nuca, manteniendo su polla en lo más hondo de mi culito.
¡Ohhh que gusto cabrón! ¡que culito más rico tienes! ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! Gritaba culeándome sin parar, introduciendo una y otra vez su polla hasta lo más profundo de mis entrañas.
¿Te gusta eh? ¿te gusta eh maricón? No te oigo, decía volviendo a preguntarme si me gustaba.
Yo entre gemidos y lloriqueos, le contesté que sí, que sí me gustaba.
Mientras el maduro me daba por el culo, el camarero dejando que me apoyara en sus hombros, no paraba de besarme, metía su lengua en mi boca haciéndome que se la chupara y succionara, mientras saboreaba mi boca y saliva a la vez que con sus dedos iba retorciendo y pellizcando mis erectos pezones, haciéndome que deseara ser poseído y me hicieran suyo en aquel cuarto oscuro donde me estaban sodomizando.
Mientras el maduro seguía culeándome, el camarero que no dejaba de comerme la boca, mientras seguía pellizcando y retorciendo uno de mis pezones, con su otra mano se había sacado la polla de fuera, y una vez la hubo sacado, fue llevando una de mis manos a su verga, haciéndome que se la agarrara con mi mano.
Dios, que sensación recorrió mi cuerpo cuando palpé aquella verga, el cabrón estaba bien armado, además de tener una buena polla, el cabrón estaba bien pero que bien empalmado, tenía la polla tiesa y dura como un fierro candente, esa noche iba a quedar bien servido de polla con aquellos 2 machos que me estaban follando en aquel mal llamado cuarto oscuro. Y claro que iba a quedar bien servido, aún no lo sabía yo bien, lo servido que me iban a dejar en aquel cuarto oscuro.
Ya llevaba un buen rato siendo culeado, cuando el camarero me hizo inclinar más haciéndome que me sujetara sobre sus caderas, y de esa manera le pudiera chupar la polla, mientras el otro maduro me seguía dando verga por el culo.
Tan pronto tuve delante de mis ojos aquella verga, sin dudar un segundo, abrí la boca todo lo que pude, empezando a tragar aquella polla que tenía delante mía, mientras la aguantaba con una de mis manos.
¡Ohhh! Gimió el camarero apoyando sus manos sobre mi nuca, ¡ooohhh! Volvía a gemir al notar como succionaba el glande de aquella rica polla que estaba yo chupando, a la vez que él movía su pelvis tratando de que tragara más su verga.
Mientras yo trataba de seguir aferrado a aquella verga que chupaba como si me fuera la vida en ello, el que me estaba dando por el culo, se sujetó más fuerte a mis caderas, y mientras gritaba que se corría, golpeaba mi culo con más fuerza, embistiéndome con mayor rapidez.
Me corro, me corro, gritaba, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh! Gritaba eyaculando dentro mía.
Soltó varios trallazos de leche, notando yo como su polla palpitaba empezando a eyacular dejando mi culito regado con su semen.
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh! Suspiraba soltando sus últimas gotas de semen, dejándome preñado.
Cuando terminó su polla de soltar todo el esperma que contenían sus huevos, recuperando el resuello, fue saliendo su polla de mi culo. Una vez salió esta, me dio unas palmaditas en los cachetes, diciéndome que tenía un buen culito.
buen culito maricón, tienes un culito muy rico cabronazo, que gusto da follártelo, si fueras una mujer, hasta me casaría contigo, joder.
Los 2 estábamos sudando, pero yo seguía aferrado a aquella verga que el camarero metía en mi boca, y que sabía que ahora iba a querer darme por el culo él, no iba a perder aquella oportunidad de sodomizarme y hacerme suyo dejándome preñado con su leche, al igual que terminaba de hacer el otro maduro.
Sin esperar a que dijera nada o tratara de marcharme, sacando su polla de mi boca, me hizo apoyar sobre aquella barra y colocándose detrás mía, me sujetó por las caderas, empezando a meter su verga por el culo.
¡Ohhh! Gemí al notar como aquella barra de carne entraba por mi culo, volviendo a estar empalado. La polla que ahora me estaba dando por el culo, era algo más delgada que la del otro maduro, pero parecía algo más larga, o al menos yo la notaba llegar más profundo en mis entrañas.
El camarero empezó a culearme a mayor ritmo que el otro que terminaba de follar. Este con cada embestida que me daba, se podía escuchar el plof, plof plof plof, plof, plof plof plof, de su pelvis golpeando mi culo cada vez que me introducía su polla.
Las embestidas también eran más fuertes y rápidas, haciéndome gimotear constantemente. Con cada culeada que me daba, yo me movía bamboleando al ritmo de sus embestidas, hasta mi polla se bamboleaba soltando gotas de semen por todas partes, aquellos machos que me estaban follando, me iban dejar para el arrastre, iba a quedar bien follado aquella noche.
De lo que no me había percatado yo, era que mientras me estaban dando por el culo allí en aquel mal llamado cuarto oscuro, el otro viejo que había en el bar, había entrado y estaba observando como me culeaban. No se cuanto tiempo llevaría allí, pero el cabrón llevaba la polla de fuera, y joder menudo pollón, era sin lugar a duda el más grande y gordo de todos. No se la edad que tendría, pero ver aquel pollón hinchado y erguido mirando al techo como estaba, asustaba. Si ya estaba excitado y caliente, ver aquella figura mirando como me daban por el culo, con aquel pollón tieso y duro que miraba para el techo, me hizo estremecer recorriéndome un escalofrío por todo el cuerpo.
Ven Mario, ven acércate aquí, le decía el maduro que terminaba de follarme y que me había invitado.
Desde aquí verás mejor como follamos a este maricón. Mira como le gusta que le den por el culo, el cabrón está disfrutando de lo lindo, seguro que arde en deseos porque le metas tu tranca por el culo. Es lo que le gusta al maricón.
¿Verdad putita? Decía el maduro que me había invitado, acariciando mi cara con su mano.
Mira que carita de satisfación tiene, seguro que no pensaba gozar tanto esta tarde cuando lo encontré en los aseos del parque.
El muy maricón andaba desesperado por que le dieran por el culo. Y estuvo de suerte al encontrarme, hoy al menos va a quedar satisfecho, ¿verdad putita? Decía volviendo a pasar su mano por mi cara.
Mira que boquita tan sexi tiene, decía pasando sus dedos por mis labios, seguro que quiere chuparte la polla mientras Chema le da por el culo.
El viejo al que llamaban Mario, acercándose a mi cara, hizo lo que el maduro que me había invitado le dijo, puso aquella reluciente he hinchada verga a mi altura, y mientras yo seguía siendo culeado por el camarero, llevé mi mano a aquella tranca, agarrándola con mi mano llevándola a mi boca que abría con ganas por probarla.
Apenas podía saborearla, con las embestidas que me daba el camarero, apenas podía saborear la polla del viejo. Hasta era difícil meterla en mi boca, apenas me cabía, por lo que me dedicaba a chuparle la punta de la polla mientras se la agarraba con una mano.
Ya llevábamos un buen rato así, cuando el camarero que me estaba follando, empezó a acelerar sus embestidas, anunciando así su eminente corrida.
¡Ohhh! Me corro, me corro, gritaba acelerando sus embestidas, ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gritaba empezando a eyacular dentro de mi culo. Había soltado varios trallazos de esperma, pudiendo notar yo como iban saliendo estos de su polla quedándose en lo más profundo de mis entrañas, dejándome preñado por segunda vez en el día.
Cuando terminó de eyacular soltando las últimas gotas de semen que le quedaban, dejó que su polla fuese saliendo poco a poco de mi culito, mientras acariciaba con sus manos mi espalda. El cabronazo había quedado satisfecho, menuda follada que había terminado de darme, me había dejado inundado el culo de leche, el cabrón debía llevar tiempo sin correrse, porque la corrida que me había largado en el culo era de campeonato.
Yo estaba sudando como un carnero, las piernas ya me empezaban a temblar algo, y mi pobre polla estaba toda pringada, no había parado de soltar gotas de semen, y tenía delante mía al viejo aquel con una tremenda polla la cual agarraba con mi mano.
Dios, miraba para aquella polla deseándola, aunque me daba algo de miedo, era un buen pollón, aquella verga estaba seguro de que me iba a hacer sudar cuando me la metiera por el culo. Aunque tenía el culo bien abierto y suficientemente dilatado, aquella era mucha polla para mi estrecho y caliente culito.
Tengo sed, dije mirando para el viejo como pidiéndole permiso para que me dejara beber, antes de que me enchufara aquel pollón por el culo.
Abrazándome por la cintura, vino conmigo hasta donde teníamos los vasos apoyados en la pequeña repisa, poniéndonos a beber todos.
Todos miraban para mí, el viejo me mantenía abrazado por la cintura con aquel pollón pegado a mis cachetes, y los otros 2 bebían al igual que yo, mirando para mí, en espera de que dejara de beber y volviera a ser enculado, ahora por aquel cliente al que habían invitado a participar, follándome a mí.
Como yo no soltaba el vaso y seguía bebiendo sorbos del ron con Coca-Cola, el viejo que me tenía abrazado por la cintura, empezaba a morderme la nuca y lóbulo de la oreja, a la vez que me acariciaba con sus manos el vientre, mmm, suspiraba tratando de excitarme más de lo que ya estaba.
Te voy a preñar esta barriguita y hacer gozar hasta que chilles corriéndote de gusto, me susurraba mordisqueándome la nuca y cuello.
Anda, deja el vaso y dame tu culito para follártelo.
Caliente y excitado como estaba, estiré el brazo para dejar el vaso en aquella repisa, mientras el viejo abrazándome con uno de sus brazos, llevaba el otro a su cinturón, empezando a aflojarlo, bajándose luego el pantalón, terminando por sacarlo por completo quedando al igual que estaba yo. Una vez tuvo su enorme polla totalmente liberada, terminó por sacarse la camisa y quedar con el torso totalmente descubierto, ahora ya estaba totalmente desnudo al igual que estaba yo.
Quería que sintiera su piel pegada a la mía, pudiendo disfrutar así más del contacto de nuestros cuerpos mientras me follaba.
Aquella paciencia y preparación, me hacía estar más estresado y nervioso, temía por el tamaño de aquel pollón, me daba la impresión de que aquel viejo me iba a dar una follada de las que dejan huella, y realmente no me equivocaba, estaba a punto de recibir una de las mejores folladas de mi vida
Llevándome abrazado por la espalda a él, me fue llevando hasta donde me habían follado anteriormente.
Allí mientras los otros 2 nos observaban bebiendo sus copas, me hizo apoyar las manos sobre aquella barra y luego de hacerme quedar inclinado, me abrió de piernas poniéndose detrás mía. Hurgó con sus dedos en mi ano haciendo que mi esfínter se abriera al introducirme 2 de sus dedos, comprobando lo abierto y dilatado que me había quedado después de las 2 folladas que me habían dado.
¡Ohhh! Gemí yo al notar como entraban sus dedos.
Tranquilo, tranquilo, solo estoy mirando como tienes el culito, mmm, estás todo mojadito, mira como se escurre la lechita que te dejaron, me decía.
Bueno eso nos va a ayudar, va a servir de lubricante y no sufras tanto cuando te la meta, me decía.
Noté como sacaba sus dedos de mi agujerito, colocando luego la punta de aquel pollón que me iba hacer suyo, en la entrada de mi ano.
Ufff, yo estaba cada vez más nervioso, sabía que me iba a doler cuando aquel pollón empezara a entrar por mi culo, sabía que hasta que no pasara el glande aquello me iba a hacer sufrir, pero una vez entrara este y mi culo se expandiera lo iba a poder disfrutar.
Relájate y respira profundo me dijo, esperando con su polla apoyada a la entrada de mi ano. Hice lo que me pedía, y nada más ver como cogía aire llenando mis pulmones, empezó a introducir aquel pollón por mi culo, manteniéndome fuertemente sujetado por las caderas.
¡Ohhh! ¡ohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité notando como la cabeza de aquel pollón se abría paso, introduciéndose en mi culo.
La impresión que sentí al notar como aquel pollón me iba abriendo el culo e introduciéndose en mí, me hizo dar un respingo, intentando erguirme, pero el viejo al que llamaban Mario, me tenía fuertemente sujetado por las caderas, no dejándome apenas mover, tiraba por mis caderas hacia él, mientras aquel pollón que calzaba se iba introduciendo por mi culo.
Ya, ya está, ya está, ya te ha entrado, ahora relájate y respira profundo para que vaya entrando toda.
Así, así, deja que vaya entrando, decía metiéndome todo aquel pollón por el culo.
Ves ya la tienes toda dentro, me decía pegándose a mí a la vez que mordía mi nuca, después de haberme ensartado toda la polla en el culo.
Eres mío, siií, siií ya eres mío, susurraba mordiéndome la nuca a la vez que iba empezando a mover lentamente su pelvis, haciendo que su pollón se fuese deslizando lentamente por mi interior.
Yo que estaba que sudaba a chorros, no podía parar de gimotear, notando como aquel pollón me abría en canal, haciéndome suyo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gimoteaba bamboleándome al ritmo de las culeadas que me iba dando.
Así, así, ¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba él ensartándome una y otra vez el enorme pollón en el culo.
Cada vez que aquel pollón rozaba mi próstata, una descarga de corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo, haciéndome temblar las piernas, aquella follada me estaba llevando al clímax, sabía que, si aquello seguía así, pronto me iba a correr, no iba necesitar siquiera tocarme, aquello me estaba haciendo delirar de tanto gusto que me estaba dando.
Las culeadas que me daba cada vez eran más rápidas, ya me estaba follando a saco, hasta se podía escuchar el plof, plof plof plof, plof, plof plof plof, del golpeteo constante que daba su pelvis al chocar con mi culo, cada vez que me ensartaba aquel pollón.
Pero el cabronazo sabía que de seguir así pronto se correría, quería seguir follándome y haciéndome gemir. Los 2 estábamos disfrutando por lo que pretendía alargar todo lo que pudiera la follada que me estaba dando. De repente paró de culearme dejándome bien ensartado en su polla, a la vez que me rodeaba con sus brazos empezando a acariciar vientre y abdomen.
Así putita así, te gusta que te follen ¿eh? Te gusta sentir la polla dentro tuya, ¿verdad mi putita? Decía abrazándome todo lo que podía a él, manteniéndome ensartada la polla en el culo. Empezó a morderme el cuello y nuca, diciendo que girara la cabeza y le diera la boca. Así putita así, gira la cabeza un poco y dame la boquita, anda que ya verás como tú macho te va a hacer gozar, te voy a preñar esta linda barriguita, decía pasando su lengua por la comisura de mis labios, haciendo que yo abriera la boca y chupara aquella lengua, a la vez que acariciaba con una de sus manos mi vientre.
Yo que estaba gozando como nunca con la follada que me estaba dando, giraba todo lo que podía la cabeza, abriendo la boca y succionando la lengua de aquel maduro que tan rico me estaba cogiendo.
Después de un rato donde me tuvo así disfrutando de mi cuerpo mientras me tenía empalado en aquel pollón, empezó poco a poco a mover sus caderas, volviendo a culearme salvajemente, mientras yo no dejaba de gritar, soltando gemidos.
Más que gemidos, lo que yo soltaba eran gimoteos en un constante lamento.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gimoteaba bamboleándome al ritmo de las culeadas que me daba, notando como aquel pollón entraba una y otra vez por mi culo. Cada vez que rozaba mi próstata, una descarga de placer recorría mis entrañas, haciéndome delirar de gusto.
Sabía que mi orgasmo estaba muy próximo, que en cualquier momento mi pobre polla explotaría empezando a eyacular, y así ocurrió, empecé a gritar más fuerte, notando como mi cuerpo se convulsionaba y mi polla empezaba a escupir semen. Largué 4 largos trallazos de semen, gritando que me corría, a la vez que mis piernas empezaban a temblar.
¡Ohhh! Me corro, me corro, ¡ooohhh ohhh! Gritaba empezando mi polla a escupir semen.
Él al ver como mi cuerpo se convulsionaba empezando a temblarme las piernas a la vez que yo gritaba que me corría, apuró las culeadas que me daba, a la vez que me decía:
Así putita así, córrete, córrete para tu macho, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba él notando como yo apretaba mi culo empezando a correrme.
Una vez hube soltado todo el semen, derramándose por el suelo de aquel cuarto oscuro, temblando como un corderillo al que dan caza, siendo bamboleado como si fuese una marioneta, sujetado fuertemente por las caderas, seguía siendo salvajemente enculado por aquel pollón que taladraba una y otra vez mi culo.
Gracias que no tardó en llenarme el culo de leche, pues yo ya estaba que me caía desmayado, era una tremenda follada la que me estaban dando.
Empecé a notar como apuraba las embestidas que me daba, sujetándome más fuerte, empezando a gritar que se corría.
Me corro, me corro, me cooorro, ¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh que gusto! Gritaba llenándome el culo de leche.
Me había soltado 4 o 5 trallazos de semen, dejándome preñado el culo de leche. Ya me había preñado la barriguita como él decía, con su semilla.
Una vez recuperó el aliento, después de haberme dejado bien preñado, su enorme pollón fue saliendo de mi dolorido y bien abierto culito. Una vez este hubo salido, siguiendo abrazado por él, me decía mientras me iba besando con su boca por todas partes: Ufff que bueno estás maricón, que follada más buena, tienes un culito muy rico, decía besándome por todo el cuerpo.
Nos fuimos acercando hasta donde teníamos las bebidas, y sin dejar de abrazarme el que terminaba de follar, se acercó el maduro que me había invitado al cuarto oscuro, llevando su mano a mi entrepierna, empezó a acariciar mis genitales.
¿Que te ha parecido, te ha gustado el cuarto oscuro? Decía mientras me acariciaba los genitales. Si te gusta y quieres más, solo tienes que esperar un poco, ya verás como se pone esto de madrugada.
No, no quiero más, lo que quiero ahora es beber y descansar un poco, le dije.
No te preocupes, ya fue Chema a por otras copas, decía el que me había invitado, sin dejar de manosear mis genitales mientras seguía abrazado por el viejo que terminaba de follarme.
Estando así, sentimos como se abría la puerta del cuarto oscuro, descorrían la cortina pudiendo ver como entraba el otro camarero con las copas. Este era mucho más joven que los que me habían follado, un poco más mayor que yo se le veía.
Se quedó mirando como me tenían abrazado y como el que al parecer era uno de los dueños, tenía su mano en mi entrepierna, acariciando mis genitales. Nos dio las copas a cada uno, pudiendo verle una ligera sonrisa en su cara, cuando me dio la copa a mí. El cabronazo seguro que sabía que me habían follado los 3, solo había que mirar su cara y como me miraba.
Nos pusimos a beber, mientras ambos seguían metiéndome mano. Uno me tenía abrazado a él, sin dejar de darme besos por todo el cuerpo, mientras el otro no dejaba de acariciarme los genitales. Tenía la mano en mi entrepierna, e iba acariciándome los genitales a la vez que pasaba sus dedos por el perineo metiendo de vez en cuando sus dedos en mi hoyito.
Viendo que los cabrones querían ponerme cachondo de nuevo y que siguiera allí desnudo, les dije que quería salir un poco y sentarme. Me daba la impresión de que trataban de calentarme de nuevo y que estuviera dispuesto para cuando viniera algún cliente nuevo, me dejara follar como había hecho, dejándome follar por ellos.
Bueno como tu quieras, dijo el que al parecer era el dueño y el que me había invitado, pero si quieres puedes quedarte un poco más, ya verás como se anima esto, y si quieres puedes volver a entrar al cuarto oscuro y repetir.
No sabía lo que iba hacer, de momento lo que quería era sentarme un poco y beber aquella copa tranquilamente.
Me puse a buscar la ropa que estaba desperdigada, y luego de vestirnos, el viejo que llamaban Mario y yo, salimos los 3 del cuarto oscuro.
Nos sentamos en los taburetes en que habíamos estado sentados antes de entrar al cuarto oscuro. Allí me relajé un poco mientras veía la tv, mirando de vez en cuando al joven camarero, como se sonreía cada vez que nuestras miradas se encontraban.
Bebí aquella copa y ya estaba decidido a marchar, estaba cansado y la bebida ya me hacía quedar medio dormido, cuando veo que me ponen otra copa. Le dije que no, que no quería más, pero no me quedó más remedio que beber esa otra copa, decidiendo luego de beberla, en marcharme.
Quedé en volver otro día y sin esperar más, subí las escaleras acompañado por el camarero que me había abierto la puerta, y luego de abrir y salir yo después de darme unas palmaditas en el culo, diciéndome que cuando quisiera podía volver, que le gustaría follarme el culito de nuevo.
Cansado, muerto de sueño y con el culo algo dolorido, abierto y bien preñado de semen, marché para casa. No sabía si volvería, tenía que estar bien caliente y salido para vencer la timidez y vergüenza que me daba. Me aterraba que pudieran descubrir mis gustos sexuales algún conocido.
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